miércoles, 29 de abril de 2009

¡SEXO!

Pues sí, vamos a hablar de sexo. Sexo, sexo, sexo, sexo (perdonad que me repita, pero es para que me suban las visitas). Más en concreto, de educación sexual. En el siguiente fragmento de El sentido de la Vida de los Monty Python vemos una clase un tanto "sui generis" sobre este asunto.




Tras esta aleccionadora sesión de docencia sexual, asistimos al típico partido profesores-alumnos que dado que se trata de Gran Bretaña es de rugby. La verdad es que no se diferencia mucho de los partidos de baloncesto que hemos jugado las dos últimas navidades en el instituto, no os creáis.



Leer más...

lunes, 27 de abril de 2009

"Ni gota conocimiento": anécdotas de la Segunda Guerra Mundial (II)

En la anterior entrega de estas anécdotas de la II Guerra Mundial vimos el celo que los dirigentes de ambos bandos ponían en mantener en secreto los últimos avances tecnológicos. A pesar de ello, los preparativos del desembarco en Normandía estuvieron a punto de salir a la luz, como ya hemos contado. Pero vamos a ver un ejemplo de ese celo. En concreto, con respecto a uno de los inventos que dieron una gran ventaja táctica a la RAF en la llamada “batalla de Inglaterra”: el radar. Las autoridades británicas habían declarado que incluso la palabra “radar”(acrónimo de Radio Detection And Ranging) era ultrasecreta, y no debía aparecer en ningún documento y ni siquiera ser mencionada en ninguna conversación por radio. El extremo al que llegó este “secretismo” queda reflejado en las manifestaciones de un comandante de batería antiaérea: “en plena batalla, un motorista fue a buscarme para darme un paquete marcado "Top Secret"; entré en mi oficina para leer el vital despacho en privado y tuve que romper no menos de 5 sobres hasta llegar por fin a una hoja pequeña de papel que decía: "Alto Secreto: la palabra radar ya no es secreta".

A pesar de lo horrorosa que es la guerra, también surgen notas de humor. Aunque a los protagonistas no les hizo ninguna gracia, o sí, vete tú a saber, veamos una de estas situaciones cómicas que rayan en lo surrealista. El 22 de febrero de 1943, un submarino U-606 alemán se disponía a atacar un convoy aliado. Se ordenó inmersión y al primer oficial se le olvidó… cerrar la escotilla. El submarino tuvo que emerger rápidamente, todos los instrumentos de navegación y los mandos de armas se hicieron cisco, y la tripulación se amotinó contra el oficial, al que le llovieron insultos y golpes. Sin posibilidad ni de atacar ni de huir, esperaron que el destructor inglés Burza les recogiese. Cuando llegaron los ingleses para hacerlos prisioneros, se encontraron a los tripulantes en cubierta dándose una comilona con todos los víveres guardados para lo que tendría que haber sido un largo servicio y bebiendo champán. “De perdidos al río” dirían, “o al mar”.

Claro que ridídulo, ridículo, lo acontecido en las invasión aliada de las islas de Pantellaria, Lampedusa y Linosa. Tras un intenso bombardeo que afectó a sus ya escasas reservas de agua, los soldados italianos que defendían las tres islas se rindieron. La única baja que tuvieron que contabilizar las tropas aliadas fue la de un soldado inglés que al desembarcar en una de las playas fue mordido por un burro. Honor y fama ganó el buen hombre; “¿y pa eso te vas a la guerra?” le diría su señora al regresar.

El azar, ese caprichoso elemento que a menudo separa la vida de la muerte. Casualidades de la vida, que se dice. En 1944, durante la campaña de Italia, las lanchas torpederas británicas (MTB) escoltaban a las tropas que se abrían paso hacia el norte bordeando el Adriático. Las MTB operaban desde la isla yugoslava de Vis, donde tenían su base. Por las noches, atacaban a las defensas y unidades costeras del eje. Una noche en que volvían de una de sus misiones, el capitán de una lancha le pareció observar una unidad enemiga. Durante toda la noche se mantuvo expectante, pero cuando llegó el alba alcanzó a vislumbrar que se trataba de otra MTB británica. Ya más calmado, les mandó el siguiente mensaje: “Han tenido suerte, les hemos estado apuntando toda la noche”. La respuesta ya no le serenó tanto: “Más suerte han tenido ustedes. Nosotros les lanzamos dos torpedos”.

De todos los sentidos, a mí el que más me sorprende no es ni la vista ni el oído, ni ninguno de éstos biológicamente estudiados. A mí el que me parece más sorprendente es el sentido del humor. Hasta en las situaciones más críticas hay gente que no lo pierde. Durante la batalla de las Ardenas, entre diciembre de 1944 y enero de 1945, un operador de radio norteamericano informaba al comandante de su posición que había tanques alemanes acercándose. Cuando el oficial le preguntó por la distancia a la que se encontraban, su respuesta fue: “Si me asomo por la ventana y meo, creo que mojaría un par de ellos”.

Esos comentarios que nadie espera a menudo sentencian la estupidez que constituye la guerra. Permitidme que termine con una extraordinaria historia, la del tambor escocés. En 1945 la División 45 de la Infantería norteamericana encontró en un cuartel general alemán un tambor del regimiento escocés Gordon Highlanders, perdido durante la retirada de Dunkerque en 1940. Ya sabéis cómo son los escoceses y cuánto aman sus tradiciones, de manera que organizaron una gran ceremonia en Berlín para oficiar el reintegro del tambor. En ella desfilaron los soldados norteamericanos que encontraron el artefacto, pero los principales protagonistas fueron los arrogantes escoceses, que ataviados con sus trajes de gala típicos, tocaban las gaitas y los tambores llenando el evento de emoción y colorido. Incluso uno de los veteranos glosó en un discurso la orgullosa historia del regimiento y lo que ese tambor significaba como símbolo para ellos. Una vez finalizada la celebración, y devuelto el instrumento a sus legítimos dueños, los norteamericanos se retiraban cuando uno de ellos volvió la cabeza y les espetó: “Ahora si queréis volvéis a perder el jodío tambor”.

Leer más...

lunes, 20 de abril de 2009

Respuestas increibleblebles (III)

Termino, de momento, con las respuestas increibleblebles dadas por los alumnos de 3º ESO, con las matizaciones que ya explicaba en la anterior entrega respecto a lo característico de este curso y la edad de los alumnos.

Todos estamos muy preocupados por lo que llaman "el cambio climático". La toma de conciencia acerca de este problema ocupa un lugar destacado en el currículo de las ciencias sociales. La eduación medioambiental, en todas sus vertientes, es protagonista de gran parte de nuestra actividad docente. Veamos el éxito que tenemos en algunos aspectos como, por ejemplo, que los alumnos conozcan los peligros del efecto invernadero. Éste consiste, como bien sabéis, en la retención de la energía solar que la tierra "devuelve" al espacio en forma infrarroja por parte de ciertos gases, lo que provoca el calentamiento tanto de la superficie de la tierra como de lo que la rodea. ¿Ha quedado claro?

"El efecto invernadero consiste en dejar los alimentos metidos en una especie de carpa donde tienen luz solar y el riego es artificial, puede haber bien plantas o frutales".

"Efecto invernadero: es aquel que se utiliza cuando algunas plantas que son distintas a las demás, necesitan un tratamiento diferente, entonces en el invernadero se le pueden dar esos cuidados"

Bueno, sí, esto es el efecto invernadero, pero no global, sino más localizado. En Almería y Murcia.

Otro gran riesgo es la lluvia ácida: "la lluvia ácida es para que los alimentos sirvan de alimentos para las personas". Esperemos que éste no se dedique a la agricultura.

Sabemos lo importante que es para el agricultor poseer un terreno. Ya en la anterior entrega de estas respuestas increibleblebles se nos recordaba algo así. Pero, ¿donde tenerlo?

"Minifundio: es un espacio terrenal de menos de 100 ha."

¡Quién tuviera un minifundio celestial en vez de terrenal! Puedes poner una granja con cerdos, y producir tocino de cielo. Bueno, esperemos que con el tiempo (muuuucho tiempo)todos tengamos ese terrenito allá arriba, aunque sea un minifundio.

Estos chavales y chavalas son el futuro. ¿Serán capaces de solventar los problemas de la crisis económica?

"Las industrias pesadas suelen localizarse en los yacimientos de materias primas y las industrias ligeras cerca de mercadillos"

Claro, así cuaquiera cumple con lo de "bueno, bonito y barato"; se ahorran los gastos de transporte.

"Siderurgia: es un tipo de industria, la industria siderurgica y sirve para dar más provecho a los animales"

Otro gran paso para la ciencia, de los alimentos transgénicos a los siderúrgicos.

¿Y cómo andan de economía? A alguno no se le puede poner ningún pero...

"Demanda: es cuando una persona denuncia a otra"

A ver quién le dice que no tiene razón, aunque se haya equivocado de tema.

¿Y Zapatero? ¿Qué pensará de los futuros ciudadanos que estamos formando?

"Los impuestos directos son que las personas tienen que ir a pagarlo directamente después de que la envía la carta el Estado. E impuestos indirectos son cuando las personas no lo pagan directamente si no que los pagan después o por transferencia bancaria"

Estará contento, sin duda. No tendrá problemas para cobrar impuestos.

"Impuestos directos: son los impuestos por el cual los dan los ciudadanos al Estado directamente (de forma directa) que pagan en su día los impuestos (ellos mismos se le llevan)
Impuestos indirectos: son los impuestos por el cual les dan los ciudadanos al Estado el dinero de sus gastos pagados de forma indiracta (por e-mail o mejor por correo)"


De todas formas el Ministerio de Hacienda no se fía, que seguro que enseguida espabilan y se escaquean: "oiga, pero si les mandé el e-mail de mis impuestos ayer, a ver si es que lo han metido en la carpeta de correo no deseado".

Para terminar, dos definiciones de términos lingüísticos, y es que este humilde servidor también ha impartido esta asignatura en 3º. Como me dijo cierta vez una compañera "eres licenciado, ¿no?, pues entonces..."; no sabía yo que mi licenciatura de Historia daría para tanto.

A casi nadie le gusta leer algo y no enterarse, aunque no se crean, esto dió gran fama a ciertos autores de nuestro Siglo de Oro. ¿Les suena Góngora? Pues eso; un gran ejemplo de culteranismo (estilo literario caracterizado, entre otros rasgos, por la riqueza abusiva de metáforas sorprendentes, el uso exagerado de cultismos y la complejidad sintáctica) y de escritura conceptista (estética de la literatura española del Barroco que se basa en la asociación ingeniosa entre palabras e ideas).

"Culteranismo: es un idioma en el que no te enteras de nada, español, etc.
Conceptismo: cambio todo y lo dejo como está ahora"

Eh, que así, entre nosotros, yo estoy de acuerdo. Incluso en lo del español: será que no hay gente que se supone habla español y no se les entiende. Pero por muy de acuerdo que esté, a ver cómo le das por buena la respuesta.
Leer más...

sábado, 18 de abril de 2009

Huey Lewis and the News

Ya comenté cuando puse la música de Meat Loaf que me alegró reencontrarme con mi lado más rockero y ochentero. También dije que iba poner música de Huey Lewis and the News, y aquí está. A este músico californiano y a su grupo los conocí gracias a la mítica película de los 80 Regreso al Futuro (qué grande), en cuya banda sonora participaron, y me gustaron porque son un buen ejemplo del rock americano más clásico. Han publicado 8 álbumes, y aunque siguen en activo, sus grandes éxitos los lograron a mediados de la década de los ochenta.

Por cierto, ¿qué clase de nombre es Huey (jui)?

Ahora, subid el volumen. Os pongo dos videos. El primero del tema que se hizo famoso con la película de Regreso al Futuro, The Power of Love, pero tocado en directo. El segundo, uno de sus primeros éxitos, Do You Believe In Love, esta vez con la letra original destacada.

Con ustedes, ¡Huey Lewis and the News!






Leer más...

jueves, 16 de abril de 2009

Les Luthiers: Yogurtu Mghe (Cartas de Color)

Éste es uno de los más grandes sketches de Les Luthiers. La transcripción de las cartas es verdaderamente hilarante. Hasta hace muy poco sólo lo había escuchado en audio, y ya era buenísimo, asín que... Son tres partes verdaderamente "imperdibles". Con ustedes... ¡Yogurtu Mghe!

La calidad del sonido no es muy buena, eso sí, pero vale la pena esforzar un poco el oido.





Leer más...

miércoles, 15 de abril de 2009

Malditas aquellas mujeres... (enlace)

Os enlazo un texto que todos deberíais leer. No lo pongo directamente aquí porque el autor se merece que se visite su página (la tenéis enlazada también a la derecha), que por otra parte está muy currada y es muy divertida y entretenida. El chaval (je, je, claro que es un chaval, si tiene mi misma edad) siempre apuntó maneras, pero esto me ha dejado sin palabras. No voy a decir más, porque sobran las ídem. Talento y verdad a partes iguales.

http://culipardia.miciudadreal.es/2008/03/malditas-aquellas-mujeres/

Leer más...

martes, 14 de abril de 2009

Amos que... (II)

Vamos ahora con algunas curiosidades históricas más. No muchas, que alguna lectora se ha quejado de que en el anterior artículo ponía demasiadas, así que poquito a poco.

Dos ejemplos de muertes estúpidas en la Grecia clásica:

Esquilo, el dramaturgo griego, murió en el 456 a. C. La causa fue que a un águila que pasaba se le cayó la tortuga que llevaba entre sus garras y ésta le golpeó en la cabeza al pobre hombre. Se plantea que incluso, dado que las águilas suelen romper el caparazón de las tortugas que apresan golpeándolas contra peñascos o piedras, la sobredicha rapaz confundiese la prominente calva del dramaturgo con una roca. Pero la cosa no queda ahí. Como numerosos griegos, Esquilo visitó el oráculo para conocer su destino. Éste le predijo que moriría aplastado por una casa, y para evitar tan fatal destino se fue a vivir al campo. Pero ya véis, al final el oráculo siempre atinaba. ¡Es un pájaro!¡Es un avión!¡No, es una tortugaaaaaaaagh!

El estoicismo era una corriente filosófica que predicaba la ataraxia (control de las pasiones humanas) para llegar a la felicidad. Crísipo (281-207 a.C.)fue un destacado filósofo estoico, que tuvo una muerte muy poco estoica: se murió de un ataque de risa después de emborrachar con vino a su burro y ver cómo el pobre asno intentaba comerse un ficus. Estoico, sí, sí… un cabroncete es lo que era este Crísipo.

Las relaciones familiares siempre dan lugar a cosas realmente curiosas. Repasemos algunos casos.

Viendo cómo fue su reinado, podemos advertir claramente que Carlos IV (1748-1819) no era un hombre demasiado inteligente ( la cara de tonto que tenía en el fidedigno retrato que realizó Goya de toda su familia no deja lugar a la duda). Y es que el hombre desde muy joven apuntaba ya maneras. Siendo aún príncipe, le comentó a su padre Carlos III: "Somos afortunados los príncipes y los reyes, pues a diferencia de nuestros vasallos no estamos expuestos a la infidelidad de nuestras esposas, ya que éstas no podrían nunca encontrar a nadie superior a nosotros en quien fijarse". La respuesta del “Rey ilustrado” no dejó lugar a las dudas: “Qué tonto eres, hijo mío”.

Temístocles (525-460 a.C.), militar y política ateniense y gran vencedor de la batalla de Salamina frente a los persas, le comentó cierta vez a su hijo: "hijo, tú dominas el mundo”. El chaval, extrañado, le preguntó el porqué de tal afirmación, y su padre le contestó: “hijo, el mundo civilizado es Grecia, Atenas domina Grecia, yo domino Atenas, tu madre me domina a mí, y tú haces con tu madre lo que quieres porque eres su pequeño y sólo tiene ojos para ti; por tanto, tú dominas el mundo”. Como vemos, en las familias poco ha cambiado en 25 siglos. ¿Serán entonces las pizpiretas hijas de Obama las que decidan el futuro del mundo?

Ser profesor tiene sus riesgos, y más serlo de historia. Porque después viene la propia historia y te echa por tierra tus predicciones. Un profesor de su colegio le dijo al padre de Albert Einstein: “su hijo nunca hará nada de provecho”. En la escuela Skillington y Stoke, a la que asistía, calificaron a Isaac Newton de distraído y vago cuando tan sólo contaba 5 años. Emile Zola, el mejor representante de la corriente literaria naturalista, fue calificado de “nulo para la literatura” en su examen de Bachillerato en 1859. Como vemos, a veces uno falla con sus vaticinios y hace el ridículo, de ahí que a mí no se me ocurrirá decirle a ningún alumno que nunca pasará a la historia. Que nunca aprobará historia, puede, pero lo otro… Y es que a muchos les será más fácil pasar a la historia que aprobarla, tal y como están las cosas.

Para ejemplo de hombre hogareño, Immanuel Kant (1724-1804), el destacadísimo filósofo, que jamás se alejó más de 15 km. de su ciudad natal, Könisberg. Y es que hay tantos que viajan muchísimo, yendo de un lado para otro, pero sin enterarse de ná, como una maleta, que tampoco es que sea necesario. Con ver a los de alrededor a Kant le fue suficiente para interpretar la existencia humana. Si es lo que digo yo a los chavales, que se montan excursiones para irse a cientos de kilómetros a hacer lo mismo que hacen en su casa… beber y el que tiene suerte…

Y para terminar, algo sin comentarios: en Francia durante el siglo XIX se castigaba el intento de suicidio con la horca…

Por cierto, os recomiendo un blog que he descubierto por ahí y está bastante curioso y entretenido (aunque algunas opiniones del autor puedan herir sensibilidades), y donde aparecen también algunas muertes estúpidas de personajes históricos: http://socioapatia.wordpress.com/
Leer más...

jueves, 9 de abril de 2009

Yo no estuve allí: La Pasión de Jesús de Nazaret (II)

Pasamos ahora a la tortura que sufrió Jesús, que fue especialmente brutal, aunque no alocada sino administrada de manera metódica y cruel para que sirviera como advertencia y escarmiento al resto de la población. Fue un mensaje por tanto del Sanedrín para aquellos que osaran salirse de la ortodoxia, e igualmente un aviso de los romanos para los que pudieran tener algún tipo de intención subversiva contra el Imperio.

Su castigo fue obra de profesionales, resultado de muchos años de experiencia, y no un ensañamiento irracional. El objetivo: que sufriera todo lo posible. Los latigazos fueron entre 200 y 300 y no los 39 que estipulaba la ley judía, puesto que en la ley romana no existía un número determinado, sino que se castigaba al reo a conveniencia.

Quizá Pilato, que tenía intención de soltarle tras este castigo, se ensañó especialmente con Jesús con el objetivo de satisfacer al Sanedrín de forma que aceptaran su posterior puesta en libertad. Los ejecutores de la pena de flagelación eran los llamados lictores, los escoltas del magistrado, que evitaron las partes blandas y la zona del corazón, para evitar heridas mortales que dieran fin al martirio. Muchos llegaban a morir debido a este castigo, pero el cuidado que pusieron los lictores en no provocar heridas mortales a fin de hacer más intenso el sufrimiento, y la propia complexión física de Jesús, que según diversos indicios parece que se trataba de un hombre corpulento, lo evitaron. Para azotarlo utilizaron el Flagrum taxillatum, un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas que se reservaba para castigar a esclavos y a grandes criminales. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. El látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente. Esto provocaba un dolor indescriptible, puesto que incluso partes internas del cuerpo quedaban al descubierto y expuestos a los siguientes golpes.

La verdad es que las decisiones de Pilato fueron cuanto menos incoherentes, al menos a nuestros ojos actuales. Dejó claro que él veía en Jesús a un hombre inocente, e incluso se puede interpretar, como se ha dicho, el ensañamiento en la flagelación como un modo de intentar salvarle la vida saciando la sed de sangre del Sanedrín. Las últimas tentativas para evitar la crucifixión fue presentárselo a Herodes, para ver si éste tenía agallas para ir en contra de los deseos del Sanedrín, cosa que, claro, no ocurrió, y proponerle al propio pueblo judío su liberación, siguiendo una tradición pascual, cosa que igualmente no se llevó a cabo puesto que los allí presentes prefirieron que se soltase a Barrabás. Y en este punto Pilato toma una decisión que, como digo, nos puede parecer incoherente con todo lo que había hecho y expresado anteriormente: se lo entrega a los pretorianos para que “jueguen” con él. La Pasión de Cristo no sólo se compone de castigos físicos severos, sino también de importantes humillaciones, y en este caso tenemos una de las peores. Era costumbre, al parecer, que se permitiese a los pretorianos “divertirse” con un reo una vez al año, y así ocurrió con Jesucristo. Los evangelios nos hablan de que le pusieron una túnica púrpura (símbolo de oprobio, y que tuvo que aumentar el dolor de las heridas al adherirse a las mismas, sobre todo cuando posteriormente se la arrancaron), le pusieron una corona de espinas en la cabeza (una corona al estilo oriental, en forma de casco) y una caña en la mano, a modo de cetro real, y se arrodillaban ante él mofándose y diciendo “Salve, rey de los judíos”. Posteriormente, le golpeaban con la caña. Aunque esto es lo que nos dicen las escrituras, es difícil saber lo que allí pasó: burlas, escupitajos, insultos, golpes… Sin duda algo terrible.

Tras este severo castigo, y ya muy débil, fue obligado a portar la cruz, según se dice en los evangelios. En realidad, con lo que cargó Jesús camino del calvario- a unos 700 metros del pretorio- no fue con la cruz, sino con la parte central (horizontal) de la misma, el patibulum, que solía tener un peso entre los 35 y los 60 kg. El palo vertical, el stipite, se encontraría ya preparado, y seguramente sirvió para alguna crucifixión más, antes o después. En los evangelios se nos narra cómo los romanos tuvieron que echar mano de Simón de Cirene para portar el patibulum, seguramente porque dado el castigo que llevaba Jesús hubo un momento en que ya no podía avanzar con él. Los pretorianos eran los responsables de llevar con vida al condenado hasta la cruz, por eso buscarían esta solución de que otra persona le ayudase.

Y llegamos al momento de la crucifixión. Este castigo, de origen persa, era utilizado sólo en el caso de esclavos y grandes criminales, pues se consideraba la manera más vergonzosa y deshonrosa de morir. Los ciudadanos romanos, salvo en el caso de alta traición, no podían ser crucificados. Fue utilizado por los romanos no sólo como una forma de administrar la muerte a un condenado, sino como un medio ejemplarizante para aquellos que pudieran tener la tentación de rebelarse contra el imperio. Así ocurrió, por ejemplo, en el caso de la rebelión de esclavos liderada por Espartaco: 6000 de sus seguidores fueron crucificados a lo largo de 200 km en la Vía Appia.

Para ejecutar esta pena se utilizaban tres tipos de cruces: la cruz decussata o de San Andrés, en forma de X; la cruz commissa o de San Antonio, en forma de Tau griega o T mayúscula; y la cruz inmissa o cruz latina que todos conocemos. ¿Con cual se crucificó a Jesús? La tradición nos dice que con la inmissa, aunque en Judea los romanos solían utilizar, vistos los restos arqueológicos, la commissa. Sin embargo, no es algo que podamos saber. Eso sí, de la forma de la cruz dependería la altura a la que estaría el cuerpo del condenado, siendo la commissa la más baja y la inmissa la más alta, precisamente la que muestra la tradición.

Para sujetarlo al madero se utilizaron clavos de entre 13 y 18 cm de largo. Aunque las representación tradicional es la del clavo que atraviesa las palmas de las manos, esto no fue así, puesto que de esa manera la carne se desgarraría y el cuerpo del condenado caería tras destrozarse las manos. Se clavaban en las muñecas, entre el radio y el metacarpiano, o en el espacio entre las dos hileras de huesos carpianos, quizá en el llamado punto de Destot. En cuanto a los pies, se desconoce si se utilizó un solo clavo para ambos, o uno para cada pie. Ambas circunstancias son posibles. El clavo, o los clavos, atravesarían el primer o segundo espacio intermetatarsiano, hasta llegar a la stípite (madero vertical). También pudo ser clavado con los pies de lado, atravesando el clavo ambos tibillos y penetrando en el madero vertical de forma lateral.


El hallazgo de un cadáver crucificado fechado en el siglo I durante el transcurso de unas excavaciones en 1968, nos ha ilustrado sobre el método de crucifixión. Este joven, en cuyo osario rezaba el nombre de Yenohahán, fue crucificada en una cruz commissa, clavadas sus manos por el hueso de la muñeca, y sus pies con un solo clavo. Unas circunstancias que, si no iguales, sí serían parecidas a las de Jesucristo. Por supuesto, el dolor que producirían los clavos que atraviesan los nervios de la mano sería extremo, inhumano.

La causa de la muerte en la cruz frecuentemente se atribuye a la asfixia. El peso del cuerpo en el crucificado, con los brazos y hombros extendidos, caería sobre el pecho, poniendo la cavidad torácica en posición de inhalación. Para exhalar el aire inhalado, el crucificado debía elevarse apoyándose en los pies, clavados al madero, lo que producía de nuevo un tremendo dolor. El historiador Flavio Josefo nos habla de algunas personas que sobrevivieron a una crucifixión, pero esta circunstancia sería muy extraña (tendrían que indultarlos, y que el indulto llegase a tiempo). Aunque se conviene que la causa común de la muerte sería la asfixia, también se podían dar otras: deshidratación, agotamiento, etc., sobre todo para aquellos que no eran clavados, sino atados con ligaduras a la cruz. Se trataba por tanto de una muerte lenta y cruel, amén de dolorosísima.

¿De qué murió Jesús? La mayoría de los estudiosos apuestan por la asfixia, ya que el agotamiento y el castigo sufrido le impedirían hacer el esfuerzo necesario para exhalar el aire. La falta de oxígeno y el derrame en los pulmones (pleural) le llevarían finalmente sufrir un infarto de miocardio. Otros plantean el rompimiento del corazón de Jesús debido al estrés mental (recordemos la oración en el huerto y la sudoración de sangre) y al castigo físico, con situación de hipovolemia (pérdida masiva de sangre). Jesús estuvo vivo tan sólo tres horas en la cruz, un tiempo escaso para lo que era habitual, pues el crucificado podía tardar hasta varios días en morir; claro que habitualmente no habían sido sometidos al castigo y al sufrimiento mental que sufrió Jesucristo.
Los judíos iban a celebrar el sábado de Pascua, y aunque era habitual que los cuerpos crucificados estuviesen días a la vista de todos, debido a lo significativo de esta fiesta preferían evitar tal visión. Por esto pidieron que se diera muerte a los condenados y se retirasen los cadáveres. Habitualmente, para acelerar el fallecimiento del crucificado, se le quebraban las piernas de manera que ya no podían tomar impulso para exhalar y se asfixiaban. Esto fue lo que hicieron según los evangelios con los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús (aunque seguramente había más crucificados que estos tres). Sin embargo, como nos narran los evangelistas, cuando los romanos iban a proceder a hacerlo con Jesús, vieron que ya estaba muerto, de ahí que no lo hicieran y se cumpliese la profecía del Antiguo Testamento sobre el Mesías: “Y no le quebrarán ningún hueso”. Uno de los romanos, identificado por la tradición con el nombre de Longinos, le abrió el costado con una lanza, y brotó sangre y agua, según dice el evangelio de San Juan, supuesto testigo ocular del momento, lo que demuestra que efectivamente llevaba algún tiempo muerto. De la mitología de la Lanza de Longinos, o “Lanza del Destino”, ya hablaremos en otro momento; lo dejaremos para otra Semana Santa. Una vez certificada la muerte, su cuerpo fue bajado de la cruz y a la mañana siguiente entregado a José de Arimatea, tal y como se nos cuenta en las Escrituras, para recibir posterior sepultura.

Lo que vino después ya no se pude explicar científcamente; la resurrección es una cuestión de fe y por tanto se escapa a las intenciones de este artículo.

Para terminar, he de reconocer que lo expresado en este artículo es un acercamiento muy superficial a los estudios que abordan la muerte de Jesús. Por supuesto, no era mi intención desvelar los misterios históricos de esta importante figura histórica únicamente he querido llamar la atención sobre el personaje y dar alguna información sobre las investigaciones llevadas a cabo en torno al mismo. Hay una amplia bibliografía sobre estos asuntos para quien quiera profundizar en ellos. Por otro lado, muchos de estos estudios se apoyan en una reliquia, la Sábana Santa, como fuente de información. Al igual que la Lanza de Longinos, la síndone de Turín podrá ser centro de otro artículo en años posteriores, eso sí, sin entrar demasiado en detalles, lo científicamente demostrado, por encima de intentos chapuceros y torticeros que sólo obtuvieron notoriedad por la costumbre periodística de no verificar las informaciones no sea que estropeen el titular, es que esta reliquia es un pedazo de tela que procede de la Palestina del siglo I. Y no abundo en ello; será tema de otro artículo en otro momento.


Como despedida, señalar que las fotos de los pasos que acompañan este artículo pertenecen a la Semana Santa de Ciudad Real, que recomiendo a todo el mundo no sólo por su belleza y valía, sino, sobre todo, porque es mi pueblo y, mal que me pese, lo llevo en el alma. Que ustedes lo “pasionen” bien.

Leer más...