jueves, 29 de julio de 2010

Un paseo

Esta mañana me dio mucha pena ver a un par de señores de bastante edad intentando esforzadamente, los pobres, borrar las pintadas que, como ocurre con el 90 % de los españoles, tenían en la fachada de su edificio. Y lo peor no es que no lo fueran a conseguir (se veía que a pesar de frotar y frotar, no se iban), sino que lo tengan que hacer. Es más, casi enternece su inocencia, puesto que, de conseguir su objetivo, en menos de veinticuatro horas sus relucientes paredes sería de nuevo violadas por la estúpida actividad de un ignorante ególatra al que la sociedad le permite todo.

A los pocos minutos, mientras paseaba con mi hija, me crucé con uno de esos especimenes de jóvenes tan de moda hoy en día, de tan sólo 15 o 16 años, que parece que van perdonando la vida de los que compartimos la calle con ellos, grosero por altanería y artificiosidad en su vestir y caminar, con esa forma de andar que bien pueda provocarles en el futuro una luxación de cadera, los muy estúpidos, cuya operación pagaremos todos. Descubrí con sorpresa y un poco de pena que mi reacción a la vista de tal sujeto, modelo de la era de hedonismo vano, egoísmo institucionalizado y provocación banal que vivimos, era la de “meterle”, cosa que por supuesto no haré jamás porque soy un enemigo de la violencia por razones morales y de cobardía personal, todo hay que decirlo, pero es triste que el atuendo y actitud de algunos jóvenes puedan provocar tal reacción. Los pensamientos, al mirar a mi niña, fueron volando, serpenteando a gran velocidad haciendo un esbozo de la época que nos ha tocado vivir/sufrir. Pienso en Marta del Castillo, y en cómo sus asesinos se ríen a carcajadas de toda la sociedad española, con su supuesto Estado de derecho y sus fingidas leyes que nadie cumple. Ahondando en ello, recuerdo dos de las primeras noticias con las que me he desayunado esta mañana: 45 de los 46 acusados de más de 80 robos en la provincia quedan en libertad al haber sido condenados a 16 meses de cárcel (que supone no entrar en ella, sorprendentemente) y la etarra Idoia no se qué (ni sé ni me importa el nombre de estos hijos de puta), autora de 23 asesinatos es agraciada por beneficios penitenciarios nadie sabe muy bien por qué (cuando lo que tenía que hacer es pudrirse en la cárcel toda su puñetera vida).

En mi paseo observo la ingente cantidad de locales vacíos, donde antaño había provechosos negocios, combinados con tiendas de toda clase regentadas por chinos, de esas que no cierran nunca. Rememoro las polémicas entre los comerciantes locales y nacionales y su posturas enfrentadas sobre las leyes que determinaban los horarios comerciales, ésas que jamás se han aplicado a estos nuevos negocios, de los cuales los dedicados a alimentación tienen un alto porcentaje de productos ya caducados y unas carencias higiénicas que hace poco hubieran supuesto la ruina de los comerciantes locales (ya se arruinaron luego ellos solos, por desgracia),que eran diligentemente sometidos a una estricta vigilancia por parte de los ministerios de sanidad (por no hablar de las inspecciones de trabajo). Hay un rumor callejero que dice que esta gente no paga impuestos por estos negocios, un rumor que por otra parte nadie ha negado en ningún sitio.

En mi caminar, veo un edificio en cuya entrada están colocando rejas. En su tiempo este portal fue concebida en función de la estética y el aprovechamiento del espacio, pero ahora se ha de blindar con feísimas cancelas. Me vienen a la memoria las palabras de nuestro presidente del gobierno, diciendo que teníamos las mejores generaciones de jóvenes de la historia de España, y, a la vista de estos enrejados urbanos tras los que se han de parapetar los honrados vecinos de nuestro país, se me dibuja una media sonrisa en la cara a caballo entre la ironía y la rabia.

Paso al lado de un supermercado donde una “rumana”(que en realidad nadie sabe si estas profesionales de la mendicidad son de tal nacionalidad, pero así se les llama por aquí) limosnea con su niño, ya crecidito la verdad, en brazos. Me vienen a la mente las noticias que salen de vez en cuando de padres a los que se les amenaza con retirarles la custodia por parte de las instituciones públicas porque están demasiado gordos, o porque les han pegado un cachete, y se entremezclan con las imágenes de estos niños obligados a mendigar, e incluso con el conocimiento de otros que son utilizados para robar, y una sensación de perplejidad anida durante un buen rato en mi ser.

Enfilando ya la calle de mi destino, observo carteles antitaurinos que me hacen pensar en la reciente prohibición de las corridas de toros en Cataluña. De nuevo perplejidad, ironía, rabia e ira se suceden en mi mente, pensando en cómo un país y sus políticos se preocupan de la “salud” de unos animales que cuando no exista tal espectáculo se extinguirán, mientras se legisla permitiendo y fomentando la muerte de los humanos no nacidos. Un país donde si tu hijo o tu hija mueren en un accidente de tráfico provocado por un desgraciado malnacido que conduce bajo los efectos del alcohol o las drogas, tal hecho es un atenuante y no un agravante como debería ser donde imperase la razón. Un país donde se gastan millones en evitar el consumo de drogas, pero donde tal consumo no es delito, y está comúnmente aceptado por una amplia mayoría de la población que bromea y se regodea en su uso y disfrute tanto de palabra como de acto, especialmente en el caso de sus autoproclamados “intelectuales (ja), pero, eso sí, se prohibirá vender gusanitos y cocacolas en los centros educativos, que ya se sabe que son peor que la maría y la cocaína. Un país donde se persigue a imbéciles que exhiben emblemas racistas y anticonstitucionales, pero donde es muy “cool” portar símbolos apologéticos del consumo de sustancias estupefacientes. Un país donde una chica (una mujer) de 16 años debe y puede decidir sobre su embarazo, sobre si acaba con la vida que crece en su vientre o no, pero un joven (ahora niño) de esa misma edad no es responsable de golpear o asesinar a alguien. Un país donde en 32 años de democracia constitucional, los ciudadanos tan sólo han sido consultados dos veces, en concreto para asuntos de tanto calado como la integración en la OTAN y la Constitución Europea. Otros aspectos menos relevantes para la vida diaria, para la dignidad de la persona y de la sociedad, ya son despachados por la casta política, que guía y conduce al resto de los ciudadanos aliviándoles la pesada carga de decidir sobre los verdaderos problemas del país, mientras les narcotizan con debates estúpidos y artificiales, fútbol y telebasura. No tienen cojones para una democracia de verdad y no esta pantomima de representación ciudadana secuestrada por partidos políticos y medios de comunicación. Un sistema donde las personas decidiesen con información y responsabilidad sobre temas verdaderamente importantes como el aborto, la eutanasia, la pena de muerte y el cumplimiento de las penas de cárcel, la igualdad de los territorios y las personas, la mayoría de edad legal y la responsabilidad penal de los delincuentes, etc. Qué envidia de esos lugares donde preguntan a sus conciudadanos hasta el color de las baldosas de la plaza del pueblo (Inglaterra, Irlanda o EEUU, por ejemplo), que tendrán sus fallos, pero por lo menos no están sometidos a la dictadura de los partidos y los periodistas, y por tanto un paso más cerca que nosotros de la libertad y la democracia.

Mientras subo en el ascensor el cochecito de mi hija de dos meses a la que traigo a ver a su abuela (en este caso mi madre), y mirando las muecas divertidas de mi niña, la conclusión de esta tormenta de pensamiento se debate entre dos sentencias. La primera es una de Tagore: “cada niño que viene al mundo nos dice que Dios aún confía en el hombre”. La segunda es personal: “este país es una mierda; una mierda pinchá en un palo".
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sábado, 24 de julio de 2010

Chascarrillos con la Música: Los Gandules

Como me han salido últimamente algunos artículos un tanto serios y "encabronaos", a ver si retomamos el fin lúdico de este mi/vuestro blog. Os presento a Los Gandules, un grupo (de dos personas y, a veces, alguna más) de música zaragozano que hace versiones muy divertidas de conocidos temas. Los he conocido gracias al programa “No es un día cualquiera” (está saliendo esto mucho por aquí, ¿no?) de RNE. En concreto es el mítico José María Iñigo (sí hombre, el presentador del bigote, el de Estudio Abierto… ¿Qué algunos no lo conocéis?... qué viejo estoy, snif, snif) quien nos ha obsequiado con algunos de los temas de este peculiar dúo aragonés. No entraré en la calidad musical, ni en si pagan o no derechos de autor, sólo puedo aseguraros que son divertidísimos.

Para demostrar lo dicho, dos ejemplos: el primero, el Bayas, bayas, mi canción favorita del dúo, versionando el Voyage, Voyage de la cantante Desireless (claro ejemplo de los que llaman “One hit star”) de 1986; y el segundo, afición comiquera obliga, las andanzas de Batman y Robin al ritmo del All My Loving, de Los Manolos, versión rumbera del tema del mismo título de Los Beatles (un poco enrevesado, ¿no?).








Venga, va, un tercero con la adaptación hip-hop del We Will Rock You de Queen, que usan estos inusitados artistas para culturizarnos un poco.



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jueves, 22 de julio de 2010

Over-booking de idiotez

Con el brazo todavía dormido por haber tenido a la niña durmiendo la siesta encima con el fin de que no se despertase y con ello evitara el sueño de mi santa esposa (todo sea por tenerla de buen humor; guiño, giño, codazo, codazo, ya me entendéis)no me resisto a expresar aquí mi estupefacción y cierto desagrado por haber presenciado el mayor desfile de imbéciles por metro cuadrado al que se puede asistir, creo, en el mundo. Por supuesto, no me refiero a los esforzados y heroicos ciclistas, ni a los dignos aficionados al ciclismo sino a aquellos que han robado el protagonismo de ete tipo de etapas tanto a unos como a otros y amenazan con provocar cualquier día un serio incidente. De verdad, no he visto tanto tonto junto y en menos espacio/tiempo en mi vida. Me da pena porque lo que se suponía era un espectáculo deportivo lo están convirtiendo en un esperpento inaguantable. Razón tiene la máxima: "hay más tontos que botellines"; pues hoy la mayoría se habían concentrado en la subida al Tourmalet. Un macrobotellón de ridículos y egocéntricos patanes. Pero esto es lo que hay. Uno intenta resguardarse de tales a-personalidades guareciéndose de la televisión basura y de los actos de celebración pública de la estupidez, pero te persiguen hasta yendo en bici por lo que se ve. Resulta frustrante que atendiendo a un espectáculo de superación como es el ciclismo, el poso que me deja es que para la humanidad, por este camino, no hay remedio. Y, más allá, si esto es lo que hay, mejor que no lo haya. "Que paren el mundo, que me bajo". Leer más...

sábado, 17 de julio de 2010

Un descanso, por favor

No sería de extrañar que durante un tiempo este blog se mantenga sin actualizaciones. He decidido, a la fuerza ahorcan, tomarme un descanso debido al poco tiempo que me deja la paternidad, ya que intento utilizar el tiempo que la niña me deja libre para recuperar mis costumbres pre-paternas, y bastante es que consiga sacar algún minuto para las primeras de la lista (la lectura y el ejercicio). Por lo tanto, me tomaré un respiro a ver si dentro de poco vuelvo con fuerzas renovadas (y más tiempo).

Aprovecho esta entrada para comentar un poco la indignante actualidad de nuestro país. Las últimas actuaciones políticas de nuevo me reafirman en dos de mis ideas: qué vergüenza de políticos tenemos en nuestro país aunque, eso sí, tenemos lo que nos merecemos. Que cargos públicos pidan que se conculquen las leyes en nombre de una soberanía popular cuya única expresión es precisamente la ley es un ejemplo de desvergüenza, irresponsabilidad y mezquindad casi insuperable. Nunca desde el inicio de la democracia la división de poderes ha estado tan en jaque. Después se llamarán a sí mismos demócratas, pero no dejan de ser trileros de la política, populistas de la peor ralea y especuladores de la ignorancia y la mentira. Y todo porque no tienen cojones para cambiar la constitución, no sea que se les venga abajo el chiringuito, o que la realidad sea distinta de la que ellos se han pintado e intentan proyectar a la sociedad.

Pero lo verdaderamente democrático en un Estado de derecho, a ver si dejamos de marear la perdiz y de tratar a la gente como imbéciles, es gobernar conforme a la ley, y si esa ley no nos gusta, la cambiamos por otra, porque la propia ley legisla sobre cómo hacerlo (por eso estamos en un Estado de derecho). Lo que es indecente es apoyarse en la supuesta voluntad del pueblo para saltarse a la torera la verdadera expresión de la soberanía popular, que en estos momentos es la Constitución de 1978, que en su articulado explica, la pobre, cómo cuando los españoles decidan que hay que cambiarla, ha de hacerse. Pero claro, no hay huevos, porque cientos de impúdicos vividores dependen de un victimismo que esconde la anacronía de un sentimiento nacional marchito basado en el egoísmo y la insolidaridad cimentados en mentiras históricas y metafísicos sentimientos incoherentes con los que después reniegan de toda casuística supraterrena; amén de los que subsisten con millonarios salarios azuzando el espantajo del malo malísimo, que siempre es el PP, y que todo lo que no sea la llegada de los "fachas" estará bien, aunque sea el país con más paro de Europa, y el que más rápido camina hacia la desigualdad de sus ciudadanos (lo que no sé es cómo no nos han mandado a tomar por culo ya de la UE, ¿qué pensarán los alemanes o franceses, que han pagado nuestros fondos de cohesión europeos las dos últimas décadas, ante las quejas indecentes de las “nacionalidades históricas” -juas, juas- sobre su “excesiva” -de nuevo juas, juas- contribución a los gastos del resto del país -andaluces y extremeños, panda de vagos paniaguados…-?). Por cierto, ¿no es curioso que nunca se pongan de acuerdo en el número de perosnas en las "manifas" salvo el otro día en Barcelona, en la "marcha de un millón -rejuás- de catalanes"? Qué cosas...

Todo esto, aparte de tener estos fariseos políticamente correctos su mejor seguro de vida en el funesto sistema educativo que permite que sus milongas e inventos se sustenten ante la incapacidad crítica de los ciudadanos a los que han intentado negar (a todos no lo han conseguido) la capacidad de, simplemente, pensar. ¿Cómo van a arreglar la educación, si la ignorancia les da de comer todos los días? (bueno, les da de comer y les paga los viajes, los trajes y la decoración de la casa). Pero que no me vengan con que fíjate qué listos somos, cómo nos lo hemos montado, que el chiringo plantado en este país llamado de momento España no es nuevo, eh, que como siempre los españoles no hemos inventado nada. “Panem et circenses”, uséase pan y circo. Y cuando escasee el pan, que el circo haga más ruido. A los emperadores romanos les dio para ir tirando más de cuatro siglos, o sea que…

Y es que la vergüenza, la dignidad, la decencia y la honradez son especies en peligro de extinción, para nuestra desgracia (y “su” satisfacción, claro). Dinero también hay poco, y ahí estamos, recortando sueldos y pensiones, ésas que hace dos días alguien, no sé quién sería, algunos imitadores del presidente y de la “vice” que se colaron en los telediarios, nos dijeron que jamás iba a pasar. Estos jodíos imitadores es que nos la dan siempre con queso, oye, y meten al gobierno de ZP en unos apuros… Fíjate tú que debieron ser ellos los que dijeron en las elecciones del 2008 que no había crisis, y que de haber una pequeña recesión se saldría de ella en dos o tres meses, qué casualidad, justo después de las elecciones. También debieron ser estos imitadores los que acuñaron la frase “merecemos un gobierno que no nos mienta”, jejeje. Y así estamos, sin un duro después de haber dilapidado el dinero público en impúdicas y desaprensivas dádivas a fondo perdido (recuerdo a un progresista de pro decirme que las subvenciones que el gobierno de Aznar dio a los pescadores de las rías gallegas tras el desastre del Prestige eran “compra de votos y de silencio”… jua, jua, jua, ¿a qué eso tiene ahora mucha gracia?) Eso sí, como escribía mi admirado Pérez Reverte en uno de sus últimos artículos, para esto que él describe a la perfección sí hay dinero:

“El mayor homenaje a nuestra imbecilidad nacional tuvo lugar en el Senado hace unas semanas, el primer día que allí se utilizaron las diversas lenguas oficiales con traducción simultánea y pinganillo. Ésa es la España que los días de cabreo extremo, cuando aconsejo, como mi abuelo, tener idiomas y una maleta por si hay que largarse, quisiera ahorrar a los jóvenes más lúcidos: un andaluz medio analfabeto, presidente autonómico, hablaba con torpeza en catalán mientras otro andaluz casi tan analfabeto como él, vicepresidente tercero del Gobierno, escuchaba mediante un auricular la disparatada traducción a una lengua, el castellano, que ambos conocían –decir dominaban es excesivo– casi perfectamente. Y mientras, en sus bancos, encantados de estar allí, los cómplices de esos dos sujetos aplaudían”.

Todo sea en nombre de los derechos históricos y de la libertad de los pueblos oprimidos (y es que yo me siento de un opresor que no me aguanto, oiga).

Increiblebleble (por no decir idos todos a tomar por el culo de una puñetera vez, pero no, no lo digo, que hay que guardar las formas que si no mi señora me regaña).
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jueves, 8 de julio de 2010

¡A por el mundial!

¿Qué pasa? Aquí no se actualiza nada. ¡Wayne, tío vago!

La realidad es que tengo algún artículo en cartera, después de pasar un período de crisis existencial sobre si vale la pena o no continuar con el blog (de momento la respuesta es sí). A esto se le ha unido el poco tiempo que me deja la niña, que dedico preferiblemente a hacer ejercicio y leer. No obstante, los sucesos actuales me dan una coartada perfecta, ya que si la selección es capaz de eclipsar la polémica por la aplicación de la ley del aborto, las extrañas detenciones, o no, de políticos a los que se les acusa en los medios sin pruebas pero los jueces dicen que no saben nada (esto de no saber de qué te acusan recuerda a los tiempos de la Inquisición), la moda de pasarse por el forro la separación de poderes y las leyes españolas en nombre del populismo más fascista e interesado, la persistente intención de acentuar las diferencias entre los españoles justificadas por mentiras históricas e indecentes y cobardes apelaciones al respeto (cuando la existencia de tales ideas ya supone una falta de respeto al sentido común, primero, y a la mayoría de los ciudadanos, después), la indecencia de considerar que la situación mejora cuando hay casi cinco millones de parados, la imposibilidad de arreglar la educación en España por la terquedad y cortedad de miras de unos y de otros, etc... si la selección eclipsa todo esto, decía, ¿no voy a poder ponerla yo de excusa para no haber subido nada al blog en tres semanas? Pues eso.

Así que hasta el domingo, nada, que estaré concentrado con la roja (ya me voy acostumbrando, ya, pero al principio esto me sonaba como si la que iba a salir a jugar fuese la pasionaria).

¡A por ellos, España!
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jueves, 24 de junio de 2010

Furbol es furbol (II)

Continuamos con las anécdotas relacionadas con el fútbol como complemento del Campeonato del mundo de vuvuzelas que se está celebrando en Sudáfrica. Hoy nos vamos a centrar en una de las facetas en las que más destacan los jugadores de balompié: la oratoria. Debido a su relevancia social, a menudo se les obliga a expresarse en público, dando lugar, entre ellos y los agudos reporteros que los entrevistan, a diálogos de una enorme profundidad que rivalizan con los diálogos para besugos que hace algunas fechas recordaba aquí.

Uno de los momentos cumbre de los Mundiales fue el segundo gol de Maradona a Alemania en los cuartos de final de México 86. Todos recordamos el gol del “barrilete cósmico”, superando ingleses uno tras otro hasta driblar al portero y depositar el esférico en las redes, narrado con profunda emoción y pasión por Víctor Hugo Morales. Tras el partido, en un inmenso ejercicio de ironía y sentido del humor, el compañero de Maradona “el negro” Enrique, que le había dado un pase corto en el centro del campo al Pelusa a 53 metros de la portería, declaró: “Con el pase que le dí, si no hacía gol era para matarlo”.

Esta declaración me recuerda a aquella de Brian Cook, ex -jugador de los Lakers, tras el partido contra los Raptors en el que Kobe anotó 81 puntos: “Siempre recordaré la noche en que entre Kobe y yo anotamos 84 puntos para ganar a Toronto”.

Ahora algunas citas que demuestran que la habilidad con los pies no supone igual pericia a la hora de hablar. Por ejemplo, el jugador internacional por Irlanda del Norte Steve Lomas, que antes de un partido contra Alemania, explicó que "Alemania es un equipo muy difícil. Juegan con 11 internacionales a la vez.

No salimos del Reino Unido y nos encontramos con el ex-jugador del Liverpool Ian Rush, que intentaba justificar así el fracaso de su paso por la Juventus de Turin: No pude acostumbrarme a vivir en Italia. Era como vivir en un país extranjero”.

En las islas parece que se lían un poco a la hora de exponer sus ideas. David Beckham cuando aún era jugador del United: “Alex Ferguson es el mejor técnico que he tenido a este nivel. Bueno, realmente es el único entrenador que he tenido a este nivel”.

Más. Bobbi Robson, seleccionador de Inglaterra en 1990, tras ganar agónicamente el cruce con Camerún: No los subestimamos. Simplemente eran mucho mejores de lo que pensábamos.

Mark Draper fue un mediocampista con mucha proyección en su juventud, aunque su mayor logro fue su paso por el Aston Villa en la Premier. Cuando aún era una promesa expresó su más íntimo deseo: "Me gustaría jugar en algún equipo italiano. Como el Barcelona".

Paul Gascoigne unía a su natural ingenio su familiaridad con las bebidas espirituosas. El resultado del tal maridaje, éste: "me mostraron 14 tarjetas esta temporada; 8 de ellas me las merecí, pero las otras 7 son discutibles".

Aunque es australiano, Mark Viduka desarrolló la mayoría de su carrera futbolística en la liga inglesa, y sus declaraciones durante su paso por el Middlesbrough lo confirman: “No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la liga”.

También en España tenemos casos de esta lucidez oratoria. Albelda, tras perder un partido: "Estoy muy jodido. Yo es que el fútbol me lo tomo como si fuera mi trabajo".

No obstante, también hay ejemplos de ocurrencias más agudas y sutiles. Primero nos vamos a Escocia. A John Lambie, entrenador del Patrick Thistle, el masajista le comunicó que uno de sus jugadores había chocado con un rival y por el golpe había perdido la memoria y no recordaba quién era en ese momento. Lambie le respondió: “Perfecto, dile que es Pelé y que vuelva al campo de inmediato.

Un mito del Liverpool, el entrenador Bill Shankly, fue un gran ejemplo de verborrea ingeniosa. Durante su exitosa etapa en el club inglés, gustaba de lanzar dardos envenenados a su gran rival, el Everton: “Cuando no tengo nada que hacer miro debajo de la clasificación para ver como va el Everton o “Esta ciudad tiene dos grandes equipos: el Liverpool y los suplentes del Liverpool. Igualmente, destilaba una sinceridad asombrosa, como cuando antes de un partido de Copa de Europa ante el Milan manifestó: “¿Qué alineación voy a sacar? No voy a revelar un secreto como ése al Milan. Si por mí fuera, procuraría que no se enterase ni de la hora del partido”.

Dejamos para el final al entrenador argentino Jorge D´Alessandro y su famosa sentencia durante una retransmisión televisiva en la que ejercía de comentarista: “tiró el penalti al palo corto.
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martes, 15 de junio de 2010

Furbol es furbol

Estamos en pleno mundial de fútbol, y para sumarme a la “fiesta” (que esperemos consista en el triunfo de España) aquí os traigo algunas anécdotas y curiosidades de la historia de los mundiales. Todo sea por olvidar el soniquete perrero de las puñeteras "vuvuzelas"...

En el Mundial de Italia de 1934 un delantero suizo jugó con gafas… e incluso logró dos goles. Estas cosas reconfortan a los miopes como yo.

Hablemos de una selección con poca tradición: la India. El segundo país más poblado del mundo jamás ha sido una potencia futbolística, pero quizá ha sido porque cuando lo iban a intentar no les dejaron. Y es que no pudieron participar en la fase final del mundial de Brasil en 1950 para la que se habían clasificado porque la FIFA no les permitió jugar descalzos, como ellos acostumbraban.

Por cierto, que en ese Mundial la selección italiana decepcionó por su mal rendimiento. La causa más importante fue el accidente de aviación que el equipo del Torino, el mejor de Europa por esas fechas y base de la selección azzurri, había sufrido un año antes y que había acabado con la vida de la mayoría de sus jugadores. Debido al trauma que tal hecho supuso en el fútbol transalpino, la selección italiana decidió viajar a Brasil en barco, y no en avión, entrenándose en la cubierta durante el largo trayecto. El problema es que si bien pudieron ponerse en una forma física envidiable, no ensayaron demasiado la técnica porque a los pocos días no les quedaban balones… al haber caído todos al mar durante los primeros entrenamientos.

España no acudió al mundial de Suiza 1954 por culpa de un niño italiano, “el bambino maldito”. Me explico. En la clasificación para la fase final España se cruzó con Turquía, y tras ganar en Zaragoza 6 a 1, la selección nacional perdió en Estambul 1 a 0. Por entonces la diferencia de goles no contaba, por lo que ambas escuadras tuvieron que jugar un partido de desempate en campo neutral. La sede elegida fue Roma, donde empataron a dos tantos al final del tiempo reglamentario. ¿Y cómo se solucionaba por entonces aquello? Fácil, por sorteo. Un niño italiano, Franco Gemma, fue el encargado de sacar la papeleta del ganador… y fue la de Turquía, quedándose España sin Mundial.

La historia que os cuento a continuación la protagonizó el genial Garrincha en el Mundial de Suecia 1958. El magnífico extremo brasileño parece que no tenía la cabeza tan lúcida como sus pies, y eso explica para muchos que no se convirtiese en el mejor jugador de la historia. El bueno de Garrincha se compró una radio carísima durante la concentración de los brasileños, y comenzó a fardar del aparato ante sus compañeros. Uno de los masajistas, que al parecer le conocía bien, le aseguró que esa radio no le valdría en Brasil, porque todos los locutores que hablaban por el aparato lo hacían en sueco. Para demostrárselo, puso en marcha el aparato, y, efectivamente, hablaban en un idioma que el jugador no entendía. Enfurecido, quiso romper la radio, por la que había pagado un pastón, pero el masajista, “apiadándose” de él, le ofreció una cantidad mínima de dinero por ella, por tener un recuerdo de Suecia y por hacerle un favor, claro. Así, el espabilado galeno volvió a su país con una radio último modelo a un precio de ganga gracias a la inocencia de Garrincha.

En Inglaterra 1966, la selección italiana fue derrotada sorprendentemente por Corea, pero el entrenador italiano se justificó diciendo que los asiáticos habían cambiado a todos sus jugadores en el descanso sin que el árbitro se enterase debido a su parecido físico, y de ahí su superioridad física durante el segundo tiempo… Vamos, lo de “tós los chinos nos parecen iguales” en versión coreana.

Por cierto, los norcoreanos llevaron doce “hinchas oficiales” elegidos por su gobierno para animar a la selección. Fueron seleccionados de entre decenas de miles de aspirantes. Ya véis, la “seriedad” de los estados comunistas… que ahora nos provoca la risa. Más que de ojos rasgados, cabezas cuadradas… y así siguen, ojo.

Durante el mundial de Alemania 74, en el transcurso del partido Brasil-Zaire, el colegiado decreto una falta al borde del área africana. Mientras los brasileños se preparaban para tirarla, y el árbitro colocaba la barrera, uno de los zaireños que formaban parte de la misma se fue hacia el balón como un poseso y le pegó un patadón de cuidado al esférico… ante la sorpresa de todos. El colegiado, claro, le sacó tarjeta, aunque él se la protestó con ahínco… Es uno de los secretos de los mundiales; ¿en qué estaría pensando este tío?



En España 82 también sucedió uno de los momentos más surrealistas de esta competición. Durante el partido Francia-Kuwait, y tras lograr un gol el equipo francés, irrumpió en el terreno de juego, ¡un jeque kuwaití, presidente de la Federación, que le exigió al colegiado que anulase el gol!Pero, es que además, ¡el árbitro le dio la razón y lo anuló! A pesar de todo, Francia ganó 4 a 1.




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domingo, 6 de junio de 2010

"Ni gota conocimiento": anécdotas de la II Guerra Mundial (IV)

Recupero una sección bastante olvidada dedicada a narrar algunas anécdotas ocurridas durante el conflicto más vasto y dramático de la historia de la humanidad: la II Guerra Mundial. Sin más dilación, comenzamos…

¡Ah, el absurdo y la sorpresa, cuántas vidas han salvado! Hasta estar en paños menores te puede salvar la vida en esta grandísima sinrazón que es la guerra. Y si no que se lo digan a un grupo de soldados británicos que participaron en el desastroso desembarco aliado en la localidad francesa de Dieppe en agosto del 42. Tras desembarcar y conseguir llegar a la población más cercana, fueron hechos prisioneros por los alemanes. Éstos, deseosos de humillarles, les obligaron a despojarse de sus uniformes y les dejaron en ropa interior. Al poco, uno de los ingleses se abalanzó sobre un guardia alemán, haciéndose con su arma y procurando la huida de sus compañeros, que iniciaron una curiosa carrera por las calles del pueblo en dirección a la playa. Lo más insólito es que pasaron por delante de las posiciones germanas sin que nadie les disparara, no sabemos si por respetar las reglas del juego limpio y no disparar a un enemigo desarmado o por el desconcierto de ver a un grupo de “locos” corriendo en calzoncillos delante de las ametralladoras.

Otro caso de la imaginación y el humor como armas frente a la opresión lo encontramos en Dinamarca. Los alemanes invadieron a su vecino del norte el 9 de abril de 1940. A pesar de rendirse casi de inmediato y no oponer resistencia militar, la población civil danesa la luchó contra el invasor de las más diversas maneras, entre ellas, la guerra psicológica. Los daneses decidieron ignorar por completo a los alemanes, simulando que no existían para expresar así su rechazo ante su presencia. Vamos, que ni les hablaban ni les miraban; “les fustigaban con el látigo de su indiferencia”. No obstante, un soldado alemán que montaba guardia en una garita advirtió sorprendido que los paisanos y paisanas que pasaban por delante de él le miraban y le sonreían. “Por fin han admitido nuestra presencia, debió pensar”, sin saber que en la parte exterior de su garita, que cubría al soldado hasta el pecho, un “bromista” había puesto un cartel que decía “no llevo pantalones”.

Lo ridículo y lo inverosímil aparecen a menudo en situaciones desesperadas. Durante el ataque final a la capital alemana, el 25 de abril de 1945 se cortaron las comunicaciones entre el puesto de mando del búnker de la Cancillería y las distintas estaciones de radio, capturadas por los soviéticos. Así, los alemanes estaban “ciegos”, pues no sabían hasta dónde había avanzando el enemigo. Los oficiales alemanes buscaron una solución cuanto menos inaudita: cogieron la guía de teléfonos y comenzaron a llamar a domicilios de distintos sectores de la ciudad; si contestaban en alemán, ese sector se mantenía, si lo hacían en ruso, había caído en manos enemigas. Claro que esto les sirvió sólo hasta que cortaron también las líneas telefónicas…

Durante la caída de Berlín también se demostró una realidad universal: los “abuelos puñeteros”. Sí, sí, esos que se dedican a “inspeccionar” las obras y comentan cómo los jóvenes no tienen ni idea y que las cosas antes sí que se hacían bien, culminando siempre con un “si a mí me dejaran…”. Pues nos situamos en la antesala del asalto final a la capital del Reich. Los berlineses se afanan en la preparación de las defensas de la ciudad. Un grupo de jóvenes están construyendo una barricada cuando un anciano, veterano de la Gran Guerra, se les acerca y les dice que los soviéticos tardarían tan sólo 22 minutos en superarla. Cuando le cuestionan sobre la extrema exactitud de sus cálculos, les respondió: “Fácil, 20 minutos para parar de reirse y 2 para hacerla pedazos”. Jodío viejo…

La imaginación es necesario agudizarla en tiempos de guerra. Así lo hicieron los defensores de Polonia cuando el ejército alemán invadió su país. Para defender algunas ciudades del avance de los tanques, minaron algunas calles. Sin embargo, pronto se les acabaron los explosivos, por lo que optaron simplemente por poner un cartel en polaco diciendo “Cuidado, calle minada”. Los alemanes, por si acaso, se lo creían y evitaban pasar por ahí.

Y hablando de imaginación, supongo que todos habréis jugado alguna vez al “teléfono roto”. Tampoco creo que a nadie se le escape que a menudo la información periodística, y más en este país, parece el resultado de este juego más que una recreación veraz de la realidad. Pues veamos cómo eso no es algo ni particularmente español ni propio únicamente de la España de la LOGSE. Durante la II Guerra Mundial la isla de Ascensión, colonia británica en medio del Océano Atlántico, se erigió en un punto vital para las comunicaciones entre África y el continente americano. El aeropuerto isleño se llamaba “Campo golondrina”, debido a las grandes bandadas de estos pájaros que había en los alrededores. La presencia de estas aves suponía un riesgo para los aviadores aliados, por la posibilidad de que provocasen un accidente. Así, se intentó por varios medios acabar con la presencia de estos pájaros en las inmediaciones de la base (por cierto, que finalmente se consiguió acudiendo a un ornitólogo que simplemente lo que hizo fue cambiar los nidos de lugar). Una de estos ensayos para acabar con su peligrosa presencia nos demuestra lo difícil que es tomarse en serio las noticias que leemos. Periódicos británicos y norteamericanos informaron que los Aliados iban a usar un cargamento de centenares de gatos para acabar con las golondrinas. Si ya la idea de acabar con las golondrinas con gatos es bastante peregrina y la imagen de centenares de gatos persiguiendo pájaros por una base militar bastante humorística, algunos de los periódicos en los que apareció la noticia la ampliaron a los pocos días con informaciones absurdas. Se aseguraba que los gatos tuvieron que enfrentarse al intentar cumplir su misión con un enemigo inesperado: los pingüinos que vivían en la isla, que por lo visto no le hacía ascos a la carne de gato y se los querían comer. Hala, imaginaos a miles de pingüinos corriendo (si a eso se le puede llamar correr) detrás de cientos de gatos. ¿Qué había pasado? En el caso del “desembarco de gatos” la explicación parece clara. Un periodista poco espabilado había escuchado que iban a llegar a la isla “cats”, pero estos “cats” no eran “gatos” sino la abreviatura con la que los militares designaban a los Caterpillar Tractors, es decir, tractores o tanques oruga. Se conoce que escuchó lo de los gatos, y como sabía del problema con las golondrinas, sacó sus propias (y extañas) conclusiones. En cuanto a lo de los pingüinos asesinos de gatos la explicación… no existe, fruto de la imaginación y la falta de rigor (y de sentido común) de algún informador que algunos periódicos consideraron atractiva. Ya sabéis esa máxima de que la realidad no te estropee una buena noticia…

Terminamos con mi admirado Winston Churchill y sus anécdotas “apócrifas”. Durante los bombardeos alemanes a los que se vio sometido Londres, el ayudante de cámara del Primer Ministro intentaba convencer a éste para que renunciara a dar sus paseos diarios, que consideraba demasiado peligrosos. Churchill, por supuesto, no hacía ni caso, y solía caminar a cielo abierto a pesar del peligro que esto entrañaba. Su fiel criado llegó a esconderle los zapatos para que no saliera, ante lo que el viejo fumador de habanos, harto de la actitud de su sirviente, le espetó: quiero aclararle que de niño mi niñera jamás pudo evitar que saliera a dar un paseo por Green Park cuando me apetecía, y de adulto no va a hacerlo Adolf Hitler… que es bastante más feo”.
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