jueves, 9 de julio de 2009

Frases hechas... a sí mismas

“Se va por los cerros de Úbeda”, “tomó las de Villadiego”, “es más feo que picio”, “ha puesto una pica en Flandes”, etc. Hay muchas frases de uso común de las que todos conocemos el significado, pero no sabemos de dónde vienen o porqué tienen el sentido que les damos al hablar. Sobre estas “frases hechas” comienzo aquí una serie que intentará establecer el origen de algunas de ellas.

Quién sabe, quizá en algún momento algo que digamos quede para la historia y pase al inventario general del habla popular como una frase de uso común. Podremos decir entonces, “eso lo dije yo cuando…”, pero nadie nos creerá, claro.

“No hay tu tía”. Esta expresión se utiliza para expresar que algo es imposible, que no tiene remedio. Viene de la palabra árabe tutiya, que significa sulfato de cobre. Éste era un elemento muy utilizado antiguamente para tratar enfermedades oculares. Así, el término “tutía” se utilizó en el habla común como sinónimo de remedio o medicina, y de ahí el sentido que tiene actualmente la frase “no hay tutía” (lo correcto sería escribir “tutía” así, junto), “no hay remedio”, “no hay manera”.

“Por los cerros de Úbeda”. Esta locución tiene un origen histórico. Alfonso VIII tenía cercada la ciudad de Úbeda, en manos de los almohades, y había distribuido a sus tropas por todos los flancos esperando la orden de ataque. Una de las huestes estaba mandada por un tal Alvar Fáñez “el mozo”, que vigilaba el flanco sur. Cuenta la historia que éste caudillo cristiano se encontró con una bella mora en el río, y digamos que se “entretuvo” el hombre con su mora de la morería dejando de lado sus responsabilidades más tiempo del indicado. Las fuentes divergen sobre si finalmente Alfonso VIII venció en esta batalla o no (lo cierto es que históricamente Úbeda no sería reconquistada definitivamente por los cristianos hasta Fernando III el Santo en 1234) pero la ausencia del tal mozo se hizo notar. Al día siguiente, el rey interpeló a su vasallo sobre la causa de su ausencia en la batalla, y Alvar Fáñez contestó que se habia perdido “por esos cerros de Úbeda”.

“Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”. Esta frase se suele utilizar para declarar la dificultad que entraña enfrentarse al poder en general, y al de la Iglesia como institución en particular. Como todo el mundo sabrá, tiene su origen en el Quijote, sí, pero el sentido que se le da actualmente es totalmente ajeno a Cervantes. En la novela Quijote y Sancho topan (dan) con la Iglesia, sí, pero se refiere a la Iglesia como edificio, como construcción, y no como institución. Sancho contó a Don Quijote que, como él le había pedido, le había entregado una carta a su querida Dulcinea. Esto, por supuesto, era invención de Sancho, pero por no llevarle la contraria a su amo, convino en ir con él al Toboso, pueblo de su amada, y buscar a Dulcinea, a la que Sancho supuestamente había visto (Don Quijote, como bien sabéis, no la conocía) y sabría dónde encontrarla. Llegaron de noche al pueblo, y Don Quijote encomendó a Sancho dar con el Alcázar o Palacio donde vivía su señora. Sancho, en cambio, decía que él la había encontrado en una casa pequeña, en un corral. Don Quijote se mofaba de las palabras de su escudero, asegurando que si la casa era pequeña, más bien sería un pequeño apartamiento que ella tendría adosado al palacio para su solaz, y que lo que él llama corral, teniendo en cuenta su poco mundo y escaso seso, cualquier caballero lo reconocería como un patio de armas o solariego. Así, siguieron hacia el edificio que parecía más grande. Llegando al mismo, por la sombra que su torre dibujaba en el suelo amla luz de la luna, determinaron que se trataba de la Iglesia del pueblo, y no de un palacio. “Con la iglesia hemos dado, Sancho” es la cita literal. Ha sido el uso de la misma el que ha llevado al sentido que tiene actualmente, y que nada tiene que ver con el que se le da en la famosa novela.

“Esto parece la Casa de Tócame Roque”. Esta frase expresa una situación caótica, donde reina el alboroto. Tócame Roque no era fue una persona, sino que fue eso, una casa de vecinos, una de esas antiguas “corralas” de Madrid, que al parecer se hizo famosa por los desórdenes y la agitación que se vivía en la misma. Quien la inmortalizó para la posteridad fue don Ramón de la Cruz (1731-1794)en su sainete La Petra y la Juana o el buen casero. Aunque dicha casa fue derribada en 1850, aún hoy se recuerda dónde estaba situada.

2 comentarios:

Nuño Nuñez dijo...

Irse por los cerros de Úbeda significa divagar sin llegar al meollo de la cuestión pero en esta historia, origen de la frase, el amigo Alvar Fañez creo que si llega a dicho meollo.

Wayne dijo...

Pues sí, es una manera de verlo, sin duda. Simplemente se trata de ordenar las prioridaes, y casi todos tenemos la misma en la cúspide, jejeje