viernes, 4 de febrero de 2011

Pataleo terapéutico

Basta de mentiras, basta de hipocresía. El sistema educativo en España es una basura porque no se exige nada, no se pide nada, y se basa no en el derecho a tener la oportunidad de obtener una educación, sino en el estúpido e irreal derecho a considerar que se ha sido formado por entes externos, como si el proceso fuese ajeno a la voluntad y el trabajo del estudiante, traducido en un título que a cada año que pasa se devalúa más y lo que te rondaré morena.

Mientras(pocos)alumnos y alumnas responsables, más cercanos ya a la extinción que los linces y los pandas, sacan sus cursos en los años adecuados y logran unos resultados académicos notables o sobresalientes que nadie conocerá porque una vez conseguido el título, ya todos iguales, sin importar cómo ha sido su expediente, o si ha obtenido la titulación de manera ortodoxa o "heterodoxa" (diversificación, o, incluso, el invento del PCPI, donde como en los dominicales de prensa junto a una formación supuestamente profesional- muy por debajo del ya rebajado nivel de la FP de grado medio- te regalan un título de la ESO), la mayoría de los jóvenes en edad de formación se dedican a pasearse por los centros educativos emulando los usos y costumbres aprendidos en las pantallas de Telecirco o Antena Pis, verdaderas inspiradoras y conformadoras del espíritu de la juventud española actual.

Igualdad, sí, pero igualdad por abajo, igualdad en la mediocridad, en la pereza, en la picaresca, en la abulia y la molicie, en la más soberbia y arrogante ignorancia. En nombre de la necesaria atención a la diversidad se ha apostado por el relativismo y la nada, por otorgar valor a lo que ha de considerarse inherente y consustancial a la persona humana, como el respeto y la tolerancia, por discriminar al que trabaja y al que ansía conocimientos, por marginar el sacrificio personal y la brillantez intelectual de las aulas. Miles de millones en becas a cambio de nada (no se exigen resultados, sólo un determinado nivel de renta, a menudo maquillado “ad hoc”) y títulos que no significan más que un ticket de parking, pues sólo demuestran que se ha estado aparcado en un centro educativo x años. Derecho a todo, deber de nada.

“¡Catastrofista!” exclamarán algunos, sobre todo si pertenecen a la mayoría bienpensante progresista laico-farisea, culpables por pensamiento, palabra, obra y o misión de la putridez que nos rodea y víctimas con síndrome de Estocolmo de la ignominia que nos consume. Catastrofista unos cojones; aún peor es la realidad, pero no tengo ni el talante ni el talento para transcribirla en unas líneas.

Una mierda, esta España, aunque no es de hoy, sino de hace mucho tiempo. Una mierda, sí, una mierda pinchá en un palo.

Y sí, sí, tengo un cabreo de tres pares de cojones porque más del 50% de la clase de 2º de PCPI que imparto (con un nivel exigido de contenidos que no llega a 2º de la ESO y aún así a final de junio les darán el título de la ESO, un título exactamente igual que el de aquel que aprueba 4º como Dios manda) ha decidido que madrugar un viernes para ver unos videos sobre la Edad Media a primera hora, pues como que no, que total para los que le va a servir si al final le damos el título… y que conste que estos son los “buenos” del PCPI, que para los años siguientes se atisban muuuucho peores… pero todos con título, que es lo importante.

¿Qué pasa entonces?¿Es que se me nota que estoy más cabrea que un mono? Perspicaces que sois, oyes…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Más razón que un santo...
Siento que no este problema no pueda solucionarse, además que años de dejadez en el sistema educativo es lo que nos ha llevado a esto. Esperemos que el péndulo oscile de nuevo en dirección contraria. CLC

Anónimo dijo...

¡Cuánta razón!.
Así le va a España.
Mientras en otros países como Alemania invierten una barbaridad en i+D a pesar de la crisis, y fomentan la formación y la verdadera cultura, aquí en España regalamos los títulos para maquillar las estadísticas.

Fdo.: Man.