martes, 15 de junio de 2010

Furbol es furbol

Estamos en pleno mundial de fútbol, y para sumarme a la “fiesta” (que esperemos consista en el triunfo de España) aquí os traigo algunas anécdotas y curiosidades de la historia de los mundiales. Todo sea por olvidar el soniquete perrero de las puñeteras "vuvuzelas"...

En el Mundial de Italia de 1934 un delantero suizo jugó con gafas… e incluso logró dos goles. Estas cosas reconfortan a los miopes como yo.

Hablemos de una selección con poca tradición: la India. El segundo país más poblado del mundo jamás ha sido una potencia futbolística, pero quizá ha sido porque cuando lo iban a intentar no les dejaron. Y es que no pudieron participar en la fase final del mundial de Brasil en 1950 para la que se habían clasificado porque la FIFA no les permitió jugar descalzos, como ellos acostumbraban.

Por cierto, que en ese Mundial la selección italiana decepcionó por su mal rendimiento. La causa más importante fue el accidente de aviación que el equipo del Torino, el mejor de Europa por esas fechas y base de la selección azzurri, había sufrido un año antes y que había acabado con la vida de la mayoría de sus jugadores. Debido al trauma que tal hecho supuso en el fútbol transalpino, la selección italiana decidió viajar a Brasil en barco, y no en avión, entrenándose en la cubierta durante el largo trayecto. El problema es que si bien pudieron ponerse en una forma física envidiable, no ensayaron demasiado la técnica porque a los pocos días no les quedaban balones… al haber caído todos al mar durante los primeros entrenamientos.

España no acudió al mundial de Suiza 1954 por culpa de un niño italiano, “el bambino maldito”. Me explico. En la clasificación para la fase final España se cruzó con Turquía, y tras ganar en Zaragoza 6 a 1, la selección nacional perdió en Estambul 1 a 0. Por entonces la diferencia de goles no contaba, por lo que ambas escuadras tuvieron que jugar un partido de desempate en campo neutral. La sede elegida fue Roma, donde empataron a dos tantos al final del tiempo reglamentario. ¿Y cómo se solucionaba por entonces aquello? Fácil, por sorteo. Un niño italiano, Franco Gemma, fue el encargado de sacar la papeleta del ganador… y fue la de Turquía, quedándose España sin Mundial.

La historia que os cuento a continuación la protagonizó el genial Garrincha en el Mundial de Suecia 1958. El magnífico extremo brasileño parece que no tenía la cabeza tan lúcida como sus pies, y eso explica para muchos que no se convirtiese en el mejor jugador de la historia. El bueno de Garrincha se compró una radio carísima durante la concentración de los brasileños, y comenzó a fardar del aparato ante sus compañeros. Uno de los masajistas, que al parecer le conocía bien, le aseguró que esa radio no le valdría en Brasil, porque todos los locutores que hablaban por el aparato lo hacían en sueco. Para demostrárselo, puso en marcha el aparato, y, efectivamente, hablaban en un idioma que el jugador no entendía. Enfurecido, quiso romper la radio, por la que había pagado un pastón, pero el masajista, “apiadándose” de él, le ofreció una cantidad mínima de dinero por ella, por tener un recuerdo de Suecia y por hacerle un favor, claro. Así, el espabilado galeno volvió a su país con una radio último modelo a un precio de ganga gracias a la inocencia de Garrincha.

En Inglaterra 1966, la selección italiana fue derrotada sorprendentemente por Corea, pero el entrenador italiano se justificó diciendo que los asiáticos habían cambiado a todos sus jugadores en el descanso sin que el árbitro se enterase debido a su parecido físico, y de ahí su superioridad física durante el segundo tiempo… Vamos, lo de “tós los chinos nos parecen iguales” en versión coreana.

Por cierto, los norcoreanos llevaron doce “hinchas oficiales” elegidos por su gobierno para animar a la selección. Fueron seleccionados de entre decenas de miles de aspirantes. Ya véis, la “seriedad” de los estados comunistas… que ahora nos provoca la risa. Más que de ojos rasgados, cabezas cuadradas… y así siguen, ojo.

Durante el mundial de Alemania 74, en el transcurso del partido Brasil-Zaire, el colegiado decreto una falta al borde del área africana. Mientras los brasileños se preparaban para tirarla, y el árbitro colocaba la barrera, uno de los zaireños que formaban parte de la misma se fue hacia el balón como un poseso y le pegó un patadón de cuidado al esférico… ante la sorpresa de todos. El colegiado, claro, le sacó tarjeta, aunque él se la protestó con ahínco… Es uno de los secretos de los mundiales; ¿en qué estaría pensando este tío?



En España 82 también sucedió uno de los momentos más surrealistas de esta competición. Durante el partido Francia-Kuwait, y tras lograr un gol el equipo francés, irrumpió en el terreno de juego, ¡un jeque kuwaití, presidente de la Federación, que le exigió al colegiado que anulase el gol!Pero, es que además, ¡el árbitro le dio la razón y lo anuló! A pesar de todo, Francia ganó 4 a 1.




3 comentarios:

1ºBchCCSS dijo...

Pues hoy 1º batacazo de España...y eso que queriamos evitar a Brasil...a este paso ni pasamos a octavos...

Wayne dijo...

Hay que tener confianza, hombre...

Y mucho ánimo con tu nuevo blog, que le he estado echando un vistazo. Eso sí, cuida un poquito la ortografía, porfa... (lo siento, deformación profesional)

1ºBchCCSS dijo...

La 1º selección "grande" fuera, Francia- Au Revoir.