lunes, 15 de noviembre de 2010

Malpensando y malhablando

Si el caso es que tengo bastantes cosas que decir, pero no me sale ponerme a escribirlas. Primero, porque este blog, aunque al final será lo que yo quiera que sea, no estaba previsto para abordar cuestiones políticas que podrían ahuyentar a posibles lectores, con la limitación que eso supondría para que el resto de entradas (sobre cuestiones históricas o educativas) tuviera difusión. Segundo, porque cuando me ocupo de estos asuntos me suelo encabronar y al final me lio, no escribo lo que quiero, y termino tirando la toalla. Pero teniendo en cuenta que esto no lo lee ni Dios, y que llevo varias semanas queriendo quitarme la espinita de ciertas cosas que están pasando, pues como que hoy toca, y punto. Más aún cuando uno de mis columnistas de referencia, políticamente incorrecto donde los haya, Eneuve, ha sido “suprimido” de la publicación donde lo leía, me veo obligado a declararme su heredero en el uso del lenguaje del populacho, a veces soez pero siempre franco y directo, en este artículo. Hala.

Como esto será un batiburrillo de las ideas y opiniones que me han ido rondando la cabeza los últimos días, no creo que tenga mucho orden ni concierto. Empezaré comentando la sensación, si no seguridad, que tengo de la aparición de una nueva Inquisición, que podríamos llamar la Nueva Inquisición Laica del Progresismo Políticamente Correcto. Y es que de un tiempo a esta parte asistimos a cómo toda suerte de paniaguados y vendidos periodistas, autoproclamados intelectuales, artistas y literatos, politicastros que sin la poltrona del poder no tendrían donde caerse muertos, y ciudadanos de todo tipo y condición, dedican su tiempo a despotricar contra todo y contra todos, especialmente si por cualquier circunstancia le son antipáticos, tomando como bandera la sinrazón, el dogma y la superficialidad argumentativa. Los autos de fe públicos son continuos, mostrándose más fundamentalistas que nadie aquellos que después quieren hacer bandera de la tolerancia… ¡ja!

Uno de los objetivos del pim pam pum nacional preferido desde hace años es la Iglesia. Y si encima viene el Papa de visita a España, pues la ocasión la pintan calva. Que si cuánto cuesta su visita, que si que salga de los fondos de la Iglesia, que si somos un estado laico (falso) y no se tendrían que permitir actos religiosos públicos, etc. Los mayores papanatas del reino han opinado sobre todo esto, con “agudas” reflexiones y propuestas que he podido leer como que la religión debe permanecer sólo en el ámbito privado, que por qué las calles tienen que tener nombres de santos, o que la Iglesia le pague un subsidio a los parados de larga duración. Como diría Jack, vayamos por partes.

En España hay x millones de católicos. No sé cuántos son, pero más de un millón. Vale. ¿Qué otro acto o hecho en el que el Estado se gaste dinero representa a los intereses de tantos ciudadanos? Vamos, que no sé lo que se habrá gastado el Estado en la visita del Papa, pero seguro que nada comparado con lo que se nos va al año en macroconciertos y festivales de música, homenajes a “artistas” de todo tipo, subvenciones a las pajas mentales de unos cuantos directores de cine, cursos de autoayuda y onanismo ético-moral, sindicatos sin afiliados ni representatividad, asociaciones juveniles manipuladas desde partidos políticos, ONG´s de ridículos objetivos y cuentas más que turbias, etc. Así que no me jodan con el dinero que cuesta la visita del Papa, si más de un millón de españoles se ve representado en tal celebración. Pero, claro, si hay necios que proponen lo del subsidio a los parados, tan mal informados que no saben lo que significa Cáritas Diocesana para los que lo pasan mal y el servicio que hace a los necesitados (cien veces mayor que cualquier otra ONG laica y progresista, no sólo por su capacidad económica, que sale del bolsillo de los fieles, sino también por eficiencia organizativa, transparencia económica, devoción hacia su trabajo y sacrificio personal de los que la integran), qué se puede esperar. Y qué decir del nombre de las calles, por desgracia no nos es suficiente con Calles García Lorcas, Rafael Albertis y Migueles Hernández, necesitamos más. Hay que ser muy obtuso para intentar borrar las huellas del pasado y de la historia común, que nos ha llevado a lo que somos ahora. Pero vemos que los parricidas históricos están a la orden del día, y a menudo con cargo y sueldo público. Creo que la misma espabilada que proponía el nomenclátor callejero laico también se afligía por las fiestas en honor a los santos patrones y vírgenes de los pueblos. Sería mejor, claro, las fiestas de la tolerancia, la festividad del ciudadano y la ciudadanía, la semana del diálogo intercultural… Cojonudo, vamos. Y por supuesto romerías a edificios públicos aconfesionales y religiosamente asépticos donde expresar devoción y respeto por la Igualdad de Género y los Derechos Humanos, oficiando la celebración laica el Alcalde/sa con el Concejal/a de Cultura/o de monaguillo/a. ¿Qué movimientos del pasado se empeñaban en borrar las huellas de la historia y crear su propia historia oficial? ¿Esos? No, no puede ser que “estos” quieran hacer lo mismo que “esos”. ¿Será posible? Cosas veredes…

Y para el final me dejo lo de que la religión pertenece al ámbito privado. Unos cojones, con perdón. Ya puede venir aquí el sursum corda que a mí no me va a prohibir expresar, vivir y celebrar mi Fe donde me salga de los huevos. Estaría bueno. La religión es un aspecto esencial de la persona, y por tanto no es algo que se tenga que llevar en secreto, en privado, escondidos en catacumbas. Al menos en una sociedad libre, ésa que en realidad no quieren, claro, los que tales cosas aseveran y proponen. Otra cosa es que yo la intente imponer, pero expresarla, cuando quiera y donde quiera. Y si no me dejan, estarán coartando mi libertad (que tampoco en realidad les preocupa mucho, pues el autoritarismo y la negación de la libertad individual justificándose en el bien común son sus verdaderas premisas, como hacían ¿esos? ¿Otra vez? No puede ser…). Cuando escribo, cuando hablo, cuando enseño (o aspiro a hacerlo) en mi trabajo está presente mi religión. Es increíble cómo compañeros de enseñanza no tienen ningún tapujo en mostrar su ideología y opción política, dirigiendo sus clases a la defensa de estas opciones, y aquí uno va a tener que negar nada menos que su Fe, de la que parte su forma de entender el mundo, su ética y su moral. Otra cosa es que me dedique a catequizar, o a convencer a los alumnos de la posibilidad metafísica de la Santísima Trinidad, pero en todo lo que enseño, por muy objetivo que quiera ser, está lo que soy como persona, que es indisoluble de mi Fe. Así que menos preocupación por los crucifijos (que yo no he visto nunca en ningún centro público a lo largo de mis ocho años como docente), y más por la horrible situación de la educación en España, con la generación de estudiantes más vaga, despreocupada, indolente, caprichosa, consentida e inútil de la historia (perdón a las excepciones, que se cuentan por miles, por suerte), o lo que es lo mismo, la más dócil para el poder. Pero ya se sabe, la culpa de los cuatro millones y medio de parados, del desolador paisaje de comercios cerrados y edificios fortificados, de crisis económica pero menos, de jóvenes que no saben leer más allá del sonido que simbolizan las letras, la tiene el Papa Benedicto XVI. Bueno, y Franco, Franco siempre tiene la culpa, salvo cuando la tienen Aznar y Bush. O los cuatro. Mejor los cuatro. Hay que joderse.

Y mientras, se cargan una Caja de Ahorros, la convierten en un Banco, la siguen llamando Caja mintiendo como bellacos a la opinión pública y estafando a sus clientes, pero no pasa nada. Y si pasa y te atreves a decirlo, es que quieres que los empleados del banco (digo… Caja) pierdan su trabajo y hundir Castilla La Mancha. Pues sí. Deseando estoy. No duermo de deseos de que esta región se hunda y toda esa gente esté en el paro. Es que no pienso en otra cosa, oiga. Un sinvivir es lo mío hasta que tal día llegue. Más malo que la tiña, que soy. Pero vamos, que es un banco. Y los que lo han hundido y ahora permiten que se siga llamando igual, unos mentirosos y unos estafadores. Pero lo digo para aumentar la desdicha y el dolor en el mundo. Un ángel de destrucción que soy. Grrrr, cuidao que te muerdo. Qué malón estoy hecho. Un verdadero cabronazo, ya ves.

Para otros días dejo las opiniones de gente, que por cierto no sabe ni escribir con corrección gramatical ni ortográfica, sobre Pérez-Reverte, condenado por esta nueva Inquisición por describir de manera harto ilustrativa la actuación del exministro Moratinos en el momento de su cese. Incluso alguno, con intención de menospreciarle, le tilda de “escritor de novelas juveniles”, cuando a los susodichos columnistas no les llega su talento ni para recoger con la lengua los pelos de los cojones que le caen a Pérez-Reverte cuando orina en baños públicos. He dicho.

Y si nos metemos en la deficiente prensa local de Ciudad Real, ya es que es para mear y no echar gota, leyendo la publicitada durante meses sección de un diario titulada “Diario de un bacín”, que parecía iba a ser la repanocha, cuando se nos ha quedado en lo que se debería llamar “Diario de un lameculos del PSOE castellanomanchego”. Pero eso será, como digo, otro día. O igual ni es. Eso ya, es cuestión de fe, y en mí tengo poca...

3 comentarios:

Cobarde social dijo...

Tan políticamente incorrecto como cierto todo lo que dices. En cuanto a las expresiones religiosas respeto completamente la proliferación de mezquitas y más temprano que tarde veremos las manifestaciones religioso-culturales de los chinos dado el aumento de dicha población y nos parecerán seguro que muy bien o al menos pintorescas entonces porqué atacar tanto a la iglesia católica por pecados pasados por los que no cesan de pedir perdón públicamente. Mirándolo desde un punto de vista estricto dile a Sevilla, por poner un ejemplo, que haga las procesiones de Semana Santa cada uno en la intimidad de su casa no sé si iba a cuajar la idea ¿eh?

Wayne dijo...

Hombre, no sería la primera vez que piden que se suspendan las procesiones, esgrimiendo que a ver porqué hay que cortar las calles si estamos en un país laico...

Un saludo, cobarde (parezco Chiquito, jeje)

Cobarde Social dijo...

Laico y todo lo que tú quieras pero la cantidad de dinero que se mueve en los “eventos religiosos” de viajes, plazas hoteleras, restauración (de comer y de tallas procesionales), bandas de música, flores, terciopelos, velas… pipas… no es moco de pavo, se movilizan un montón de sectores productivos.
Entonces para ser laicos, laicos debemos eliminar del calendario Semana Santa, Navidad, Carnaval, San José (díselo tu a los valencianos que a mí me da La risa) en realidad todas las fiestas patronales y suprimir el camino de Santiago, las visitas a Montserrat, el Pilar… eso sí que sería un empujón a la economía y a la sociedad del bienestar pero a la tumba directamente (y sin responso, claro).