viernes, 31 de diciembre de 2010

Adiós al 2010 y... ¡Feliz 2011!

Se acaba el 2010. La verdad es que este año no ha sido muy bueno para la humanidad. Como todos los anteriores, hemos perdido la oportunidad de acabar con el hambre, el dolor, las enfermedades, la injusticia y el sufrimiento en el mundo. Sólo por eso ya podríamos renegar de él.

Comenzó con desastres naturales que acabaron con cientos de miles de vidas en Haiti, aunque nos parezca que fue hace años, y en las últimas semanas la pesadilla de la muerte, en este caso en forma de epidemias, ha regresado al sufrido país caribeño.

Sin embargo, si el "mundo acomodado", y sobre todo nuestro país, va a recordar este 2010, será por la crisis, que ha disparado el número de parados y por tanto los dramas humanos que no ocupan portadas pero que hacen que los inocentes derramen lágrimas de impotencia y estallen en aullidos de rabia. Los cómplices de la crisis, los de siempre: banqueros, políticos, grandes empresarios multimillonarios y todos aquellos que esperan medrar a la sombra de éstos. Las víctimas, también los habituales: los ciudadanos. Los medios de comunicación han vuelto a cumplir con su cometido ocultando información, desviando la atención, tergiversando la verdad, creando cizaña entre las víctimas del abuso de poder y ofreciendo sabrosa mierda a una masa adormecida, cada vez más analfabeta y autocomplaciente para que los de siempre sigan campando a sus anchas y viviendo como dios (dios del que algunos niegan su existencia pero bien que les gusta vivir y actuar como si fuesen él... o ella, no se me enfaden las papanatas y papanatos feminifascistas).

En España se ha perdido una nueva oportunidad de afrontar el gran problema de nuestra sociedad: la educación. Además, el gobierno sigue en manos de un autoconvencido mesías laico, con todo su santoral de cínicos palmeros y palmeras, demostrando que la realidad es algo que se puede disfrazar al antojo e interés del poder, que en España hay más tontos que botellines y que lo malo no es que cualquier inepto pueda llegar a tener las más altas cotas de responsabilidad, sino que puede mantenerse ahí. El titular del editorial político del año sería: "¿cinismo o locura?".

Las frases del año para mí han sido, sin duda, dos que reflejan muy a las claras la situación actual, tomadas de dos de mis articulistas de referencia, David Gistau y el sinpar Pérez-Reverte: "Gobernar es el arte de señalar a quién hay que odiar" y "A veces me pregunto cuál es la frontera entre un analfabeto y un sinvergüenza".

Mientras, la injusticia crece y la estupidez del poder se pone al servicio de los desalmados: tras un año de crímenes horrendos, sibilinamente y sin hacer mucho ruido se resliza una reforma del código penal que saca a cientos de delincuentes de las cárceles y suaviza la mayoría de las penas(recuerdo que alguien dijo que "no hay que legislar en caliente", claro, para poder perpetrar esas leyes inmorales, torticeras e injustas que llevan años aprobando; en este último caso, ¿será un agónico recurso del gobierno para sacar votos de algún sitio, aunque sea de los delincuentes condenados y excarcelados?... hablo de forma irónica, puesto que no se podría uno imaginar que la perversión a la que se han abandonado los que nos gobiernan llegase a tanto, ¿verdad? ¿verdad?... ¿verdad?). Ah, y se condena a la cárcel a unos Guardias Civiles por insultar y pegar (lo de utilizar el término "torturar" se me antoja una acrobacia dialéctica demasiado complicada a no ser que se ande muy escaso de vergüenza) a unos terroristas que pusieron una bomba en un aeropuerto y mataron a dos personas. Claro que hace años unos (no ha quedado al final muy claro quiénes) se cargaron a 191 y tampoco parece que nadie haya pagado por ello (o si lo han hecho, que lo vuelvan a explicar, que yo no me enteré). La Justicia en España, que no es ciega, es gilipollas.

Pero bueno, en este país semos asín.

A muchos les parecerá cojonudo el 2010 porque un chaval de Fuentealbilla, Albacete, metió una pelotita entre tres maderos. Que no digo yo que no estuviese bien, pero ya tanto, tanto, me están empezando a hacer antipático el "logro". También hemos tenido hechos que nos reconcilian con la especia humana y nos dan esperanza, como fue el caso de los mineros chilenos. Y la ciencia, que adelanta que es una barbaridad, dicho castellano también válido para este 2010, en el que por primera vez se ha creado vida artificial (en mayo de este años se anunció que Craig Venter y su equipo habían conseguido "dar a luz" una célula bacteriana con genoma artificial). Pero vamos, que todo esto, comparado con los casi 5 millones de parados; los recortes de los derechos sociales (por mucho que el de las tijeras diga que no es para tanto); el triunfo de la memez el papanatismo y la sinvergonzonería; la perpetuación de la incultura y la falta de valores, etc., pues como que no es para echar cohetes.

Hay razones objetivas, por tanto, para decir que 2010 ha sido una mierda pinchá en un palo. Sin embargo, personalmente, ha sido el mejor año de mi vida, incluso a pesar de haber perdido a una persona muy querida. ¿Por qué? Por un recuerdo: 18 de mayo, sobre las once de la noche, cuando escuché el más maravilloso sonido que existe, el de un llanto que me cambió la vida... y aquí lo dejo porque se me está nublando la vista y empañando las gafas, y como moje el teclado y se me escachufle no está la cosa como para gastos nuevos.

En resumen, gracias 2010 y ¡Feliz 2011!

2 comentarios:

Victoria dijo...

Aaaaaaaaaaah!!!!

Wayne dijo...

¡Ésa es mi chica! ¡Cómo se expresa!