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martes, 22 de marzo de 2011

Conociendo y reconociendo las cosas como son

Leyendo en una web un artículo sobre frases míticas del baloncesto norteamericano, me he encontrado con esta del actor y humorista Chris Rock (aunque la parte del rapero y el jugador es atribuida también a Barkley), que define a la perfección el loco mundo en que vivimos, y que, además, está de plena actualidad:

“Eres consciente de que el mundo está loco cuando el mejor rapero es blanco, el mejor golfista es negro, el jugador de baloncesto más alto del planeta es chino y Alemania no quiere ir a la guerra” (Chris Rock)

Pues eso. Ya sabéis, no hay que dar nada por sentado, porque la realidad no supera la ficción, pero sí la previsión.

Completo la entrada con algunas más, aunque todas las tenéis en este enlace.
Vlado Divac, uno de los mejores jugadores europeos de todos los tiempos y mítico jugador de los Lakers (aunque no llegó a ganar ningún anillo):

“Ganamos peso con el paso de los años porque nuestras cabezas pesan más por la información que hay en ellas”

Del gran Kurt Rambis (un 4 fajador, trabajador, que repartía estopa... pero sin ningún talento comparado con sus compañeros en los Lakers del Showtime, y del que jamás olvidaremos las gafas con las que jugaba: unas auténticas gafas de pasta de toda la vida, nada de las tipo Sofía Loren de Kareem o Worthy):

“Desde que me retiré no he perdido nada de velocidad ni de salto, porque nunca tuve”

y tras ser golpeado y salir volando fuera del campo golpeándose contra el suelo, declaró:

“Estaba estudiando la madera. Intentaba saber si era de arce o pino”

Para terminar, dos citas de uno de los dos entrenadores míticos de los Utah Jazz Frank Layden (Jerry Solan, su sucesor, se ha retirado este año), al que Magic Johnson le llevó por el camino de la amargura en sus enfrentamientos de los ochenta:

“Desde que me retiré como entrenador, ya he encontrado la formula de parar a Magic Johnson. Es muy sencillo, te levantas del sillón, apagas la tele y te vas al cine”

y refiriéndose a la elección de John Stockton, el maravilloso base leyenda viva de los Jazz y de la NBA (el que más asistencias ha dado en la historia):

“Cuando lo elegimos en el draft no teníamos claro si era Stockton de la universidad de Gonzaga, o Gonzaga de la universidad de Stockton. En realidad lo elegimos porque su padre era irlandés y tenía un bar”

Bueno, claro, me habéis pillado, en realidad tengo que terminar con sir Charles, el inefable Barkley. Aunque ya le he dedicado un "Cerca de las Estrellas", espero hacer una entrada sólo con sus mejores frases en el futuro, pero me quedo con ésta por su profundidad filosófica y carga empírica:

“He sido rico y he sido pobre. Ser rico es mejor.”
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martes, 12 de enero de 2010

Cerca de las Estrellas: "Pistol" Pete Maravich

Esta vez me voy a alejar algo de lo que es el objetivo de esta serie de “Cerca de las Estrellas”. Si en principio estos artículos querían rememorar a aquellos jugadores de la NBA de la segunda mitad de los 80 y primeros 90, con los que crecimos toda una generación de españoles enamorados del basket, me voy a saltar tal premisa para dar cabida en esta sección a uno de esos jugadores “malditos”, de un talento increíble pero olvidados por la diosa fortuna tanto dentro como fuera de la cancha, un poco anterior a esa época que habitualmente nos ocupa. ¿Por qué? Bueno, aparte de la valía del jugador y el interés de su historia, lo que le hace especial para mí fue una película (bueno, casi telefilme) que en el 91 hicieron sobre su vida y que en unos años que no sé si alguien recordará, los de la primera televisión local de CR, Teleonda, repetían a menudo en este canal, y que a mí me encantó. Su título en castellano fue “El mago de la NBA”, aunque el original era “The Pistol, the birth of a legend”. Además, el recuerdo que de él tuvieron el otro día en el programa “Generación +” me ha animado a escribir sobre su vida.

Y es que el jugador que hoy recordamos y homenajeamos es Pete “Pistol” Maravich, jugador de la NBA entre 1970 y 1980. Fue un verdadero mago del balón, se convirtió en uno de los mejores jugadores universitarios de la historia, y pasó por la NBA sin la gloria que merecía por lo que a continuación se expondrá. A pesar de eso, fue cinco veces All-Star, dos veces incluido en el mejor equipo de la liga, una temporada máximo anotador (1977), miembro del Hall of Fame desde 1987, elegido entre los mejores 50 de la historia, y capaz de anotar 68 puntos en un partido contra los Knicks (sin triples, que aún no existían). Más allá de las canchas su vida fue tan azarosa como dentro: un carácter extremadamente tímido, una madre alcohólica que termina suicidándose, un hambre espiritual nunca saciada, y, finalmente, una fatal burla del destino en forma de ataque al corazón, provocado por una anomalía congénita, que con 40 años acabó con su vida mientras estaba jugando un partido benéfico.

A Pete “Pistol” Maravich (y su “mote” ya es suficientemente expresivo), nacido en 1947 en Aliquippa, un pequeño pueblo de Pennsylvania, se le reconoce como el mejor jugador universitario de todos los tiempos. Fue en esta etapa universitaria donde más brilló, enrolado en la Universidad de Lousiana State (LSU). En ese equipo coincidió además con su padre, Press Maravich, que era el entrenador. Seguramente fue este antiguo jugador profesional de baloncesto quien metió el gusanillo del basket en su hijo. Desde muy pequeño, Pete se pasaba el día con un balón de basket entre las manos. Dada la timidez extrema del chico, podríamos decir que el balón fue su mejor amigo durante esos años. Bota que te bota, el balón le acompañaba a todos lados, incluso al cine, donde se sentaba en las últimas filas para, mientras veía la película, poder seguir botando la bola sin molestar al resto de los espectadores. No es de extrañar el consumado manejo que demostró posteriormente; el balón y él se conocían y se comunicaban perfectamente; constituía un apéndice de su propio cuerpo. En los primeros años de instituto se ganó su sobrenombre de “pistola”. Solía jugar con chicos más grandes que él, y como no tenía fuerza suficiente para lanzar de una manera ortodoxa, lo hacía sacando el balón de la cadera (como los niños “que no llegan”, vamos). Esta forma de lanzar, que jamás abandonó, recordó a un periodista local a un pistolero desenfundando su revólver, y le bautizó con el “pistol” que pasaría a la historia. Ya en el instituto demostró sus grandes dotes y volvía locos de admiración a los testigos de sus increíbles jugadas.

Como se ha dicho antes, en la NCAA jugó para los Tigers de Louisiana State, equipo entrenado por su padre. Convirtió un equipo perdedor en una escuadra a tener en cuenta y que se ganó el respeto de los adversarios de todo el país (pasaron de un 3-20 en la temporada anterior a Pistol, a 22-10 en su último año, donde alcanzaron la Final Four de su conferencia, aunque no consiguieron llegar al campeonato central de la NCAA). Las estadísticas de este base de 1´96 metros en su etapa universitaria fueron sencillamente inmejorables: ¡44´2 puntos de media por partido!, 6´4 rebotes y 5´1 asistencias.

Siendo ya un jugador famoso en todos los EEU fue elegido con el nº 3 del draft de 1970 por los Atlanta Hawks, y firmó un contrato escandaloso para la época: 1.600.000 dólares. Todo parecía ir bien, pero sus inicios en la NBA no fueron fáciles. Se instaló en Atlanta, sólo, sin su padre, que se quedó cuidando de su madre que ya tenía por entonces serios problemas de alcoholismo. Los Hawks eran un buen equipo, que había firmado un ilusionante 48-34 en la temporada anterior. Sin embargo, el contrato de Maravich provocó envidias entre sus nuevos compañeros, que culminaron con la salida de uno de sus pilares, Joe Caldwell. Además, la timidez de Pete no facilitó que entrara bien en el vestuario de los Hawks, y sus propios compañeros lo boicoteaban dentro y fuera de la cancha. La franquicia comenzó la temporada de forma horrible, y personalmente Pistol estaba desastroso, fallando tiros y perdiendo balones. En los primeros 16 partidos: 4-12. Los dólares de su contrato, se los iba a tener que ganar uno a uno con el sudor de su frente. Y Pete, a pesar de los problemas y de la lejanía de su padre y mentor, supo reaccionar: tres partidos seguidos de 32 puntos, y 40 puntos frente a los Knicks en el Garden. A partir de ahí, los Hawks despegarian, y conseguirían acceder a los Playoffs, donde fueron derrotados en primera ronda 4 a 1 por los propios NY Knicks tras una serie muy dura. No se podría decir, por tanto, que su año de rookie fue malo: 23´2 puntos, 4´4 asistencias y 3´7 rebotes por partido, y elegido en el mejor quinteto de novatos.

Sus dos años siguientes fueron peores. Pete era visto como un tipo raro en el vestuario, y sus relaciones sociales eran mínimas. Aunque comenzó a practicar artes marciales para superar su enclaustramiento, en verano contrajo una mononucleosis que le hizo perder 15 kilos. Durante la temporada siguiente sufrió una parálisis facial que le hizo perderse varios partidos y tener que jugar con máscara. Además, su padre fue despedido de LSU por sus malos resultados, y aceptó entrenar en la minúscula universidad de Appalachian State, con malas comunicaciones por encontrarse en las montañas, lo que hizo que el contacto con su hijo fuera más difícil y espaciado. Por si no fuera suficiente, su madre tampoco lograba superar sus problemas con el alcohol, algo que llevaría al trágico desenlace de su suicidio, que supondría un tremendo shock para Maravich. Todo ello influyó en su rendimiento, claro, que lejos de ser malo (19 puntos y 6 asistencias en la 71-72 y 26 y casi 7 asistencias en la siguiente), no alcanzaba para convertirse en la superestrella que se le suponía.

Llegó la temporada 1973-1974, y aunque sus números siguieron siendo muy buenos, jugó su segundo All-Star y fue seleccionado en el segundo mejor quinteto de la liga, su equipo volvió a fracasar en los Play-offs, asiendo eliminados en primera ronda, de nuevo como el año anterior, ante los Celtics, que ese año serían campeones.

Los aficionados y la franquicia señalaron a Maravich como el culpable de los insuficientes resultados, y ese verano del 74 fue traspasado a los recién creados New Orleans Jazz a cambio de nada menos que ocho jugadores. En los Jazz, ahora sí, Pistol se convirtió en una superestrella, aunque el rendimiento del equipo tampoco fue satisfactorio, con balance negativo en las cinco temporadas en las que tuvo a Maravich en sus filas, y, por supuesto, sin conseguir entrar en Playoffs en ninguna de ellas. Su mejor temporada fue la 76-77, en la que con más de 31 puntos de media se convirtió en el máximo anotador del campeonato.

La falta de expectativas se notó en su juego, que fue en descenso con los años (aunque continuaría dando espectáculo y revolucionando el juego con canastas inverosímiles y pases imposibles, convirtiéndose en la principal inspiración de bases posteriores como Magic o Isiah Thomas), hasta que en la temporada 79-80 sus Jazz se trasladan a la ciudad de Utah (donde continúan), y en enero del 80 sus dirigentes deciden rescindir el contrato de Maravich. Los Celtics estuvieron rápidos, y lo ficharon para que coincidiera con su nueva superestrella, Larry Bird. Sin embargo, las lesiones y su bajo nivel de forma hicieron que su rendimiento fuese muy bajo, y ese verano decidió retirarse. Poco antes había muerto su padre, Press, y su ausencia, esta vez ya definitiva, dejó a Pete sin nadie que pudiera aconsejarle hacia dónde dirigir su destino.

Sólo jugó 10 años en la NBA, en los que promedió más de 24 puntos y 5 asistencias, pero se retiró muy joven para lo que suele ser normal. A partir de ahí, vino el descenso a los infiernos en lo personal. Para combatir su frustración y soledad, se intentó refugiar en el alcohol y en las más diversas doctrinas: el hinduismo, el yoga, incluso la ufología y la comida macrobiótica. Finalmente, declaró que había encontrado la paz espiritual en la Biblia y siguió una recta vida cristiana volcada en actos de caridad junto a su mujer y sus dos hijos En 1988, mientras jugaba un partido benéfico, un defecto congénito (le faltaba una arteria coronaria) le provocó un fallo cardíaco que acabó con su vida. Paradójicamente, en el momento de retirarse, hacía ocho años ya, había dicho: “no quiero jugar 10 años en la NBA y luego morir de un infarto a los 40”. Sus palabras resultaron tristemente proféticas.

Posteriormente, en 1995, fue elegido como uno de los 50 mejores jugadores de toda la historia, y con los años su leyenda fue aumentando, siendo recordado como lo que fue: un base revolucionario, un anotador empedernido, un baloncestista espectacular como pocos hasta entonces, que se adelantó a su tiempo y abrió el camino al “showtime” que presidirá la NBA en los ochenta y que se ha convertido en la marca registrada de la mejor liga del mundo.

Como siempre, aquí tenéis unos videos con las mejores jugadas de esta leyenda del basket, pionero y antecesor de bases creativos y espectaculares como Magic, Isiah Thomas, Jason Williams o Steve Nash.









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sábado, 9 de mayo de 2009

Cerca de las Estrellas: Larry Bird (y II)

El manager general de Boston, Red Auerbach, reforzó al equipo con Bill Walton, un pívot All-Star cuya carrera había estado plagada de lesiones, por lo que la mayoría de las franquicias que se pudieron hacer con sus servicios, incluyendo los Lakers, renunciaron a ello. En este fichaje fue clave Larry Bird, que cuando oyó hablar de esta posibilidad, presionó al club para que hiciesen la operación. Finalmente, con Walton dando minutos de descanso a los titulares Parish y McHale, los Celtics protagonizaron su mejor temporada de la década con un récord de 67-15 en temporada regular, y se impusieron en las Finales a los Houston Rockets de “las Torres Gemelas” Akeem Olajuwon y Ralph Sampson, por 4-2. Bird logró el galardón de MVP de la temporada por tercera vez consecutiva, algo que sólo han hecho junto a él Bill Russell y Wilt Chamberlain. Igualmente, fue MVP de las Finales, promediando en la serie un “triple doble”: 24 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias.

1987 sería la última vez en que Bird jugaría las Finales de la NBA. En esta ocasión, muy mermados por las lesiones, los Celtics cayeron ante unos Lakers en su apogeo por 4-2. Esa final fue el fin de una era, la de los enfrentamientos entre Bird y Magic en todo lo alto. A lo largo de una década, entre ambos se repartieron ocho anillos de campeón, tres Larry Bird y cinco Magic Johnson. Un anuncio de Converse ilustró perfectamente la rivalidad entre ambos: Bird ensayaba lanzamientos a canasta en una pequeña cancha rural, cuando llegaba una limusina de la que se bajaba Magic para retarle en un uno contra uno. Sin embargo, a pesar de su rivalidad, se convirtieron en buenos amigos, aunque eso sí, fuera de las canchas, ya que Larry Bird no contemplaba tener un amigo en la pista que no llevase su misma camiseta.

Precisamente la mejor temporada individual de Bird inició el declive de los Celtics. En el curso 1987-88 el alero de Boston promedió 29´9 puntos, 9´3 rebotes y 6´7 asistencias por partido. Sin embargo, los Celtics no consiguieron llegar a la Final del campeonato por primera vez en cuatro años, cayendo en las Finales de la Conferencia Este ante los Detroit Pistons de los “Bad Boys” (Isiah Thomas y compañía).

La temporada 1988-89 fue la peor de su carrera, aunque él no tuviese la culpa: una lesión le hizo pasar por el quirófano haciendo que se perdiese toda la temporada tras haber disputado únicamente seis partidos. Los Celtics ya no volverían a brillar como a mediados de la década anterior, y sus mejores resultados fueron las Semifinales de Conferencia en los años 1990-91 y 1991-92. En esos años Larry Bird siguió en la elite de la liga, promediando 20 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias por partido.

Larry Bird dio por concluida su carrera ganando la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, formando parte del mejor equipo de baloncesto que jamás ha pisado una cancha: el “Dream Team”. Tras compartir vestuario con jugadores como Magic, Jordan, Ewing o Barkley, decidió retirarse debido a unos problemas crónicos de espalda. Atrás dejaba una carrera profesional en la que consiguió 24´3 puntos, 10 rebotes y 6´3 asistencias por partido. Rápidamente, los Boston Celtics retiraron su camiseta con el número 33.



A lo largo de su carrera protagonizó espectaculares logros. Alcanzó la cifra de 69“triples-dobles”, tres de ellos con más de cuarenta puntos, lo que le convierte en uno de los cinco que más han conseguido, tras Oscar Robertson, Magic, Jason Kidd y Wilt Chamberlain. En un encuentro de 1987 había logrado ya un triple doble, ¡en el descanso!. Las anécdotas de sus partidos son cientos, sobre todo teniendo en cuenta que fue uno de los jugadores más destacados en el Trash-Talking (lenguaje basura), que usaba para amedrentar y presionar a los contrincantes. Algunos ejemplos los narro a continuación.

Larry Bird también causó gran impacto por ser considerado el primer gran triplista de la historia. Hay que tener en cuenta que fue en la temporada de su debut, la 79-80, cuando se instauró la línea de tres puntos. El jugador de Celtics fue el vencedor de los tres primeros concursos de triples de la NBA, en los años 1986-1988. En el tercero que ganó de forma consecutiva, entró en el vestuario preguntando a sus contrincantes: “¿quién de vosotros va a quedar segundo?”. Cuando en la ronda final necesitaba encestar el último tiro para ganar, lanzó el balón desde la esquina y sin esperar a ver si entraba, alzó los brazos y se dirigió al centro de la pista para recibir su galardón. El balón, por supuesto, entró. Pa chulo, chulo…

En el séptimo partido de las Semifinales de Conferencia de 1988, anotó veinte puntos en el último cuarto, dando a su equipo la victoria frente a unos Atlanta Hawks que a pesar de los 47 puntos de Dominique Wilkins se quedaban fuera de las Finales de Conferencia. Ese cuarto fue una verdadera exhibición de ambos, contestando cada canasta del contrario con otra cada vez más espectacular, aunque fue Bird el que se llevó al gato al agua.

Los Celtics iban perdiendo de tres puntos en un partido de la temporada 1986-87 frente a los Washington Bullets. Quedaban seis segundos, Bird cogió el balón, lanzó de tres y encestó. Pero la jugada fue anulada porque el entrenador de Boston, K.C. Jones, había pedido tiempo muerto. Tras el mismo, Bird volvió a recibir, lanzar de tres, y anotar. Prórroga. Faltan pocos segundos para acabar la prórroga, y los Celtics pierden de dos. Bird lanza dos tiros libres, que entran, y mandan el partido a la segunda prórroga. A falta de dos segundos, los Celtics pierden de dos. Bird tira un triple sobre la bocina, y anota. Final y partido para los Celtics. El verdadero mérito lo tuvieron los jugadores de los Bullets; yo lo habría cogío y lo habría ahogao ahí mismo, por cansino.

En un partido el día de Navidad contra los Indiana Pacers, Bird le dijo al alero estrella de Indiana, Chuck Person, que tenía un regalo para él. Cuando Person estaba en el banquillo, Bird lanzó un triple desde una posición justo a su lado, desde la esquina. Nada más soltar el balón, y mientras éste iba por el aire, se volvió a Person y le dijo: “Feliz Puta Navidad, Chuck”. Justo después, el balón entró. Toma regalito, chaval. Person se lo merecía por bocazas, ya que su apodo era "rifleman", y antes del partido dijo que "el rifle estaba preparado para cazar pájaros".

Reggie Miller, uno de los mejores jugadores de los noventa, y especializado en anotar triples sobre la bocina (quizá junto a Larry Bird el mejor jugador que ha existido en estas lides) cuenta en su autobiografía su primer encuentro con Bird. En ese primer partido, cerca del final, Miller intentaba descentrar al Celtic mientras éste lanzaba tiros libres diciéndole que lo iba a fallar, que era muy malo, que estaba mayor, etc. Antes del primer tiro, Bird le miró. Lanzó el balón y encestó. Después le dijo: “Mira, novato, soy el punto mejor lanzador de la liga. ¿Te enteras? De la liga. ¿Qué coño haces diciéndome cosas ahora?”. Tras esto, lanzó el segundo tiro libre, que entró limpio.

Contra los Supersonics, justo antes de terminar un partido en el que iban empatados, Bird se dirigió al en ese momento alero estrella de Seattle, Xavier MacDaniel, que era el encargado de su defensa. Le explicó antes del tiempo muerto cómo iba a conseguir la canasta ganadora: “Mira, voy a cortar dos veces por debajo del aro, luego haré un bloqueo al base, me pararé, recibiré el balón, me dré la vuelta, lanzaré, y encestaré”. Justo después del tiempo muerto, Larry cortó dos veces por debajo del aro, hizo un bloqueo al base, se paró, recibió el balón, se giró, lanzó, y encestó en la cara de MacDaniel. Te lo dije...

Una vez retirado, vio como se comparaba con él al magnífico jugador alemán Dirk Nowitzki. Bird declaró: "Es más alto que yo, es más rápido que yo, es más guapo que yo, pero aún así yo soy mucho mejor jugador de baloncesto".

¿Se acabó la relación de Bird con el baloncesto cuando se retiró? Por supuesto que no. Entró a formar parte directamente del staff técnico de los Celtics, pero en 1997 aceptó el puesto de entrenador de los Indiana Pacers, volviendo así a su tierra natal. En las tres temporadas en las que dirigió a este equipo, cuya estrella era precisamente Reggie Miller, logró llevarlos a las Finales de la NBA de la temporada 1999-2000, en las que cayeron frente a los Lakers de O´Neal y Bryant. Igualmente, fue galardonado como Entrenador del Año en la 1997-1998.

El impacto que Bird tuvo en el baloncesto trasciende lo meramente deportivo. Algunas anécdotas dan fe de la importancia de su figura. En octubre de 2005, Eric James Torpy fue condenado a 30 años de prisión por asalto e intento de asesinato. Pidió que su pena fuera ampliada a los 33 como homenaje al número de Larry Bird. Se la concedieron. Menos mal que no era fan de David Robinson (llevaba el 50).

Sus logros fueron tan grandes que trascendían el color de su piel. Nadie podía creer que un blanco alcanzase las cotas de excelencia en el juego a las que llegó. El cómico Larry Sanders, llegó a declarar que Larry Bird se retiró porque se había dado cuenta de que era blanco. Incluso en la película Space Jam, protagonizada por los personajes de animación de la Warner y por Michael Jordan, Bill Murray le pregunta a Jordan porqué él nunca podrá jugar en la NBA; “es porque soy blanco, ¿verdad?”. “Larry es blanco…” le contesta Michael. “No- explica Murray-, Larry no es blanco, Larry es claro”.


Ahí lo tienen, Larry Bird. Tres anillos de campeón, elegido uno de los 50 mejores jugadores de la historia, miembro del Hall of Fame, Rookie del año, tres veces MVP de la NBA, dos veces MVP de las Finales y 12 veces All-Star. Junto a Magic, el hombre que llevó a la NBA y al baloncesto en general al nivel de expectación y audiencia que hoy tiene. No está mal para un paleto.

Para terminar, varios videos. Los dos primeros sirven para comprobar como Larry Bird era único haciendo lo inesperado, realizando las acciones más insospechadas en cada momento haciendo que pareciesen simples y fáciles. Después uno que se centra en su canasta desde detrás del tablero frente a los Hawks y otro donde se puede ver el anuncio de Converse del que os hablaba protagonizado por Magic y Bird. Espero que os gusten.







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martes, 5 de mayo de 2009

Cerca de las Estrellas: Larry Bird (I)

Toca. Si hablamos de Magic Johnson hace un tiempo, es de justicia que ahora le toque a Larry Bird. Magic y Bird, el inicio de la gran época de la NBA. Ya dijimos que la mayoría de los aficionados a mediados de los ochenta eran de los Lakers o de los Celtics, es decir, eran de Magic o de Bird. Larry Bird fue un jugador muy particular: blanco cuando los jugadores de color ya eran mayoría (y más aún entre las estrellas de la liga), tímido y sencillo cuando la NBA comenzaba a participar de los excesos del star-system; de complexión normal cuando el músculo se imponía sobre las canchas. También eso hace a los genios: la diferencia. Seguramente no ha existido ningún jugador que le supere jugando bajo presión, en esos momentos donde se deciden los partidos y los campeonatos, que “separan a los hombres de los niños” (si acaso, a su nivel se encontrarían Jordan y Reggie Miller). Un mito. Un héroe. Larry Bird.

Larry Joe Bird nació en la “América profunda” y más deprimida, en la pequeña localidad de West Baden Springs, estado de Indiana. De familia pobre, las dificultades económicas hicieron que pasase su infancia a caballo ente su pueblo natal y el vecino de French Lick. Precisamente en este lugar cursó estudios de secundaria en la Spring Valley High School. Esto le valió el primer sobrenombre con el que fue conocido The Hick from French Lick (El paleto de French Lick). Únicamente los esfuerzos de su madre y la ayuda de sus abuelos sacaron a la familia adelante. Las dificultades económicas y personales se incrementaron debido al alcoholismo de su padre, que provocó el divorcio y el posterior suicidio de su progenitor cuando Larry contaba con 18 años. Sin embargo, teniendo en cuenta la vida que le había dado a su madre y a sus hermanos, Larry no soltó una sola lágrima por él.

En el instituto ya comenzó a despuntar, y se convirtió en el mejor anotador de la historia del centro. Bird siempre ha agradecido a su entrenador de instituto, Jim Jones, el apoyo y las facilidades que le dio para convertirse en un gran jugador de baloncesto. Antes de comenzar las clases por la mañana Larry se levantaba temprano para acudir al gimnasio y practicar, en los recreos ensayaba tiros a canasta, y tras las clases se quedaba hasta tarde de nuevo en el gimnasio entrenando primero con los compañeros y luego sólo. Volvía a casa, realizaba los deberes y se acostaba para al día siguiente volver a levantarse temprano y acudir al gimnasio antes de clase. Actualmente su instituto está situado en la calle que lleva su nombre, el Larry Bird Boulevard de French Lick.

Aunque varias universidades se fijaron en él, parecía claro que Larry Bird tendría su sitio en la prestigiosa Universidad de Indiana, que tenía el mejor programa de baloncesto del país y cuyo equipo, los Hoosiers, dirigía el mítico Bobby Knight, el mejor entrenador universitario de la historia. De todas las ofertas de beca que tuvo, Bird optó por ésta, la más lógica. Así, pasó de vivir en un pequeño pueblo de 2000 habitantes a un campus con más de 30000. Aunque el entrenador tenía mucha confianza en sus progresos, el cambio de vida fue excesivo para el chico de pueblo. A esto se le unieron las dificultades económicas, ya que a veces tuvo que llevar ropa de su compañero de habitación Jim Wisman, que incluso tuvo que prestarle algo de dinero, y el degradante trato que recibió de la estrella del equipo, Kent Benson. Agobiado y deprimido, decidió sin haber pasado un mes hacer las maletas y volver a su pueblo. Y así lo hizo sin decirle nada ni a su entrenador ni a su familia. Tampoco Bobby Knight hizo nada para retenerle: “tenía muy buenos jugadores que querían estar donde estaban y estaba construyendo un gran equipo. No supe lo que Bird podía llegar a ser hasta su año junior en Indiana State”.

De regreso a French Lick, fue desempeñando algunos trabajos para la administración local, como pintar bancos o cortar el césped. Transcurrido un año, decidió acudir a una universidad mucho más pequeña, la Indiana State University. El primer año no pudo jugar con el equipo de baloncesto de la universidad, los Sycamores, al haber cambiado de Universidad, pero en los dos años siguientes transformó un equipo mediocre en un equipo campeón. En 1979, el último año que jugó en la universidad, llevó a su equipo a la final de la NCAA, en lo que fue su primer encuentro con la otra gran promesa del baloncesto norteamericano, Earvin “Magic” Johnson, enrolado en los Spartans de la Universidad de Michigan State. En esa final, la más vista de la historia de la NCAA, fue Magic el que se llevó el gato al agua. Pero sólo constituiría el primer choque de un mítico enfrentamiento que pasó a la historia.




Larry Bird fue seleccionado con el número 6 del Draft de 1978 por los Boston Celtics, aprovechando una treta legal que permitía ser elegido un año antes de terminar sus estudios. El mítico Red Auerbach (entrenador con más anillos de campeón de la NBA, nueve, record sólo igualado por Phil Jackson), jefe de operaciones de los Celtics, tuvo sin embargo que esperar un año para contar con el jugador, ya que sus intentos por convencerle para que no terminase sus estudios y comenzara su carrera profesional no tuvieron fruto.

Cuando inició su etapa como Celtic, en la temporada 79-80, su impacto fue inmediato. El equipo pasó de una marca negativa de 29-53 el año anterior, a cosechar la mejor marca de la NBA en esa temporada con 61 victorias y 21 derrotas. Lideró a su equipo en anotación, con 21´3 puntos por partido, y logró 10´4 rebotes de media. Estas cifras le supusieron ser elegido para el primero de sus doce All-Stars (todas las temporadas en las que jugó en la liga) y recibir el galardón de Rookie del año, en dura pugna con su némesis Magic Johnson, que ese año debutaba con Los Angeles Lakers, a los que llevó al título campeones. El equipo de Boston llegó a las finales de conferencia, siendo derrotado por los Philadelphia Seventy-Sixers del gran Dr. J (Julius Erving).

Al año siguiente los Boston Celtics se hicieron con los servicios del pívot Robert Parish y el ala-pívot Kevin McHale, conformando uno de los juegos interiores más poderosos de la liga. Éstos, junto a Bird, conformarían la base de los míticos Celtics de los ochenta.

En esta segunda temporada, los de Massachussets se encontrarían de nuevo con los Sixers del Dr. J en las Finales de la Conferencia Este. Parecía que la historia se iba a repetir cuando los de Philadelphia se pusieron con un 3-1 a su favor en las series. Sin embargo, los Celtics lograron remontar, lo que les catapultó a la disputa de las Finales de la NBA. En esta primera final se impusieron a los Houston Rockets de Moses Malone, consiguiendo así el primer anillo de los tres que ganaría Bird a lo largo de su carrera. El MVP de esas finales fue Cedric Maxwell, que junto a Nate Archibald y la tripleta Bird, McHale, Parish, conformaron la base de ese primer equipo campeón entrenado por Bill Fitch.

Las dos siguientes temporadas, a pesar de hacer un buen papel, los Celtics defraudaron un tanto al caer en las Finales de Conferencia de la temporada 1981-82, y en semifinales en la 1982-83 con un vergonzante 4-0 frente a Milwaukee Bucks. Esta derrota supuso la sustitución de Bill Fitch por K.C. Jones, clave para los éxitos futuros, al igual que el fichaje del base Dennis Johnson. En 1982Bird fue elegido MVP del All-Star.

Desde su llegada a la liga se había potenciado la rivalidad Bird-Magic, que ya venía desde la universidad (la final del 79) y que enlazaba además con el tradicional antagonismo entre los sobrios Celtics de la puritana Boston y los dinámicos Lakers de la frívola Los Ángeles. Bird había conseguido el anillo en 1981, mientras que Magic ya lo había hecho en 1980 y 1982. Su enfrentamiento en la final de 1984, tras haber sido elegido Bird como MVP de la temporada por primera vez en su carrera, suponía el sello definitivo de una pugna que llevaría a la NBA a las más altas cotas de popularidad de su historia. En esas Finales de la temporada 1983-1984 los de Boston se impusieron a los angelinos en el séptimo y definitivo partido, consiguiendo Bird su segundo anillo y su primer galardón como MVP de las Finales. En las series contra los Lakers promedió la friolera de 27 puntos y 14 rebotes.

En el curso baloncestístico 1984-1985 ambos contendientes se volvieron a ver en las Finales. Fueron los Lakers, sin embargo, los que se llevaron el campeonato esta vez por 4-2. A pesar de este final, Larry Bird fue nombrado de nuevo MVP de la temporada.

Os dejo dos videos sobre la carrera en general de Larry Bird, que destacan en especial su sangre fría en esos "últimos segundos", para que no se os haga muy larga la espera del segundo y último capítulo.





(Continuará...) Leer más...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cerca de las Estrellas: Magic Johson

Magic. Su apodo lo dice todo. Earvin “Magic” Johnson. Para muchos, el mejor jugador que jamás ha pisado una cancha de baloncesto (son más los que opinan que lo ha sido Michael Jordan, eso sí). El máximo exponente del equipo que más espectáculo ha dado en un pabellón, los Lakers del “showtime”. Worthy, Kareem, Byron Scott, A.C. Green, Kurt Rambis, Michael Cooper… todos formaron parte de esos Lakers de los ochenta, pero el alma mater de los mismos, el jugador en torno al cual se hizo posible construir ese equipo, fue Magic Johnson.

La irrupción de Magic le dio una nueva dimensión al baloncesto en general y a la NBA en particular. Los duelos de los Lakers de Magic con los Celtics de Larry Bird son recordados por los aficionados como los más emocionantes y disputados de todos los tiempos. Con Magic y Bird comienza la expansión de la NBA por todo el mundo, gracias a ellos la liga norteamericana de baloncesto se convirtió en un producto exportable a todos los rincones del planeta y muy, muy beneficioso, por supuesto. Los aficionados aparecieron por doquier, y generalmente se polarizaban en dos bandos: los de los Lakers (los de Magic) y los de los Celtics (los de Bird). Además, fue el inicio del Merchandising y el marketing en general, cuando las grandes estrellas del deporte (y no las había más grandes que ellos dos) comenzaron a ser la imagen de marcas comerciales. El chico de la eterna sonrisa, Earvin Magic Johnson, el ídolo de la frívola y despreocupada California, frente al chico de granja del medio oeste americano, el hombre de hielo, Larry Bird. Después vino Jordan y todo se multiplicó por cien, pero ellos fueron los pioneros. Y, aparte de lo que mediática y económicamente supuso, Magic sobre todo debe ser recordado por su baloncesto, un juego que nadie jamás ha podido igualar en visión de la jugada, versatilidad, ritmo desenfrenado y espectacularidad. Luego su historia se tornó más dramática, y se convirtió en un símbolo viviente de la lucha contra el SIDA al contraer él mismo la enfermedad. Eso sí, jamás ha perdido la sonrisa

Sus triunfos resisten poca comparación: cinco anillos de campeón de la NBA (1980, 1982, 1985, 1987, 1988), un campeonato universitario de la NCAA (1979), una medalla de oro olímpica en Barcelona 92, MVP de la NBA en tres ocasiones (1987, 1989 y 1990), MVP de las finales en otras tres ocasiones (1980, 1982 y 1987), 12 veces All-Star con tres MVP del partido de las estrellas (1990 y 1992) y cinco veces líder de asistencias de la liga (de 1982 a 1987). También fue elegido como uno de los 50 mejores jugadores de la historia en 1996 e incluido en el Salón de la Fama en 2002. Su importancia trasciende de tal manera el baloncesto que tiene su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Sus estadísticas globales en la NBA fueron de 19´5 puntos, 11´2 asistencias, 7´2 rebotes y 1´9 robos por partido. Ahí queda eso.

Earvin Johnson nació el 14 de agosto de 1959 en Lansing, Michigan. Desde muy joven mostró interés por el baloncesto. Precisamente en su periplo por el High School, donde consiguió el título estatal, se ganó el apodo de “Magic”. Decidió acudir a la Universidad de su estado, la Michigan State, cerca de su Lansing natal. En sus dos años en la Universidad logró llevar a su equipo a una flas rondas finales del torneo de la NCAA en 1978, y a conseguir el título en la temporada siguiente, 1979. En la final de la NCAA de esa temporada se produjo el primer enfrentamiento contra el que sería su gran rival y amigo, Larry Bird, que jugaba con Indiana State. Ese partido, que terminó con 75-64 para los de Michigan, fue el partido universitario más visto de la historia. Magic fue elegido MVP de la temporada, por supuesto. En su etapa universitaria promedió 17´1 puntos, 7´6 rebotes y 7´9 asistencias.

Magic Johnson fue elegido por Los Ángeles Lakers con el número 1 en el draft de 1979. Allí se encontró con su ídolo de juventud, Kareem Abdul-Jabbar, el máximo anotador de todos los tiempos, con el que compartirá vestuario y éxitos durante nueve temporadas. En esa primera temporada promedió 18 puntos, casi 8 rebotes y más de 7 asistencias. Sin embargo, no pudo llevarse el título de Rookie del año, que fue para Larry Bird, elegido por los Boston Celtics. Esa temporada rookie los Lakers llegaron a las finales de la liga, donde se encontraron con los Philadelhia 76ers del Dr. J (Julius Erving). Los Lakers tomaron una ventaja de 3-2 cuando Kareem, el hombre franquicia, se lesionó una rodilla. Magic cambió de puesto en el sexto partido, y abandonó su posición de base para suplir a Kareem como pívot del equipo. Un base jugando de pívot… aunque fuese un base de 2´05, es algo realmente inaudito. Pues bien, en ese sexto partido contra los Sixers Magic metió 42 puntos, capturó 15 rebotes y dio 7 asistencias para hacer a sus Lakers campeones del mundo. Por supuesto, le dieron el MVP de las Finales.

La siguiente temporada fue complicada para Magic. Comenzó con una importante lesión que le hizo perderse 45 partidos de liga regular. Los Lakers fueron eliminados en playoff por los Rockets de Houston. Sin embargo, esa temporada el propietario del equipo, Jerry Buss, le hizo un megacontrato a Johnson: 25 millones de dólares por 25 años. Tanto la duración como el montante eran escalofriantes en aquellos tiempos. La liga 81-82 comenzó con serios problemas. Tuvo un enfrentamiento con su entrenador, Westhead. Llegó a plantear incluso su deseo de marcharse a otra franquicia. Buss decidió entonces despedir al entrenador para contentar a Magic. La afición no vio bien la actitud del base, e incluso tuvo que soportar silbidos desde la grada. Johnson contestó con su juego: ese año logró más de 700 puntos, rebotes y asistencias, algo sólo logrado antes por los míticos Wilt Chamberlain y Oscar Robertson. Los Lakers llegaron a la final, donde vencieron de nuevo a los Sixers por 4 a 2, siendo elegido otra vez Magic como MVP.

La siguiente temporada supuso otra presencia del equipo angelino en la Final de la NBA; esta vez, sin embargo, perdieron frente a los Sixers, que al gran Dr. J sumaban el poderío de un verdadero gigante en la pintura, Moses Malone.

Llegó 1984, y con él la primera mítica final entre Los Angeles Lakers y los Boston Celtics. En esta primera confrontación en las finales de los que protagonizarían la mayor rivalidad entre equipos en la historia del baloncesto profesional, los Boston Celtics de Larry Bird se llevaron el anillo en siete partidos. El callado y metódico Bird fue elegido mejor jugador de la final, y el ala-pívot “celtic” Kevin McHale rebautizó a nuestro protagonista como “Tragic” Johnson.

La venganza se serviría la temporada siguiente. De nuevo ambos equipos llegaron a la final, y los angelinos se tomaron la revancha; 4-2 y el tercer anillo para Magic.

La temporada 1985-86 fue decepcionante para el equipo de amarillo. A pesar de hacer una buena fase regular, cayeron en la final de Conferencia ante los Houston Rockets de las “Torres Gemelas” Akeem Olajuwon y Ralph Sampson.

El curso baloncestístico 1986-87 seguramente fue el mejor en la vida deportiva de Magic Johnson. Promedió 23,6 puntos (el tope de su carrera), 6,3 rebotes y 12,2 asistencias, y logró el MVP de la liga por primera vez. Además, se volvió a enfrentar a los Celtics en las Finales, y protagonizó la jugada de la eliminatoria. En el decisivo cuarto partido, jugado en el Boston Garden, y tras conseguir Larry Bird un triple que ponía a su equipo uno arriba, "Magic" tomó el balón a falta de cinco segundos, y ante la defensa de Mc Hale, Parish y Bird, lanzó un “gancho del cielo" con la mano derecha para ganar el partido. El balón entró limpio, los Lakers se llevaron la serie en 6 encuentros y Magic consiguió su tercer MVP de las Finales. Al final del partido, Larry Bird declaró: "Siempre esperas perder con los Lakers por un gancho (la jugada preferida y casi-infalible de Kareem), pero nunca lo esperas de Magic". El propio Magic bautizó su tiro como “Baby Hook”, en honor al “Sky Hook” de su compañero Abdul Jabbar.

Desde la temporada 1968-69 ningún equipo de la liga había conseguido repetir título dos temporadas seguidas. La 87-88 servirá para romper la maldición. Tras una buena fase regular y dos trepidantes eliminatorias que se decidieron en el último partido ante los Utah Jazz de unos jóvenes Stockton y Malone y los Dallas Mavericks de Mark Aguirre y Rolando Blackman, los Lakers se plantaron en la Final. Su rival serían los Detroit Pistons del espectacular base Isiah Thomas, apodados los Bad Boys por la dureza de su juego. En el séptimo partido, un triple-doble de James Worthy le dio el título a los Lakers y Magic, por tanto, conseguía su quinto campeonato. Sería el último.

Los Bad Boys se tomarían cumplida venganza en la temporada siguiente, en la que una lesión impediría a Magic desplegar su juego y liderar a su equipo en la serie final, que ganaron los Pistons por 4-0. Ese año, por cierto, fue el de la retirada de Kareem, que con 42 años jugaba su última final de la NBA.





La llegada de los noventa anunciaría malos tiempos para los angelinos. En la temporada 1989-1990 serían eliminados por los Phoenix Suns en segunda ronda de playoffs. Al año siguiente, Magic disputaría su última final, en la que sucumbiría ante el poder incipiente de los que serán dominadores de la liga en la década de los noventa: los Chicago Bulls de Michael Jordan.

El 7 de noviembre de 1991 Magic Johnson conmocionó al mundo anunciando en rueda de prensa que estaba infectado por el virus VIH. Esto suponía su retirada del baloncesto, pero lejos de dramatizar con su situación, declaró su felicidad junto a su esposa Cookie, y que ni ella ni el hijo que ambos esperaban estaban infectados. Ese año Magic, a pesar de no jugar, fue elegido para participar en el All-Star Game. Aunque algunos jugadores declararon no sentirse cómodos al jugar con un portador del virus del SIDA, ante la posibilidad de un contagio, terminó jugando el partido y llevando a la Conferencia Oeste a la victoria, lo que le supuso el MVP del All-Star. Aquel partido terminó con Magic Johnson jugando sendos “unos contra unos” frente a su gran amigo Isiah Thomas y el nuevo mito del basket Michael Jordan. El choque finalizó prematuramente cuando Johnson lo dio por finiquitado al lograr un triple desde ocho metros. Aquel final se tornó en un espontáneo homenaje de sus compañeros y del público en general al gran jugador y nuevo luchador contra el SIDA.

Si bien había declarado su retirada, fue convocado para participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, donde formó parte del “Dream Team”, el mejor equipo de baloncesto que jamás haya pisado una cancha, y con el cual ganó la Medalla de Oro Olímpica.

En la temporada 1993-94 se hizo cargo de los Lakers como entrenador, pero tras 16 encuentros renunció. La sorpresa llegó ya comenzada la temporada 1995-96, cuando volvió a calzarse unas zapatillas de baloncesto para jugar sus últimos 32 partidos como profesional, a la edad de 36 años. A pesar del tiempo retirado, promedió 14,6 puntos, 6,9 asistencias y 5,7 rebotes. Llegó a jugar los playoffs, siendo eliminados por Houston Rockets en la primera ronda.

La vida de Magic desde entonces se ha centrado en la lucha contra el VIH/SIDA, protagonizando campañas de concienciación sobre prevención de la enfermedad. Cuenta su experiencia con la esperanza de que sobre todo la gente joven capte su mensaje. Trata de demostrar al mundo que su enfermedad es, en primer lugar, evitable, y que, en el caso de caer en ella, se puede aprender a convivir con la misma. En 2002 entró en el Salón de la Fama de la NBA. Se trata de uno de los rostros más famosos y uno de los personajes más queridos en todo el mundo.

Os dejo como siempre tres videos de este grande del baloncesto. Los dos primeros son de Magic y el último está dedicado a Los Lakers del "Showtime". Disfrutadlos.









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viernes, 13 de febrero de 2009

Cerca de las Estrellas: Charles Barkley

Pues sí, efectivamente, era la sintonía del programa “Cerca de las Estrellas”, donde se ofrecían por primera vez en España partidos de la NBA. No eran en directo, además eran editados para que no durasen tanto, pero para nosotros era algo extraordinario conocer aquel baloncesto, que en ese momento creo que vivió los mejores años de su historia. Jamás el baloncesto norteamericano ha tenido más y mejores estrellas: Jordan, Magic, Larry Bird, Kareem, Kar Malone, Joe Stockton, Dominique, Isiah, Barkley, Hakeem, Worthy, Clyde Drexler… y podría seguir, y seguir, y seguir… El programa estaba dirigido y presentado por el magnífico Ramón Trecet, periodista deportivo y musical, que primero me cautivó con el basket (“ding-dong”) y años más tarde con la música (su programa Diálogos Tres se emitió durante 22 años en Radio3, hasta este año en que los "jóvenes alternativos" que se encargaron de la dirección de la cadena decidieron acabar con un programa bastante más alternativo de lo que sus obtusas mentes jamás podrán imaginar). Los viernes por la noche (bastante tarde) eran todo un acontecimiento. Vivíamos impacientes por ver el partido que nos ponían, además de las secciones de las mejores jugadas o la jugada tonta de la semana (¡ésta me encantaba!). El viernes por la noche, que ya de por sí era uno de los mejores momentos de la semana, con esto se convertía en insuperable. Y, por supuesto, cuando el sábado por la mañana íbamos a echar nuestros partidillos al cole (¡cómo se ponía aquello! ¡qué ambientazo!; me temo que por desgracia el deporte colegial ya no es igual) era la hora de comentar el partido del día anterior e intentar emular a nuestros héroes. Después llegó el plus y se nos torció todo a los que no teníamos la posibilidad de acceder a la tv de pago. Tardaría bastantes años en poder ver otra vez partidos de la NBA, en este caso ya con Montes y Daimiel comentándolos. Ahora que puedo ver todos los días un partido, se encargan de narrarlos y comentarlos, por desgracia, unos personajes impresentables y funestos salvo contadas excepciones. Qué malos son, y más todavía en comparación con esos innovadores de la narración deportiva que les antecedieron: Trecet y Montes.

¿Y con quién empezar a repasar la historia de la NBA de la segunda mitad de los ochenta y primeros noventa? “Jordan, seguro”, pensaréis algunos; “Magic, por supuesto”, diréis otros; “Larry Bird, quizá”, aventuraréis alguno más. Pues no, ninguno de los tres. Empezaré por mi ídolo de aquella época, uno de los mejores jugadores de la historia, y para mí el mejor power-forward que ha existido jamás con permiso de Tim Duncan: Charles “el gordo” Barkley.

Nacido en Leeds, Alabama, en 1964, comenzó a jugar al baloncesto en el instituto. Cuando tenía 16 años medía 1´78 y pesaba 102 kilos. Su limitada estatura le impidió incluso formar parte del equipo de baloncesto en sus primeros años de High School. Sin embargo, en un verano creció veinte centímetros y se convirtió en la estrella del equipo, llevándolo hasta las semifinales estatales. No había llamado la atención de ninguna universidad hasta que en esas semifinales, un ojeador de la Universidad de Auburn dijo haber visto: “un tipo gordo… que juega como el viento”. Finalmente, consiguió una beca para jugar con los Tigers de Auburn. Jugó allí durante tres años, en los que, a pesar de tener problemas de peso (llegó a los 136 kilos) lideró la NCAA en rebotes. A pesar de jugar contra pívots mucho más altos que él (1´98 es muy poco para jugar en la pintura) pronto se hizo popular por su facilidad para el rebote y los espectaculares tapones y mates que hacía. Ver a ese tipo “entrado en carnes” dominando la zona de esa manera, le valió el apodo de “The Round Mound of Rebound” (algo así como “la masa redonda del rebote”). En su etapa universitaria promedió 14´8 puntos, 9´6 rebotes y 1´7 tapones por partido.

En 1984 fue elegido en el número 5 por los Philadelphia Seventy-Sixers. Allí coincidió con jugadores legendarios pero ya un poco mayores, como Julius Erving (el "Dr. J"), Moses Malone o Maurice Cheeks, que habían conseguido el anillo en la 82-83. En su temporada rookie alcanzó las finales de conferencia, que perdieron frente a los Celtics, y logró 14´9 puntos y 11´1 rebotes por partido, siendo elegido en el mejor quinteto de jugadores de primer año. Poco a poco las estrellas de los Sixers se fueron retirando, y él se quedó como máxima figura y referencia del equipo. Sin embargo, en las siguientes siete temporadas no logró pasar de las semifinales de conferencia. En sus años en Philadelphia, con su 1´98 y sus 118 kilos, promedió 23´3 puntos, 11´6 rebotes y 1 tapón por partido.

En 1992 Barkley, apodado también “sir Charles”, comprendió que en Philadelphia no podía aspirar al anillo, puesto que los directivos no parecían interesados en rodearle de un equipo con el que poder conquistar el campeonato. Pidió su traspaso y ese verano llegó a los Phoenix Suns, después de formar parte del Dream Team que ganó la medalla de oro en Barcelona 92. En su primera temporada en el equipo tejano consiguió el MVP y llegó a la final de la NBA, donde los Bulls de Michael Jordan les derrotaron en seis partidos. Las siguientes campañas estuvieron plagadas de lesiones para Sir Charles, lo que limitó su juego y las aspiraciones del equipo, que cayó dos años seguidos frente a Houston en semifinales de Conferencia y un tercero en primera ronda frente a los Spurs. Las medias de temporada siguieron siendo muy buenas, por encima siempre de los 20 puntos y los 10 rebotes.

Finalmente, Barkley recaló en los Rockets, que venían de ganar dos anillos seguidos. Allí se reunieron tres jugadores elegidos en 1996 entre los mejores cincuenta de la historia: Hakeem Olajuwon, Clyde Drexler y el propio Sir Charles. También es cierto que los tres estaban ya mayores, lo que unido a la vuelta de Jordan de su primer retiro y al cénit de juego de los Jazz y de la pareja Stockton-Malone, les impidió luchar por el campeonato. Por primera vez desde su año rookie bajó de los 20 puntos por partido, y se perdió 21 partidos de temporada regular. Las dos siguientes temporadas fueron un rosario de lesiones que le impidieron mantener sus medias y aportar al equipo lo necesario para llegar más allá de la primera ronda de play-off. Su último partido lo jugó el 19 de abril del 2000 ante Vancouver Grizzlies.

Una vez retirado, Barkley se ha dedicado al show-bussiness, apareciendo como comentarista deportivo en la TNT y protagonizando divertidas anécdotas y grandes polémicas, lo que le ha otorgado fama de “bocazas”, y le ha convertido en una estrella de la tv norteamericana. Sin embargo, parece que está pasando una mala racha, pues la TNT ha decidido prescindir de sus servicios tras su último “altercado” con la policía. Esta navidad fue detenido por una patrulla por exceso de velocidad y, tras dar positivo en el control de alcoholemia, intentó convencer a los agentes para que le dejasen marchar porque tenía una urgencia: había quedado con la chica que mejor sexo oral le había hecho jamás y estaba impaciente por llegar a la cita. Por supuesto, terminó en el calabozo.

Resumiendo, Barkley ha promediado 22´1 puntos y 11´7 rebotes por partido en su carrera en la NBA. Ha sido una vez MVP de la temporada, 11 veces All-Star, y ha disputado una final. Tiene dos medallas de oro olímpicas (1992 y 1996), fue elegido como uno de los 50 mejores jugadores de la historia, y es miembro del Hall of Fame desde 2006.

Aquí os presento algunos vídeos de Sir Charles machacando aros, humillando contrarios con sus tapones y demostrando que si no es porque se cruzó en su camino el mejor jugador de la historia, no es que hubiera ganado un anillo, sino varios. Por cierto, fijaos en su forma de machacar: lo de los concursos de mates es para mariquitas, ¡machacar es machacar, no ballet!

Qué tiempos… Con ustedes… ¡El gordo Barkley!




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