¿Os sabéis la anécdota de ese libro perdido durante años y que se encontraba debajo de la maceta de un poto en lo alto de un mueble para que la planta sobresaliera y pudiera verse para que "quedara mejor"? Parece que mi madre también tiene algo de Garfield...
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martes, 26 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
Amos que... (VIII)
Vamos con unas cuantas anécdotas históricas más.
Empezamos con este anuncio que una liga de mujeres a favor de la prohibición del alcohol en los EEUU publicaron en 1919 (recordemos que la Ley Seca finalmente se aprobó en 1920 en aquel país):
El cartel dice: “Labios que tocan licor no tocarán los nuestros”… ¿no será un anuncio de güiski usando la psicología inversa?"
(Venga, ahora las acusaciones de machismo de las mentes estrechas de siempre, como me pille la ministra de “igualdá”...)
Pues hala, como soy un “iscociente”, otra anécdota histórica de esas que a las feministas les pone el pelo como escarpias (cuando es un chascarrillo y no hay que darle más importancia, claro). Cuando murió Napoleón, se le notificó la noticia al rey de Inglaterra Jorge IV de la siguiente manera: “Majestad, vuestro peor enemigo ha muerto”. Al escuchar esto, el monarca exclamó: “¿Qué le ha pasado a mi mujer?”.
Vamos con otra de escenas de matrimonio. El confesor del rey de Francia Enrique IV censuraba de manera continua a éste sus aventuras amorosas fuera del matrimonio. El promiscuo monarca francés, harto de tal situación, decidió hacer algo: ordenó dar de cenar perdiz al clérigo todas las noches. Así, hasta que un día el confesor exclamó: “¿Siempre perdiz, majestad?”, a lo que el otro contestó: “¿Siempre reina, padre, siempre reina?”.
Y como estamos algo machistas, seguimos. Italia, siglo XV. Reunión de la flor y nata del pensamiento quattrocentista italiano. Por un lado, los florentinos: por otro, los venecianos. Tras tratar temas más serios (filosóficos, teológicos, políticos, artísticos…) terminaron, cómo no, hablando de “cosas de hombres”… aunque también es cierto que la discusión sobre si el tamaño importa es uno de los primeros y más importantes debates filosóficos de la humanidad. Que sí. En serio. Al menos yo estoy seguro de ello. Bueno, el caso es que el debate se encendió cuando se abordó el tamaño de los atributos de unos y otros. Mientras los venecianos se jactaban de tenerla más grande, los florentinos, por supuesto, lo negaban y se declaraban mejor y más “viriles”. Bien es cierto que todo teórico, nadie se la sacó para hacer una prueba empírica… (si esta discusión la hubiesen protagonizado Locke, Descartes, Hume y Leibniz, por poner un ejemplo, habría sido más divertida) Finalmente, el humanista florentino Poggio Braccolini tomó la palabra: “Evidentemente, los hombres mejor dotados son los venecianos…” Parecía que los de Florencia aceptaban su derrota, pero prosiguió: “…puesto que su miembro viril es de tales dimensiones que cubre enormes distancias… ¿Cómo se explicaría sino que, aún permaneciendo varios años lejos de su hogar a causa de sus prolongados viajes por mar, se encontraran a su regreso con que son padres de dos y hasta tres criaturas?”. Supongo que después de eso, esa reunión de insignes humanistas acabaría como el rosario de la aurora…
Para dar fin a este artículo tan “macho”, una “de cojones”. Ramón María Narváez, militar y político liberal del XIX, siete veces presidente entre 1844 y 1868, con fama de bruto y autoritario. En uno de los Consejos de Ministros que presidía, uno de ellos declaró que antes se cortaba la mano derecha que firmar la disposición que estaban aprobando. Narváez, haciendo gala de una gran diplomacia, le contestó: "Usted no se cortará ninguna mano, con la derecha firmará la disposición y con la izquierda me tocará usted los pelendengues". Y formó, vaya si firmó. Lo que no sabemos si hizo fue lo otro, aunque si Narváez se empeñó, todo puede ser. Esto sí es talante… no del de ZP, pero talante al fin y al cabo…
Precisamente a este Narváez, en su lecho de muerte, el confesor le pidió que perdonara a sus enemigos, contestando el moribundo: “no puedo, porque los he matado a todos”. Qué simpático, el hombre.
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Empezamos con este anuncio que una liga de mujeres a favor de la prohibición del alcohol en los EEUU publicaron en 1919 (recordemos que la Ley Seca finalmente se aprobó en 1920 en aquel país):
El cartel dice: “Labios que tocan licor no tocarán los nuestros”… ¿no será un anuncio de güiski usando la psicología inversa?"
(Venga, ahora las acusaciones de machismo de las mentes estrechas de siempre, como me pille la ministra de “igualdá”...)
Pues hala, como soy un “iscociente”, otra anécdota histórica de esas que a las feministas les pone el pelo como escarpias (cuando es un chascarrillo y no hay que darle más importancia, claro). Cuando murió Napoleón, se le notificó la noticia al rey de Inglaterra Jorge IV de la siguiente manera: “Majestad, vuestro peor enemigo ha muerto”. Al escuchar esto, el monarca exclamó: “¿Qué le ha pasado a mi mujer?”.
Vamos con otra de escenas de matrimonio. El confesor del rey de Francia Enrique IV censuraba de manera continua a éste sus aventuras amorosas fuera del matrimonio. El promiscuo monarca francés, harto de tal situación, decidió hacer algo: ordenó dar de cenar perdiz al clérigo todas las noches. Así, hasta que un día el confesor exclamó: “¿Siempre perdiz, majestad?”, a lo que el otro contestó: “¿Siempre reina, padre, siempre reina?”.
Y como estamos algo machistas, seguimos. Italia, siglo XV. Reunión de la flor y nata del pensamiento quattrocentista italiano. Por un lado, los florentinos: por otro, los venecianos. Tras tratar temas más serios (filosóficos, teológicos, políticos, artísticos…) terminaron, cómo no, hablando de “cosas de hombres”… aunque también es cierto que la discusión sobre si el tamaño importa es uno de los primeros y más importantes debates filosóficos de la humanidad. Que sí. En serio. Al menos yo estoy seguro de ello. Bueno, el caso es que el debate se encendió cuando se abordó el tamaño de los atributos de unos y otros. Mientras los venecianos se jactaban de tenerla más grande, los florentinos, por supuesto, lo negaban y se declaraban mejor y más “viriles”. Bien es cierto que todo teórico, nadie se la sacó para hacer una prueba empírica… (si esta discusión la hubiesen protagonizado Locke, Descartes, Hume y Leibniz, por poner un ejemplo, habría sido más divertida) Finalmente, el humanista florentino Poggio Braccolini tomó la palabra: “Evidentemente, los hombres mejor dotados son los venecianos…” Parecía que los de Florencia aceptaban su derrota, pero prosiguió: “…puesto que su miembro viril es de tales dimensiones que cubre enormes distancias… ¿Cómo se explicaría sino que, aún permaneciendo varios años lejos de su hogar a causa de sus prolongados viajes por mar, se encontraran a su regreso con que son padres de dos y hasta tres criaturas?”. Supongo que después de eso, esa reunión de insignes humanistas acabaría como el rosario de la aurora…
Para dar fin a este artículo tan “macho”, una “de cojones”. Ramón María Narváez, militar y político liberal del XIX, siete veces presidente entre 1844 y 1868, con fama de bruto y autoritario. En uno de los Consejos de Ministros que presidía, uno de ellos declaró que antes se cortaba la mano derecha que firmar la disposición que estaban aprobando. Narváez, haciendo gala de una gran diplomacia, le contestó: "Usted no se cortará ninguna mano, con la derecha firmará la disposición y con la izquierda me tocará usted los pelendengues". Y formó, vaya si firmó. Lo que no sabemos si hizo fue lo otro, aunque si Narváez se empeñó, todo puede ser. Esto sí es talante… no del de ZP, pero talante al fin y al cabo…
Precisamente a este Narváez, en su lecho de muerte, el confesor le pidió que perdonara a sus enemigos, contestando el moribundo: “no puedo, porque los he matado a todos”. Qué simpático, el hombre.
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viernes, 15 de enero de 2010
Respuestas increibleblebles (VII)
De nuevo con ustedes la sección más esperada, más demandada, más aplaudida del blog increiblebleble… las respuestas increibleblebles. Hoy, monográfico de Historia Universal de 1º de Bachillerato.
El tema con el que empezaremos serán con la Primera Guerra Mundial y su epílogo y fin, el Tratado de Versalles. Veamos cómo explicaba un alumno las desavenencias entre los propios aliados en la contienda:
“En la Primera Guerra Mundial los aliados no llegaban a un acuerdo sobre los estrechos otomanos porque Bélgica se los quería quedar para tener una salida al mar”
Bueno, los belgas se querrían quedar con los estrechos otomanos… y con el 80% de Europa si querían obtener una salida al mar por Estambul, claro. ¿No sería Rusia?
Centrémonos ahora en el draconiano Tratado de Versalles. Si la Paz de París ya fue un “diktat” riguroso en demasía con los vencidos, a los estudiantes de historia parece que les pareció poco. Aunque el Tratado de Paz impuesto a los turcos no fue el de Versalles, sino el de Sèvres, tampoco es un fallo demasiado considerable (identifica Paz de París con el Tratado de Versalles, lo cual suele ser habitual). Más extrañas resultan las condiciones que a su parecer se les impuso a los otomanos:
“La segunda condición del Tratado de Versalles es que el Imperio Otomano vuelve a manos de Dinamarca”
Pero bueno, el Imperio Otomano era una filfa; que si belgas, que si daneses… Vamos, como si lo tuviesen a mano: “pásate por el Imperio Otomano al venir del trabajo, cariño, y me compras una alfombra persa, que ahora están tiradas de precio”.
Ya centrados en el Tratado de Versalles tal cual, el impuesto a Alemania, sabíamos de sus excesivamente duras condiciones económicas, pero no que habían llegado a tanto:
“Según el Tratado de Versalles (…) Alemania tuvo que ceder su mercancía flotante”
Mercancía flotante, mercancía flotante… ¿no sería su flota mercante? ¿O efectivamente tuvo que entregar toda su producción de, por ejemplo, patitos de goma?
Pero hay cosas peores. En esos años existía la figura de “nación más favorecida” en tarifas aduaneras, que Alemania tuvo que aplicar a los países vencedores sin reciprocidad. Sin embargo, esta cláusula del tratado no siempre ha sido entendida en términos puramente económicos:
“Alemania se vio obligada a identificar a los países ganadores como países afortunados”
Y es que me los estoy imaginando: la delegación alemana, con esos militares con sus cascos prusianos y sus enormes mostachos, diciéndoles a los ingleses y franceses: “Mía que habéis tenío suerte, jodíos”.
La Primera Guerra Mundial fue pionera en sistemas y tácticas de guerra, como la guerra aérea, la química, o el propio sistema de trincheras, que da lugar a la llamada guerra de posiciones, es decir, los contendientes mantienen la línea de batalla sin avanzar ni perder terreno. Pero alguno no parece haberlo entendido bien:
“Aparecen nuevos mecanismos bélicos como la guerra de trincheras (guerra de desecho)”
Esto… ¿Se tiraban la basura unos a otros? “Sargento, mande estos proyectiles de envases y plásticos a la trinchera azul, que se van a enterar esos sucios bastardos”.A ver si quería decir guerra de desgaste… pero de desgaste de los ejércitos, no de tirar lo que se había gastado.
Por cierto, este mismo alumno/a citaba otro avance bélico: la metralladora.
Para terminar, una de esas sentencias que te deja sin palabras y meditando sobre su significado profundo:
“La Primera Guerra Mundial fue una guerra imperialista ya que toda guerra se produce por algo”
Ahí es nada.
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El tema con el que empezaremos serán con la Primera Guerra Mundial y su epílogo y fin, el Tratado de Versalles. Veamos cómo explicaba un alumno las desavenencias entre los propios aliados en la contienda:
“En la Primera Guerra Mundial los aliados no llegaban a un acuerdo sobre los estrechos otomanos porque Bélgica se los quería quedar para tener una salida al mar”
Bueno, los belgas se querrían quedar con los estrechos otomanos… y con el 80% de Europa si querían obtener una salida al mar por Estambul, claro. ¿No sería Rusia?
Centrémonos ahora en el draconiano Tratado de Versalles. Si la Paz de París ya fue un “diktat” riguroso en demasía con los vencidos, a los estudiantes de historia parece que les pareció poco. Aunque el Tratado de Paz impuesto a los turcos no fue el de Versalles, sino el de Sèvres, tampoco es un fallo demasiado considerable (identifica Paz de París con el Tratado de Versalles, lo cual suele ser habitual). Más extrañas resultan las condiciones que a su parecer se les impuso a los otomanos:
“La segunda condición del Tratado de Versalles es que el Imperio Otomano vuelve a manos de Dinamarca”
Pero bueno, el Imperio Otomano era una filfa; que si belgas, que si daneses… Vamos, como si lo tuviesen a mano: “pásate por el Imperio Otomano al venir del trabajo, cariño, y me compras una alfombra persa, que ahora están tiradas de precio”.
Ya centrados en el Tratado de Versalles tal cual, el impuesto a Alemania, sabíamos de sus excesivamente duras condiciones económicas, pero no que habían llegado a tanto:
“Según el Tratado de Versalles (…) Alemania tuvo que ceder su mercancía flotante”
Mercancía flotante, mercancía flotante… ¿no sería su flota mercante? ¿O efectivamente tuvo que entregar toda su producción de, por ejemplo, patitos de goma?
Pero hay cosas peores. En esos años existía la figura de “nación más favorecida” en tarifas aduaneras, que Alemania tuvo que aplicar a los países vencedores sin reciprocidad. Sin embargo, esta cláusula del tratado no siempre ha sido entendida en términos puramente económicos:
“Alemania se vio obligada a identificar a los países ganadores como países afortunados”
Y es que me los estoy imaginando: la delegación alemana, con esos militares con sus cascos prusianos y sus enormes mostachos, diciéndoles a los ingleses y franceses: “Mía que habéis tenío suerte, jodíos”.
La Primera Guerra Mundial fue pionera en sistemas y tácticas de guerra, como la guerra aérea, la química, o el propio sistema de trincheras, que da lugar a la llamada guerra de posiciones, es decir, los contendientes mantienen la línea de batalla sin avanzar ni perder terreno. Pero alguno no parece haberlo entendido bien:
“Aparecen nuevos mecanismos bélicos como la guerra de trincheras (guerra de desecho)”
Esto… ¿Se tiraban la basura unos a otros? “Sargento, mande estos proyectiles de envases y plásticos a la trinchera azul, que se van a enterar esos sucios bastardos”.A ver si quería decir guerra de desgaste… pero de desgaste de los ejércitos, no de tirar lo que se había gastado.
Por cierto, este mismo alumno/a citaba otro avance bélico: la metralladora.
Para terminar, una de esas sentencias que te deja sin palabras y meditando sobre su significado profundo:
“La Primera Guerra Mundial fue una guerra imperialista ya que toda guerra se produce por algo”
Ahí es nada.
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martes, 12 de enero de 2010
Cerca de las Estrellas: "Pistol" Pete Maravich
Esta vez me voy a alejar algo de lo que es el objetivo de esta serie de “Cerca de las Estrellas”. Si en principio estos artículos querían rememorar a aquellos jugadores de la NBA de la segunda mitad de los 80 y primeros 90, con los que crecimos toda una generación de españoles enamorados del basket, me voy a saltar tal premisa para dar cabida en esta sección a uno de esos jugadores “malditos”, de un talento increíble pero olvidados por la diosa fortuna tanto dentro como fuera de la cancha, un poco anterior a esa época que habitualmente nos ocupa. ¿Por qué? Bueno, aparte de la valía del jugador y el interés de su historia, lo que le hace especial para mí fue una película (bueno, casi telefilme) que en el 91 hicieron sobre su vida y que en unos años que no sé si alguien recordará, los de la primera televisión local de CR, Teleonda, repetían a menudo en este canal, y que a mí me encantó. Su título en castellano fue “El mago de la NBA”, aunque el original era “The Pistol, the birth of a legend”. Además, el recuerdo que de él tuvieron el otro día en el programa “Generación +” me ha animado a escribir sobre su vida.
Y es que el jugador que hoy recordamos y homenajeamos es Pete “Pistol” Maravich, jugador de la NBA entre 1970 y 1980. Fue un verdadero mago del balón, se convirtió en uno de los mejores jugadores universitarios de la historia, y pasó por la NBA sin la gloria que merecía por lo que a continuación se expondrá. A pesar de eso, fue cinco veces All-Star, dos veces incluido en el mejor equipo de la liga, una temporada máximo anotador (1977), miembro del Hall of Fame desde 1987, elegido entre los mejores 50 de la historia, y capaz de anotar 68 puntos en un partido contra los Knicks (sin triples, que aún no existían). Más allá de las canchas su vida fue tan azarosa como dentro: un carácter extremadamente tímido, una madre alcohólica que termina suicidándose, un hambre espiritual nunca saciada, y, finalmente, una fatal burla del destino en forma de ataque al corazón, provocado por una anomalía congénita, que con 40 años acabó con su vida mientras estaba jugando un partido benéfico.
A Pete “Pistol” Maravich (y su “mote” ya es suficientemente expresivo), nacido en 1947 en Aliquippa, un pequeño pueblo de Pennsylvania, se le reconoce como el mejor jugador universitario de todos los tiempos. Fue en esta etapa universitaria donde más brilló, enrolado en la Universidad de Lousiana State (LSU). En ese equipo coincidió además con su padre, Press Maravich, que era el entrenador. Seguramente fue este antiguo jugador profesional de baloncesto quien metió el gusanillo del basket en su hijo. Desde muy pequeño, Pete se pasaba el día con un balón de basket entre las manos. Dada la timidez extrema del chico, podríamos decir que el balón fue su mejor amigo durante esos años. Bota que te bota, el balón le acompañaba a todos lados, incluso al cine, donde se sentaba en las últimas filas para, mientras veía la película, poder seguir botando la bola sin molestar al resto de los espectadores. No es de extrañar el consumado manejo que demostró posteriormente; el balón y él se conocían y se comunicaban perfectamente; constituía un apéndice de su propio cuerpo. En los primeros años de instituto se ganó su sobrenombre de “pistola”. Solía jugar con chicos más grandes que él, y como no tenía fuerza suficiente para lanzar de una manera ortodoxa, lo hacía sacando el balón de la cadera (como los niños “que no llegan”, vamos). Esta forma de lanzar, que jamás abandonó, recordó a un periodista local a un pistolero desenfundando su revólver, y le bautizó con el “pistol” que pasaría a la historia. Ya en el instituto demostró sus grandes dotes y volvía locos de admiración a los testigos de sus increíbles jugadas.
Como se ha dicho antes, en la NCAA jugó para los Tigers de Louisiana State, equipo entrenado por su padre. Convirtió un equipo perdedor en una escuadra a tener en cuenta y que se ganó el respeto de los adversarios de todo el país (pasaron de un 3-20 en la temporada anterior a Pistol, a 22-10 en su último año, donde alcanzaron la Final Four de su conferencia, aunque no consiguieron llegar al campeonato central de la NCAA). Las estadísticas de este base de 1´96 metros en su etapa universitaria fueron sencillamente inmejorables: ¡44´2 puntos de media por partido!, 6´4 rebotes y 5´1 asistencias.
Siendo ya un jugador famoso en todos los EEU fue elegido con el nº 3 del draft de 1970 por los Atlanta Hawks, y firmó un contrato escandaloso para la época: 1.600.000 dólares. Todo parecía ir bien, pero sus inicios en la NBA no fueron fáciles. Se instaló en Atlanta, sólo, sin su padre, que se quedó cuidando de su madre que ya tenía por entonces serios problemas de alcoholismo. Los Hawks eran un buen equipo, que había firmado un ilusionante 48-34 en la temporada anterior. Sin embargo, el contrato de Maravich provocó envidias entre sus nuevos compañeros, que culminaron con la salida de uno de sus pilares, Joe Caldwell. Además, la timidez de Pete no facilitó que entrara bien en el vestuario de los Hawks, y sus propios compañeros lo boicoteaban dentro y fuera de la cancha. La franquicia comenzó la temporada de forma horrible, y personalmente Pistol estaba desastroso, fallando tiros y perdiendo balones. En los primeros 16 partidos: 4-12. Los dólares de su contrato, se los iba a tener que ganar uno a uno con el sudor de su frente. Y Pete, a pesar de los problemas y de la lejanía de su padre y mentor, supo reaccionar: tres partidos seguidos de 32 puntos, y 40 puntos frente a los Knicks en el Garden. A partir de ahí, los Hawks despegarian, y conseguirían acceder a los Playoffs, donde fueron derrotados en primera ronda 4 a 1 por los propios NY Knicks tras una serie muy dura. No se podría decir, por tanto, que su año de rookie fue malo: 23´2 puntos, 4´4 asistencias y 3´7 rebotes por partido, y elegido en el mejor quinteto de novatos.
Sus dos años siguientes fueron peores. Pete era visto como un tipo raro en el vestuario, y sus relaciones sociales eran mínimas. Aunque comenzó a practicar artes marciales para superar su enclaustramiento, en verano contrajo una mononucleosis que le hizo perder 15 kilos. Durante la temporada siguiente sufrió una parálisis facial que le hizo perderse varios partidos y tener que jugar con máscara. Además, su padre fue despedido de LSU por sus malos resultados, y aceptó entrenar en la minúscula universidad de Appalachian State, con malas comunicaciones por encontrarse en las montañas, lo que hizo que el contacto con su hijo fuera más difícil y espaciado. Por si no fuera suficiente, su madre tampoco lograba superar sus problemas con el alcohol, algo que llevaría al trágico desenlace de su suicidio, que supondría un tremendo shock para Maravich. Todo ello influyó en su rendimiento, claro, que lejos de ser malo (19 puntos y 6 asistencias en la 71-72 y 26 y casi 7 asistencias en la siguiente), no alcanzaba para convertirse en la superestrella que se le suponía.
Llegó la temporada 1973-1974, y aunque sus números siguieron siendo muy buenos, jugó su segundo All-Star y fue seleccionado en el segundo mejor quinteto de la liga, su equipo volvió a fracasar en los Play-offs, asiendo eliminados en primera ronda, de nuevo como el año anterior, ante los Celtics, que ese año serían campeones.
Los aficionados y la franquicia señalaron a Maravich como el culpable de los insuficientes resultados, y ese verano del 74 fue traspasado a los recién creados New Orleans Jazz a cambio de nada menos que ocho jugadores. En los Jazz, ahora sí, Pistol se convirtió en una superestrella, aunque el rendimiento del equipo tampoco fue satisfactorio, con balance negativo en las cinco temporadas en las que tuvo a Maravich en sus filas, y, por supuesto, sin conseguir entrar en Playoffs en ninguna de ellas. Su mejor temporada fue la 76-77, en la que con más de 31 puntos de media se convirtió en el máximo anotador del campeonato.
La falta de expectativas se notó en su juego, que fue en descenso con los años (aunque continuaría dando espectáculo y revolucionando el juego con canastas inverosímiles y pases imposibles, convirtiéndose en la principal inspiración de bases posteriores como Magic o Isiah Thomas), hasta que en la temporada 79-80 sus Jazz se trasladan a la ciudad de Utah (donde continúan), y en enero del 80 sus dirigentes deciden rescindir el contrato de Maravich. Los Celtics estuvieron rápidos, y lo ficharon para que coincidiera con su nueva superestrella, Larry Bird. Sin embargo, las lesiones y su bajo nivel de forma hicieron que su rendimiento fuese muy bajo, y ese verano decidió retirarse. Poco antes había muerto su padre, Press, y su ausencia, esta vez ya definitiva, dejó a Pete sin nadie que pudiera aconsejarle hacia dónde dirigir su destino.
Sólo jugó 10 años en la NBA, en los que promedió más de 24 puntos y 5 asistencias, pero se retiró muy joven para lo que suele ser normal. A partir de ahí, vino el descenso a los infiernos en lo personal. Para combatir su frustración y soledad, se intentó refugiar en el alcohol y en las más diversas doctrinas: el hinduismo, el yoga, incluso la ufología y la comida macrobiótica. Finalmente, declaró que había encontrado la paz espiritual en la Biblia y siguió una recta vida cristiana volcada en actos de caridad junto a su mujer y sus dos hijos En 1988, mientras jugaba un partido benéfico, un defecto congénito (le faltaba una arteria coronaria) le provocó un fallo cardíaco que acabó con su vida. Paradójicamente, en el momento de retirarse, hacía ocho años ya, había dicho: “no quiero jugar 10 años en la NBA y luego morir de un infarto a los 40”. Sus palabras resultaron tristemente proféticas.
Posteriormente, en 1995, fue elegido como uno de los 50 mejores jugadores de toda la historia, y con los años su leyenda fue aumentando, siendo recordado como lo que fue: un base revolucionario, un anotador empedernido, un baloncestista espectacular como pocos hasta entonces, que se adelantó a su tiempo y abrió el camino al “showtime” que presidirá la NBA en los ochenta y que se ha convertido en la marca registrada de la mejor liga del mundo.
Como siempre, aquí tenéis unos videos con las mejores jugadas de esta leyenda del basket, pionero y antecesor de bases creativos y espectaculares como Magic, Isiah Thomas, Jason Williams o Steve Nash.
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Y es que el jugador que hoy recordamos y homenajeamos es Pete “Pistol” Maravich, jugador de la NBA entre 1970 y 1980. Fue un verdadero mago del balón, se convirtió en uno de los mejores jugadores universitarios de la historia, y pasó por la NBA sin la gloria que merecía por lo que a continuación se expondrá. A pesar de eso, fue cinco veces All-Star, dos veces incluido en el mejor equipo de la liga, una temporada máximo anotador (1977), miembro del Hall of Fame desde 1987, elegido entre los mejores 50 de la historia, y capaz de anotar 68 puntos en un partido contra los Knicks (sin triples, que aún no existían). Más allá de las canchas su vida fue tan azarosa como dentro: un carácter extremadamente tímido, una madre alcohólica que termina suicidándose, un hambre espiritual nunca saciada, y, finalmente, una fatal burla del destino en forma de ataque al corazón, provocado por una anomalía congénita, que con 40 años acabó con su vida mientras estaba jugando un partido benéfico.
A Pete “Pistol” Maravich (y su “mote” ya es suficientemente expresivo), nacido en 1947 en Aliquippa, un pequeño pueblo de Pennsylvania, se le reconoce como el mejor jugador universitario de todos los tiempos. Fue en esta etapa universitaria donde más brilló, enrolado en la Universidad de Lousiana State (LSU). En ese equipo coincidió además con su padre, Press Maravich, que era el entrenador. Seguramente fue este antiguo jugador profesional de baloncesto quien metió el gusanillo del basket en su hijo. Desde muy pequeño, Pete se pasaba el día con un balón de basket entre las manos. Dada la timidez extrema del chico, podríamos decir que el balón fue su mejor amigo durante esos años. Bota que te bota, el balón le acompañaba a todos lados, incluso al cine, donde se sentaba en las últimas filas para, mientras veía la película, poder seguir botando la bola sin molestar al resto de los espectadores. No es de extrañar el consumado manejo que demostró posteriormente; el balón y él se conocían y se comunicaban perfectamente; constituía un apéndice de su propio cuerpo. En los primeros años de instituto se ganó su sobrenombre de “pistola”. Solía jugar con chicos más grandes que él, y como no tenía fuerza suficiente para lanzar de una manera ortodoxa, lo hacía sacando el balón de la cadera (como los niños “que no llegan”, vamos). Esta forma de lanzar, que jamás abandonó, recordó a un periodista local a un pistolero desenfundando su revólver, y le bautizó con el “pistol” que pasaría a la historia. Ya en el instituto demostró sus grandes dotes y volvía locos de admiración a los testigos de sus increíbles jugadas.
Como se ha dicho antes, en la NCAA jugó para los Tigers de Louisiana State, equipo entrenado por su padre. Convirtió un equipo perdedor en una escuadra a tener en cuenta y que se ganó el respeto de los adversarios de todo el país (pasaron de un 3-20 en la temporada anterior a Pistol, a 22-10 en su último año, donde alcanzaron la Final Four de su conferencia, aunque no consiguieron llegar al campeonato central de la NCAA). Las estadísticas de este base de 1´96 metros en su etapa universitaria fueron sencillamente inmejorables: ¡44´2 puntos de media por partido!, 6´4 rebotes y 5´1 asistencias.
Siendo ya un jugador famoso en todos los EEU fue elegido con el nº 3 del draft de 1970 por los Atlanta Hawks, y firmó un contrato escandaloso para la época: 1.600.000 dólares. Todo parecía ir bien, pero sus inicios en la NBA no fueron fáciles. Se instaló en Atlanta, sólo, sin su padre, que se quedó cuidando de su madre que ya tenía por entonces serios problemas de alcoholismo. Los Hawks eran un buen equipo, que había firmado un ilusionante 48-34 en la temporada anterior. Sin embargo, el contrato de Maravich provocó envidias entre sus nuevos compañeros, que culminaron con la salida de uno de sus pilares, Joe Caldwell. Además, la timidez de Pete no facilitó que entrara bien en el vestuario de los Hawks, y sus propios compañeros lo boicoteaban dentro y fuera de la cancha. La franquicia comenzó la temporada de forma horrible, y personalmente Pistol estaba desastroso, fallando tiros y perdiendo balones. En los primeros 16 partidos: 4-12. Los dólares de su contrato, se los iba a tener que ganar uno a uno con el sudor de su frente. Y Pete, a pesar de los problemas y de la lejanía de su padre y mentor, supo reaccionar: tres partidos seguidos de 32 puntos, y 40 puntos frente a los Knicks en el Garden. A partir de ahí, los Hawks despegarian, y conseguirían acceder a los Playoffs, donde fueron derrotados en primera ronda 4 a 1 por los propios NY Knicks tras una serie muy dura. No se podría decir, por tanto, que su año de rookie fue malo: 23´2 puntos, 4´4 asistencias y 3´7 rebotes por partido, y elegido en el mejor quinteto de novatos.
Sus dos años siguientes fueron peores. Pete era visto como un tipo raro en el vestuario, y sus relaciones sociales eran mínimas. Aunque comenzó a practicar artes marciales para superar su enclaustramiento, en verano contrajo una mononucleosis que le hizo perder 15 kilos. Durante la temporada siguiente sufrió una parálisis facial que le hizo perderse varios partidos y tener que jugar con máscara. Además, su padre fue despedido de LSU por sus malos resultados, y aceptó entrenar en la minúscula universidad de Appalachian State, con malas comunicaciones por encontrarse en las montañas, lo que hizo que el contacto con su hijo fuera más difícil y espaciado. Por si no fuera suficiente, su madre tampoco lograba superar sus problemas con el alcohol, algo que llevaría al trágico desenlace de su suicidio, que supondría un tremendo shock para Maravich. Todo ello influyó en su rendimiento, claro, que lejos de ser malo (19 puntos y 6 asistencias en la 71-72 y 26 y casi 7 asistencias en la siguiente), no alcanzaba para convertirse en la superestrella que se le suponía.
Llegó la temporada 1973-1974, y aunque sus números siguieron siendo muy buenos, jugó su segundo All-Star y fue seleccionado en el segundo mejor quinteto de la liga, su equipo volvió a fracasar en los Play-offs, asiendo eliminados en primera ronda, de nuevo como el año anterior, ante los Celtics, que ese año serían campeones.
Los aficionados y la franquicia señalaron a Maravich como el culpable de los insuficientes resultados, y ese verano del 74 fue traspasado a los recién creados New Orleans Jazz a cambio de nada menos que ocho jugadores. En los Jazz, ahora sí, Pistol se convirtió en una superestrella, aunque el rendimiento del equipo tampoco fue satisfactorio, con balance negativo en las cinco temporadas en las que tuvo a Maravich en sus filas, y, por supuesto, sin conseguir entrar en Playoffs en ninguna de ellas. Su mejor temporada fue la 76-77, en la que con más de 31 puntos de media se convirtió en el máximo anotador del campeonato.
La falta de expectativas se notó en su juego, que fue en descenso con los años (aunque continuaría dando espectáculo y revolucionando el juego con canastas inverosímiles y pases imposibles, convirtiéndose en la principal inspiración de bases posteriores como Magic o Isiah Thomas), hasta que en la temporada 79-80 sus Jazz se trasladan a la ciudad de Utah (donde continúan), y en enero del 80 sus dirigentes deciden rescindir el contrato de Maravich. Los Celtics estuvieron rápidos, y lo ficharon para que coincidiera con su nueva superestrella, Larry Bird. Sin embargo, las lesiones y su bajo nivel de forma hicieron que su rendimiento fuese muy bajo, y ese verano decidió retirarse. Poco antes había muerto su padre, Press, y su ausencia, esta vez ya definitiva, dejó a Pete sin nadie que pudiera aconsejarle hacia dónde dirigir su destino.
Sólo jugó 10 años en la NBA, en los que promedió más de 24 puntos y 5 asistencias, pero se retiró muy joven para lo que suele ser normal. A partir de ahí, vino el descenso a los infiernos en lo personal. Para combatir su frustración y soledad, se intentó refugiar en el alcohol y en las más diversas doctrinas: el hinduismo, el yoga, incluso la ufología y la comida macrobiótica. Finalmente, declaró que había encontrado la paz espiritual en la Biblia y siguió una recta vida cristiana volcada en actos de caridad junto a su mujer y sus dos hijos En 1988, mientras jugaba un partido benéfico, un defecto congénito (le faltaba una arteria coronaria) le provocó un fallo cardíaco que acabó con su vida. Paradójicamente, en el momento de retirarse, hacía ocho años ya, había dicho: “no quiero jugar 10 años en la NBA y luego morir de un infarto a los 40”. Sus palabras resultaron tristemente proféticas.
Posteriormente, en 1995, fue elegido como uno de los 50 mejores jugadores de toda la historia, y con los años su leyenda fue aumentando, siendo recordado como lo que fue: un base revolucionario, un anotador empedernido, un baloncestista espectacular como pocos hasta entonces, que se adelantó a su tiempo y abrió el camino al “showtime” que presidirá la NBA en los ochenta y que se ha convertido en la marca registrada de la mejor liga del mundo.
Como siempre, aquí tenéis unos videos con las mejores jugadas de esta leyenda del basket, pionero y antecesor de bases creativos y espectaculares como Magic, Isiah Thomas, Jason Williams o Steve Nash.
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viernes, 8 de enero de 2010
Romance de la evaluación (Reproducción)
Qué envidia me da la gente con genio y talento de verdad. Sobre todo cuando con buen humor y saber hacer reflejan la sinrazón y el absurdo que presiden muchas de las cosas que a diario ocurren en nuestro país. Y claro, si el objetivo es hacer patente la astracanada en que se haconvertido el sistema educativo en España, pues la admiración es mayor (a ver qué sale del supuesto consenso que parece se está logrando para realizar ¡otra! reforma educativa...) Reproduzco aquí este "Romance de la evaluación" que me mandaron por e-mail(gracias, Raquel), sacado de un blog sobre educación que, aunque hace referencia sobre todo a Andalucía, vale la pena seguir para todos aquellos ocupados y preocupados en la materia. Si queréis visitarlo, pinchad aquí.
Por supuesto, se disfruta más si has sido parte de una de estas sesiones de evaluación, pero a quienes no han tenido tal honor y satisfacción, les puedo asegurar que todo lo que aparece es, cuanto menos, verosímil, nada de ciencia-ficción, y se convierte en un fidedigno retrato de una estas reuniones que cada trimestre se suceden en todos los centros educativos de España.
La sesión de evaluación
dispuesta a empeçar estaba
el tutor, que era de Lengua,
les dixo que se callaran
e pidió a la Orientadora
que por favor se sentara.
La Orientadora, psicóloga,
ha en propiedad su plaça
desde que la LOGSE impera
en los çentros de enseñança.
Sabe al dedillo la ley,
e parla la xerga bárbara
de los psicopedagogos
e de la fauna logsiana.
Comiença la evaluaçión,
las notas allí se cantan:
-Iván Peláez Borrego,
con este moço, ¿qué pasa?”
-”A aqueste le quedan seis:
titulaçión denegada”.
Mas fabló la Orientadora;
d’aquesta guisa fablaba:
-”Non nos pemite la LOGSE
fazer tan grand canallada:
si a algún alumno o alumna
non superase alguna área
siendo con insuficiente
eva1uado o evaluada,
debe discutirse aquí
si es persona preparada,
si domina las destreças,
los obxetivos d’etapa,
si se axustan los diseños,
si se dan las çircunstançias,
si se fizo adaptaçión
al chaval o la chavala,
si de los proçedimientos
se llevó relaçión clara
e si de las actitudes
quedó notoria constançia.
¿Detectáronsele a tiempo
todas estas problemáticas?
¿Se fizieron formularios,
programaçiones de aula?
¿Motivósele al efeto
con estratexia adecuada?
¿Fízose por el tutor
en la clase un soçiograma?”
Muchos de los profesores
se miran, piensan y callan.
iHubo allí largo silençio:
ni una mosca se escuchaba.
Mas luego fabló el de Historia,
bien oiréis lo que fablaba:
-”¡Pero si este moçalbete
las más de las veçes falta,
e, cuando viene, molesta,
grita, juega, se levanta,
non atiende al profesor,
non estudia, non trabaxa,
non se está quedo un momento,
de los profesores pasa,
es deslenguado, soez,
torpe, neçio e tarambana
¿Cómo darle el mismo título
que al que se aplica e se afana
e saca muy buenas notas
e cumple normas e pautas?
Sería inicua inxustiçia,
sería indeçente práctica,
sería de los calçones
fazer muy grande baxada”.
Los profesores se miran,
e, con voç amortiguada,
se comentan ala orexa
las cosas que allí se tratan:
los más pareçen de acuerdo,
otros niegan e rechaçan.
¡Cómo puedes deçir eso!”
Ya la Orientadora exclama.
-”¡Non quieres tener en cuenta
la normativa aprobada!
¿Te has leído el Plan de Centro?
¿Has repasado las páxinas
de los valiosos Diseños
Curriculares de Etapa?
¿Practicas la evaluaçión
contínua e bien adaptada?
¿Non aplicas en tu clase
la enseñança igualitaria?
Si el mochacho non te atiende
será porque usas la práctica
de la liçión maxistral,
qu’es retrógrada e nefasta.
Debes dar motivaçión
a educando y educanda,
desçender de la tarima,
qu’es plataforma tiránica;
debes ser más solidario
con chavales e chavalas,
darles menos contenidos,
que non fazen mucha falta,
e mirar sus intereses,
captar bien su idiosincrasia
et educar en valores
de soçiedad democrática;
ser más tolerante e lúdico,
ser con ellos camarada
e mostrarte comprehensivo
en cada unidad didáctica.
-”Pero, en aprobando aqueste,
¿quién el título no alcança?
Veremos el curso próximo
cómo se asienta en las aulas
e cursa el bachillerato,
ansí, por toda la cara,
un tropel de analfabetos,
de vagos, xetas e maulas,
de mochachos inorantes
e de iletradas mochachas
que non faz en ni la o
con el hueco de una caña”.
Subieron las discusiones,
arreçiaron las palabras,
se esgrimieron çirculares,
leyes, fueros e ordenanças,
fablóse allí de prinçipios,
de posturas reacçionarias,
de los derechos humanos
e falta de democraçia,
de lo divino é lo humano
todo el mundo allí fablaba.
Llevaban ansí tres horas
e el personal se cansaba.
Fasta que un profesor dixo:
-”A ver, ¿cuántas le quedaban
al moço que, por el título,
la disputa orixinara?”
-”Quedábanle seis”- Responden.
-”Pues yo, que doy Matemáticas,
las cuales eran suspensas,
pues… me dispongo a aprobársela.
-”Ya sólo son çinco, entonçes”.
Y la de Francés, que estaba
mohína y entristeçida,
a punto de echar las lágrimas,
dixo con voz melancólica,
morteçina e apagada:
-”Ponle aprobado en Francés”.
-”E apruébale también Plástica”.
(Sonó la voç del artista,
que tenía enormes ganas
de acabar las discusiones
e irse a pintar a su casa)
-”Pues yo, para no ser menos,
le apruebo Cultura Clásica”.
E, ansí, aprueba que te aprueba
el “típex” se chorreaba,
sumergiendo los suspensos
baxo una pátina blanca.
El tutor, los “suficientes”
prestamente rotulaba:
-”Iván Peláez Borrego:
quédanle dos, luego…¡pasa!
Y se acabó, compañeros:
firmad al pie de las actas”.
Por Fray Josepho de la Tarima Leer más...
Por supuesto, se disfruta más si has sido parte de una de estas sesiones de evaluación, pero a quienes no han tenido tal honor y satisfacción, les puedo asegurar que todo lo que aparece es, cuanto menos, verosímil, nada de ciencia-ficción, y se convierte en un fidedigno retrato de una estas reuniones que cada trimestre se suceden en todos los centros educativos de España.
La sesión de evaluación
dispuesta a empeçar estaba
el tutor, que era de Lengua,
les dixo que se callaran
e pidió a la Orientadora
que por favor se sentara.
La Orientadora, psicóloga,
ha en propiedad su plaça
desde que la LOGSE impera
en los çentros de enseñança.
Sabe al dedillo la ley,
e parla la xerga bárbara
de los psicopedagogos
e de la fauna logsiana.
Comiença la evaluaçión,
las notas allí se cantan:
-Iván Peláez Borrego,
con este moço, ¿qué pasa?”
-”A aqueste le quedan seis:
titulaçión denegada”.
Mas fabló la Orientadora;
d’aquesta guisa fablaba:
-”Non nos pemite la LOGSE
fazer tan grand canallada:
si a algún alumno o alumna
non superase alguna área
siendo con insuficiente
eva1uado o evaluada,
debe discutirse aquí
si es persona preparada,
si domina las destreças,
los obxetivos d’etapa,
si se axustan los diseños,
si se dan las çircunstançias,
si se fizo adaptaçión
al chaval o la chavala,
si de los proçedimientos
se llevó relaçión clara
e si de las actitudes
quedó notoria constançia.
¿Detectáronsele a tiempo
todas estas problemáticas?
¿Se fizieron formularios,
programaçiones de aula?
¿Motivósele al efeto
con estratexia adecuada?
¿Fízose por el tutor
en la clase un soçiograma?”
Muchos de los profesores
se miran, piensan y callan.
iHubo allí largo silençio:
ni una mosca se escuchaba.
Mas luego fabló el de Historia,
bien oiréis lo que fablaba:
-”¡Pero si este moçalbete
las más de las veçes falta,
e, cuando viene, molesta,
grita, juega, se levanta,
non atiende al profesor,
non estudia, non trabaxa,
non se está quedo un momento,
de los profesores pasa,
es deslenguado, soez,
torpe, neçio e tarambana
¿Cómo darle el mismo título
que al que se aplica e se afana
e saca muy buenas notas
e cumple normas e pautas?
Sería inicua inxustiçia,
sería indeçente práctica,
sería de los calçones
fazer muy grande baxada”.
Los profesores se miran,
e, con voç amortiguada,
se comentan ala orexa
las cosas que allí se tratan:
los más pareçen de acuerdo,
otros niegan e rechaçan.
¡Cómo puedes deçir eso!”
Ya la Orientadora exclama.
-”¡Non quieres tener en cuenta
la normativa aprobada!
¿Te has leído el Plan de Centro?
¿Has repasado las páxinas
de los valiosos Diseños
Curriculares de Etapa?
¿Practicas la evaluaçión
contínua e bien adaptada?
¿Non aplicas en tu clase
la enseñança igualitaria?
Si el mochacho non te atiende
será porque usas la práctica
de la liçión maxistral,
qu’es retrógrada e nefasta.
Debes dar motivaçión
a educando y educanda,
desçender de la tarima,
qu’es plataforma tiránica;
debes ser más solidario
con chavales e chavalas,
darles menos contenidos,
que non fazen mucha falta,
e mirar sus intereses,
captar bien su idiosincrasia
et educar en valores
de soçiedad democrática;
ser más tolerante e lúdico,
ser con ellos camarada
e mostrarte comprehensivo
en cada unidad didáctica.
-”Pero, en aprobando aqueste,
¿quién el título no alcança?
Veremos el curso próximo
cómo se asienta en las aulas
e cursa el bachillerato,
ansí, por toda la cara,
un tropel de analfabetos,
de vagos, xetas e maulas,
de mochachos inorantes
e de iletradas mochachas
que non faz en ni la o
con el hueco de una caña”.
Subieron las discusiones,
arreçiaron las palabras,
se esgrimieron çirculares,
leyes, fueros e ordenanças,
fablóse allí de prinçipios,
de posturas reacçionarias,
de los derechos humanos
e falta de democraçia,
de lo divino é lo humano
todo el mundo allí fablaba.
Llevaban ansí tres horas
e el personal se cansaba.
Fasta que un profesor dixo:
-”A ver, ¿cuántas le quedaban
al moço que, por el título,
la disputa orixinara?”
-”Quedábanle seis”- Responden.
-”Pues yo, que doy Matemáticas,
las cuales eran suspensas,
pues… me dispongo a aprobársela.
-”Ya sólo son çinco, entonçes”.
Y la de Francés, que estaba
mohína y entristeçida,
a punto de echar las lágrimas,
dixo con voz melancólica,
morteçina e apagada:
-”Ponle aprobado en Francés”.
-”E apruébale también Plástica”.
(Sonó la voç del artista,
que tenía enormes ganas
de acabar las discusiones
e irse a pintar a su casa)
-”Pues yo, para no ser menos,
le apruebo Cultura Clásica”.
E, ansí, aprueba que te aprueba
el “típex” se chorreaba,
sumergiendo los suspensos
baxo una pátina blanca.
El tutor, los “suficientes”
prestamente rotulaba:
-”Iván Peláez Borrego:
quédanle dos, luego…¡pasa!
Y se acabó, compañeros:
firmad al pie de las actas”.
Por Fray Josepho de la Tarima Leer más...
martes, 5 de enero de 2010
¡Ya vienen los Reyes...!
Otro año prometo hacer un estudio de la figura, la historia y la leyenda de los Reyes Magos, pero este año me conformo con desvelaros la historia secreta de los mismos. Y es que no eran muy espabilaos, los hombres; tener en cuenta que eran novatos, pues se estrenaban llevando regalos al niño Jesús, y, como podéis ver, se equivocaron de niño. Ya con la experiencia que tienen no se equivocan, no os preocupéis, aunque a más de uno le llevarán regalos que no les hacen mucha gracia... pero qué se le va a hacer, lo que cuenta es la intención. Y si te traen algo que no te gusta, es que has sido malo (carbón ya no traen, que con la crisis su precio está por las nubes).
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