Venga, vamos a reírnos un poco… por no llorar. El sábado nos desayunábamos con la noticia aparecida en el (modo irónico on) riguroso, necesario, independiente y bien editado (modo irónico off) diario Lanza de la agresión de un alumno a un profesor de nuestra capital. Sorprender, al menos a los que trabajamos en la enseñanza, no nos sorprende la noticia, y la vamos a dejar ahí como tal, debido al expreso deseo del profesor agredido de que no trasciende ni de qué centro de trata ni, claro está, su identidad (y a pesar de ello ya sabemos por los “sensibles” y “respetuosos” periodistas que el agredido es el director de ese centro y que el agresor era un alumno de un Programa de Cualificación Profesional, una cosa que se han inventado para regalar el título a los alumnos que no quieren estudiar para que no abandonen los centros, un título que vale exactamente igual que el que le dan al alumno que se lo saca como Dios manda, por cierto, y si alguien piensa que no sé de lo que hablo, que conste que este año yo mismo soy profesor de segundo curso de PCPI). Es una noticia más, de entre las muchas que afectan a la educación, que tienen en común su carácter descorazonador. Vamos a estudiar el seguimiento que se le ha hecho a la noticia.
Al día siguiente de los hechos, la delegada de educación de Ciudad Real, Valle Fuentes, declaraba, según el propio Lanza, que consideraba “una conducta muy grave” la agresión. Gracias por su apoyo, jefa. Menos mal. Asimismo, el rotativo informaba: (la delegada)“asegura que su departamento apoyará la decisión que adopte el centro, que es autónomo en la materia para abrir expediente -en el que cabría la expulsión del adolescente-, en base al Decreto de Convivencia que permite a los centros escolares actuar por sí mismos en cuestiones disciplinarias”. El periodista, que no hace bien su trabajo porque no se informa realmente de cómo son las cosas, aunque es comprensible porque decide utilizar la razón y el sentido común cuando le explican las circunstancias de la cuestión, cosa que no se debe hacer ni en materia política en general, y menos en política educativa en particular, entiende que la expulsión a la que se refiere la delegación es del centro y definitiva. Pero no, señor, la expulsión sobre la que puede decidir el centro es únicamente temporal, de máximo un mes, y luego si te he visto (me has pegado una leche) no me acuerdo (o sea que como te descuides te doy otra).Esta percepción del periodista se refuerza cuando en otro artículo donde da noticia del comunicado de uno de los sindicatos de enseñanza, dice: “considera que la Delegación de Educación en Ciudad Real “debe proceder al inmediato cambio de centro del alumno agresor” (la delegada Valle Fuentes ha declarado a este periódico que será el centro quien decida)”. Meeeeeec, error. ¿Quién le ha dicho a él que el centro decidirá si cambiar al alumno de centro?. Si yo le entiendo, no creáis, el hombre piensa “expulsión”. Claro, que le echan del centro, ¿no? Pues no. Es sólo “expulsión temporal”, es decir, en términos balonmanísticos, más bien un “exclusión”. Son los intríngulis propios de la jerga educativa, más políticamente correcta (y estúpida, y falaz) que la de los propios políticos. Además, el agresor es mayor de 16 años, es decir, no es obligatoria su permanencia en el sistema educativo (al menos hasta que el lumbrera de nuestro Ministro de Educación, siguiendo la propuesta ya realizada por las mentes preclaras al cargo de la educación en CLM, lleve a cabo sus proyectos de ampliación de la edad de permanencia obligatoria hasta los 18 años, pero es que eso merece un artículo aparte). Lo normal, por tanto, es que se le expulsara de ese PCPI, que al fin y al cabo es un “premio” (indecente, pero premio) que le da la administración por ser un vago y un sinvergüenza. Pero ya os adelanto yo que no. Que el chaval se incorporará al programa en un mes como mucho tras ser “expulsado”, y que en uno (si es alumno de segundo) o dos (si lo es de primero) años tendrá su título de la ESO, exactamente el mismo que el estúpido e iluso alumno de 4º de ESO que se está dejando los cuernos estudiando a lo largo de todo su periplo escolar. Es lo que hay.
Además, otra cuestión que a lo mejor sorprende a los que no están familiarizados con los entresijos de la docencia, ahí tenemos a nuestros (modo irónico on) preocupados y trabajadores (modo irónico off) sindicatos como siempre remando en la misma dirección. Aquí lo vemos: “El sindicato de profesores AMPE ha asegurado hoy que los profesionales de la enseñanza no pueden permanecer callados ante las agresiones de las que vienen siendo objeto, mucha de las cuales, dicen, "están siendo silenciadas". El presidente regional de AMPE, Juan Carlos Illescas, en declaraciones a EFE, ha señalado que la agresión física de la que fue objeto un profesor el pasado viernes por parte de un alumno en Ciudad Real, es una muestra más de las que sufren muchos profesores en Castilla-La Mancha, que en la mayoría de los casos acaban sin ser denunciadas”. Ahora, las declaraciones de otro de los sindicatos: “El Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza (STE-CLM) condena en un comunicado difundido este domingo el puñetazo que el viernes propinó un alumno al director de un instituto de la capital, -una información que adelantó Lanza- y pide “que no se utilice este caso para elevar el nivel de descalificación existente en torno al clima escolar y que no se extrapole y se diga que esto es reflejo de lo que ocurre en la enseñanza [como sostiene Anpe] pues los datos existentes nos demuestran que esto ha sido un caso excepcional”. Ya los veis. ¿Les preocupa la situación de la enseñanza? Ni lo más mínimo. Simplemente tratan atacar a sus enemigos y apoyar a sus amigos, con el afán de seguir coleccionando liberados y continuar alejados de la tiza.
Continuemos con las declaraciones del STE. Dicen que reclaman a la administración las medidas para evitar este tipo de agresiones (“Desde el STE reiteramos nuestra petición a la administración educativa para que tome las medidas que son necesarias para prevenir estas conductas violentas y para intentar acabar con las conductas disruptivas que impiden en muchas ocasiones el desarrollo normal de las clases en nuestros institutos”). Vale. Muy bien. ¿Y cuáles son? Ojo: “reducción del número de alumnos existentes en las aulas, la dotación del personal de orientación psicopedagógica necesario, la potenciación de los programas de atención a la diversidad y el desarrollo de los programas de convivencia en los centros”.Eso es.
Con eso estaba solucionado el problema de la violencia. ¿Qué no? Hombre, si hay menos alumnos en la clase tienes menos posibilidades de que te casquen. Pura matemática. Y como dice un compañero, si el orientador nuevo que incorporan está cachas, igual te defiende (o no). Siempre puedes ir a terapia con él, que para eso son psicólogos. En cuanto a los programas de atención a la diversidad, pues sí, oye, creando alguno para atender decentemente a los matones: no sé, poniéndoles un profesor masoca, que les anime “dame más, dame más” mientras le están zurrando. Por último, claro, el desarrollo del programa de convivencia de los centros. Sip. Así cuando agredan a un profesor/a igual se puede considerar violencia doméstica. Pues nada. Éstos son los que nos “defienden”. Claro que tampoco tiene ellos la culpa: la mayoría lleva años sin pisar una clase, ellos qué sabrán, los pobres. Lo de pedir una legislación educativa que le devuelva (o le dé) algo de autoridad al profesor y al centro, eso no. ¿A quién se le puede ocurrir que a un alumno que agrede al profesor se le pueda expulsar definitivamente de un centro? Lo suyo es que se tome unas vacaciones, y luego otra vez al “cole” (y luego decían los del STE que no se cumplen los programas de convivencia… ¿Cómo que no? ¡A más no poder!). ¿Por qué no hacen lo mismo con las mujeres agredidas por sus maridos o compañeros? (y por supuesto no comparo tamaño drama con esto, que siempre hay alguien de mente estrecha por ahí) Un mesecito fuera de casa y luego otra vez a convivir, verás como ya no hay problema. ¿Ah, no? Vaya, vaya, así que la “solución” no parece tan útil y civilizada, respetuosa de los derechos del agresor (no del agredido, claro, al fin y al cabo, desde que le han breao a toyas, ya los ha perdido), en todos los casos. Hmmmm, ¿da que pensar? Oh, no, no, ¡Vade retro, Satanás! ¡Pensar, reflexionar, aplicar el sentido común sin prejuicios ideológicos irracionales! ¡Eso es inmoral, impensable, horrible crimen en este “Estado de derecho” ! Perdón, perdón, pido clemencia por tamaña herejía.
Por cierto, os cuento un caso en primera persona. En mi centro había muchísimos problemas de disciplina en uno de los cursos. Pero muchos. No había quien dese clase, y los partes de disciplina se multipicaban todos los días. A un profesor, inocente él (o ella), se le ocurrió poner estos problemas en conocimiento del inspector de eduación de la zona. Esperaría que el inspector hiciera uso de su autoridad, que llamase al orden a los alumnos y a los padres, etc. Pero no. ¿Qué hizo el señor inspector? Le pidió la programación didáctica a todos los profesores, a ver si estaba bien hecha. Ya está. Punto. No hizo más. Aquí se ve, primero, la sensibilidad de la administráción, y, segundo, que no tiene ni puñetera idea (o no quieren tenerla) de lo que es un centro educativo en su día a día.
Es lo que tiene no escribir los artículos “del tirón”. Ya ha salido la “sentencia”. Para el Consejo Escolar del centro (representantes de profesores, PAS, padres y alumnos) agredir al director, con premeditación, por cierto (le estaba esperando a la salida, es decir, no es un “acceso de ira”) simplemente se salda con quince días. Ya está. Dos semanitas de vacaciones y arreglado. Punto pelota, y que pase el siguiente “punching-ball” docente. Por cierto, que han sido quince días por haberle atizado al director, que si llega a ser un profesor sin más (yo mismo por ejemplo) el castigo igual es copiar tres veces en la pizarra “no pegaré a los profesores” y al agredido le suspenden de empleo y sueldo por que el “niño” se ha dañado la muñeca al soltarle la leche.
Otra cosa. Tanto la consejera como algún sindicato (STE en este caso) se han preocupado mucho de señalar que “es un hecho aislado”. Mentira. Si esto es un hecho aislado, los atentados de ETA también lo son, con lo que nos deberíamos preocuparnos, ¿no? Es decir, si hablamos de frecuencia, las agresiones a profesores son muy frecuentes, lo que ocurre, y lo digo con conocimiento, es que los centros y la consejería los “tapan”. Los “ocultan”. Así de claro. Su táctica es como la de la antigua Iglesia con las mujeres maltratadas: “algo habrás hecho”,” hay que aguantar”, “esto son cosas domésticas, que no deben salir a la luz”, etc. Muchos compañeros sienten (les hacen sentir) vergüenza ante estas decisiones y finalmente se olvidan (los agredidos no, que bien presente lo tendrán para toda su vida). Y así es como se actúa. Pero ojo, aviso a navegantes. Ocurre exactamente igual cuando un alumno o alumna es agredido por otro. Así que ya no es un problema sólo del profesorado. Cuando la violencia es “entre iguales” (entre alumnos, se entiende) también se oculta. Así que no estén ustedes tan tranquilos. Porque absolutamente todos los alumnos que agreden a un profesor, anteriormente han agredido, amenazado o abusado de algún compañero/a, o de muchos. La solución fácil es echarle la culpa al profesorado “porque no han hecho nada”. ¡Pero si ni siquiera podemos defendernos nosotros! Al final, por ridículo que parezca, casi es lo único que me queda por pedirle a la administración: ¡que nos dejen defendernos! Porque si repeles una agresión ya sabes que tu carrera está en juego… bueno, en juego no, literalmente perdida. Así que por lo menos, eso, que podamos defendernos. Yo por si acaso ya estoy yendo al gimnasio para ponerme “cachas”.
Otro caso de hace poco fue el del alumno que lanzó huevos contra la fachada de una profesora en Sonseca. En primera instancia, se le condenó a siete días de trabajo comunitario. Sin embargo, esta decisión del Juzgado de Instrucción fue revocada por la Audiencia de Toledo, que dejó al angelito totalmente impune. De momento, veamos la actitud de esos padres que, de primeras, lo que hacen es recurrir la primera sentencia, claramente justa (leve para mi gusto, pero es que yo soy un “radical”, ya lo sabéis) y aleccionadora. Vamos, que lo suyo hubiese sido que sus padres le dijeran: “cumples tus trabajos comunitarios, te quedas tres meses sin salir, y no te cruzo la cara no sea que algún juez imbécil me retire la custodia, que no creas que no me dan ganas de lo primero y de lo segundo”. Pero no, los “papis” recurren porque cómo va su hijo a cumplir con eso. ¡Trabajar!¿Esto qué es, la Inquisición? Pero si esto ya es muy grave (en realidad creo que es lo más grave), ojo al fallo de la Audiencia. Dice que deja sin efecto la anterior sentencia porque los daños en la fachada no fueron relevantes, ya que fue la propia profesora quien la limpió sin coste alguno… … … (sí, ahora sí me voy a pasar) quien tenía que haberlo limpiado era el señor juez con sus cuernos, cagontó. ¿Y que excrementos morales así (no sé si jurídicos, pero sí morales) sean los que deciden en nuestra justicia? (mal llamada así, si acaso, poder judicial, porque justos, justos, casi nunca lo son). No me extraña que pase lo que pase. Claro que, tenedlo en cuenta, tanto el de los huevos como el boxeador del PCPI serán en el futuro un juez o diputado (o vaya usté a saber, Consejero de Educación) Parafraseando a mi admirado Groucho: ¡Paren el mundo, que me bajo!
Pues nada, que no va a ser la última, ¿eh? Cuando se me pase el “calentón” (mente limpia, queridos lectores, mente limpia) igual me da por analizar las declaraciones de hace un mes de nuestro brillante y agudo ministro. Pero ahora me da pereza, la verdad.
martes, 17 de noviembre de 2009
Teach-boxing
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5 comentarios:
Ojala pudiera decir que ésta es la gota que colma el vaso, que a partir de ahora se van a tomar medidas para que el respeto a profesores y compañeros sea un derecho real y no una frase hueca que aparece en todos los documentos y en todos los discursos, pero me temo compañero que la medida del aguante ya no es un vaso sino un bidón con fisuras de manera que ya pueden ir echando agresiones, insultos y vejaciones porque no se va a llenar nunca, solamente se llenará el “carné de baile” de cada individuo de manera que cuando cada cual lo tenga completo que abandone de la pista de baile antes de que lo saquen en camilla y no es una metáfora.
Y lo peor de todo no son estos “pequeños” dramas particulares sino la gran tragedia de tantos y tantos buenos chicos/as que en la medida de sus posibilidades intentan aprovechar su tiempo y su vida y que ven como sus propios compañeros les restan oportunidades de aprender más, no ya matemáticas, historia o ciencias, sino a pensar y a debatir, a tener opinión propia, porque están convirtiendo a los profesores en cuidadores de probables delincuentes, analfabetos e iracundos que pasarán por el mundo sin dejar huella en nadie porque no tendrán nada que ofrecer salvo egoísmo y violencia.
Reconozco que me has engañado con lo de "Venga, vamos a reírnos un poco" y me lo he chupado entero. Menos mal que cuando se va haciendo cuesta arriba, metes un par de chistes.
Aquí todo empieza a tomar unas dimensiones no aptas para alumnos de ESO. ¡Hasta los comentarios!
Es triste pero es así. No es que piense que no se pueda hacer nada, pero mientras que la base de lo que es la educación en España no cambie radicalmente, seguiremos como estamos.
A mi modo de entender, la educación es como una pirámide donde la base la debe estar en la familia (apoyo y valores que nos sustenten), y conforme subimos en ella todos aquellos que nos enseñan, que no educan, y que nos perfilan.
Me parece apropiado y muy oportuno una cita de Gabilondo, que aunque no comparta a veces su opinión, en esta ha dado en el clavo:
http://www.youtube.com/watch?v=EXqe_m1nJcs
Mientras llega el séptimo de caballería (o no) tu sigue yendo al gimnasio a hacer musculito para poder defenderte, ya iré yo a verte a Herrera de la Mancha cuando algún niñato/a te azuce a sus padres porque considere que hacer un comentario de texto es trabajo de la NASA y tu intentes rebatirle con tu angelical vocecilla. Además piensa en la pasta que podemos sacar si luego voy al Diario de Patricia, etc., etc.,
Y ojo que una gran parte de culpa la tenemos los propios docentes, una profesión donde la falta de solidaridad, la envidia, el compadreo malsano, la hipocresía y las puñaladas traperas están a la orden del día. Sólo hay que ver la actuación de los sindicatos, más preocupados de tirarse los trastos a la cabeza que de defender a los profesores. Bueno, y pasarse por algunas salas de profesores, donde se escuchan cosas increibleblebles.
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