jueves, 15 de abril de 2010

No semos iguales, no.

Constitución Española. Artículo 14: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Este artículo de la Constitución todos sabemos que no se cumple, ¿verdad? En el día a día vemos casos que por ser habituales ya no nos sorprenden ¿Ejemplos? Ya sabéis, hay ciertas leyes (de tráfico, por ejemplo) que si uno pertenece a determinado grupo étnico-cultural, pues no se le aplican igual que al resto. O en el puesto de trabajo, sabemos que las faltas al curro de unos necesitan menos explicaciones que las de otros; pasa en todos sitios. O a la hora de optar a un puesto de funcionario, dependiendo de tu lugar de nacimiento y residencia, se te puede vetar “de facto”, justificando tal hecho en tu desconocimiento del idioma y cultura propios “del país” (que no es España, claro). El acceso a fondos y ayudas públicas, así como ganar concursos de obra públicos, tienen mucho que ver con la filiación política del organismo que ha de adjudicarla y la identificación y relaciones del postulante con esas ideas. Todos conocemos casos. O, dependiendo de las ideas políticas, las mismas declaraciones en boca de unos no significan lo mismo que en boca “de los otros”, algo que, por supuesto, vale para todos. O, y esto me ha llevado a escribir lo que leéis, si eres un juez famoso y caes bien a los autoproclamados chamanes nacionales de la verdad y la justicia, no tienes por qué ser juzgado, igual que cualquier otro hijo de vecino, con arreglo a las leyes y si hace falta se salta a la torera la independencia del poder judicial y la división de poderes y aquí paz y después gloria.

Es verdad absoluta e inmanente que la dedicación a determinadas actividades “intelectuales” (actor o actora, director o directora de cine, cantante o cantanta, escritor o escritora, político o política, y, sobre todo, periodisto o periodista) otorga poderes sobrenaturales que permiten discernir el bien y el mal de forma nítida y una clarividencia sobre todos los asuntos públicos que deberíamos dejar de gastar tiempo y dinero y renunciar a la soberanía popular, cediendo el uso de nuestras libertades a este grupo de predestinados por la providencia (y pido perdón por tal afirmación al tratarse de un conjunto predominantemente agnóstico cuando no ateo), que sabrían dirigir este país bastante mejor que los que hemos elegido (unas veces a unos, otras veces a otros) la caterva de ignorantes que estamos hechos los españoles. Porque al fin y al cabo, la división de poderes, la Constitución, la monarquía parlamentaria, John Locke (el de Perdidos no, “el otro”), Montesquieu, los organismos constitucionales, los referéndums y las elecciones no son más que elementos fascistas (fachas en nuestro caso) que impiden el verdadero progreso por la senda de la justicia, del que ellos han de ser luz y guía.

Por suerte, de momento parece que aún no se han salido con la suya, por mucho que lo intentan, pero, parafraseando al gran José Mota, andarán diciendo “tú dame hueco, que habiendo hueco, yo ya, ya…” Así que ya sabéis, panda de extremista de la ultraderecha, el señor juez Garzón, del que desconocemos si es culpable o no de lo que se la acusa (de momento es inocente, como todo ciudadano en un Estado donde prima tal presunción) está por encima de la ley. Tú, no. Él, sí. ¿Él? Sí. ¿Y tú? No, tú no. ¿Pero él? Sí, el sí. Así que… No, tú no. ¿Y él? Sí.

"Tras el 23-F sentar en el banquillo a Garzón es lo más gordo de la democracia", ha declarado Pilar Bardem. Me cagüen… Si el Tío la Vara fuese real, no había olivos pa toas las que iba a gastar.

¿Soy el único que piensa que la justicia debe ser independiente? ¿Qué sólo se deben resolver los asuntos judiciales en las instancias judiciales? ¿Que si se le acusa a alguien de algo ha de ser con pruebas? (lo último ha sido Álvarez Cascos acusando a la Policía de amañar pruebas, y el antiguo fiscal anticorrupción Jiménez-Villarejo, acusando a los miembros del Tribunal Supremo de ser cómplices de torturas) ¿Que si no se está de acuerdo con la ley, no hay que saltársela sino intentar cambiarla por los procedimientos adecuados, es decir, vía Cortes? Debe ser que sí, que somos pocos los que pensamos así, o que los que piensan lo contrario hacen mucho más ruido. Y ahora que lo pienso, esto de los encierros para forzar decisiones judiciales hasta ahora que, yo recuerde, lo hacían los que apoyaban a los terroristas… Vivir para ver.

Por cierto, que si hablábamos de personas por encima de la ley y personajes dotados de omnisciencia, hay una institución en España, que nos cuesta a todos mucho dinero para dar unos resultados bastante mediocres en comparación con sus homónimas europeas, que cree unir ambas condiciones: la universidad. Y gala de ello han hecho también en este asunto. ¿Es más grave aún porque se mantiene con el dinero de todos los españoles, a cuya inteligencia insultan y cuya soberanía quieren secuestrar? Ah, que los mismo hacen los “intelectuales”, al menos éstos. Entonces no pasa nada, ya sabéis, Dios los cría…

Para los aficionados a poner “etiquetas”, de Gürtel y toda esa vergonzosa trama de corrupción político-urbanística, o de Matas, que así en persona ya, ya parecía (pero de nuevo debemos ceñirnos a la presunción de inocencia) no voy a hablar aquí (de momento) porque creo que ya los medios de comunicación, que también tienen sus “preferencias” en los temas que tocan y no sólo en la forma en que los abordan, nos han informado con profusión de los mismos (excesiva, de nuevo saltándose a la torera el secreto de sumario, ante lo cual, por cierto, nadie ha hecho nada, y sí, si es a estos “sinvergüenzas”, a los que ya hemos condenado públicamente, pues no pasa nada, pero pongámonos en que esto nos ocurre a nosotros… la cosa cambia, ¿verdad? Las garantías judiciales deben ser para todos, pensemos que sean culpables o no), y, como en todo asunto sub iudice, tendrán que ser los tribunales los que dicten sentencia. Sí se agradecería una mayor ecuanimidad y seriedad en los dirigentes del partido acusado, y no el infantil argumento, “y tú más” recordando cosas que ya fueron juzgadas y sentenciadas. A propósito, ¿alguien vería bien que, no sé, hubiese un encierro de constructores, sastres de trajes de lujo, capitanes de yate y Norma Duval, a favor de Correa, el bigotes, “LB” y sus secuaces? Pues eso.

Hoy la polémica viene igualmente por el artículo del presidente de NNGG del PP, Uriarte, defendiendo a Bono. La estupidez partidista le ha obligado a cambiarlo, aunque él diga que ha sido cosa suya, pero si leíamos su escrito, no veíamos más que ideas muy razonables y argumentadas. Una pena que, como siempre, se antepongan los odios cainitas a la razón. Decía este hombre, polémico hace poco porque dio positivo en un control de Tráfico (al fin y al cabo ¿no dijo Aznar que el Estado no debía decirle a los ciudadanos cuánto debían beber para ponerse al volante en una de esas declaraciones post-presidencia “digo-lo-que-me-sale-de-las-narices-porque-ya-me-da-tó-igual”?), que Bono no tenía por qué dar explicaciones de su patrimonio si no había una denuncia legal de por medio, y que si alguien tenía pruebas de algún delito, sabe bien donde están los juzgados. “Yo no pienso juzgarle, que lo hagan los jueces en su caso", proclamaba con buen criterio en el articulo suprimido. “Ya se le está juzgando en las calles, y dará igual si al final no hay nada en esta teoría de corruptelas si con eso hemos conseguido destrozar la vida de alguien" continuaba el dirigente popular, refiriéndose a las acusaciones de enriquecimiento ilícito vertidas hacia el presidente del Congreso."Con mi partido se ha hecho hasta la saciedad, vinculando a gente honrada y de principios con chorizos que revoloteaban por nuestras sedes, pero se ha abierto la veda de la cacería al político sin más argumentos que la capacidad de relación, insinuación y mala intención del primero que tenga ganas", finalizaba, arrimando el ascua a su sardina, claro, no sin cierta razón. Pues nada, unas palabras cabales, sensatas y procedentes, son silenciadas porque depende de a quién se apliquen, resultan interesantes o no. Lo de siempre.

En todos sitios cuecen habas, pero lo único en que estamos todos de acuerdo… es que no todos somos iguales, y que algunos se empeñan en que lo seamos menos todavía, en vez de lo contrario.

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