Esta mañana me dio mucha pena ver a un par de señores de bastante edad intentando esforzadamente, los pobres, borrar las pintadas que, como ocurre con el 90 % de los españoles, tenían en la fachada de su edificio. Y lo peor no es que no lo fueran a conseguir (se veía que a pesar de frotar y frotar, no se iban), sino que lo tengan que hacer. Es más, casi enternece su inocencia, puesto que, de conseguir su objetivo, en menos de veinticuatro horas sus relucientes paredes sería de nuevo violadas por la estúpida actividad de un ignorante ególatra al que la sociedad le permite todo.
A los pocos minutos, mientras paseaba con mi hija, me crucé con uno de esos especimenes de jóvenes tan de moda hoy en día, de tan sólo 15 o 16 años, que parece que van perdonando la vida de los que compartimos la calle con ellos, grosero por altanería y artificiosidad en su vestir y caminar, con esa forma de andar que bien pueda provocarles en el futuro una luxación de cadera, los muy estúpidos, cuya operación pagaremos todos. Descubrí con sorpresa y un poco de pena que mi reacción a la vista de tal sujeto, modelo de la era de hedonismo vano, egoísmo institucionalizado y provocación banal que vivimos, era la de “meterle”, cosa que por supuesto no haré jamás porque soy un enemigo de la violencia por razones morales y de cobardía personal, todo hay que decirlo, pero es triste que el atuendo y actitud de algunos jóvenes puedan provocar tal reacción. Los pensamientos, al mirar a mi niña, fueron volando, serpenteando a gran velocidad haciendo un esbozo de la época que nos ha tocado vivir/sufrir. Pienso en Marta del Castillo, y en cómo sus asesinos se ríen a carcajadas de toda la sociedad española, con su supuesto Estado de derecho y sus fingidas leyes que nadie cumple. Ahondando en ello, recuerdo dos de las primeras noticias con las que me he desayunado esta mañana: 45 de los 46 acusados de más de 80 robos en la provincia quedan en libertad al haber sido condenados a 16 meses de cárcel (que supone no entrar en ella, sorprendentemente) y la etarra Idoia no se qué (ni sé ni me importa el nombre de estos hijos de puta), autora de 23 asesinatos es agraciada por beneficios penitenciarios nadie sabe muy bien por qué (cuando lo que tenía que hacer es pudrirse en la cárcel toda su puñetera vida).
En mi paseo observo la ingente cantidad de locales vacíos, donde antaño había provechosos negocios, combinados con tiendas de toda clase regentadas por chinos, de esas que no cierran nunca. Rememoro las polémicas entre los comerciantes locales y nacionales y su posturas enfrentadas sobre las leyes que determinaban los horarios comerciales, ésas que jamás se han aplicado a estos nuevos negocios, de los cuales los dedicados a alimentación tienen un alto porcentaje de productos ya caducados y unas carencias higiénicas que hace poco hubieran supuesto la ruina de los comerciantes locales (ya se arruinaron luego ellos solos, por desgracia),que eran diligentemente sometidos a una estricta vigilancia por parte de los ministerios de sanidad (por no hablar de las inspecciones de trabajo). Hay un rumor callejero que dice que esta gente no paga impuestos por estos negocios, un rumor que por otra parte nadie ha negado en ningún sitio.
En mi caminar, veo un edificio en cuya entrada están colocando rejas. En su tiempo este portal fue concebida en función de la estética y el aprovechamiento del espacio, pero ahora se ha de blindar con feísimas cancelas. Me vienen a la memoria las palabras de nuestro presidente del gobierno, diciendo que teníamos las mejores generaciones de jóvenes de la historia de España, y, a la vista de estos enrejados urbanos tras los que se han de parapetar los honrados vecinos de nuestro país, se me dibuja una media sonrisa en la cara a caballo entre la ironía y la rabia.
Paso al lado de un supermercado donde una “rumana”(que en realidad nadie sabe si estas profesionales de la mendicidad son de tal nacionalidad, pero así se les llama por aquí) limosnea con su niño, ya crecidito la verdad, en brazos. Me vienen a la mente las noticias que salen de vez en cuando de padres a los que se les amenaza con retirarles la custodia por parte de las instituciones públicas porque están demasiado gordos, o porque les han pegado un cachete, y se entremezclan con las imágenes de estos niños obligados a mendigar, e incluso con el conocimiento de otros que son utilizados para robar, y una sensación de perplejidad anida durante un buen rato en mi ser.
Enfilando ya la calle de mi destino, observo carteles antitaurinos que me hacen pensar en la reciente prohibición de las corridas de toros en Cataluña. De nuevo perplejidad, ironía, rabia e ira se suceden en mi mente, pensando en cómo un país y sus políticos se preocupan de la “salud” de unos animales que cuando no exista tal espectáculo se extinguirán, mientras se legisla permitiendo y fomentando la muerte de los humanos no nacidos. Un país donde si tu hijo o tu hija mueren en un accidente de tráfico provocado por un desgraciado malnacido que conduce bajo los efectos del alcohol o las drogas, tal hecho es un atenuante y no un agravante como debería ser donde imperase la razón. Un país donde se gastan millones en evitar el consumo de drogas, pero donde tal consumo no es delito, y está comúnmente aceptado por una amplia mayoría de la población que bromea y se regodea en su uso y disfrute tanto de palabra como de acto, especialmente en el caso de sus autoproclamados “intelectuales (ja), pero, eso sí, se prohibirá vender gusanitos y cocacolas en los centros educativos, que ya se sabe que son peor que la maría y la cocaína. Un país donde se persigue a imbéciles que exhiben emblemas racistas y anticonstitucionales, pero donde es muy “cool” portar símbolos apologéticos del consumo de sustancias estupefacientes. Un país donde una chica (una mujer) de 16 años debe y puede decidir sobre su embarazo, sobre si acaba con la vida que crece en su vientre o no, pero un joven (ahora niño) de esa misma edad no es responsable de golpear o asesinar a alguien. Un país donde en 32 años de democracia constitucional, los ciudadanos tan sólo han sido consultados dos veces, en concreto para asuntos de tanto calado como la integración en la OTAN y la Constitución Europea. Otros aspectos menos relevantes para la vida diaria, para la dignidad de la persona y de la sociedad, ya son despachados por la casta política, que guía y conduce al resto de los ciudadanos aliviándoles la pesada carga de decidir sobre los verdaderos problemas del país, mientras les narcotizan con debates estúpidos y artificiales, fútbol y telebasura. No tienen cojones para una democracia de verdad y no esta pantomima de representación ciudadana secuestrada por partidos políticos y medios de comunicación. Un sistema donde las personas decidiesen con información y responsabilidad sobre temas verdaderamente importantes como el aborto, la eutanasia, la pena de muerte y el cumplimiento de las penas de cárcel, la igualdad de los territorios y las personas, la mayoría de edad legal y la responsabilidad penal de los delincuentes, etc. Qué envidia de esos lugares donde preguntan a sus conciudadanos hasta el color de las baldosas de la plaza del pueblo (Inglaterra, Irlanda o EEUU, por ejemplo), que tendrán sus fallos, pero por lo menos no están sometidos a la dictadura de los partidos y los periodistas, y por tanto un paso más cerca que nosotros de la libertad y la democracia.
Mientras subo en el ascensor el cochecito de mi hija de dos meses a la que traigo a ver a su abuela (en este caso mi madre), y mirando las muecas divertidas de mi niña, la conclusión de esta tormenta de pensamiento se debate entre dos sentencias. La primera es una de Tagore: “cada niño que viene al mundo nos dice que Dios aún confía en el hombre”. La segunda es personal: “este país es una mierda; una mierda pinchá en un palo".
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jueves, 29 de julio de 2010
sábado, 24 de julio de 2010
Chascarrillos con la Música: Los Gandules
Como me han salido últimamente algunos artículos un tanto serios y "encabronaos", a ver si retomamos el fin lúdico de este mi/vuestro blog. Os presento a Los Gandules, un grupo (de dos personas y, a veces, alguna más) de música zaragozano que hace versiones muy divertidas de conocidos temas. Los he conocido gracias al programa “No es un día cualquiera” (está saliendo esto mucho por aquí, ¿no?) de RNE. En concreto es el mítico José María Iñigo (sí hombre, el presentador del bigote, el de Estudio Abierto… ¿Qué algunos no lo conocéis?... qué viejo estoy, snif, snif) quien nos ha obsequiado con algunos de los temas de este peculiar dúo aragonés. No entraré en la calidad musical, ni en si pagan o no derechos de autor, sólo puedo aseguraros que son divertidísimos.
Para demostrar lo dicho, dos ejemplos: el primero, el Bayas, bayas, mi canción favorita del dúo, versionando el Voyage, Voyage de la cantante Desireless (claro ejemplo de los que llaman “One hit star”) de 1986; y el segundo, afición comiquera obliga, las andanzas de Batman y Robin al ritmo del All My Loving, de Los Manolos, versión rumbera del tema del mismo título de Los Beatles (un poco enrevesado, ¿no?).
Venga, va, un tercero con la adaptación hip-hop del We Will Rock You de Queen, que usan estos inusitados artistas para culturizarnos un poco.
Para demostrar lo dicho, dos ejemplos: el primero, el Bayas, bayas, mi canción favorita del dúo, versionando el Voyage, Voyage de la cantante Desireless (claro ejemplo de los que llaman “One hit star”) de 1986; y el segundo, afición comiquera obliga, las andanzas de Batman y Robin al ritmo del All My Loving, de Los Manolos, versión rumbera del tema del mismo título de Los Beatles (un poco enrevesado, ¿no?).
Venga, va, un tercero con la adaptación hip-hop del We Will Rock You de Queen, que usan estos inusitados artistas para culturizarnos un poco.
jueves, 22 de julio de 2010
Over-booking de idiotez
Con el brazo todavía dormido por haber tenido a la niña durmiendo la siesta encima con el fin de que no se despertase y con ello evitara el sueño de mi santa esposa (todo sea por tenerla de buen humor; guiño, giño, codazo, codazo, ya me entendéis)no me resisto a expresar aquí mi estupefacción y cierto desagrado por haber presenciado el mayor desfile de imbéciles por metro cuadrado al que se puede asistir, creo, en el mundo. Por supuesto, no me refiero a los esforzados y heroicos ciclistas, ni a los dignos aficionados al ciclismo sino a aquellos que han robado el protagonismo de ete tipo de etapas tanto a unos como a otros y amenazan con provocar cualquier día un serio incidente. De verdad, no he visto tanto tonto junto y en menos espacio/tiempo en mi vida. Me da pena porque lo que se suponía era un espectáculo deportivo lo están convirtiendo en un esperpento inaguantable. Razón tiene la máxima: "hay más tontos que botellines"; pues hoy la mayoría se habían concentrado en la subida al Tourmalet. Un macrobotellón de ridículos y egocéntricos patanes. Pero esto es lo que hay. Uno intenta resguardarse de tales a-personalidades guareciéndose de la televisión basura y de los actos de celebración pública de la estupidez, pero te persiguen hasta yendo en bici por lo que se ve. Resulta frustrante que atendiendo a un espectáculo de superación como es el ciclismo, el poso que me deja es que para la humanidad, por este camino, no hay remedio. Y, más allá, si esto es lo que hay, mejor que no lo haya. "Que paren el mundo, que me bajo".
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sábado, 17 de julio de 2010
Un descanso, por favor
No sería de extrañar que durante un tiempo este blog se mantenga sin actualizaciones. He decidido, a la fuerza ahorcan, tomarme un descanso debido al poco tiempo que me deja la paternidad, ya que intento utilizar el tiempo que la niña me deja libre para recuperar mis costumbres pre-paternas, y bastante es que consiga sacar algún minuto para las primeras de la lista (la lectura y el ejercicio). Por lo tanto, me tomaré un respiro a ver si dentro de poco vuelvo con fuerzas renovadas (y más tiempo).
Aprovecho esta entrada para comentar un poco la indignante actualidad de nuestro país. Las últimas actuaciones políticas de nuevo me reafirman en dos de mis ideas: qué vergüenza de políticos tenemos en nuestro país aunque, eso sí, tenemos lo que nos merecemos. Que cargos públicos pidan que se conculquen las leyes en nombre de una soberanía popular cuya única expresión es precisamente la ley es un ejemplo de desvergüenza, irresponsabilidad y mezquindad casi insuperable. Nunca desde el inicio de la democracia la división de poderes ha estado tan en jaque. Después se llamarán a sí mismos demócratas, pero no dejan de ser trileros de la política, populistas de la peor ralea y especuladores de la ignorancia y la mentira. Y todo porque no tienen cojones para cambiar la constitución, no sea que se les venga abajo el chiringuito, o que la realidad sea distinta de la que ellos se han pintado e intentan proyectar a la sociedad.
Pero lo verdaderamente democrático en un Estado de derecho, a ver si dejamos de marear la perdiz y de tratar a la gente como imbéciles, es gobernar conforme a la ley, y si esa ley no nos gusta, la cambiamos por otra, porque la propia ley legisla sobre cómo hacerlo (por eso estamos en un Estado de derecho). Lo que es indecente es apoyarse en la supuesta voluntad del pueblo para saltarse a la torera la verdadera expresión de la soberanía popular, que en estos momentos es la Constitución de 1978, que en su articulado explica, la pobre, cómo cuando los españoles decidan que hay que cambiarla, ha de hacerse. Pero claro, no hay huevos, porque cientos de impúdicos vividores dependen de un victimismo que esconde la anacronía de un sentimiento nacional marchito basado en el egoísmo y la insolidaridad cimentados en mentiras históricas y metafísicos sentimientos incoherentes con los que después reniegan de toda casuística supraterrena; amén de los que subsisten con millonarios salarios azuzando el espantajo del malo malísimo, que siempre es el PP, y que todo lo que no sea la llegada de los "fachas" estará bien, aunque sea el país con más paro de Europa, y el que más rápido camina hacia la desigualdad de sus ciudadanos (lo que no sé es cómo no nos han mandado a tomar por culo ya de la UE, ¿qué pensarán los alemanes o franceses, que han pagado nuestros fondos de cohesión europeos las dos últimas décadas, ante las quejas indecentes de las “nacionalidades históricas” -juas, juas- sobre su “excesiva” -de nuevo juas, juas- contribución a los gastos del resto del país -andaluces y extremeños, panda de vagos paniaguados…-?). Por cierto, ¿no es curioso que nunca se pongan de acuerdo en el número de perosnas en las "manifas" salvo el otro día en Barcelona, en la "marcha de un millón -rejuás- de catalanes"? Qué cosas...
Todo esto, aparte de tener estos fariseos políticamente correctos su mejor seguro de vida en el funesto sistema educativo que permite que sus milongas e inventos se sustenten ante la incapacidad crítica de los ciudadanos a los que han intentado negar (a todos no lo han conseguido) la capacidad de, simplemente, pensar. ¿Cómo van a arreglar la educación, si la ignorancia les da de comer todos los días? (bueno, les da de comer y les paga los viajes, los trajes y la decoración de la casa). Pero que no me vengan con que fíjate qué listos somos, cómo nos lo hemos montado, que el chiringo plantado en este país llamado de momento España no es nuevo, eh, que como siempre los españoles no hemos inventado nada. “Panem et circenses”, uséase pan y circo. Y cuando escasee el pan, que el circo haga más ruido. A los emperadores romanos les dio para ir tirando más de cuatro siglos, o sea que…
Y es que la vergüenza, la dignidad, la decencia y la honradez son especies en peligro de extinción, para nuestra desgracia (y “su” satisfacción, claro). Dinero también hay poco, y ahí estamos, recortando sueldos y pensiones, ésas que hace dos días alguien, no sé quién sería, algunos imitadores del presidente y de la “vice” que se colaron en los telediarios, nos dijeron que jamás iba a pasar. Estos jodíos imitadores es que nos la dan siempre con queso, oye, y meten al gobierno de ZP en unos apuros… Fíjate tú que debieron ser ellos los que dijeron en las elecciones del 2008 que no había crisis, y que de haber una pequeña recesión se saldría de ella en dos o tres meses, qué casualidad, justo después de las elecciones. También debieron ser estos imitadores los que acuñaron la frase “merecemos un gobierno que no nos mienta”, jejeje. Y así estamos, sin un duro después de haber dilapidado el dinero público en impúdicas y desaprensivas dádivas a fondo perdido (recuerdo a un progresista de pro decirme que las subvenciones que el gobierno de Aznar dio a los pescadores de las rías gallegas tras el desastre del Prestige eran “compra de votos y de silencio”… jua, jua, jua, ¿a qué eso tiene ahora mucha gracia?) Eso sí, como escribía mi admirado Pérez Reverte en uno de sus últimos artículos, para esto que él describe a la perfección sí hay dinero:
“El mayor homenaje a nuestra imbecilidad nacional tuvo lugar en el Senado hace unas semanas, el primer día que allí se utilizaron las diversas lenguas oficiales con traducción simultánea y pinganillo. Ésa es la España que los días de cabreo extremo, cuando aconsejo, como mi abuelo, tener idiomas y una maleta por si hay que largarse, quisiera ahorrar a los jóvenes más lúcidos: un andaluz medio analfabeto, presidente autonómico, hablaba con torpeza en catalán mientras otro andaluz casi tan analfabeto como él, vicepresidente tercero del Gobierno, escuchaba mediante un auricular la disparatada traducción a una lengua, el castellano, que ambos conocían –decir dominaban es excesivo– casi perfectamente. Y mientras, en sus bancos, encantados de estar allí, los cómplices de esos dos sujetos aplaudían”.
Todo sea en nombre de los derechos históricos y de la libertad de los pueblos oprimidos (y es que yo me siento de un opresor que no me aguanto, oiga).
Increiblebleble (por no decir idos todos a tomar por el culo de una puñetera vez, pero no, no lo digo, que hay que guardar las formas que si no mi señora me regaña).
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Aprovecho esta entrada para comentar un poco la indignante actualidad de nuestro país. Las últimas actuaciones políticas de nuevo me reafirman en dos de mis ideas: qué vergüenza de políticos tenemos en nuestro país aunque, eso sí, tenemos lo que nos merecemos. Que cargos públicos pidan que se conculquen las leyes en nombre de una soberanía popular cuya única expresión es precisamente la ley es un ejemplo de desvergüenza, irresponsabilidad y mezquindad casi insuperable. Nunca desde el inicio de la democracia la división de poderes ha estado tan en jaque. Después se llamarán a sí mismos demócratas, pero no dejan de ser trileros de la política, populistas de la peor ralea y especuladores de la ignorancia y la mentira. Y todo porque no tienen cojones para cambiar la constitución, no sea que se les venga abajo el chiringuito, o que la realidad sea distinta de la que ellos se han pintado e intentan proyectar a la sociedad.
Pero lo verdaderamente democrático en un Estado de derecho, a ver si dejamos de marear la perdiz y de tratar a la gente como imbéciles, es gobernar conforme a la ley, y si esa ley no nos gusta, la cambiamos por otra, porque la propia ley legisla sobre cómo hacerlo (por eso estamos en un Estado de derecho). Lo que es indecente es apoyarse en la supuesta voluntad del pueblo para saltarse a la torera la verdadera expresión de la soberanía popular, que en estos momentos es la Constitución de 1978, que en su articulado explica, la pobre, cómo cuando los españoles decidan que hay que cambiarla, ha de hacerse. Pero claro, no hay huevos, porque cientos de impúdicos vividores dependen de un victimismo que esconde la anacronía de un sentimiento nacional marchito basado en el egoísmo y la insolidaridad cimentados en mentiras históricas y metafísicos sentimientos incoherentes con los que después reniegan de toda casuística supraterrena; amén de los que subsisten con millonarios salarios azuzando el espantajo del malo malísimo, que siempre es el PP, y que todo lo que no sea la llegada de los "fachas" estará bien, aunque sea el país con más paro de Europa, y el que más rápido camina hacia la desigualdad de sus ciudadanos (lo que no sé es cómo no nos han mandado a tomar por culo ya de la UE, ¿qué pensarán los alemanes o franceses, que han pagado nuestros fondos de cohesión europeos las dos últimas décadas, ante las quejas indecentes de las “nacionalidades históricas” -juas, juas- sobre su “excesiva” -de nuevo juas, juas- contribución a los gastos del resto del país -andaluces y extremeños, panda de vagos paniaguados…-?). Por cierto, ¿no es curioso que nunca se pongan de acuerdo en el número de perosnas en las "manifas" salvo el otro día en Barcelona, en la "marcha de un millón -rejuás- de catalanes"? Qué cosas...
Todo esto, aparte de tener estos fariseos políticamente correctos su mejor seguro de vida en el funesto sistema educativo que permite que sus milongas e inventos se sustenten ante la incapacidad crítica de los ciudadanos a los que han intentado negar (a todos no lo han conseguido) la capacidad de, simplemente, pensar. ¿Cómo van a arreglar la educación, si la ignorancia les da de comer todos los días? (bueno, les da de comer y les paga los viajes, los trajes y la decoración de la casa). Pero que no me vengan con que fíjate qué listos somos, cómo nos lo hemos montado, que el chiringo plantado en este país llamado de momento España no es nuevo, eh, que como siempre los españoles no hemos inventado nada. “Panem et circenses”, uséase pan y circo. Y cuando escasee el pan, que el circo haga más ruido. A los emperadores romanos les dio para ir tirando más de cuatro siglos, o sea que…
Y es que la vergüenza, la dignidad, la decencia y la honradez son especies en peligro de extinción, para nuestra desgracia (y “su” satisfacción, claro). Dinero también hay poco, y ahí estamos, recortando sueldos y pensiones, ésas que hace dos días alguien, no sé quién sería, algunos imitadores del presidente y de la “vice” que se colaron en los telediarios, nos dijeron que jamás iba a pasar. Estos jodíos imitadores es que nos la dan siempre con queso, oye, y meten al gobierno de ZP en unos apuros… Fíjate tú que debieron ser ellos los que dijeron en las elecciones del 2008 que no había crisis, y que de haber una pequeña recesión se saldría de ella en dos o tres meses, qué casualidad, justo después de las elecciones. También debieron ser estos imitadores los que acuñaron la frase “merecemos un gobierno que no nos mienta”, jejeje. Y así estamos, sin un duro después de haber dilapidado el dinero público en impúdicas y desaprensivas dádivas a fondo perdido (recuerdo a un progresista de pro decirme que las subvenciones que el gobierno de Aznar dio a los pescadores de las rías gallegas tras el desastre del Prestige eran “compra de votos y de silencio”… jua, jua, jua, ¿a qué eso tiene ahora mucha gracia?) Eso sí, como escribía mi admirado Pérez Reverte en uno de sus últimos artículos, para esto que él describe a la perfección sí hay dinero:
“El mayor homenaje a nuestra imbecilidad nacional tuvo lugar en el Senado hace unas semanas, el primer día que allí se utilizaron las diversas lenguas oficiales con traducción simultánea y pinganillo. Ésa es la España que los días de cabreo extremo, cuando aconsejo, como mi abuelo, tener idiomas y una maleta por si hay que largarse, quisiera ahorrar a los jóvenes más lúcidos: un andaluz medio analfabeto, presidente autonómico, hablaba con torpeza en catalán mientras otro andaluz casi tan analfabeto como él, vicepresidente tercero del Gobierno, escuchaba mediante un auricular la disparatada traducción a una lengua, el castellano, que ambos conocían –decir dominaban es excesivo– casi perfectamente. Y mientras, en sus bancos, encantados de estar allí, los cómplices de esos dos sujetos aplaudían”.
Todo sea en nombre de los derechos históricos y de la libertad de los pueblos oprimidos (y es que yo me siento de un opresor que no me aguanto, oiga).
Increiblebleble (por no decir idos todos a tomar por el culo de una puñetera vez, pero no, no lo digo, que hay que guardar las formas que si no mi señora me regaña).
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jueves, 8 de julio de 2010
¡A por el mundial!
¿Qué pasa? Aquí no se actualiza nada. ¡Wayne, tío vago!
La realidad es que tengo algún artículo en cartera, después de pasar un período de crisis existencial sobre si vale la pena o no continuar con el blog (de momento la respuesta es sí). A esto se le ha unido el poco tiempo que me deja la niña, que dedico preferiblemente a hacer ejercicio y leer. No obstante, los sucesos actuales me dan una coartada perfecta, ya que si la selección es capaz de eclipsar la polémica por la aplicación de la ley del aborto, las extrañas detenciones, o no, de políticos a los que se les acusa en los medios sin pruebas pero los jueces dicen que no saben nada (esto de no saber de qué te acusan recuerda a los tiempos de la Inquisición), la moda de pasarse por el forro la separación de poderes y las leyes españolas en nombre del populismo más fascista e interesado, la persistente intención de acentuar las diferencias entre los españoles justificadas por mentiras históricas e indecentes y cobardes apelaciones al respeto (cuando la existencia de tales ideas ya supone una falta de respeto al sentido común, primero, y a la mayoría de los ciudadanos, después), la indecencia de considerar que la situación mejora cuando hay casi cinco millones de parados, la imposibilidad de arreglar la educación en España por la terquedad y cortedad de miras de unos y de otros, etc... si la selección eclipsa todo esto, decía, ¿no voy a poder ponerla yo de excusa para no haber subido nada al blog en tres semanas? Pues eso.
Así que hasta el domingo, nada, que estaré concentrado con la roja (ya me voy acostumbrando, ya, pero al principio esto me sonaba como si la que iba a salir a jugar fuese la pasionaria).
¡A por ellos, España!
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La realidad es que tengo algún artículo en cartera, después de pasar un período de crisis existencial sobre si vale la pena o no continuar con el blog (de momento la respuesta es sí). A esto se le ha unido el poco tiempo que me deja la niña, que dedico preferiblemente a hacer ejercicio y leer. No obstante, los sucesos actuales me dan una coartada perfecta, ya que si la selección es capaz de eclipsar la polémica por la aplicación de la ley del aborto, las extrañas detenciones, o no, de políticos a los que se les acusa en los medios sin pruebas pero los jueces dicen que no saben nada (esto de no saber de qué te acusan recuerda a los tiempos de la Inquisición), la moda de pasarse por el forro la separación de poderes y las leyes españolas en nombre del populismo más fascista e interesado, la persistente intención de acentuar las diferencias entre los españoles justificadas por mentiras históricas e indecentes y cobardes apelaciones al respeto (cuando la existencia de tales ideas ya supone una falta de respeto al sentido común, primero, y a la mayoría de los ciudadanos, después), la indecencia de considerar que la situación mejora cuando hay casi cinco millones de parados, la imposibilidad de arreglar la educación en España por la terquedad y cortedad de miras de unos y de otros, etc... si la selección eclipsa todo esto, decía, ¿no voy a poder ponerla yo de excusa para no haber subido nada al blog en tres semanas? Pues eso.
Así que hasta el domingo, nada, que estaré concentrado con la roja (ya me voy acostumbrando, ya, pero al principio esto me sonaba como si la que iba a salir a jugar fuese la pasionaria).
¡A por ellos, España!
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