viernes, 6 de febrero de 2009

Yo no estuve allí: Ra- Ra-Rasputín (II)

- Recordemos en este punto que, aunque había aprendido algo bajo la tutela del starets Makari primero, y de Olga Lojtiná después, Rasputín era un hombre basto y poco cultivado, y precisamente en ello residía parte de su encanto
- Si eso es lo que digo yo, que a las mujeres lo que les gusta son los hombres de verdad. Si mi madre me regañaba por no duchame ni echame colonia, pero ej que a las mozas les gustaba que goliese a hombre, que lo sé yo.
- Además, jamás se ordenó sacerdote, pues ni tenía los conocimientos necesarios ni tenía mayor interés en ello, pues, retomando el pensamiento de su padre, de momento le iba bastante bien sin tener que hacerlo.
- Si a mí me enviaron al seminario tamién antes de mandarme aquí, “a ver si los curas me enderazaban” me decía mi padre. Pero ná, me echaron, y entoavía no sé porqué. Si ej que no sabían aguantar las bromas, no tenían correa…
- Sí, al final vas a lograr que todas las religiones nos pongamos de acuerdo en algo, despistado discípulo. Prosigo. Una de las cosas por las que destacaba era por su capacidad para profundizar en el carácter y la mente de las personas.
- Y en otros sitios profundizaba tamién, jejeje
- Con las visitas a la familia imperial se fue haciendo una imagen del zar y su esposa. Nicolás II le parecía un hombre bueno, de Fe sincera, casero y amante de su familia, pero no desde luego el líder que necesitaba Rusia. Alejandra era una mujer inestable, insegura, que se veía desplazada por las élites rusas, que siempre la habían dado de lado, pero convencida de que la verdadera Rusia, el pueblo de la estepa, la amaba. Desde que había llegado a su nueva tierra, pues ella era alemana, se había mostrado interesada en la cultura y las costumbres tradicionales rusas, en el folklore de la estepa, en la vida de los mujiks; la Rusia pura no contaminada por su contacto con occidente; la Rusia que parecía representar Rasputín.
- Uséase los más feos y guarranplas; una viciosa désas, fetichista de la roña era esta mujer, me paece a mí.
- El suceso que le hizo ganar definitivamente el afecto de los Romanov tuvo lugar a finales de octubre de 1907. El hijo pequeño y heredero del trono, el zarevich Alexis, que padecía hemofilia, se lastimó en una pierna jugando. Se le formó un edema y se quejaba de grandes dolores. Los médicos de palacio no sabían cómo curarle, ninguno de los remedios habituales era eficiente.
- Si ya lo decía mi padre, que no te pués fiar de los matasanos…
- Rasputín llegó a Palacio, se sentó a la cabecera de la cama del niño y comenzó a rezar. Nadie osó interrumpirle. Poco a poco, el zarevich dejaba de quejarse y se durmió. A la mañana siguiente el edema había sido reabsorbido y el niño estaba curado. A pesar de que el zar no quería que se supiesen los problemas de salud de su hijo, el milagro corrió de boca en boca. Ese hombre era un curandero, un sanador, un enviado de Dios.
- Eso es que le habían echao mal de ojo. Mi agüela Sebastiana tenía “gracia” y se sabía las oraciones.
- A partir de aquel hecho Rasputín entró a formar parte del círculo de confianza de la familia imperial, respetado y querido por todos. No dejó de lado, claro, sus “obligaciones” con el resto de la aristocracia e incluso en sus visitas a casa continuaba con sus característicos ritos. Por doquier se multiplicaba su fama de hombre santo, pero también lo hacían las sospechas de vida licenciosa y prácticas inmorales. El obispo Teofán fue a conocer el lugar donde nació el “campesino de Dios”, y allí, alojado en su casa, Rasputín le relató su primer encuentro con la Virgen, y le añadió encuentros posteriores no sólo con ella sino también con los apóstoles Pedro y Pablo.
- Supongo que con éstos no montaba fiestecitas, amos digo yo.
- Teofán ya no tenía ninguna duda, Rasputín era un enviado de Dios. Sin embargo, tanta alabanza le hizo descuidado y poco prudente. Un ejemplo de su escaso cuidado fue portar un crucifijo, regalo de Nicolás II, sobre el pecho, cosa que sólo era permitida a los sacerdotes, y él como ya hemos dicho no se ordenó jamás, lo que escandalizaba a los ortodoxos más rigoristas. Además, sus apetitos carnales, nunca saciados, le llevaron a seducir y/o abusar de muchas damas que luego denunciaron tal hecho.
- Sisque, va un tío ansia. Desatao, qu´estaba desatao. Amos que… siempre borrico, ¿eh?. Si ya lo decía el cura mi pueblo… ¡Abstinencia!¡Lo mejor es la abstinencia! Aunque me paece a mí que no practicaba lo que predicaba, el jodío.
- Así fue el caso de una de las tres mujeres que envió la zarina a conocer, como había hecho Teofán, el hogar siberiano del starets, con el fin de que después éstas la informaran de todo. También hubo varias denuncias de damas de servicio de Palacio, así como de mujeres del círculo íntimo de la zarina y de la alta sociedad rusa. A pesar de las denuncias la autoridad que sobre Alejandra ejercía Grigori determinó que negase la veracidad de tales acusaciones.
- Le tenía comía la cabeza… y a lo mejor otras cosas.
- Eran demasiadas las quejas para que cayesen siempre en saco roto, y tras varias averiguaciones, incluso Teofán se pasó al bando de los enemigos de Rasputín, tras comprobar su desvío moral y el excesivo poder que tenía sobre la familia real. Desde ambientes políticos también se veía con preocupación la ascendencia que poseía el monje sobre los Romanov. Incluso el zar había desestimado los resultados de una investigación del ministerio del interior sobre las obscenas prácticas de Rasputín, aduciendo que era un hombre como los demás, que de vez en cuando caía en el pecado, pero que de ahí venía su grandeza, pues sabía vencerlo y elevarse a Dios. Los enemigos del “monje loco”, como lo empezaron a llamar, eran ya muchos y, lo que era peor para él, muy importantes e influyentes.

- Mal se quiere, el tonto el pijo…
- Rusia entró entonces en la Primera Guerra Mundial
- 1914-1918
- Muy bien, despierto discípulo.
- Ej que me obligó a apréndemelo un profesor que tuve en el instituto, un tío cansinaco con lo de la historia, que a vé pa que quería yo saber tó eso pa cuando herede los majuelos de mis agüelos.
- Nicolás II, hombre de carácter débil y poco arrojo, no tuvo más remedio que ponerse al frente del ejército ruso ante las presiones recibidas desde la Duma, como es llamado el parlamento ruso, y la prensa. Si el zar partía de Palacio, dejaba el poder en manos de la zarina, y esto era como poner a Rasputín al frente del país, por el dominio que sobre la voluntad de Alejandra tenía el monje. Sus enemigos, ya casi la mayoría de la élite política y social de Rusia, no podían permitírselo.
- Malamente se le está poniendo las cosas.

- Entra en escena aquí otro personaje, el Príncipe Félix Yussupov, sobrino político del zar. La suya sería la historia típica del joven niño aristócrata y rico de la época, que cansado de una vida disipada y libertina…
- Otro “listillo”.
- …buscó en el ocultismo y en el misticismo las respuestas a su infelicidad. Justo en esa época de su vida conoció a Rasputín, del que, como tantos otros, quedó prendado. Fue desde entonces asiduo de Rasputín, compañero de desvaríos y vicios. También se plantea actualmente si el Príncipe era homosexual y se enamoró de Rasputín.
- ¡Acabáramos! No, si ahora a tós los que ya se han muerto dicen que eran mariposones.
- En algún momento Yussupov tomó conciencia del peligro que entrañaba su antes admirado monje, y, junto al Gran Duque Dmitri Pavlovich Romanov y el diputado Vladimir Purishkevich, urdió un plan para acabar con él.
- Eso es que s´había cepillao a sus mujeres, el tio barbucias éste. Los cuernos ej que son mu malos.
- Rasputín tenía motivos para no ser muy optimista con respecto a su destino. Ya en 1914 sobrevivió a un atentado en su pueblo, cuando una mujer le clavó un cuchillo al grito de “¡Muerte al Anticristo!”. A pesar de sangrar abundantemente, Rasputín fue capaz de reducir a la mujer golpeándola en la cabeza con un madero.
- Pos si tenía aguante, el tío. Eso ej que no la había dejao mu satisfecha.
- Con tantos enemigos acechándole y deseando su muerte, el monje loco le escribió al zar: "Siento que moriré antes del primero de Enero... si soy asesinado por plebeyos, y especialmente por mis hermanos los campesinos rusos, nada tendrás que temer... tu trono se asentará por cientos de años y tu hijo será Emperador y Zar. Pero si soy asesinado por nobles, mi sangre permanecerá en sus manos por veinticinco años. Tendrán que abandonar Rusia, los hermanos se enfrentarán a los hermanos, el odio dividirá las familias y el país se quedará sin nobleza o Imperio..." Ésta fue otra de las profecías relacionadas con Rasputín que puede interpretarse como acertada, pues a los pocos meses de su muerte se desencadenó la revolución bolchevique y Rusia se convirtió en la Unión Soviética, aboliendo la monarquía y obligando a la nobleza a exiliarse.
- Copón, pos sí que veía el futuro . Pos ya hay que ser tonto pa ser capaz de ver el futuro y terminar asesinao, porque al final lo asesinan fijo, ¿a qué sí? ¿Eh? ¿Eh?
- Yussupov y sus cómplices prepararon con sumo cuidado las circunstancias del asesinato. No en vano, Rasputín ya había sobrevivido a varios atentados contra su vida antes.
- Bicho malo nunca muere
- Decidieron envenenarlo en el transcurso de una de esas opíparas cenas que tanto le gustaban. El anfitrión sería el propio Yussupov, en el que Rasputín aún confiaba, ignorante de su deslealtad.
- Si es que no te pués fiar de naide.
- Aunque hay diversas versiones de lo que allí ocurrió, contaré la más extendida. Llegó el momento de la cena, y Rasputín, a solas con Yussupov, comió el vino y los dulces envenenados; tomó cianuro, según se cuenta, como para acabar con un elefante. Tardaba, sin embargo, en notar los efectos del veneno. Yussupov estaba asustado y nervioso. Finalmente, Rasputín se dio cuenta de lo que estaba pasando.
- Encenagao estaba ya el tío cenutrio. Ej que ya lo decía mi agüelo Venancio: “de grandes cenas, están las sepulturas llenas”.
- Sin tiempo a reaccionar, Yussupov sacó una pistola y le disparó al corazón. Seguro de que había logrado su objetivo, salió de la sala a comunicar su éxito a sus compinches, y a relatarles también el mal rato que había pasado viendo como Rasputín no reaccionaba al veneno. Volvieron al lugar del crimen para ver el resultado de su conspiración, y cuál no fue su sorpresa al ver a Rasputín aún vivo, completamente ensangrentado y en pleno ataque de furia.
- ¡La virgen!
- Cerraron la puerta, pero el monje fue capaz de arrancarla.
- Pedazo de cacho de trozo de burro, el tío.
- Una vez fuera de la sala, le dispararon tres veces, cayendo el cuerpo al suelo.
- ¡Toma ya! Si no quieres caldo, toma tres tazas, pum, pum, pum. Te paece que…
- Completamente aterrados, se acercaron a su enemigo para certificar su muerte, y, percibiendo que aún respiraba, le golpearon hasta que estuvieron seguros de que había fallecido.
- Pos si que se enciscaron en él, los mu gañanes.
- Finalmente, los conspiradores decidieron deshacerse del cuerpo atándolo, envolviéndolo en una manta y tirándolo al helado río Neva. El cuerpo de Rasputín fue encontrado dos días después, con uno de sus brazos desatados y con síntomas de haber intentado romper la capa de hielo que cubría el río. En sus pulmones se encontró agua; murió ahogado, cuando fue lanzado al río aún vivía.
- Mía tú, que con las tripas esparramás y no se moría, y va el zanguango y se ahoga en el río. Amos calla, ya le vale.
- Por todo esto, también se le conoció con el sobrenombre del monje que no podía morir.

- Pos el caso ej que a mí al final como que el tío cuevero éste me suena…
- Lo más conocido de Rasputín actualmente, y que hoy en día se puede contemplar en el museo erótico de San Petersburgo, es su pene. Según la leyenda, en el momento en que estaban apaleando a Rasputín, decidieron también castrarlo, aunque algunas versiones hablan de una violación previa por parte de su supuesto enamorado Yussupov.
- Iraaaaa, pos no montaban ná ni ná…
- El miembro del monje sería recogido por el servicio de palacio, y tras ser conservado por varias familias de nobles rusos, se le perdió la pista hasta que en 1968 reapareció guardado en una caja propiedad de una mujer que declaró haber sido amante suya. Más corto de lo que era en realidad al perder algunos centímetros en el proceso de castración, pues la supuesta longitud original varía según las versiones entre los 35 y los 40 cm., actualmente se exhibe en el museo de San Petersburgo con la leyenda "Pene de Rasputín, asesinado en San Petersburgo la noche del 16 al 17 de diciembre de 1916. 28,5 cm".
- Pos lo que yo decía ende un principio, un tonto el cipote, ques lo quera. Pero no, maestro, no. A mí me suena éste de una canción que he bailao yo en las fiestas del pueblo, hombre. ¿Cómo era? Ra, Ra, Rasputín, tiroriro tirorí.
- Sí, sí, danzarín discípulo, yo también la recuerdo… tarito tito, tito, tataaá.
- Venga, maestro, amos a bailar.
- Ra-Ra-Rasputín…


2 comentarios:

Colorines dijo...

¡Por fin la canción!. Ra-Ra–Rasputín….

Envenenado, disparado (varias veces), golpeado, castrado, congelado, ahogado… ¿seguro que murió?. Probablemente dadas unas condiciones concretas se regenere a partir de su pene conservado en formol, o tal vez su cuerpo ya se haya regenerado y esté buscando la parte que le falte ¡Que vigilen ese museo!

Anónimo dijo...

Maestro, cuenta usted unas historias muy divertidas. ¡No ponga muy difíciles los exámenes!