Esta entrega de Amos que… la voy a comenzar con algo que no es histórico; a pesar de ser dado por cierto por muchos, es una leyenda. Sin embargo, me parece curiosa y divertida.
Tiene que ver con la posible (como digo, en realidad poco posible) existencia de una mujer en el trono Papal, el papa Juan VIII, que en realidad vendría a ser la Papisa Juana VIII, allá por los siglos centrales de la Edad Media. Las vicisitudes de cómo una mujer llegó a ocupar la Cátedra Petri no vienen al caso, pero, si les interesa, hay una extraordinaria novela titulada La Papisa de Donna W. Cross y editada en castellano por la editorial Salamandra. El caso es que, una vez descubierta, y para que algo así no se volviera a repetir, se cuenta que existía (o existe) una silla con un agujero en el asiento en la cual se sentaría cada nuevo papa para certificar su masculinidad. Y aquí viene lo más divertido: uno de los miembros del colegio cardenalicio introducía su mano por el orificio y, palpando, verificaba la genitalidad del nuevo pontífice. Si este tacto genitalis daba los resultados esperados, exclamaba: Duos habet et bene pendentes (Tiene dos y cuelgan bien). De todas formas, de existir semejante rito tendría que ver más con evitar que el Papa fuese un eunuco (lo cual estaría prohibido pues su castidad no vendría del sacrificio espiritual sino de la castración física) que con que fuese mujer.
“Tengo los huevos colganderos”, que decimos por La Mancha, jejeje.
¿Recordáis lo que contaba de Jorge III de Inglaterra, que a veces se daba por muerto a sí mismo e incluso se ponía de luto en su honor? Pues la siguiente anécdota está algo relacionada con esto. Al no conseguir todos los territorios que deseaba (Estambul entre ellos), en 1919 Grecia declaró la guerra al nuevo estado Turco, nacido de las cenizas del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial. El gobierno griego de Eleuterio Venizelos eligió como jefe Supremo de las Fuerzas Armadas griegas al general Giorgios Hajianestis, un gran militar pero que habia desarrollado una enfermedad mental durante el conflicto mundial. Las tropas turcas las dirigía el padre de la patria turca, Mustafa Kemal Ataturk. El 26 de agosto de 1922 se produjo la decisiva batalla de Dumlupinar. Los turcos comenzaron el ataque, y cuando las tropas griegas esperaban las órdenes para contraatacar, éstas no llegaron porque el general Hajianestis había decidido que se había muerto. Y, claro, un muerto no podía dar órdenes. Más aún, argumentaba, aunque diese las órdenes, los soldados griegos no iban a ser tan tontos de obedecer a un cadáver parlante. Aunque fue pronto sustituido por el general Tricoupis, la reacción tardó demasiado en llegar y el destino de Grecia estaba sellado: la derrota. El de Hajianestis, también: fue condenado a muerte y fusilado, por loco.
Igual no estaba desencaminado, sino que sólo veía el futuro...
Das Kapital, el Capital, tratado en tres volúmenes escrito por Karl Marx y publicado entre 1867 y 1894. Ésta es la obra básica del marxismo, y, por ende, de las ideologías políticas que surgen del mismo: socialismo y comunismo. En esas décadas finales del XIX en Rusia existía la autocracia zarista, un régimen político autoritario basado en el poder absoluto del zar y la inexistencia de libertades individuales. Este tipo de sistemas de gobierno suelen utilizar la censura para vigilar lo que se publica en sus países y evitar la propagación de ideas que pongan en riesgo el orden establecido. Sin embargo, en 1872 el primer volumen del Capital fue traducido y publicado en Rusia. En el informe del departamento censor se reconocía que era una obra abiertamente socialista y radical, y por tanto, en principio, peligrosa para el poder zarista. Sin embargo, no se prohibió porque consideraron que tanto por su extensión como por la forma en que estaba escrito sería inaccesible para el público ruso.
Vamos, que dijeron, “total, si nadie se va a enterar del tostón éste”. ¿Sería el mismo criterio que siguieron con las obras de Tolstoi o Dostoievski? No me extrañaría…
Para terminar por hoy, la demostración de que el arte a menudo es una filfa. En 1967 el MOMA de Nueva York exhibió el cuadro “Le bateau” de Henri Matisse. Durante 47 días más de cien mil personas, desde turistas hasta críticos de arte, pasaron ante él para admirarlo hasta que un corredor de bolsa de Wall Street (aficionado al arte, se entiende) puso el grito en el cielo: ¡Estaba colgado al revés! . Pero no creáis que esto es una cosas excepcional, no. En el museo de la universidad de Minnesotta, la obra "Amapolas Orientales" de Georgia O´Keefe (considerada la primera gran artista norteamericana) estuvo ¡30 años! colgada en vertical, cuando su sentido correcto es el horizontal. En 1965 la National Gallery londinense mantuvo dos semanas el cuadro de Van Gogh "Hierba Alta y Mariposas" colgado del revés, lo que es más divertido si se tiene en cuenta que antes de abrir la exposición al público realizó una “premiére” para “especialistas” del artista holandés. En 1994 la Galería Hayward y el Metropolitan de Nueva York también exhibieron del revés la obra de Dalí “Tres mujeres de los pescadores de Cadaqués”. Y si estas cosas ocurren por ahí, ¿cómo no iban a pasar en España? El año pasado el Reina Sofía tuvo tres meses el cuadro “El violinista” de Picasso también del revés.
Desde luego, estos críticos y especialistas en arte no son muy espabilaos… ¡sólo hay que fijarse ande está el cáncamo, leche! Inútiles…
miércoles, 1 de julio de 2009
Amos que... (V)
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4 comentarios:
Que digo yo, que si era la primera papisa, puestos a reconocerle el género, sería Juana I.
Yo también tengo un cuadro en casa que por más vueltas que le doy no se como ponerlo, en general es como si en plena borrachera psicodélica apareciera una cucaracha gigante, evocador ¿verdad?
Pues yo creo que el cuadro de Matisse se puede poner hasta apaisado, depende de cómo te convenga.
Respecto a la papisa, una lectura muy recomendable y entretenida:
http://historiasdehispania.blogspot.com/2009/04/los-teofilatos-1.html
http://historiasdehispania.blogspot.com/2009/04/los-teofilatos-2.html
http://historiasdehispania.blogspot.com/2009/04/los-teofilatos-y-3.html
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