sábado, 1 de agosto de 2009

Los hermanos Marx en increiblebleble

Llevo algunos meses mostrando en este humilde blog muestras de dos de los grupos de humor más geniales que han existido (y en el caso de Les Luthiers, existen). Ahora voy a irme unas cuantas décadas (seis o siete) más atrás para recuperar el legado de unos de esos pioneros del humor audiovisual, es decir, del humor en el cine. Sí, sí, ya lo sé, pioneros, pioneros, los grandes del cine mudo, como Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd,, etc. Pero me refiero a los cómicos que unían acción visual con sonora, y por tanto, los que entraron “en escena” (y nunca mejor dicho) con el cine sonoro: Los Tres Chiflados, Laurel y Hardy, Abbot y Costello, Bob Hope, Cantinflas en México... De todos ellos que mayor éxito y fama tuvieron a lo largo y ancho del mundo fueron sin duda los Hermanos Marx, protagonistas de 13 películas que abarcan 20 años (1929-1949). De entre ellas son destacables sobre todo tres: Sopa de Ganso, Una noche en la ópera y Un día en las carreras. Sin embargo, en todas podemos encontrar retazos de genialidad de esta familia de cómicos.

Los Hermanos Marx eran cinco en realidad, aunque los que han pasado a la historia han sido los tres mayores: Leonard (Chico), Arthur (Harpo) y Julius Henry (Groucho). El más pequeño, Herbert (Zeppo) formó parte de las cinco primeras películas, pero al hallarse totalmente eclipsado por el talento de sus tres hermanos decidió dedicarse a la representación de artistas, siendo el repesentante, claro, de los Hermanos Marx a partir de 1933. El último hermano, Milton (Gummo), sólo actuó con ellos en sus años de vodevil teatral, y lo dejó para servir en la Primera Guerra Mundial, asociándose posteriormente con Zeppo en su empresa de representación y terminando como apoderado de Groucho tras la disolución del grupo como tal.

Durante décadas el público ha elegido a “su preferido” de entre los hermanos, y, si en los años treinta y cuarenta Harpo le hacía sombra a Groucho (seguramente porque el humor de Harpo era heredero del “slapstick” que dominó el cine mudo), creo que a partir de entonces no hubo color, y Groucho no sólo se convirtió en el preferido del público, sino en todo un icono universal. Sí, claro, yo también soy de Groucho. Además, fue el único que tras la última película protagonizada por los tres (Amor en conserva, 1949), mantuvo su éxito con a apariciones en otros films, y, sobre todo, en la televisión. El gran olvidado seguramente ha sido Chico, el mayor, que a pesar de no destacar demasiado, sin él seguramente nada hubiera sido lo mismo, sobre todo para Harpo, pues el “Marx rubio” hablaba en sus películas por boca de su hermano, que traducía lo que quería decir con su lenguaje gestual (aunque a menudo no demasiado acertadamente). Esto… todo el mundo sabe que Harpo no hablaba en las películas, ¿no? Y que en realidad no era mudo, como durante décadas creyeron los espectadores, ¿verdad? Bueno, pues eso, que también Chico tiene un lugar en nuestro corazoncito, como Harpo, a pesar de ser admiradores recalcitrantes de Groucho.

Vale, lo reconozco. Cuando veo las pelis en video paso los números musicales. Todas las películas de los Marx a partir de 1935 (con Una noche en la ópera) tienen varios (imposición de la Metro) y son un tostón, sí. Son, sin embargo, testigos de una época, de una forma de hacer cine cercana a la revista y al vodevil, pero que lastran a las películas de los Marx hasta el punto de que no se puede decir que sean grandes películas, pero, eso sí, son divertidísimas. Para encontrar comedias divertidísimas y con gran calidad cinematográfica en esa época habría que mirar hacia otro lado (¿he oido Lubitsch? ¿Y Preston Sturges?), pero eso no cercena la importancia de estos cómicos, sino que muestra la mala suerte que ellos, y el cine en general, tuvieron al no trabajar con directores de calidad. Sólo se salva en este aspecto Sopa de Ganso, dirigida por un gran Leo Mac Carey, que se encuentra en la lista de las 100 mejores películas de todos los tiempos del American Film Institute.

Para terminar, no puedo olvidarme del último miembro de esta familia. Vale, no era hermano, ni hermana. No, no les tocaba nada. Pero, sobre todo Groucho, ¿qué hubiera sido de los Hermanos Marx sin Margaret Dumont? Como dijo Groucho, “la quinta hermana Marx”. Actriz de cine y teatro, solía representar papeles de señora rica y madura, de porte aristocrático, que solía rendirse ante los encantos de los personajes que encarnaba Groucho, los cuales habitualmente la cortejaban para luego mofarse de ella e intentar quedarse con su dinero. En aquellos años, recuerda Groucho, muchos espectadores pensaban que en realidad estaban casados, pues era difícil ver al uno sin el otro. En su divertida autobiografía, Groucho y yo, la describe tal cual sus personajes eran: una mujer de otra época, con mucho estilo y eduación, sin muchas luces, pero de gran corazón. Sin la Dumont, más del 70% de los gags que hicieron famoso a Groucho no hubieran tenido sentido. Desde aquí, rompo una lanza porque a partir de ahora, todos los que hablen de los hermanos Marx, citen, aunque sólo sea por justicia, a la señora Dumont.


Nada, ya sabéis, de vez en cuando, unas píldoras de estos geniales cómicos. Aunque, claro está, lo mejor es ver sus películas del tirón (pasando los números musicales, sobre todo cuando Harpo se pone a tocar el harpa). Hoy, dos escenas de Una noche en la ópera ("¿Quiere usted las uñas largas o cortas?" "Déjemelas cortas porque aquí ya va faltando sitio", buajajajajajajaja, simplemente genial)







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí, su mejor película fue "Una noche en la ópera". Sencillamente genial de principio a fin.
Para la realización de esa sublime película hay que hacer mención del gran productor de la MGM Irving G. Thalberg, cuya participación fue vital para la realización de esa obra de arte. Lástima que muriese jóven y no nos pudiese dejar más joyas como esa.
---
Groucho además fue un gran inspirador. En España quien más se le pudo acercar por su talento innato y su forma de hacer humor fue el genial Tip.

Fdo: Man.

Wayne dijo...

Otro genio, Tip, sin lugar a dudas. Y sí, tenía un humor heredero del de Groucho. ¡Santo varón! (los dos)

Una alegría volver a leerte, Man.

capi dijo...

Este es otro tema en el que resonamos, wayne. Tip y Groucho. Lo único prescindible de las películas de los Marx son los "interludios musicales". Pero claro, no hay que sacarlas de contexto, al fin y al cabo los hermanos Marx provienen del vodevil de principios de siglo. Incluso en "Una noche en la ópera" estos interludios son aceptables. En general me parece una gran película. Y es cierto, como dice Man, que se nota mucho la inflencia de Thalberg en ésta y en "Un día en las carreras", lo que las diferencia notablemente del resto.