Siempre me ha atraído la figura de Winston Churchill. Un hombre que llevó a su país a la victoria en la hora más complicada de su historia pero que, curiosamente, después de protagonizar tamaña gesta, fue incapaz de conseguir que sus conciudadanos le volviesen a reelegir para dirigir su nación en tiempos de paz. Una de esas figuras únicas en la historia, que trascendieron su papel como primer ministro británico para convertirse en una figura de talla mundial.
Aunque el momento más determinante de su vida fue la II Guerra Mundial, la biografía de Churchill es extraordinariamente extensa, llena de anécdotas y vivencias curiosas. Incluso han surgido leyendas en torno a su figura, como aquella que vincula su juventud a la de Alexander Fleming, y que, por si alguien lo dudaba, es falsa.
De familia noble, su padre fue un importante político británico del siglo XIX. A pesar de convertirse en político y diplomático como su progenitor, sus relaciones no fueron buenas, lo que provocó que Winston no fuese un buen estudiante y se decantase en principio por la carrera militar, participando en la guerra de los Boers y protagonizando una espectacular fuga tras ser capturado por sus enemigos.
Furibundo conservador y excelente orador, desempeñó varios cargos en el gobierno de su Majestad hasta convertirse en Lord del Almirantazgo, el cargo más importante de la Marina Real Británica, que dejó tras el desastre de Gallípoli.
A lo largo de su trayectoria política destacó por sus críticas al socialismo y algún desliz autoritario, como los halagos que profirió hacia la figura de Benito Mussolini. Sin embargo, fue de los primeros en darse cuenta del peligro que suponía la ascensión de Hitler al poder en Alemania, y prácticamente el único que supo ver cómo las concesiones de su gobierno a Hitler en la Conferencia de Munich llevarían a la guerra. En este asunto fue en contra de la opinión mayoritaria, que veía la actuación de su primer ministro Chamberlain como la única forma de asegurar la paz, lo cual le granjeó enormes críticas e importantes enemistades. El tiempo, sin embargo, le dio la razón. Y cuando Hitler decidió comenzar la Batalla de Inglaterra con los bombardeos contra objetivos militares y civiles, Churchill se convirtió en el Primer Ministro que llevó al Reino Unido a resistir los embates nazis y salir victoriosos de la confrontación.
Sin embargo, como se ha dicho antes, el pueblo británico no confió en él para llevar las riendas del país en tiempos de paz, y fue vencido en las elecciones de 1945 por el laborista Atlee. Desde entonces se dedicó a dar conferencias por todo el mundo y a centrarse en su faceta de historiador, que le llevó a la obtención del Premio Nobel de Literatura en 1953. Volvió a Downing Street en 1951, con un mandato que se alargó hasta 1955, pero que no resultó demasiado provechoso, pues ante los nuevos problemas del país (tenciones raciales, liquidación del imperio británico, la postura británica ante el nuevo conflicto árabe-israelí, etc.) su visión era demasiado arcaica y poco podía colaborar en su solución. Con una salud quebradiza, dejó el gobierno en manos de su protegido Anthony Eden, aunque siguió como parlamentario hasta 1964.
También fue un defensor a ultranza de mantener unas excelentes relaciones con los EEUU, así como del europeísmo que había llevado en 1957 a la constitución de la CEE, y que desembocaría en la adhesión de Gran Bretaña a la misma en 1972. En 1965 falleció y se le organizó un funeral con honores de Estado al que asistieron el mayor número de dignatarios de la Historia de Europa hasta los funerales de Juan Pablo II en 2005.
Pero me estoy enrollando. Yo quería centrarme en la figura de Churchill como orador, algo de lo que carecemos en nuestros días. Acosados por políticos que no saben hablar y se limitan a repetir como loros lemas y consignas que no soportan cualquier mínima argumentación, es refrescante recuperar las intervenciones de verdaderos maestros de la oratoria, que no es divagar sobre los más diversos asuntos, limitándose a decir siempre lo mismo y hablar mucho sin decir nada, como actualmente se cree, sino, muy al revés, expresar en pocas palabras grandes ideas y conceptos. Y es que tenemos los políticos que nos merecemos, hasta en el arte de hablar y dar discursos.
Voy a hacer un pequeño compendio de las frases o partes de discursos más destacadas del que seguramente fue el mejor orador del siglo XX.
"Las críticas pueden no ser agradables, pero son necesarias. Cumplen la misma función que el dolor en el cuerpo humano. Llaman la atención sobre un insaludable estado de las cosas"
Bastante ilustrativa esta frase en una época donde las críticas no importa si son razonables o no, sino de dónde vienen.
"Estoy siempre dispuesto a aprender, aunque no siempre me gusta que me enseñen"
Ésta bien podría complementar a la anterior.
"La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son"
Hay tanta gente sin sentido del humor, que así les va.
"Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar"
Del segundo estamos más faltos que del primero.
El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.
Diooooooooos. ¿Dónde se esconden los estadistas, definidos como personas de gran valía y saber en los asuntos del Estado, hoy en día? Políticos, a patadas, eso sí. Chupando del frasco.
"Si el presente trata de juzgar el pasado, perderá el futuro"
¿Cuánto tiempo perdemos juzgando el pasado, sin estudiarlo ni conocerlo, olvidándonos de construir el futuro? En este país, precisamente, mucho.
Churchill tampoco escondía su ideología; era extremadamente conservador y el blanco de sus críticas solía ser el socialismo. Aquí tenemos algún ejemplo de sus opiniones sobre el socialismo:
"Que el tener ganancias es reprochable es un concepto socialista. Yo considero que lo verdaderamente reprochable es tener pérdidas"
"El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”
Sin duda son razonamientos muy discutibles, pero expresados de forma brillante.
“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”
O lo que es lo mismo, no rendirse jamás, como después declaró en nombre del pueblo inglés durante la II Guerra Mundial.
"Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad"
Un buen lema para estos tiempos de crisis.
"La falla de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes"
Tantos años después no hemos solucionado este problema.
"Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema"
Un cansino, pero peligroso. Cada vez hay más, por desgracia. La incultura es la madre del fanatismo (ésta es mía).
"La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor"
Un testimonio de su vida, sin duda, que certifica la grandeza de su figura. Y un ejemplo de esperanza y valor para aquellos que anteponen sus principios a su comodidad.
Para terminar esta primera parte, una anécdota y otra frase para la historia.
La anécdota ocurrió en la imposición de una medalla al valor al General Montgomery. Lleno de orgullo por la distinción, y para reivindicar la compatibilidad de la honradez y el éxito, Monty declaró: “No fumo, no bebo, no miento, y soy un héroe”. Posteriormente, ya en “petit comité”, Churchill le respondió: “Yo fumo, yo bebo, yo miento, y además soy tu superior”. Toma ya.
“Quien habla mal de mí a mis espaldas, mi culo contempla”
Sin palabras.
En una próxima ocasión abordaremos sus discursos antes, durante y después de la guerra, que constituyen una obra culmen de la oratoria de todos los tiempos.
Leer más...
sábado, 27 de junio de 2009
miércoles, 24 de junio de 2009
Monty Python: historia y actualidad
Un poco de historia y de actualidad con los Monty Python. Por un lado, una revisitación de la poco conocida, para nosotros, guerra anglo-zulú de 1879. Esos son mosquitos y lo demás son tonterías. Por otro lado, un ministerio que hay que reivindicar, el de los andares tontos. Tan importante o más como los actuales de vivienda e igualdad en España, y mucho más divertido. Que preparen las subvenciones pero ya. Hala, a disfrutarlos.
Leer más...
Leer más...
sábado, 20 de junio de 2009
Respuestas increibleblebles (V)
Estamos a final de curso, pero las transcripciones de estas respuestas increibleblebles acuden puntualmente a su cita aún a riesgo de que nos quede alguna para septiembre.
Continuamos con alumnos de 4º, a los que maltratamos intentando enseñarles (modo irónico on) algo tan inútil como la historia (modo irónico off).
Tratando sobre las causas de la Reforma protestante del Siglo XVI, se hace referencia a las prácticas poco edificantes de los obispos de la época, que solían no residir en las diócesis de la que eran titulares, así como de los canónigos que formaban parte de los cabildos de las iglesias y catedrales, que lejos de preocuparse por sus fieles únicamente pensaban en el beneficio. Sin embargo, entre tanta residencia, y tal, alguno se lía un poco:
“los obispos no residían en sus diócesis, los canónigos sólo buscaban el edificio…”.
Claro, andaban un poco perdidos, los hombres, buscando a los obispos, que los jodíos no estaban donde tenían que estar.
El caso es que Lutero veía todo esto muy mal, y reaccionó redactando y haciendo públicas sus 95 tesis contra las indulgencias, esas bulas papales que otorgaban el perdón de los pecados a cambio de dinero.
“Lutero puso en la Iglesia de Witenberg las 95 tesis contra el indulgismo”
Es muy habitual en la actualidad, y una de las principales quejas que se realizan al gremio periodístico, poner en boca de alguien palabras que no ha dicho. Normal, porque ya desde jóvenes practican. Muy conocida es la sentencia de Felipe II justificando la derrota de la Armada Invencible”: “no he enviado mi flota a luchar contra los elementos”. Cierto que hay variaciones, pero quizá las que nos proponían estos estudiantes son excesivas.
“Felipe II dice que él no ha mandado esos barcos y entra en lucha con los elementos”.
Bueno, en este caso creo que no se había enterado muy bien de qué iba la historia y parece que Felipe II en realidad quería escurrir el bulto; eso sí, esos elementos con los que entra en lucha no sé qué serán.
“Este suceso fue el origen de la frase conocida de Felipe II: la causa de mi derrota ha sido el tiempo”.
Si en el fondo parece que sí, que lo ha pillado, pero lo expresa de un modo algo raro.
También sus descendientes fueron objeto de bulas e injurias. Fijaos lo que decían de su nieto.
“Felipe IV trasladó la corte a París”
¿El rey pasmado le llamaban? Pasmados nos ha dejado a nosotros. Después de que su abuelo hiciese de Madrid capital del reino, va y hala, de mudanza a Versalles. Si los comuneros se rebotaron con Carlos I por no ser español, a saber qué hubiera hecho el pueblo castellano si hubieran trasladado la Corte a París… La del 2 de mayo, pero dos siglos antes, como poco. Un precursor de los afrancesados.
Un tipo raro, este cuarto Felipe. Parece que a alguno le cuesta comprender su reinado. Veamos qué resumen se hace de su gobierno.
“Felipe IV gobernó España, había mucha crisis económica al principio pero luego ya no, había democracia, había muchas guerras, epidemias, hambrunas, moría mucha gente, luego al final todo cambió a mejor aumentó la economía, disminuyen las epidemias y guerras, mucha gente tenía para comer y morían menos, después de Felipe IV gobernó Franco, con Franco iban las cosas mejor que con Felipe IV”.
Ahí queda eso. Al final Felipe IV va a tener la culpa hasta de la muerte de Manolete. Y, claro, Franco no tuvo más remedio que alzarse contra él: ¡tres siglos reinando el tío cansino!
Y ahora hablemos de la Revolución Francesa, ese hito que da comienzo a la Historia Contemporánea y termina con el Antiguo Régimen. Es uno de los hechos históricos más estudiado, sin duda. Pasemos a ver lo que nos cuentan nuestros estudiantes.
Comenzamos con lo que ha de ser una especie de resumen de las causas que confluyeron en la revolución del Tercer Estado contra el sistema absolutista de Luis XVI:
“Orígenes de la revolución francesa: los franceses habían conquistado varios estados. En Francia se reconocían tres representantes máximos. En Francia hubo una reunión en la cual los tres representantes se reunieron con el Papa, éstos votaron qué consulados salían. Había tres consulados pero se podía llegar a tener dos, ya que también votaron quiénes tenían derecho a votar, hasta ahora el pueblo no podía, pero llegaron a la conclusión de que si el pueblo votaba se podía llegar incluso a un empate”.
Curiosa redacción sobre los problemas producidos tras la convocatoria de los Estados Generales por Luis XVI. El que no sé qué pinta es el Papa; bueno, y tampoco queda muy claro quién votaba y quién no, quién leches eran esos cónsules que por ahí pululan amenazando con menguar, etc. Lo peor era la situación del pueblo, sin duda: por mucho que votasen sólo podían aspirar al empate. Que estaban malamente, los pobres, y así normal que se rebotasen. De eso, al menos, se ha enterado. Suficiente.
La revolución continúa y los dos grupos mayoritarios que surgen tras la Asamblea Nacional, los más moderados girondinos y los más radicales jacobinos, se suceden al frente de la Convención, el órgano legislativo de la nueva República Francesa. A los jacobinos también se les llamaba montañeses (montagnards), por ubicarse sus escaños en la parte más alta de la Asamblea. Así, a la convención girondina le sigue la montañesa o jacobina.
“Convención montañesa es la etapa en la que se dan varias guerras que se llevan a cabo desde las montañas”.
Del mismo modo:
“Robespierre dirigió al ejército de los Montañeros”.
Hombre, si se trata de una metáfora, la verdad es que fue una época cumbre en cuanto a la consecución de derechos por parte de los ciudadanos, pero no sé yo si se trataba de una licencia poética por parte del alumno.
Llegó Napoleón y convulsionó toda Europa, pero esta parte de la historia deberá esperar… hasta la siguiente entrega de Respuestas increibleblebles.
Leer más...
Continuamos con alumnos de 4º, a los que maltratamos intentando enseñarles (modo irónico on) algo tan inútil como la historia (modo irónico off).
Tratando sobre las causas de la Reforma protestante del Siglo XVI, se hace referencia a las prácticas poco edificantes de los obispos de la época, que solían no residir en las diócesis de la que eran titulares, así como de los canónigos que formaban parte de los cabildos de las iglesias y catedrales, que lejos de preocuparse por sus fieles únicamente pensaban en el beneficio. Sin embargo, entre tanta residencia, y tal, alguno se lía un poco:
“los obispos no residían en sus diócesis, los canónigos sólo buscaban el edificio…”.
Claro, andaban un poco perdidos, los hombres, buscando a los obispos, que los jodíos no estaban donde tenían que estar.
El caso es que Lutero veía todo esto muy mal, y reaccionó redactando y haciendo públicas sus 95 tesis contra las indulgencias, esas bulas papales que otorgaban el perdón de los pecados a cambio de dinero.
“Lutero puso en la Iglesia de Witenberg las 95 tesis contra el indulgismo”
Es muy habitual en la actualidad, y una de las principales quejas que se realizan al gremio periodístico, poner en boca de alguien palabras que no ha dicho. Normal, porque ya desde jóvenes practican. Muy conocida es la sentencia de Felipe II justificando la derrota de la Armada Invencible”: “no he enviado mi flota a luchar contra los elementos”. Cierto que hay variaciones, pero quizá las que nos proponían estos estudiantes son excesivas.
“Felipe II dice que él no ha mandado esos barcos y entra en lucha con los elementos”.
Bueno, en este caso creo que no se había enterado muy bien de qué iba la historia y parece que Felipe II en realidad quería escurrir el bulto; eso sí, esos elementos con los que entra en lucha no sé qué serán.
“Este suceso fue el origen de la frase conocida de Felipe II: la causa de mi derrota ha sido el tiempo”.
Si en el fondo parece que sí, que lo ha pillado, pero lo expresa de un modo algo raro.
También sus descendientes fueron objeto de bulas e injurias. Fijaos lo que decían de su nieto.
“Felipe IV trasladó la corte a París”
¿El rey pasmado le llamaban? Pasmados nos ha dejado a nosotros. Después de que su abuelo hiciese de Madrid capital del reino, va y hala, de mudanza a Versalles. Si los comuneros se rebotaron con Carlos I por no ser español, a saber qué hubiera hecho el pueblo castellano si hubieran trasladado la Corte a París… La del 2 de mayo, pero dos siglos antes, como poco. Un precursor de los afrancesados.
Un tipo raro, este cuarto Felipe. Parece que a alguno le cuesta comprender su reinado. Veamos qué resumen se hace de su gobierno.
“Felipe IV gobernó España, había mucha crisis económica al principio pero luego ya no, había democracia, había muchas guerras, epidemias, hambrunas, moría mucha gente, luego al final todo cambió a mejor aumentó la economía, disminuyen las epidemias y guerras, mucha gente tenía para comer y morían menos, después de Felipe IV gobernó Franco, con Franco iban las cosas mejor que con Felipe IV”.
Ahí queda eso. Al final Felipe IV va a tener la culpa hasta de la muerte de Manolete. Y, claro, Franco no tuvo más remedio que alzarse contra él: ¡tres siglos reinando el tío cansino!
Y ahora hablemos de la Revolución Francesa, ese hito que da comienzo a la Historia Contemporánea y termina con el Antiguo Régimen. Es uno de los hechos históricos más estudiado, sin duda. Pasemos a ver lo que nos cuentan nuestros estudiantes.
Comenzamos con lo que ha de ser una especie de resumen de las causas que confluyeron en la revolución del Tercer Estado contra el sistema absolutista de Luis XVI:
“Orígenes de la revolución francesa: los franceses habían conquistado varios estados. En Francia se reconocían tres representantes máximos. En Francia hubo una reunión en la cual los tres representantes se reunieron con el Papa, éstos votaron qué consulados salían. Había tres consulados pero se podía llegar a tener dos, ya que también votaron quiénes tenían derecho a votar, hasta ahora el pueblo no podía, pero llegaron a la conclusión de que si el pueblo votaba se podía llegar incluso a un empate”.
Curiosa redacción sobre los problemas producidos tras la convocatoria de los Estados Generales por Luis XVI. El que no sé qué pinta es el Papa; bueno, y tampoco queda muy claro quién votaba y quién no, quién leches eran esos cónsules que por ahí pululan amenazando con menguar, etc. Lo peor era la situación del pueblo, sin duda: por mucho que votasen sólo podían aspirar al empate. Que estaban malamente, los pobres, y así normal que se rebotasen. De eso, al menos, se ha enterado. Suficiente.
La revolución continúa y los dos grupos mayoritarios que surgen tras la Asamblea Nacional, los más moderados girondinos y los más radicales jacobinos, se suceden al frente de la Convención, el órgano legislativo de la nueva República Francesa. A los jacobinos también se les llamaba montañeses (montagnards), por ubicarse sus escaños en la parte más alta de la Asamblea. Así, a la convención girondina le sigue la montañesa o jacobina.
“Convención montañesa es la etapa en la que se dan varias guerras que se llevan a cabo desde las montañas”.
Del mismo modo:
“Robespierre dirigió al ejército de los Montañeros”.
Hombre, si se trata de una metáfora, la verdad es que fue una época cumbre en cuanto a la consecución de derechos por parte de los ciudadanos, pero no sé yo si se trataba de una licencia poética por parte del alumno.
Llegó Napoleón y convulsionó toda Europa, pero esta parte de la historia deberá esperar… hasta la siguiente entrega de Respuestas increibleblebles.
miércoles, 17 de junio de 2009
El gran ejemplo del deporte español
Pau Gasol campeón de la NBA con Los Angeles Lakers. Un nuevo éxito de nuestro deporte. Estamos viviendo una edad dorada del deporte español. Aparte de alegrarme por los éxitos deportivos en sí, me llena de satisfacción quiénes los protagonizan.
A diferencia de lo que ocurre en otros países o ha ocurrido en otras épocas, nuestros exitosos deportistas son jóvenes muy serios, muy preparados y tremendamente sacrificados. Se han ganado a pulso sus victorias y no se han dejado llevar por los cantos de sirena del éxito. Ahí tenemos a Pau Gasol, cuyas virtudes físicas son muchas, pero que sólo unidas a su extraordinaria inteligencia y preparación le han permitido convertirse en uno de los jugadores más determinantes de la mejor liga de baloncesto del mundo (amén de campeón del mundo, medalla de plata en los JJOO y subcampeón de Europa con la selección). De igual forma podemos fijarnos en Rafael Nadal, que con una gran dedicación, tesón y amor por el tenis ha logrado encaramarse al número 1 de la ATP, desbancando del mismo al mejor jugador de la historia, y tener a todo un país pendiente de sus raquetazos. Otro ejemplo sería Fernando Alonso, que desde la discreción y la dedicación ha puesto en primera plana un deporte que jamás ha tenido casi ningún seguimiento en España hasta el punto de que términos técnicos como KERS, difusores, Q3, etc. son ahora de uso común. Igualmente cabe mencionar a la selección española de fútbol con jugbadores como Xavi, Iniesta o Villa, que físicamente cumplen con el paradigma de español bajito de la posguerra y del landismo, pero que superan con talento y atrevimiento a portentos físicos de otras naciones. Y podríamos poner muchísimos ejemplos más (Contador, Sastre, las chicas del basket, Gemma Mengual, Pedrosa, Bautista, etc.)
Todos, salvo alguna contada excepción, y digo esto con gran orgullo, no sólo son grandes deportistas, sino que antes de nada, y de ahí que hayan logrado lo que han logrado, son buenas personas, responsables y muy preparadas; grandes ejemplos para la juventud española. Un modelo en el que los chavales y chavalas españolas deberían fijarse, pues demuestran con cada actuación que el trabajo, el sacrificio y la inteligencia sí son válidas para lograr el éxito. Es más, son el único modo de lograr el verdadero éxito: superarse a uno mismo día a día, crecerse ante las dificultades, y lograr la admiración, que no la fama, de todo un pueblo.
Sin embargo, yo espero de ellos que sean capaces de ir más allá. Espero casi un imposible, es cierto, pero son ellos, que día a día demuestra que nada les es inalcanzable, quienes pueden ayudar a que tal utopía se vea cumplida. Espero, en definitiva, que consigan el mayor hito que en la historia de nuestro país se puede conseguir: acabar con la juventud del botellón, la consola y las hortera-discotecas rodantes y crear una nueva generación de jóvenes verdaderamente libres, conocedores de quiénes son y de lo que quieren y decididos a construir un mundo mejor siendo los mejores en aquello que decidan hacer. Su ejemplo ha de servir para ello. Cualquier medalla olímpica, campeonato del mundo o anillo de campeón palidecería ante semejante proeza. Y no pueden ser ellos solos quienes lo consigan, pues al fin y al cabo no es su función, pero creo que pueden ser (lo están siendo) un elemento importante en la pugna por lograr ese sueño. Y que siga.
Por cierto, un apunte. Antes de la final Pau Gasol terminó de leer el libro El Emperador de Riszard Kapucinski. ¿A que nos suena raro? Pues ojalá en un futuro algo así no nos sorprenda.
En definitiva, felicidades y gracias, chicos y chicas, por demostrar que la juventud española también puede aspirar a lo mejor, y permitirnos soñar con un mañana ilusionante.
Sirvan estos vídeos de homenaje al campeón.
Leer más...
A diferencia de lo que ocurre en otros países o ha ocurrido en otras épocas, nuestros exitosos deportistas son jóvenes muy serios, muy preparados y tremendamente sacrificados. Se han ganado a pulso sus victorias y no se han dejado llevar por los cantos de sirena del éxito. Ahí tenemos a Pau Gasol, cuyas virtudes físicas son muchas, pero que sólo unidas a su extraordinaria inteligencia y preparación le han permitido convertirse en uno de los jugadores más determinantes de la mejor liga de baloncesto del mundo (amén de campeón del mundo, medalla de plata en los JJOO y subcampeón de Europa con la selección). De igual forma podemos fijarnos en Rafael Nadal, que con una gran dedicación, tesón y amor por el tenis ha logrado encaramarse al número 1 de la ATP, desbancando del mismo al mejor jugador de la historia, y tener a todo un país pendiente de sus raquetazos. Otro ejemplo sería Fernando Alonso, que desde la discreción y la dedicación ha puesto en primera plana un deporte que jamás ha tenido casi ningún seguimiento en España hasta el punto de que términos técnicos como KERS, difusores, Q3, etc. son ahora de uso común. Igualmente cabe mencionar a la selección española de fútbol con jugbadores como Xavi, Iniesta o Villa, que físicamente cumplen con el paradigma de español bajito de la posguerra y del landismo, pero que superan con talento y atrevimiento a portentos físicos de otras naciones. Y podríamos poner muchísimos ejemplos más (Contador, Sastre, las chicas del basket, Gemma Mengual, Pedrosa, Bautista, etc.)
Todos, salvo alguna contada excepción, y digo esto con gran orgullo, no sólo son grandes deportistas, sino que antes de nada, y de ahí que hayan logrado lo que han logrado, son buenas personas, responsables y muy preparadas; grandes ejemplos para la juventud española. Un modelo en el que los chavales y chavalas españolas deberían fijarse, pues demuestran con cada actuación que el trabajo, el sacrificio y la inteligencia sí son válidas para lograr el éxito. Es más, son el único modo de lograr el verdadero éxito: superarse a uno mismo día a día, crecerse ante las dificultades, y lograr la admiración, que no la fama, de todo un pueblo.
Sin embargo, yo espero de ellos que sean capaces de ir más allá. Espero casi un imposible, es cierto, pero son ellos, que día a día demuestra que nada les es inalcanzable, quienes pueden ayudar a que tal utopía se vea cumplida. Espero, en definitiva, que consigan el mayor hito que en la historia de nuestro país se puede conseguir: acabar con la juventud del botellón, la consola y las hortera-discotecas rodantes y crear una nueva generación de jóvenes verdaderamente libres, conocedores de quiénes son y de lo que quieren y decididos a construir un mundo mejor siendo los mejores en aquello que decidan hacer. Su ejemplo ha de servir para ello. Cualquier medalla olímpica, campeonato del mundo o anillo de campeón palidecería ante semejante proeza. Y no pueden ser ellos solos quienes lo consigan, pues al fin y al cabo no es su función, pero creo que pueden ser (lo están siendo) un elemento importante en la pugna por lograr ese sueño. Y que siga.
Por cierto, un apunte. Antes de la final Pau Gasol terminó de leer el libro El Emperador de Riszard Kapucinski. ¿A que nos suena raro? Pues ojalá en un futuro algo así no nos sorprenda.
En definitiva, felicidades y gracias, chicos y chicas, por demostrar que la juventud española también puede aspirar a lo mejor, y permitirnos soñar con un mañana ilusionante.
Sirvan estos vídeos de homenaje al campeón.
Leer más...
domingo, 14 de junio de 2009
Les Luthiers: Daniel Rabinovich Superstar
Me pongo de pie una vez más para presentaros dos vídeos de Les Luthiers con un especial protagonismo del grandísimo Daniel Rabinovich. Es increible las que se monta este tío, absolutamente genial. En el primero intenta sustituir a Marcos Mundstock, el habitual presentador de las actuaciones musicales del grupo y narrador de las peripecias de su compositor favorito, Johann Sebastian Mastropiero. Daniel le roba el guión, y, bueno, pasa lo que pasa. En cuanto al segundo vídeo... no tengo palabras... bueno, sí, dos: Ester Píscore. Con eso está todo dicho.
Leer más...
Leer más...
viernes, 12 de junio de 2009
Lo han vuelto hacer: Quinto y Sexto de la ESO, y a plazos.
Lo han vuelto a hacer. Seguimos huyendo hacia adelante. La situación de la educación en España es cada vez más alarmante y vergonzante, pero los responsables de la misma, lejos de reconocer los fallos e intentar enmendarlos, toman decisiones una detrás de otra que abundan en los errores y alejan más la esperanza de una solución. Una vez finiquitado el respeto al profesor en todos los niveles de Secundaria (ya no hay respeto al profesor por serlo, sólo se respeta a los que se hacen respetar, con lo que estamos formando unos jóvenes cobardes con los fuertes y tiranos con los débiles, amén de tremendamente machistas pues a menudo identifican la fuerza con el hombre y la debilidad con la mujer), y el valor del trabajo y el sacrificio personal en la ESO, ahora también quieren desterrar esto último del Bachillerato. Quieren no; lo han hecho. Aquí tenéis la noticia. Supongo que algún lector por ahí, por prejuicios ideológicos (que son muy poco lógicos, si se me permite la rima), comenzará a dar casos de pobres chicos y chicas que él conoce y que esta medida supone un ejercicio de justicia para ellos, etc. Suele ocurrir, cuando no hay argumentos se escudan en particularidades, que a menudo no son más que invenciones. Bueno, yo hablaré de generalidades desde el punto de vista de un profesor con siete años de experiencia (que no son muchos, pero os aseguro que han sido muy intensos) en secundaria de los cuales en cinco he impartido algún curso de bachillerato.
Ésta es una medida estúpida, propia de aquellos que no han pisado un aula de secundaria en muchísimos años y que intentan aplicar sus fabulosas (de fábulas) teorías sobre la educación sin tener una mínima visión de la realidad. Los actuales bachillerandos no cursan primero o segundo de bachillerato, cursan Quinto y Sexto de la ESO. Los problemas y carencias de la ESO continúan en este ciclo no obligatorio, donde todo se les facilita para que no piensen y no trabajen. El caso es tenerlos contentos: a ellos (están entretenidos, se les da un título, se les mima como estudiantes que son, con todos los derechos pero sin deberes) y a sus familias (les cuidamos a los chavales para que no den la matraca en casa). Como en la ESO. Y en vez de exigir, y posibilitar, un verdadero aprendizaje más maduro que les prepare para el mundo laboral o para la universidad, se continúa por el mismo camino de la Secundaria Obligatoria: tú no molestes, preséntalo todo muy limpio, di que has estudiado mucho aunque no tienes ni puñetera idea de nada, y apruebas porque al fin y al cabo pobrecito, no te vamos a cortar las alas ni a quebrar tus sueños que eso es de reaccionarios. Y pa´lante.
¿Qué no eres capaz de entender un texto escrito? No pasa nada ¿Qué no eres capaz de escribir sin faltas de ortografía, aunque ni siquiera contemos las tildes como tales? Hombre, qué más da. ¿Qué no eres capaz de escribir un texto mínimamente coherente? Para lo que hay que decir, con insultos y lemas aprendidos y creyéndote lo que te tienes que creer, es suficiente. Y así nos va. Ya empezaré a poner las respuestas increibleblebles de Bachillerato, que nos vamos a reír una “jartá” (sí, sé que al hacerlo yo soy un vil facha facineroso fascista autoritario y retrógrado, claro, y además del Madrí, ¿se puede ser algo peor?). Después llegan a la universidad, y pasa lo que pasa. Que los profesores universitarios se escandalizan del bajo nivel de los alumnos. Pero claro, eso es culpa de los institutos, de los profesores que son unos vagos, del sursum corda si hace falta; pero de los responsables de educación no, que en el ámbito universitario el pensamiento único impide echarle la culpa a tan alegre pandilla de felices intelectuales progresistas (ja) que todo lo saben pero qué casualidad que llevan jodiendo la educación veinte años (lo bueno que han hecho, que algo hay, es casi insignificante comparado con lo malo) Y todo por culpa de otros, claro. Y de Franco. Y Bush. Ésos que no falten. Que por cierto, esto que digo sirve también para muchos compañeros de secundaria. Que ya no comulgan con ruedas de molino, no… ¡con ruedas de Monster Truck si hace falta!
¿Y quiénes han sido los dos últimos máximos responsables de Educación a nivel estatal? Dos profesores universitarios de muchísimo prestigio, sí, pero que no tienen ni idea de los problemas de la educación más allá de ese “mundo feliz” e independiente que es la universidad (o al menos así lo demuestran). Y no hablo de los responsables a nivel regional, que hace unos meses ya creo que dije lo que tenía que decir (ver artículo sobre la propuesta de Ley de Educación en CLM en este mismo blog, en la etiqueta “educación”).
El otro día leía en El País a un profesor de didáctica de la Universidad de Valencia hablando sobre el gran mal que había hecho el Supremo al anular la posibilidad de matricularse de asignaturas de 1º y 2º a la vez en Bachillerato. Y hablaba de los ritmos del aprendizaje, de facilitar al alumno la consecución el éxito en las materias para reforzar su confianza y ser más justos con la diversidad del alumnado, etc. Y decía que si así se hacía en la universidad, y funcionaba (jajajajaaja… perdón) por qué no iba a a poder aplicarse al Bachillerato. Paparruchas. Paparruchas una detrás de otra. ¿Y lo de la educación integral? ¿Lo de preparar al alumno para tomar sus propia decisiones? ¿Lo de hacer ciudadanos preparados para participar activamente en la sociedad? No, eso da igual. Integral, lo que se dice integral, con poquito que sepan para repetir los lemas irracionales y las mentiras que son el pan nuestro de cada día en nuestro país, es suficiente. Tomar sus propias decisiones, pues hombre los hay que beben Ron y otros Whisky, con eso vamos apañados. Ah, y lo de la píldora del día después, que vaya decisión tienen que tomar las pobres… ¿se la toman en ayunas o después de merendar? No, no, en ayunas por la mañana no que están los papis en casa, y no se tienen que enterar, que al fin y al cabo sólo son los que nos han dado la vida, nos han criado y nos pagan los caprichos dejándose los cuernos en el trabajo. Papi-Estado es mejor, por supuesto, él sí nos comprende. Y lo de participar activamente en la sociedad, con no molestar ya nos están haciendo un favor, que se dediquen a sus videojuegos y sus salidas nocturnas y que no molesten, que ya organizamos el mundo como nosotros queremos, que es como hay que hacerlo. Pobrecicos, qué sabrán ellos qué les conviene.
Y el caso es que al final estoy de acuerdo con ese profesor del que no recuerdo el nombre: el Supremo nos ha jodido pero bien. Sí, porque lo que se han aprobado ahora es muuucho peor. Podemos tener un alumno que sólo curse tres o cuatro asignaturas un curso, que son las que suspendió, y ya está. A lo mejor el nene o nena se tira un año entero sin dar matemáticas, o inglés, pero no pasa nada, verás como cuando pase a segundo no tiene ningún problema. Y seguro que al volver a cursar ocho asignaturas no tiene ningún problema con su disciplina de trabajo, a pesar de haber estado un curso entero estudiando sólo tres. O el caso, mejor aún, del que se matricula de todas, pero “se le guarda la nota por si la empeora”. O sea que ahí tienes al chaval rascándose el ombligo en clase, porque a él ni le va ni le viene lo que diga o mande el profe porque al fin y al cabo su nota la tiene segura. Está ahí porque sus padres le obligan, porque a ver dónde va a ir si no, que no se fían de él. Y se aburre. Y molesta al de al lado. E interrumpe continuamente la clase. Y el gilipollas del profesor que se cabree si quiere, que yo ya tengo mi nota. Cojonudo, ya veis. Muy útil y pedagógico. Tú relájate chaval, que ya estamos nosotros para facilitarte el aprobado. Que lo más importante es que domines esa competencia emocional que en la ESO hemos implantado en Castilla La Mancha, tan innovadores nosotros. Es decir, no te deprimas, pobrecito.
Ya asistimos a la “primarización” de la ESO, ahora a la “esificación” del Bachillerato, y pronto a la “esificación” también de la Universidad. Claro que es normal en un sistema como el nuestro donde lo que le interesa a las universidades es tener alumnos, que por eso les llega financiación, y les da igual el nivel que tengan. Incluso el otro día, en un ránking sobre las mejores universidades de España, vi que uno de los criterios a valorar era ¡el porcentaje de aprobados! Lo que decía, como en la ESO. ¡Cuánto me río cada vez que los alumnos se me quejan amargamente diciendo “es que quieren poner más difícil la selectividad” (ahora PAU, próxima PAEG)! ¡Pero si es al revés, cuántos más mejor, aunque no sepan hacer la “o” con un canuto! Ya habrá tiempo de exclamar “¿pero qué coño les enseñan en los institutos?” y echar pestes de su profesorado. Lo importante es que estén matriculados, y “clink, clank, caja”.
Y todo esto un mes o así después de lo de los ordenadores para Quinto de Primaria. Vaya notición. Los libros de texto no son gratis en todo el país, sólo en algunas comunidades, pero claro, ordenadores es más importante. ¿Libros? Para qué, no sea que aprendan algo, empiecen a pensar por sí mismos y se nos acabe el chollo. Y tampoco es que esté muy de acuerdo con lo de la gratuidad de los libros de texto, porque claro, para comprarle la PS3 o la Wii al niño, se estira la economía familiar lo que haga falta, pero para libros, ¿es que hay que gastarse dinero en su educación? Como si valiese para algo. Sí, sí, ya estoy oyendo a algunos “es que hay gente que no se puede permitir esos gastos, que no llegan a fin de mes” Efectivamente, para ésos hace mucho que se inventaron las becas, que incluyen una dotación para material. Pero lo de universalizar la gratuidad de los libros es una nueva manera de quitar importancia a la cultura. Ah, no que lo malo es bajarse cosas de internés, los millones de canciones de Ramoncín y pelis de los Bardem que se baja la gente pa no pagarlas. Eso es lo que acaba con la cultura, el emule, no la falta de consideración y la proscripción de los libros.
Y mira que fue graciosa la respuesta del ministro, don Ángel Gabilondo, Excmo.ex- Rector de la UAM, cuando le inquirieron si esto de los ordenatas era necesario y si con eso se acababan los problemas de la educación en España. Dijo el buen señor que no, que sólo era una de entre tantas decisiones para mejorar la calidad de la enseñanza. Las demás no las dijo, eso sí. Estaría esperando a esto del Bachillerato. Y también dijo que no, que no era la más importante. Claro, por eso la suelta el presidente de gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación, porque es una minucia. ¡Ay, ese subconsciente, cómo le funciona, señor Ministro, que a sabiendas de la gilipollez de la decisión intenta al menos quitarle importancia! Y es que así va la educación en España, a base de “calentones”: el de Zapatero con Quinto de Primaria (uy, qué mal ha quedado esto, pero vosotros me entendéis), el de Barreda con los portátiles para profesores, o el de Camps dando Ciudadanía en inglés, por poner tres ejemplos. Pero no quedó ahí la respuesta, sino que al intentar justificar la idoneidad de este programa de informatización de las familias (el que no tenga hijos que se joda y se lo compre; eso está muy bien para estimular la natalidad), dijo que se estaba pensando en los nuevos procesos productivos y en las nuevos perfiles profesionales que el mundo actual necesita. ¡Y se está refiriendo a niños de Primaria! ¿Y aquello de formar personas y ciudadanos antes de nada? Nada, nada, minucias.
Y así andamos, pa´trás como los cangrejos. “Lo que sería necesario es un gran pacto por la educación”, dicen desde diversos medios. Ja, ja, y ja. Difícilmente puede ser posible cuando unos, contumaces en su soberbia, no se hacen responsables de sus actos y niegan la realidad que han creado, y los otros… bueno, a los otros es que aunque lo intenten no se les deja. Se les saca a la “ilustrada chavalería” a la calle y ya está. Recuerdo aquel año 2003 cuando no había clase los jueves; “cerrado por huelga”. Cada jueves una, por el Prestige, por Irak, por la LOCE, por la LOU, por Mesopotamia, Besarabia y por Lou Grant… Lo que fuese. Eso sí, la protesta la hacían desde casa, roncando hasta las 11 de la mañana y después desperezándose hasta la hora de comer. Lo de las manifestaciones es de antiguos. Además, si no sabían por qué hacían huelga, ¿cómo iban a saber a qué manifa ir?
Y tampoco es que confíe mucho en estos “otros”, pero oye, habría que dejarles a ver qué hacen en materia educativa a nivel de currículo (porque a otros niveles está claro, favorecer la educación concertada; sí, sí, ésa que manejan entes privados pero que pagamos todos con nuestros impuestos). Al menos en Madrid han implantado la “blasfema” (para la JCCM) cuarta hora de Historia de España en 2º de Bachillerato. Aquí es que la tutoría (¡en 2º de Bachillerato, que muchos chavales ni vienen a esa clase!) es intocable.
¿Esperanza? (perdón) Ninguna. En los responsables políticos, digo. Bueno, salvo la de seguir sobreviviendo en este cada vez más complicado mundo educativo. Esperanza, como digo, en los responsables de educación no me queda. Sólo confío en los miles de compañeros y compañeras que se dejan la piel, la ilusión y la vida en hacer bien su trabajo y formar a preparadas y buenas personas; en los millones de chavales que sinceramente quieren aprender y crecer como individuos; y en la mayoría silenciosa (en extremo, quizá) de buenos ciudadanos que no dejarán que este país y esta sociedad se vaya a pique.
¿Temores? Muchos. Sobre todo que los chicos y chicas que “sufren” (aunque ellos no lo crean) nuestro actual sistema educativo son los que en el futuro tendrán que curar nuestras enfermedades, diseñar nuestros puentes y carreteras, decidir nuestras leyes… ¿A que da miedo?
Buhhhhhh, soy el ministro de educación y vengo a por vosotros… y traigo a la ministra de cultura, ¿no tendrás un ordenador y conexión a internet? Porque te vas a enterar…
Leer más...
Ésta es una medida estúpida, propia de aquellos que no han pisado un aula de secundaria en muchísimos años y que intentan aplicar sus fabulosas (de fábulas) teorías sobre la educación sin tener una mínima visión de la realidad. Los actuales bachillerandos no cursan primero o segundo de bachillerato, cursan Quinto y Sexto de la ESO. Los problemas y carencias de la ESO continúan en este ciclo no obligatorio, donde todo se les facilita para que no piensen y no trabajen. El caso es tenerlos contentos: a ellos (están entretenidos, se les da un título, se les mima como estudiantes que son, con todos los derechos pero sin deberes) y a sus familias (les cuidamos a los chavales para que no den la matraca en casa). Como en la ESO. Y en vez de exigir, y posibilitar, un verdadero aprendizaje más maduro que les prepare para el mundo laboral o para la universidad, se continúa por el mismo camino de la Secundaria Obligatoria: tú no molestes, preséntalo todo muy limpio, di que has estudiado mucho aunque no tienes ni puñetera idea de nada, y apruebas porque al fin y al cabo pobrecito, no te vamos a cortar las alas ni a quebrar tus sueños que eso es de reaccionarios. Y pa´lante.
¿Qué no eres capaz de entender un texto escrito? No pasa nada ¿Qué no eres capaz de escribir sin faltas de ortografía, aunque ni siquiera contemos las tildes como tales? Hombre, qué más da. ¿Qué no eres capaz de escribir un texto mínimamente coherente? Para lo que hay que decir, con insultos y lemas aprendidos y creyéndote lo que te tienes que creer, es suficiente. Y así nos va. Ya empezaré a poner las respuestas increibleblebles de Bachillerato, que nos vamos a reír una “jartá” (sí, sé que al hacerlo yo soy un vil facha facineroso fascista autoritario y retrógrado, claro, y además del Madrí, ¿se puede ser algo peor?). Después llegan a la universidad, y pasa lo que pasa. Que los profesores universitarios se escandalizan del bajo nivel de los alumnos. Pero claro, eso es culpa de los institutos, de los profesores que son unos vagos, del sursum corda si hace falta; pero de los responsables de educación no, que en el ámbito universitario el pensamiento único impide echarle la culpa a tan alegre pandilla de felices intelectuales progresistas (ja) que todo lo saben pero qué casualidad que llevan jodiendo la educación veinte años (lo bueno que han hecho, que algo hay, es casi insignificante comparado con lo malo) Y todo por culpa de otros, claro. Y de Franco. Y Bush. Ésos que no falten. Que por cierto, esto que digo sirve también para muchos compañeros de secundaria. Que ya no comulgan con ruedas de molino, no… ¡con ruedas de Monster Truck si hace falta!
¿Y quiénes han sido los dos últimos máximos responsables de Educación a nivel estatal? Dos profesores universitarios de muchísimo prestigio, sí, pero que no tienen ni idea de los problemas de la educación más allá de ese “mundo feliz” e independiente que es la universidad (o al menos así lo demuestran). Y no hablo de los responsables a nivel regional, que hace unos meses ya creo que dije lo que tenía que decir (ver artículo sobre la propuesta de Ley de Educación en CLM en este mismo blog, en la etiqueta “educación”).
El otro día leía en El País a un profesor de didáctica de la Universidad de Valencia hablando sobre el gran mal que había hecho el Supremo al anular la posibilidad de matricularse de asignaturas de 1º y 2º a la vez en Bachillerato. Y hablaba de los ritmos del aprendizaje, de facilitar al alumno la consecución el éxito en las materias para reforzar su confianza y ser más justos con la diversidad del alumnado, etc. Y decía que si así se hacía en la universidad, y funcionaba (jajajajaaja… perdón) por qué no iba a a poder aplicarse al Bachillerato. Paparruchas. Paparruchas una detrás de otra. ¿Y lo de la educación integral? ¿Lo de preparar al alumno para tomar sus propia decisiones? ¿Lo de hacer ciudadanos preparados para participar activamente en la sociedad? No, eso da igual. Integral, lo que se dice integral, con poquito que sepan para repetir los lemas irracionales y las mentiras que son el pan nuestro de cada día en nuestro país, es suficiente. Tomar sus propias decisiones, pues hombre los hay que beben Ron y otros Whisky, con eso vamos apañados. Ah, y lo de la píldora del día después, que vaya decisión tienen que tomar las pobres… ¿se la toman en ayunas o después de merendar? No, no, en ayunas por la mañana no que están los papis en casa, y no se tienen que enterar, que al fin y al cabo sólo son los que nos han dado la vida, nos han criado y nos pagan los caprichos dejándose los cuernos en el trabajo. Papi-Estado es mejor, por supuesto, él sí nos comprende. Y lo de participar activamente en la sociedad, con no molestar ya nos están haciendo un favor, que se dediquen a sus videojuegos y sus salidas nocturnas y que no molesten, que ya organizamos el mundo como nosotros queremos, que es como hay que hacerlo. Pobrecicos, qué sabrán ellos qué les conviene.
Y el caso es que al final estoy de acuerdo con ese profesor del que no recuerdo el nombre: el Supremo nos ha jodido pero bien. Sí, porque lo que se han aprobado ahora es muuucho peor. Podemos tener un alumno que sólo curse tres o cuatro asignaturas un curso, que son las que suspendió, y ya está. A lo mejor el nene o nena se tira un año entero sin dar matemáticas, o inglés, pero no pasa nada, verás como cuando pase a segundo no tiene ningún problema. Y seguro que al volver a cursar ocho asignaturas no tiene ningún problema con su disciplina de trabajo, a pesar de haber estado un curso entero estudiando sólo tres. O el caso, mejor aún, del que se matricula de todas, pero “se le guarda la nota por si la empeora”. O sea que ahí tienes al chaval rascándose el ombligo en clase, porque a él ni le va ni le viene lo que diga o mande el profe porque al fin y al cabo su nota la tiene segura. Está ahí porque sus padres le obligan, porque a ver dónde va a ir si no, que no se fían de él. Y se aburre. Y molesta al de al lado. E interrumpe continuamente la clase. Y el gilipollas del profesor que se cabree si quiere, que yo ya tengo mi nota. Cojonudo, ya veis. Muy útil y pedagógico. Tú relájate chaval, que ya estamos nosotros para facilitarte el aprobado. Que lo más importante es que domines esa competencia emocional que en la ESO hemos implantado en Castilla La Mancha, tan innovadores nosotros. Es decir, no te deprimas, pobrecito.
Ya asistimos a la “primarización” de la ESO, ahora a la “esificación” del Bachillerato, y pronto a la “esificación” también de la Universidad. Claro que es normal en un sistema como el nuestro donde lo que le interesa a las universidades es tener alumnos, que por eso les llega financiación, y les da igual el nivel que tengan. Incluso el otro día, en un ránking sobre las mejores universidades de España, vi que uno de los criterios a valorar era ¡el porcentaje de aprobados! Lo que decía, como en la ESO. ¡Cuánto me río cada vez que los alumnos se me quejan amargamente diciendo “es que quieren poner más difícil la selectividad” (ahora PAU, próxima PAEG)! ¡Pero si es al revés, cuántos más mejor, aunque no sepan hacer la “o” con un canuto! Ya habrá tiempo de exclamar “¿pero qué coño les enseñan en los institutos?” y echar pestes de su profesorado. Lo importante es que estén matriculados, y “clink, clank, caja”.
Y todo esto un mes o así después de lo de los ordenadores para Quinto de Primaria. Vaya notición. Los libros de texto no son gratis en todo el país, sólo en algunas comunidades, pero claro, ordenadores es más importante. ¿Libros? Para qué, no sea que aprendan algo, empiecen a pensar por sí mismos y se nos acabe el chollo. Y tampoco es que esté muy de acuerdo con lo de la gratuidad de los libros de texto, porque claro, para comprarle la PS3 o la Wii al niño, se estira la economía familiar lo que haga falta, pero para libros, ¿es que hay que gastarse dinero en su educación? Como si valiese para algo. Sí, sí, ya estoy oyendo a algunos “es que hay gente que no se puede permitir esos gastos, que no llegan a fin de mes” Efectivamente, para ésos hace mucho que se inventaron las becas, que incluyen una dotación para material. Pero lo de universalizar la gratuidad de los libros es una nueva manera de quitar importancia a la cultura. Ah, no que lo malo es bajarse cosas de internés, los millones de canciones de Ramoncín y pelis de los Bardem que se baja la gente pa no pagarlas. Eso es lo que acaba con la cultura, el emule, no la falta de consideración y la proscripción de los libros.
Y mira que fue graciosa la respuesta del ministro, don Ángel Gabilondo, Excmo.ex- Rector de la UAM, cuando le inquirieron si esto de los ordenatas era necesario y si con eso se acababan los problemas de la educación en España. Dijo el buen señor que no, que sólo era una de entre tantas decisiones para mejorar la calidad de la enseñanza. Las demás no las dijo, eso sí. Estaría esperando a esto del Bachillerato. Y también dijo que no, que no era la más importante. Claro, por eso la suelta el presidente de gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación, porque es una minucia. ¡Ay, ese subconsciente, cómo le funciona, señor Ministro, que a sabiendas de la gilipollez de la decisión intenta al menos quitarle importancia! Y es que así va la educación en España, a base de “calentones”: el de Zapatero con Quinto de Primaria (uy, qué mal ha quedado esto, pero vosotros me entendéis), el de Barreda con los portátiles para profesores, o el de Camps dando Ciudadanía en inglés, por poner tres ejemplos. Pero no quedó ahí la respuesta, sino que al intentar justificar la idoneidad de este programa de informatización de las familias (el que no tenga hijos que se joda y se lo compre; eso está muy bien para estimular la natalidad), dijo que se estaba pensando en los nuevos procesos productivos y en las nuevos perfiles profesionales que el mundo actual necesita. ¡Y se está refiriendo a niños de Primaria! ¿Y aquello de formar personas y ciudadanos antes de nada? Nada, nada, minucias.
Y así andamos, pa´trás como los cangrejos. “Lo que sería necesario es un gran pacto por la educación”, dicen desde diversos medios. Ja, ja, y ja. Difícilmente puede ser posible cuando unos, contumaces en su soberbia, no se hacen responsables de sus actos y niegan la realidad que han creado, y los otros… bueno, a los otros es que aunque lo intenten no se les deja. Se les saca a la “ilustrada chavalería” a la calle y ya está. Recuerdo aquel año 2003 cuando no había clase los jueves; “cerrado por huelga”. Cada jueves una, por el Prestige, por Irak, por la LOCE, por la LOU, por Mesopotamia, Besarabia y por Lou Grant… Lo que fuese. Eso sí, la protesta la hacían desde casa, roncando hasta las 11 de la mañana y después desperezándose hasta la hora de comer. Lo de las manifestaciones es de antiguos. Además, si no sabían por qué hacían huelga, ¿cómo iban a saber a qué manifa ir?
Y tampoco es que confíe mucho en estos “otros”, pero oye, habría que dejarles a ver qué hacen en materia educativa a nivel de currículo (porque a otros niveles está claro, favorecer la educación concertada; sí, sí, ésa que manejan entes privados pero que pagamos todos con nuestros impuestos). Al menos en Madrid han implantado la “blasfema” (para la JCCM) cuarta hora de Historia de España en 2º de Bachillerato. Aquí es que la tutoría (¡en 2º de Bachillerato, que muchos chavales ni vienen a esa clase!) es intocable.
¿Esperanza? (perdón) Ninguna. En los responsables políticos, digo. Bueno, salvo la de seguir sobreviviendo en este cada vez más complicado mundo educativo. Esperanza, como digo, en los responsables de educación no me queda. Sólo confío en los miles de compañeros y compañeras que se dejan la piel, la ilusión y la vida en hacer bien su trabajo y formar a preparadas y buenas personas; en los millones de chavales que sinceramente quieren aprender y crecer como individuos; y en la mayoría silenciosa (en extremo, quizá) de buenos ciudadanos que no dejarán que este país y esta sociedad se vaya a pique.
¿Temores? Muchos. Sobre todo que los chicos y chicas que “sufren” (aunque ellos no lo crean) nuestro actual sistema educativo son los que en el futuro tendrán que curar nuestras enfermedades, diseñar nuestros puentes y carreteras, decidir nuestras leyes… ¿A que da miedo?
Buhhhhhh, soy el ministro de educación y vengo a por vosotros… y traigo a la ministra de cultura, ¿no tendrás un ordenador y conexión a internet? Porque te vas a enterar…
Leer más...
martes, 9 de junio de 2009
"Ni gota conocimiento": anécdotas de la Segunda Guerra Mundial (III)
El sábado 6 de junio se cumplieron 65 años del desembarco de Normandía. El presidente Obama estuvo en Caen, en los fastos que conmemoraban aquel acontecimiento. Allí declaró que “esta fue una guerra necesaria”. Se esté de acuerdo con él o no (depende de desde cuándo apliquemos lo de necesaria… si lo hacemos desde Versalles, sin duda se podría haber evitado; si lo hacemos desde que Hitler se hizo con el poder, pues entonces sí, era necesaria y más les hubiese valido a Francia y Gran Bretaña haberle parado los pies al iluminado alemán ya en la Conferencia de Munich, lo que hubiera ahorrado al mundo una guerra tan larga). El caso es que esta declaración del superhéroe actual, SuperObama, nos indica la importancia de este conflicto aún en nuestros días. Haciendo una pirueta muy propia y habitual en estos momentos, sobre todo por parte de políticos e intelectuales (intelectualoides los llamaría yo) de todo pelaje, Obama en realidad lo que ha hecho es pedirme que continúe con este anecdotario segundaguerramundialista que estoy llevando a cabo en este mi blog. Barack me lo pide y yo le satisfago. Habiendo dicho lo que ha dicho, Barack Obama ha demostrado que lee el blog increibebleble; ¿acaso no lo vas a hacer tú?
Bueno, hoy vamos a centrarnos en algunos personajes curiosos. “Hay gente pa tó”, dice el dicho español, y en una guerra este tipo de personas “curiosas” destaca aún más, ya sea por su valentía, sus excentricidades o su sentido del humor.
Es el caso del cabo Johnny Spillane. Como a otros muchos, la guerra le cortó una esperanzadora carrera profesional; en este caso, como jugador de Baseball en las Grandes Ligas norteamericanas (como la primera división de Fútbol aquí, vamos). Sin embargo, lejos de los focos de la primera línea del deporte profesional estadounidense, Johnny se encontraba en 1944 en primera línea, sí, pero en el desembarco en uno de los islotes del Pacífico que los aliados tuvieron que ir arrebatando a los japoneses en el transcurso de esa táctica de “salto de rana” que esperaban les llevase hasta el propio archipiélago nipón. Varado en el playa en el barco que compartía con sus compañeros, con los tanques siendo pasto de los disparos de mortero, se encontraban a merced del enemigo. En medio del infierno, ven una granada de mano que se dirige hacia ellos. Todos se tiran al suelo, intentando cubrirse, siendo conscientes de que segundos después puede llegar el final. Todos menos uno, el cabo Spillane, que, haciendo gala de sus facultades atléticas y deportivas, salta y atrapa la granada en el aire, se la cambia de mano, y la devuelve rápidamente hacia dirección contraria. Sus compañeros están asombrados. Viene otra granada, y Johnny vuelve a repetir la acción, esta vez lanzando la granada al mar. Los compañeros lo miran con incredulidad y temor, pero no pierden el tiempo y se intentan poner a salvo de los proyectiles. Dos granadas más y el prometedor beisbolista continúa evitando que caigan y lanzándolas al aire de nuevo, ganando “bases” para sus compañeros, los cuales la mayoría ya se han puesto a cubierto y vitorean y aplauden a la sorprendente estrella deportiva surgida en medio del conflicto. Pero la sexta granada, que también recepciona, le explota en la mano. Fin del partido y de la carrera de Johnny, pero ha conseguido un éxito que jamás ningún deportista anteriormente había conseguido: ha salvado la vida de decenas de hombres.
También en esta contienda algunos sujetos dieron muestras de ser “más chulos que un ocho”. Fue el caso de algunos de los miembros de la guarnición alemana en Dunkerque. En 1944 estaban en una situación desesperada: el mar a un lado, las tropas aliadas, al otro. Como ejemplo de lo “avanzada” de esta guerra, hay que reseñar que los británicos tenían una Unidad de Guerra Psicológica. Los mandos aliados, para evitar una pérdida de vidas innecesaria, encargaron a esta unidad conseguir la rendición de la guarnición alemana, que sólo era cuestión de tiempo pues estaban atrapados. Así, colocaron un camión con unos altavoces poderosos, repitiendo consignas para que se rindiesen, con música clásica de fondo. Todo ello, sin éxito. A las 19:00 dos civiles franceses se acercaron con una misiva de los alemanes. Los “psicólogos” británicos se frotaban las manos; “será la rendición”, pensaban. Sin embargo, el contenido de la nota era muy distinto: “Muy agradecidos por su Bach y su Beethoven, pero nos gustaría algo de Glen Miller, pues esta noche tenemos un baile en el Club de Oficiales”. Como dije, más chulos que un ocho.
También hubo ejemplos de chulería en el bando aliado. En el sitio de Arnhem, el comandante británico Digby Tatham-Warter se paseaba entre los puestos con un paraguas mientras llovían proyectiles alemanes. Tenía que llevar al capellán de la unidad, el padre Egan, hasta otro puesto, pero el clérigo era remiso a salir a descubierto; normal, pues la violencia de las explosiones era para echar atrás al más pintado. Tatham-Warter, para tranquilizarle, le dijo: “no se preocupe, padre, llevo paraguas”. El teniente Barnett, que estaba junto a ellos, le espetó: “Eso no le va a servir de mucho, comandante”. El aludido, haciendo gala de la flema que caracteriza a los británicos, le respondió: “Yo creo que sí, Barnett, ¿y si llueve?”. Más tarde también le vieron corriendo a toda velocidad bajo el fuego alemán, con un sombrero hongo que había encontrado quién sabe dónde, y agitando su destartalado paraguas como si de Charlot se tratase. Éste, más que chulo, estaba como una cabra.
La anécdota “chulesca” que más me gusta es la que os refiero a continuación. Arnhem, Holanda, 1944. Los pocos miembros que quedan de la Primera División Paracaidista británica, comandada por el Tte. Coronel Frost, están rodeados por las fuerzas alemanas de la 10ª División Panzer Frundsberg. La superioridad numérica y armamentística alemana es enorme. El Jefe de la Unidad alemana, Heinz Harmel, le ofrece la rendición a los ingleses con el fin de poner fin cuanto antes a un asedio que parece tener un resultado claro y dar una salida honrosa a sus enemigos sin más derramamiento de sangre. La respuesta de Frost y del Capitán MacKay es sin duda sorprendente: “No, no aceptamos su rendición, sólo tenemos dos habitaciones, estamos un poco apretados y no podemos hacer prisioneros”. Lo que decía, otra vez: más chulos que un ocho.
Para terminar, otro ejemplo de cómo muchos alemanes, con sentido común, sabían que el nazismo era una barbaridad. Wilhelm Canaris había obtenido la Cruz de Hierro durante la Primera Guerra Mundial. Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, se le asignó la jefatura de la Abwher, la oficina de inteligencia y contraespionaje de la Wehrmacht. Aunque en un principio no vio con malos ojos el nazismo, se mostró en contra del antisemitismo llevado a cabo por los nazis e incluso ayudó a huir a algunos judíos. Esto, unido a dirigir una agencia que podía competir con las SS le hizo un elemento peligroso para Hitler, que no confiaba en él. Y ojo, con razón: a lo largo de la guerra Canaris se afanó por poner traba a los planes de Hitler, exagerando la potencia del enemigo y recomendándole no iniciar diversas ofensivas. Finalmente, Canaris se uniría a la iniciativa de Von Stauffenberg para acabar con Hitler, la famosa “operación Valkiria”, lo que le llevaría a morir en prisión en 1945. A pesar de todo esto, fue el elegido por Hitler para venir a España para convencer a Franco de que se uniera a las fuerzas del Eje. Sin embargo, Canaris, en contra de las órdenes que tenía, aconsejó a Franco que no entrase en la guerra. El caudillo español seguiría el consejo de Canaris, al que jamás le delató ante sus superiores y siempre se le mostró muy agradecido, y declinó la oferta de Hitler. Pero a lo que iba: durante sus viajes por la estepa castellana, el almirante y los soldados que le acompañaban se quedaron atrapados entre un rebaño de ovejas que cruzaba la carretera. En ese momento,Canaris les advirtió "alcen el brazo y saluden, señores, que nunca sabemos dónde podemos encontrar un superior”.
Leer más...
Bueno, hoy vamos a centrarnos en algunos personajes curiosos. “Hay gente pa tó”, dice el dicho español, y en una guerra este tipo de personas “curiosas” destaca aún más, ya sea por su valentía, sus excentricidades o su sentido del humor.
Es el caso del cabo Johnny Spillane. Como a otros muchos, la guerra le cortó una esperanzadora carrera profesional; en este caso, como jugador de Baseball en las Grandes Ligas norteamericanas (como la primera división de Fútbol aquí, vamos). Sin embargo, lejos de los focos de la primera línea del deporte profesional estadounidense, Johnny se encontraba en 1944 en primera línea, sí, pero en el desembarco en uno de los islotes del Pacífico que los aliados tuvieron que ir arrebatando a los japoneses en el transcurso de esa táctica de “salto de rana” que esperaban les llevase hasta el propio archipiélago nipón. Varado en el playa en el barco que compartía con sus compañeros, con los tanques siendo pasto de los disparos de mortero, se encontraban a merced del enemigo. En medio del infierno, ven una granada de mano que se dirige hacia ellos. Todos se tiran al suelo, intentando cubrirse, siendo conscientes de que segundos después puede llegar el final. Todos menos uno, el cabo Spillane, que, haciendo gala de sus facultades atléticas y deportivas, salta y atrapa la granada en el aire, se la cambia de mano, y la devuelve rápidamente hacia dirección contraria. Sus compañeros están asombrados. Viene otra granada, y Johnny vuelve a repetir la acción, esta vez lanzando la granada al mar. Los compañeros lo miran con incredulidad y temor, pero no pierden el tiempo y se intentan poner a salvo de los proyectiles. Dos granadas más y el prometedor beisbolista continúa evitando que caigan y lanzándolas al aire de nuevo, ganando “bases” para sus compañeros, los cuales la mayoría ya se han puesto a cubierto y vitorean y aplauden a la sorprendente estrella deportiva surgida en medio del conflicto. Pero la sexta granada, que también recepciona, le explota en la mano. Fin del partido y de la carrera de Johnny, pero ha conseguido un éxito que jamás ningún deportista anteriormente había conseguido: ha salvado la vida de decenas de hombres.
También en esta contienda algunos sujetos dieron muestras de ser “más chulos que un ocho”. Fue el caso de algunos de los miembros de la guarnición alemana en Dunkerque. En 1944 estaban en una situación desesperada: el mar a un lado, las tropas aliadas, al otro. Como ejemplo de lo “avanzada” de esta guerra, hay que reseñar que los británicos tenían una Unidad de Guerra Psicológica. Los mandos aliados, para evitar una pérdida de vidas innecesaria, encargaron a esta unidad conseguir la rendición de la guarnición alemana, que sólo era cuestión de tiempo pues estaban atrapados. Así, colocaron un camión con unos altavoces poderosos, repitiendo consignas para que se rindiesen, con música clásica de fondo. Todo ello, sin éxito. A las 19:00 dos civiles franceses se acercaron con una misiva de los alemanes. Los “psicólogos” británicos se frotaban las manos; “será la rendición”, pensaban. Sin embargo, el contenido de la nota era muy distinto: “Muy agradecidos por su Bach y su Beethoven, pero nos gustaría algo de Glen Miller, pues esta noche tenemos un baile en el Club de Oficiales”. Como dije, más chulos que un ocho.
También hubo ejemplos de chulería en el bando aliado. En el sitio de Arnhem, el comandante británico Digby Tatham-Warter se paseaba entre los puestos con un paraguas mientras llovían proyectiles alemanes. Tenía que llevar al capellán de la unidad, el padre Egan, hasta otro puesto, pero el clérigo era remiso a salir a descubierto; normal, pues la violencia de las explosiones era para echar atrás al más pintado. Tatham-Warter, para tranquilizarle, le dijo: “no se preocupe, padre, llevo paraguas”. El teniente Barnett, que estaba junto a ellos, le espetó: “Eso no le va a servir de mucho, comandante”. El aludido, haciendo gala de la flema que caracteriza a los británicos, le respondió: “Yo creo que sí, Barnett, ¿y si llueve?”. Más tarde también le vieron corriendo a toda velocidad bajo el fuego alemán, con un sombrero hongo que había encontrado quién sabe dónde, y agitando su destartalado paraguas como si de Charlot se tratase. Éste, más que chulo, estaba como una cabra.
La anécdota “chulesca” que más me gusta es la que os refiero a continuación. Arnhem, Holanda, 1944. Los pocos miembros que quedan de la Primera División Paracaidista británica, comandada por el Tte. Coronel Frost, están rodeados por las fuerzas alemanas de la 10ª División Panzer Frundsberg. La superioridad numérica y armamentística alemana es enorme. El Jefe de la Unidad alemana, Heinz Harmel, le ofrece la rendición a los ingleses con el fin de poner fin cuanto antes a un asedio que parece tener un resultado claro y dar una salida honrosa a sus enemigos sin más derramamiento de sangre. La respuesta de Frost y del Capitán MacKay es sin duda sorprendente: “No, no aceptamos su rendición, sólo tenemos dos habitaciones, estamos un poco apretados y no podemos hacer prisioneros”. Lo que decía, otra vez: más chulos que un ocho.
Para terminar, otro ejemplo de cómo muchos alemanes, con sentido común, sabían que el nazismo era una barbaridad. Wilhelm Canaris había obtenido la Cruz de Hierro durante la Primera Guerra Mundial. Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, se le asignó la jefatura de la Abwher, la oficina de inteligencia y contraespionaje de la Wehrmacht. Aunque en un principio no vio con malos ojos el nazismo, se mostró en contra del antisemitismo llevado a cabo por los nazis e incluso ayudó a huir a algunos judíos. Esto, unido a dirigir una agencia que podía competir con las SS le hizo un elemento peligroso para Hitler, que no confiaba en él. Y ojo, con razón: a lo largo de la guerra Canaris se afanó por poner traba a los planes de Hitler, exagerando la potencia del enemigo y recomendándole no iniciar diversas ofensivas. Finalmente, Canaris se uniría a la iniciativa de Von Stauffenberg para acabar con Hitler, la famosa “operación Valkiria”, lo que le llevaría a morir en prisión en 1945. A pesar de todo esto, fue el elegido por Hitler para venir a España para convencer a Franco de que se uniera a las fuerzas del Eje. Sin embargo, Canaris, en contra de las órdenes que tenía, aconsejó a Franco que no entrase en la guerra. El caudillo español seguiría el consejo de Canaris, al que jamás le delató ante sus superiores y siempre se le mostró muy agradecido, y declinó la oferta de Hitler. Pero a lo que iba: durante sus viajes por la estepa castellana, el almirante y los soldados que le acompañaban se quedaron atrapados entre un rebaño de ovejas que cruzaba la carretera. En ese momento,Canaris les advirtió "alcen el brazo y saluden, señores, que nunca sabemos dónde podemos encontrar un superior”.
Leer más...
domingo, 7 de junio de 2009
If
Si hace unas semanas transcribía ese canto a la inmortalidad del alma y del amor que es el soneto de Quevedo Amor constante más allá de la muerte, ahora os presento otra de esas piezas de la literatura universal que han supuesto mucho para mí. Se trata del poema "If" de Rudyard Kipling, cuya lectura me ayudó en los peores momentos de mi vida (gracias a Dios ahora vivo los mejores, y que dure). Me resulta difícil releerlo y no emocionarme, al venirme a la mente los recuerdos de aquellos momentos en que sólo me quedaba la voluntad que te dice "Resiste". Espero que su lectura os resulte igual de inspiradora y, si por desgracia en algún momento pasáis por una mala racha, os sirva de ánimo y apoyo como lo fue para mí.
Si puedes mantener la cabeza cuando los otros
han perdido la suya y están culpándote,
Si puedes confiar en tí cuando los demás dudan,
pero, a la vez, eres indulgente con sus dudas;
Si puedes esperar y no te cansas por esperar,
o, siendo mentido, no caes en la mentira,
o, siendo odiado, no te entregas al odio,
y aún así, no presumes demasiado ni hablas demasiado sabiamente.
Si puedes soñar y no permites que tus sueños te gobiernen;
Si puedes pensar y no haces de tus pensamientos tus aspiraciones;
Si puedes enfrentarte al Triunfo y al Desastre
y tratas a esos dos impostores como si fuesen lo mismo
Si puedes soportar que la verdad que has dicho
sea retorcida por bellacos para ser convertida en una trampa para necios
o, al contemplar cómo se rompen las cosas por las que diste la vida,
te inclinas a rehacerlas con herramientas gastadas.
Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlas en una jugada a los dados,
y perderlas, y empezar otra vez desde el principio
y no rechistar nunca acerca de tus pérdidas.
Si puedes forzar tu corazón, tu nervio y tu fuerza
para que te sirvan aún después de que se hayan ido
y te sostienes cuando ya no queda nada en tí
excepto la voluntad que te dice "Resiste"
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud
o caminar entre reyes sin perder el contacto con la gente,
Si ni los enemigos ni tus amigos pueden dañarte,
Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno de ellos demasiado;
Si puedes llenar el inexorable minuto
con el equivalente a sesenta segundos de distancia recorrida.
Tuya es la tierra y todo lo que hay en ella,
y, lo que es más, ¡Serás un hombre, hijo mío!
Rudyard Kipling
No es ésta una de las traducciones más "académicas", que podéis encontrarlas aquí o aquí, ni el original, que podéis leer aquí, sino la traducción en la cual descubrí este poema, en un cómic de Flash de 1990 editado por ediciones Zinco. El traductor del cómic es Gonzalo Torres, aunque ignoro si éste buscó alguna traducción de la obra de Kipling para transcribirla o la tradujo directamente. El caso es que es una traducción que me encanta, por lo que significó para mí, por un lado, y porque creo que transmite en castellano lo que Kipling quería transmitir en ingles.
Este texto estuvo durante más de diez años pegado en una puerta del armario de mi habitación junto con otros escritos que me resultaban especialmente estimulantes, como el propio soneto de Quevedo comentado antes, la letra de la canción "Hijos del Amor y de la Guerra" de Medina Azahara o las traducciones de las letras de los temas "Born To Run" y "The Ghost of Tom Joad" de Bruce Springsteen. ¿Sabría Kipling a cuánta gente estaba ayudadno cuando escribía esos versos?.
Leer más...
Si puedes mantener la cabeza cuando los otros
han perdido la suya y están culpándote,
Si puedes confiar en tí cuando los demás dudan,
pero, a la vez, eres indulgente con sus dudas;
Si puedes esperar y no te cansas por esperar,
o, siendo mentido, no caes en la mentira,
o, siendo odiado, no te entregas al odio,
y aún así, no presumes demasiado ni hablas demasiado sabiamente.
Si puedes soñar y no permites que tus sueños te gobiernen;
Si puedes pensar y no haces de tus pensamientos tus aspiraciones;
Si puedes enfrentarte al Triunfo y al Desastre
y tratas a esos dos impostores como si fuesen lo mismo
Si puedes soportar que la verdad que has dicho
sea retorcida por bellacos para ser convertida en una trampa para necios
o, al contemplar cómo se rompen las cosas por las que diste la vida,
te inclinas a rehacerlas con herramientas gastadas.
Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlas en una jugada a los dados,
y perderlas, y empezar otra vez desde el principio
y no rechistar nunca acerca de tus pérdidas.
Si puedes forzar tu corazón, tu nervio y tu fuerza
para que te sirvan aún después de que se hayan ido
y te sostienes cuando ya no queda nada en tí
excepto la voluntad que te dice "Resiste"
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud
o caminar entre reyes sin perder el contacto con la gente,
Si ni los enemigos ni tus amigos pueden dañarte,
Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno de ellos demasiado;
Si puedes llenar el inexorable minuto
con el equivalente a sesenta segundos de distancia recorrida.
Tuya es la tierra y todo lo que hay en ella,
y, lo que es más, ¡Serás un hombre, hijo mío!
Rudyard Kipling
No es ésta una de las traducciones más "académicas", que podéis encontrarlas aquí o aquí, ni el original, que podéis leer aquí, sino la traducción en la cual descubrí este poema, en un cómic de Flash de 1990 editado por ediciones Zinco. El traductor del cómic es Gonzalo Torres, aunque ignoro si éste buscó alguna traducción de la obra de Kipling para transcribirla o la tradujo directamente. El caso es que es una traducción que me encanta, por lo que significó para mí, por un lado, y porque creo que transmite en castellano lo que Kipling quería transmitir en ingles.
Este texto estuvo durante más de diez años pegado en una puerta del armario de mi habitación junto con otros escritos que me resultaban especialmente estimulantes, como el propio soneto de Quevedo comentado antes, la letra de la canción "Hijos del Amor y de la Guerra" de Medina Azahara o las traducciones de las letras de los temas "Born To Run" y "The Ghost of Tom Joad" de Bruce Springsteen. ¿Sabría Kipling a cuánta gente estaba ayudadno cuando escribía esos versos?.
Leer más...
viernes, 5 de junio de 2009
Yo no estuve allí: El Rey Arturo (III)
Como consecuencia de todo lo explicado en el artículo anterior podemos concluir que a mediados del siglo XII ya se existía en la tradición oral europea historias y leyendas en torno al mito artúrico. A lo descrito anteriormente podemos añadir la Vita Gildae de Caradoc de Llancarvan, anterior a 1136, donde se narra el secuestro de Guennuvar, esposa de un rey llamado Arthur, por parte de un tal Melvas, lo cual es perfectamente identificable con el posterior relato de Chretien de Troyes del rapto de Ginebra a manos de Maheloas. Otra prueba de la existencia de esta tradición oral, más allá de lo literario, nos la ofrece el monje francés Hermann de Laon, que en su obra “De Miraculis Sanctae Mariae Laudunensis” (1146) describe cómo a unos monjes en peregrinación por Britania en el año 1131les fueron mostrados en Devon el horno y el trono de “Arturius famosus secundum fabulas Brittanorum Rex” (Arturo, célebre rey de los Britanos según las leyendas).Por último, también de esos inicios del XII, cabrían señalar los relieves referidos a un tal “Artus de Britania” en una escena de rapto y rescate de dama presentes en la Catedral de Módena, en la región Emilia de Italia, esculpidos entre 1099 y 1106 y acompañados de otros donde aparecen otros personajes del mito artúrico (Caradoc, Galván, Mardoc…).
Como he dicho antes, la aparición más profusa y prolija de Arturo se encuentra en la Historia Regnum Brittaniae de Geoffrey de Montmouth. Este monje que vivió en la primera mitad del siglo XI relata en ésta, su obra más famosa (aunque tiene otras relacionadas como Las profecías de Merlín y Las vidas de Merlín), la historia de Britania desde el primer asentamiento de un tal Bruto, descendiente del héroe troyano Eneas, hasta el siglo VII. Según él mismo asegura, en esta obra se limita a traducir al Latín la historia de los reyes de Britania escrita en un libro en lengua britona que había llegado a sus manos gracias al Archidiácono Walter de Oxford, universidad en la que el de Montmouth cursó estudios. Se puede asegurar casi con total seguridad que ese libro del que habla no es más que una mera invención con el fin de dotar de autoridad a lo que narra en su historia. Hay que dejar claro desde el principio que esta Historia de los Reyes de Bretaña es una composición mucho más cercana a la fantasía que a la historia. El autor reúne algunos aspectos de la historia britana insertos en obras anteriores como las comentadas Annales Cambriae, Historia Brittonum o De Excidio Brittanae y los mezcla con leyendas y relatos procedentes de la tradición oral y poética galesa y romana.
No es el Arturo de Geoffrey de Montmouth el personaje que posteriormente alcanzó fama; ni siquiera es el principal protagonista de la obra. La vida y obra artúrica es muy distinta de la que la posterior novela de caballerías van a crear y difundir por todo el orbe. Eso sí, aparecen aquí ya muhos personajes que formarán parte del ciclo literario artúrico posterior y de la visión “ortodoxa” del mito. Según este monje galés Arturo es hijo de Uter Pendragón, llamado así (Cabeza de Dragón) por el dragón de oro que le sirve de estandarte para conmemorar la noche en que gracias al rayo que salía de la cabeza de un dragón de fuego que emitía una estrella se convirtió rey de Britania debido a la muerte de su hermano Aurelio Ambrosio. Ambos eran hijos de Constantino, rey de Britania tras expulsar a los invasores germanos (pictos y hunos), noruegos y daneses, y en cuyo linaje confluyen la nobleza britana y la romana. Úter vence a los invasores sajones, que se habían establecido en Britania gracias al taimado y vil rey Vortigern, a cuyo hijo Pascencio y al rey de Hibernia Gilomán había derrotado para convertirse en rey, y en los festejos por la victoria se enamora de Ingraine, la esposa del Duque Gorlois de Cornwall, el más fiel de sus vasallos. Las circunstancias del nacimiento de Arturo que forman parte de las leyendas artúricas parecen proceder de esta obra: Uter pide ayuda a Merlín y el mago lanza un hechizo que le da la forma de Gorlois, gracias a lo cual yace con Ingraine y engendra a Arturo. En este caso Arturo no es separado de su padre ni criado como un escudero. Posteriormente Uter morirá envenenado por lo sajones, y Arturo se convierte en rey con tan sólo quince años.
En las siguientes batallas en las que lidera al pueblo britano Arturo da cuenta a menudo de los invasores germanos, que se nos presentan maliciosos y taimados a pesar de los esfuerzos del nuevo Pendragón por conseguir la paz. Del matrimonio de la hermana de Arturo, Ana (posteriormente conocida como Morgana), con el duque Lot de Lodonesia, nacen Gawain y Mordred. Como vemos, aquí Mordred es sobrino y no hijo incestuoso de Arturo. Por cierto que no sólo la fantasía hace dudar del rigor histórico de esta narración; también su incoherencia interna. Ana (Morgana), supuesta hermana menor de Arturo, había aparecido antes como esposa de Budicio desde los tiempos de Aurelio Ambrosio y madre de Hoel, rey de los britanos armoricanos. Así, Ana (Morgana) debía de tener un hijo mayor que ella misma y haberse casado una primera vez antes de haber nacido y una segunda vez con un hombre más joven que su hijo pero mayor que su hermano mayor. Un lío, vamos.
Tras esto, Arturo se casa con Ginebra, perteneciente a una familia noble romana. En los años en que gobierna, Arturo conquista Hibernis (Irlanda), Islandia, Noruega, Dinamarca y toda la Galia. Igualmente entra en confrontación con Roma, gobernada por el emperador León. Cuando se dispone a cruzar los Alpes para atacar Roma, recibe la noticia de que su sobrino Mordred, al que había encargado la regencia, se ha apoderado del trono y proclamado rey, además de casarse adúlteramente con Ginebra. Arturo vuelve para recuperar su corona y vence al ejército de Mordred, compuesto por sajones, hiberneses, pictos y escotos (por tanto, extranjeros). Mordred huye y Ginebra se mete a monja para purgar su pecado. Tras emprender la búsqueda de su felón sobrino, Arturo y Mordred se enfrentan en la batalla del río Cammlan, que acaba con la muerte de Mordred y con el rey mortalmente herido. Arturo se retira definitivamente a Avalón y deja la corona en manos de Constantino. Esto sucedió, según Geoffrey de Monmouth, en el año 542.
Esta crónica de Monmouth se inscribe en la realidad política de su época, e intenta justificar históricamente la conquista del normando Guillermo I del territorio britano y presentar a un pueblo sajón ruin e infame pues no en vano esta nueva dinastía sustituía a la anterior sajona personificada por el derrotado y muerto en la batalla de Hastings (1066) Haroldo de Wessex.
Como vemos, en esta obra Arturo se convierte en parte de la historia británica como elemento importante de resistencia britana (romano-britana; vemos cómo se le entronca con una genealogía romana y se casa con una noble romana) frente a las invasiones germánicas (sajones en especial). Ésta visión del monarca como elemento “civilizador” heredero del imperio romano supondrá su uso por parte de las nuevas elites sociales y políticas bajomedievales (nobleza, monarquía, Iglesia) como símbolo de perfección ética y moral y ejemplo de buenas costumbres.
Lo importante de esta crónica es que con su traducción a las lenguas romances se convertirá en fuente de inspiración para la incipiente novela cortés o novela de caballerías, en la cual el mito artúrico jugó un importante papel. Ambas, el mito y la literatura caballeresca, se retroalimentan: si lo artúrico proporciona hechos y personajes sobre los que construir las narraciones, las novelas conformarán definitivamente la leyenda de Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda. En esto destaca la obra de Chrétien de Troyes, escrita a mediados del XII, en cuyas obras Yvain, el caballero del León, Lancelot, el Caballero de la Carreta o Perceval, el cuento del Grial expanden el mito artúrico y le dotan de un nuevo significado cristiano (incluyendo las primeras referencias a la búsqueda del Grial).
Chrétien de Troyes, uniendo las leyendas artúricas, la canción de gesta, la tradición poética celta-galesa y las crónicas britonas, sienta las bases de lo que será la novela europea durante siglos: aventuras, amor cortés y fondo cristiano. Además es el primero, al menos que se sepa, que utiliza el verso romance tal y como lo conocemos actualmente. Destaca entre sus obras la última, que además dejó inacabada: Perceval, el cuento del Grial. Resulta especialmente misteriosa esta composición por cuanto además de no poder acabarla, en ella habla de un manuscrito titulado El Cuento del Grial proporcionado por Felipe de Flandes, benefactor del escritor y autor del encargo, que sería la base de esta novela ¿Existió este manuscrito, o es un invento del autor al modo que antes ya había hecho Geoffrey de Monmouth? Lo desconocemos, aunque me inclino por lo segundo.
Previo a la aparición de la obra de Troyes, la obra de Monmouth fue la base del Roman de Brut de Wace, que supone la primera aparición del mito artúrico en la literatura francesa (está escrita en anglo-normando, un antecedente del francés). Wace lo dedica a la reina Leonor de Aquitania y relata la historia de los antepasados del rey Enrique II, remontándose de nuevo a Brutus de Britania y al propio Eneas. Su gran innovación: la aparición de la tabla redonda, que simboliza la situación de Primus inter pares propia del rey en las incipientes monarquías feudales.
A partir de Wace y Chrétien de Troyes la literatura artúrica francesa crece y se expande con Le Bel Inconnu, de Renaut de Beaujeu y Joseph d'Arimathie y Estoire del San Graal de Robert de Boron. En el siglo XIII aparece el Perlesvaus o Libro del Alto Grial y, sobre todo, el Lanzarote-Grial, también conocido como ciclo de La Vulgata o el Pseudo-map. Se trata de cinco volúmenes escritos en francés en un principio atribuida erróneamente al galés Walter Map. Consta de cinco historias: Estoire del Saint Graal, sobre José de Arimatea y su hijo Josefo llevando el Grial a Inglaterra; Estoire de Merlin, sobre el mago y su relación con Arturo; Lancelot propre, que tras narrar las aventuras de Lanzarote y algunos de sus camaradas culmina con los amoríos entre éste y la reina Ginebra; Queste del Saint Graal, sobre la búsqueda y hallazgo del Grial por Galahad; y Mort Artu; acerca de la muerte del Rey en batalla con Mordred. Con esta obra, La Vulgata, se puede considerar que los aspectos más conocidos de la leyenda artúrica se encuentran ya asentados, convirtiéndose así en la principal fuente de La Mort d´Arthur de Thomas Malory (siglo XV).
La influencia de la obra de Chrétien de Troyes no se quedó sólo en Francia. Tomando como referente la obra inacabada del francés, el alemán Wolfram von Eschenbach compondría su Parzival, que seis siglos después inspiraría la ópera Parsifal de Richard Wagner. Parzival supuso la primera de las muchas obras de tema artúrico en la literatura germana como el Lanzalet de Ulrich von Zatzikhoven o el Gauriel von Muntabel de Konrad von Stoffeln.
También la literatura hispana se vió influenciada por Chrétien de Troyes en la aparición de las novelas de caballería a finales del XV, entre las que destaca, tanto por su significación dentro de las mismas como por su relación con los mitos artúricos, el Amadís de Gaula.
¿Y en el lugar de origen de todo esto? La literatura inglesa sólo había aportado el Brut de Layamon, de la primera mitad del siglo XIII y escrito en Middle English, una de las versiones medievales del idioma inglés y basado casi por entero en la Crónica de Monmouth. A fines del siglo XIV, sin embargo, aparece una de las piezas más valoradas de entre toda la literatura artúrica: el romance de Sir Gawain y el Caballero Verde. Constituido Gawain en ejemplo de moral cristiana, arrojo vital para afrontar el destino y fidelidad a los principios y valores personales, pero no exento a pesar de todo de humana debilidad, esta historia ha cautivado a los lectores durante siglos. Igualmente se trata el tema del amor cortés, erigiéndose su protagonista en paradigma del mismo (amor que debía ser adúltero , pues no en vano el matrimonio no era una opción personal y no dependía del amor, pero espiritual y no carnal en la mayoría de los casos, aunque una de las excepciones forma parte del propio ciclo artúrico en las figuras de Lancelot y Ginebra). Este romance fue escrito en una variedad del Middle English propia de las Midlands. Es de destacar que uno de los principales estudiosos del mismo, y coautor de una traducción y edición del mismo, fue Tolkien.
Y nos encontramos con la configuración definitiva y más popular del mito artúrico: La Muerte del Rey Arturo ( La Mort d´Arthur) de Thomas Malory, publicado en 1485. El autor compila en este libro historias anteriores, que él reinterpreta, y las enlaza con nuevos relatos surgidos de su imaginación. Así, en los 21 libros en que se divide la obra, Malory aborda desde el nacimiento de Arturo hasta su muerte, así como un sinfín de aventuras protagonizadas por el propio rey y por sus caballeros de la Tabla Redonda. Aunque se desconoce la verdadera identidad de quién se oculta tras este nombre, parece probado que se trataba de un noble militar que sirvió en la Guerra de los Cien Años en las filas inglesas y que lamentaba, una vez finalizado el conflicto, el “fin de la era de los caballeros”. No iba mal encaminado el tal Malory, pues nos encontramos en el cambio de era que supuso este final del siglo XV con la aparición del Renacimiento y el Humanismo. Esta obra bien podría ser clasificada como la ortodoxia artúrica, al englobar las distintas visiones que de los relatos artúricos se hicieron anteriormente e intentar dar una versión de compromiso para los casos en que existían distintas exposiciones de un mismo relato. Así, será la base de las reinterpretaciones modernas del mito por parte de T. H. White (en el ciclo de novelas conocido como The Once and Future King) y John Steinbeck (Los Hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros), ambas ya en en siglo XX y que serán comentadas más adelante.
Pero por hoy aquí nos quedamos, habiendo finalizado la formación de la leyenda artúrica a lo largo de la toda la Edad Media. Arturo y sus caballeros perderán presencia literaria en los siglos posteriores, siendo en el XIX cuando se renueve el interés por estos personajes y el fantástico mundo que les rodea.
Leer más...
Como he dicho antes, la aparición más profusa y prolija de Arturo se encuentra en la Historia Regnum Brittaniae de Geoffrey de Montmouth. Este monje que vivió en la primera mitad del siglo XI relata en ésta, su obra más famosa (aunque tiene otras relacionadas como Las profecías de Merlín y Las vidas de Merlín), la historia de Britania desde el primer asentamiento de un tal Bruto, descendiente del héroe troyano Eneas, hasta el siglo VII. Según él mismo asegura, en esta obra se limita a traducir al Latín la historia de los reyes de Britania escrita en un libro en lengua britona que había llegado a sus manos gracias al Archidiácono Walter de Oxford, universidad en la que el de Montmouth cursó estudios. Se puede asegurar casi con total seguridad que ese libro del que habla no es más que una mera invención con el fin de dotar de autoridad a lo que narra en su historia. Hay que dejar claro desde el principio que esta Historia de los Reyes de Bretaña es una composición mucho más cercana a la fantasía que a la historia. El autor reúne algunos aspectos de la historia britana insertos en obras anteriores como las comentadas Annales Cambriae, Historia Brittonum o De Excidio Brittanae y los mezcla con leyendas y relatos procedentes de la tradición oral y poética galesa y romana.
No es el Arturo de Geoffrey de Montmouth el personaje que posteriormente alcanzó fama; ni siquiera es el principal protagonista de la obra. La vida y obra artúrica es muy distinta de la que la posterior novela de caballerías van a crear y difundir por todo el orbe. Eso sí, aparecen aquí ya muhos personajes que formarán parte del ciclo literario artúrico posterior y de la visión “ortodoxa” del mito. Según este monje galés Arturo es hijo de Uter Pendragón, llamado así (Cabeza de Dragón) por el dragón de oro que le sirve de estandarte para conmemorar la noche en que gracias al rayo que salía de la cabeza de un dragón de fuego que emitía una estrella se convirtió rey de Britania debido a la muerte de su hermano Aurelio Ambrosio. Ambos eran hijos de Constantino, rey de Britania tras expulsar a los invasores germanos (pictos y hunos), noruegos y daneses, y en cuyo linaje confluyen la nobleza britana y la romana. Úter vence a los invasores sajones, que se habían establecido en Britania gracias al taimado y vil rey Vortigern, a cuyo hijo Pascencio y al rey de Hibernia Gilomán había derrotado para convertirse en rey, y en los festejos por la victoria se enamora de Ingraine, la esposa del Duque Gorlois de Cornwall, el más fiel de sus vasallos. Las circunstancias del nacimiento de Arturo que forman parte de las leyendas artúricas parecen proceder de esta obra: Uter pide ayuda a Merlín y el mago lanza un hechizo que le da la forma de Gorlois, gracias a lo cual yace con Ingraine y engendra a Arturo. En este caso Arturo no es separado de su padre ni criado como un escudero. Posteriormente Uter morirá envenenado por lo sajones, y Arturo se convierte en rey con tan sólo quince años.
En las siguientes batallas en las que lidera al pueblo britano Arturo da cuenta a menudo de los invasores germanos, que se nos presentan maliciosos y taimados a pesar de los esfuerzos del nuevo Pendragón por conseguir la paz. Del matrimonio de la hermana de Arturo, Ana (posteriormente conocida como Morgana), con el duque Lot de Lodonesia, nacen Gawain y Mordred. Como vemos, aquí Mordred es sobrino y no hijo incestuoso de Arturo. Por cierto que no sólo la fantasía hace dudar del rigor histórico de esta narración; también su incoherencia interna. Ana (Morgana), supuesta hermana menor de Arturo, había aparecido antes como esposa de Budicio desde los tiempos de Aurelio Ambrosio y madre de Hoel, rey de los britanos armoricanos. Así, Ana (Morgana) debía de tener un hijo mayor que ella misma y haberse casado una primera vez antes de haber nacido y una segunda vez con un hombre más joven que su hijo pero mayor que su hermano mayor. Un lío, vamos.
Tras esto, Arturo se casa con Ginebra, perteneciente a una familia noble romana. En los años en que gobierna, Arturo conquista Hibernis (Irlanda), Islandia, Noruega, Dinamarca y toda la Galia. Igualmente entra en confrontación con Roma, gobernada por el emperador León. Cuando se dispone a cruzar los Alpes para atacar Roma, recibe la noticia de que su sobrino Mordred, al que había encargado la regencia, se ha apoderado del trono y proclamado rey, además de casarse adúlteramente con Ginebra. Arturo vuelve para recuperar su corona y vence al ejército de Mordred, compuesto por sajones, hiberneses, pictos y escotos (por tanto, extranjeros). Mordred huye y Ginebra se mete a monja para purgar su pecado. Tras emprender la búsqueda de su felón sobrino, Arturo y Mordred se enfrentan en la batalla del río Cammlan, que acaba con la muerte de Mordred y con el rey mortalmente herido. Arturo se retira definitivamente a Avalón y deja la corona en manos de Constantino. Esto sucedió, según Geoffrey de Monmouth, en el año 542.
Esta crónica de Monmouth se inscribe en la realidad política de su época, e intenta justificar históricamente la conquista del normando Guillermo I del territorio britano y presentar a un pueblo sajón ruin e infame pues no en vano esta nueva dinastía sustituía a la anterior sajona personificada por el derrotado y muerto en la batalla de Hastings (1066) Haroldo de Wessex.
Como vemos, en esta obra Arturo se convierte en parte de la historia británica como elemento importante de resistencia britana (romano-britana; vemos cómo se le entronca con una genealogía romana y se casa con una noble romana) frente a las invasiones germánicas (sajones en especial). Ésta visión del monarca como elemento “civilizador” heredero del imperio romano supondrá su uso por parte de las nuevas elites sociales y políticas bajomedievales (nobleza, monarquía, Iglesia) como símbolo de perfección ética y moral y ejemplo de buenas costumbres.
Lo importante de esta crónica es que con su traducción a las lenguas romances se convertirá en fuente de inspiración para la incipiente novela cortés o novela de caballerías, en la cual el mito artúrico jugó un importante papel. Ambas, el mito y la literatura caballeresca, se retroalimentan: si lo artúrico proporciona hechos y personajes sobre los que construir las narraciones, las novelas conformarán definitivamente la leyenda de Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda. En esto destaca la obra de Chrétien de Troyes, escrita a mediados del XII, en cuyas obras Yvain, el caballero del León, Lancelot, el Caballero de la Carreta o Perceval, el cuento del Grial expanden el mito artúrico y le dotan de un nuevo significado cristiano (incluyendo las primeras referencias a la búsqueda del Grial).
Chrétien de Troyes, uniendo las leyendas artúricas, la canción de gesta, la tradición poética celta-galesa y las crónicas britonas, sienta las bases de lo que será la novela europea durante siglos: aventuras, amor cortés y fondo cristiano. Además es el primero, al menos que se sepa, que utiliza el verso romance tal y como lo conocemos actualmente. Destaca entre sus obras la última, que además dejó inacabada: Perceval, el cuento del Grial. Resulta especialmente misteriosa esta composición por cuanto además de no poder acabarla, en ella habla de un manuscrito titulado El Cuento del Grial proporcionado por Felipe de Flandes, benefactor del escritor y autor del encargo, que sería la base de esta novela ¿Existió este manuscrito, o es un invento del autor al modo que antes ya había hecho Geoffrey de Monmouth? Lo desconocemos, aunque me inclino por lo segundo.
Previo a la aparición de la obra de Troyes, la obra de Monmouth fue la base del Roman de Brut de Wace, que supone la primera aparición del mito artúrico en la literatura francesa (está escrita en anglo-normando, un antecedente del francés). Wace lo dedica a la reina Leonor de Aquitania y relata la historia de los antepasados del rey Enrique II, remontándose de nuevo a Brutus de Britania y al propio Eneas. Su gran innovación: la aparición de la tabla redonda, que simboliza la situación de Primus inter pares propia del rey en las incipientes monarquías feudales.
A partir de Wace y Chrétien de Troyes la literatura artúrica francesa crece y se expande con Le Bel Inconnu, de Renaut de Beaujeu y Joseph d'Arimathie y Estoire del San Graal de Robert de Boron. En el siglo XIII aparece el Perlesvaus o Libro del Alto Grial y, sobre todo, el Lanzarote-Grial, también conocido como ciclo de La Vulgata o el Pseudo-map. Se trata de cinco volúmenes escritos en francés en un principio atribuida erróneamente al galés Walter Map. Consta de cinco historias: Estoire del Saint Graal, sobre José de Arimatea y su hijo Josefo llevando el Grial a Inglaterra; Estoire de Merlin, sobre el mago y su relación con Arturo; Lancelot propre, que tras narrar las aventuras de Lanzarote y algunos de sus camaradas culmina con los amoríos entre éste y la reina Ginebra; Queste del Saint Graal, sobre la búsqueda y hallazgo del Grial por Galahad; y Mort Artu; acerca de la muerte del Rey en batalla con Mordred. Con esta obra, La Vulgata, se puede considerar que los aspectos más conocidos de la leyenda artúrica se encuentran ya asentados, convirtiéndose así en la principal fuente de La Mort d´Arthur de Thomas Malory (siglo XV).
La influencia de la obra de Chrétien de Troyes no se quedó sólo en Francia. Tomando como referente la obra inacabada del francés, el alemán Wolfram von Eschenbach compondría su Parzival, que seis siglos después inspiraría la ópera Parsifal de Richard Wagner. Parzival supuso la primera de las muchas obras de tema artúrico en la literatura germana como el Lanzalet de Ulrich von Zatzikhoven o el Gauriel von Muntabel de Konrad von Stoffeln.
También la literatura hispana se vió influenciada por Chrétien de Troyes en la aparición de las novelas de caballería a finales del XV, entre las que destaca, tanto por su significación dentro de las mismas como por su relación con los mitos artúricos, el Amadís de Gaula.
¿Y en el lugar de origen de todo esto? La literatura inglesa sólo había aportado el Brut de Layamon, de la primera mitad del siglo XIII y escrito en Middle English, una de las versiones medievales del idioma inglés y basado casi por entero en la Crónica de Monmouth. A fines del siglo XIV, sin embargo, aparece una de las piezas más valoradas de entre toda la literatura artúrica: el romance de Sir Gawain y el Caballero Verde. Constituido Gawain en ejemplo de moral cristiana, arrojo vital para afrontar el destino y fidelidad a los principios y valores personales, pero no exento a pesar de todo de humana debilidad, esta historia ha cautivado a los lectores durante siglos. Igualmente se trata el tema del amor cortés, erigiéndose su protagonista en paradigma del mismo (amor que debía ser adúltero , pues no en vano el matrimonio no era una opción personal y no dependía del amor, pero espiritual y no carnal en la mayoría de los casos, aunque una de las excepciones forma parte del propio ciclo artúrico en las figuras de Lancelot y Ginebra). Este romance fue escrito en una variedad del Middle English propia de las Midlands. Es de destacar que uno de los principales estudiosos del mismo, y coautor de una traducción y edición del mismo, fue Tolkien.
Y nos encontramos con la configuración definitiva y más popular del mito artúrico: La Muerte del Rey Arturo ( La Mort d´Arthur) de Thomas Malory, publicado en 1485. El autor compila en este libro historias anteriores, que él reinterpreta, y las enlaza con nuevos relatos surgidos de su imaginación. Así, en los 21 libros en que se divide la obra, Malory aborda desde el nacimiento de Arturo hasta su muerte, así como un sinfín de aventuras protagonizadas por el propio rey y por sus caballeros de la Tabla Redonda. Aunque se desconoce la verdadera identidad de quién se oculta tras este nombre, parece probado que se trataba de un noble militar que sirvió en la Guerra de los Cien Años en las filas inglesas y que lamentaba, una vez finalizado el conflicto, el “fin de la era de los caballeros”. No iba mal encaminado el tal Malory, pues nos encontramos en el cambio de era que supuso este final del siglo XV con la aparición del Renacimiento y el Humanismo. Esta obra bien podría ser clasificada como la ortodoxia artúrica, al englobar las distintas visiones que de los relatos artúricos se hicieron anteriormente e intentar dar una versión de compromiso para los casos en que existían distintas exposiciones de un mismo relato. Así, será la base de las reinterpretaciones modernas del mito por parte de T. H. White (en el ciclo de novelas conocido como The Once and Future King) y John Steinbeck (Los Hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros), ambas ya en en siglo XX y que serán comentadas más adelante.
Pero por hoy aquí nos quedamos, habiendo finalizado la formación de la leyenda artúrica a lo largo de la toda la Edad Media. Arturo y sus caballeros perderán presencia literaria en los siglos posteriores, siendo en el XIX cuando se renueve el interés por estos personajes y el fantástico mundo que les rodea.
Leer más...
miércoles, 3 de junio de 2009
Amos que... (especial chiflados)
“Está como una cabra”. “Está como una regadera”. “Está como las maracas de Machín”. “Está como un cencerro”. “Está pa llá”. Estas frases, que se pueden aplicar a tanta gente de la que conocemos, igualmente pueden ser aplicadas a algunos personajes históricos que demostraron sin lugar a dudas que mu bien, mu bien… no estaban.
Es el caso, por ejemplo, del rey británico Jorge III (1738-1820), tercer monarca de la casa de Hannover, que convirtió a Gran Bretaña en la mayor potencia marítima de la época y se convirtió en el principal enemigo, al final victorioso, de Napoleón. En su haber, la conquista de Canadá y la anexión de Irlanda a la corona; en su debe, la independencia de los EEUU de América y la consiguiente pérdida de las dichas colonias.
De este personaje se cuentan muchas cosas, entre ellas su afición a salir a cazar mariposas desnudo y los ataques de risa que le provocaba escuchar a su caballo haciendo aguas mayores cuando salía a pasear a lomos del mismo, hasta el punto de tener que descabalgar absolutamente desternillado. Además, era extremadamente locuaz y hablaba sin ton ni son para poner la cabeza loca a cualquiera. Fue capaz, según cuentan las crónicas, de hablar durante más de 50 horas seguidas. Eso sí, todo lo que decía era incoherente y no había por donde cogerlo, aunque todo el mundo tenía que seguir su charla como pudiera: no contestar al rey si éste te dirigía la palabra era castigado con la muerte.
Otra de sus locuras, que no admitirían ahora los ecologistas y amigos de los animales, era su fijación con los patos. Jorge III hablaba con ellos en los parques de palacio, y les ordenaba que le siguiesen en sus paseos. Si esto no ocurría, cogía a uno de los patos “insumisos” por el pescuezo y le metía la cabeza debajo del agua para ahogarlo. Luego exponía su cuerpo al resto de patos para que supiesen qué les podía pasar si no le obedecían.
Igualmente solía hablar con un castaño que había en uno de los jardines al que confundía con el Rey de Prusia (¿!). Incluso se daba por muerto a sí mismo y se ponía de luto. Pero su locura, para mí, más divertida, es que estuvo años terminando todas sus frases con las palabras “Pavo Real”.
Otro ejemplo de personaje histórico “pa llá” fue el hijo de Felipe II, don Carlos (1545-1568). Al final terminó sus días confinado por su propio padre, harto de sus locuras y desvaríos. La historia de Don Carlos es uno de los elementos principales de la “Leyenda Negra” española, urdida por los enemigos de la monarquía hispana, especialmente holandeses y británicos. Su figura ha protagonizado diversas obras, entre ellas un drama de Schiller y una ópera de Verdi, donde se presenta al joven don Carlos como un valiente y romántico príncipe dispuesto a denunciar las injusticias que comete su opresor padre. Nada más lejos de la realidad.
Si no era muy espabilao, el hombre, el hecho de ser príncipe digamos que agravó su estupidez supina, cuyo origen podría ser una mezcla de varios factores: la genética (había antecedentes familiares de locura), la endogamia (tan habitual entonces; sus padres eran primos) y un embarazo y parto “complicados” (su madre no estaba aún muy desarrollada para dar a luz y además los médicos le provocaron una anemia que hizo que muriera cuatro días después del parto).
Desde pequeño sus caprichos sembraban el asombro y la preocupación en todo el palacio. Por ejemplo, a los siete años se enfadó con un paje y exigió que fuese ahorcado. Como no le hicieron caso, se puso en huelga de hambre (a esto le cogió afición y algunos piensan que fue su posterior causa de muerte) y para que al niño se le pasase la barraquera, ahorcaron en su presencia a un muñeco que se parecía al paje, quedando entonces ya contento (ya digo que no debía ser mu espabilao, porque no ser capaz de distinguir entre un muñeco y una persona…).
Cuando su primo el rey de Portugal le regaló un elefante, al niño se lo tenían que subir a su habitación para que jugase con él. Imaginad cómo quedaba el palacio cuando el enorme animal “visitaba” las habitaciones del niño.
Sus “locuras” empeoraron cuando contando 17 años se cayó por las escaleras y se golpeó la cabeza. Su estado fue tan grave que se le dio casi por muerto, aunque al final volvió en sí y se sometió a diversos tratamientos. Entre ellos, meterle en la cama la momia del fallecido fraile Diego de Alcalá, hecho que fue la causa, para casi todo el mundo, de su salvación. Y después que si era él el que estaba como las maracas de Machín. La realidad fue que Vesalio, el médico más destacado del siglo XVI, le realizó una trepanación al estilo doctor House que quizá le salvó la vida pero empeoró su estado mental.
Otro de esos episodios de crueldad y enajenación mental fue cuando paseando por la capital le cayó un cubo de “agua” (de ésos de “agua vá”, ya sabéis) lanzado desde una ventana, y ordenó que fuesen muertos todos los habitantes de la casa y el edificio quemado hasta que no quedase nada. Menos mal que no le hicieron caso. Igualmente, cuando ordenó que le arreglasen unas botas que le estaban estrechas y el mayordomo tardó, según él, demasiado en venir a recogerlas, obligó a éste hombre a cortar las botas en trocitos, cocerlas, y comérselas en su presencia. Al principio quería tirarle al foso, con lo que aún tuvo suerte el pobre hombre.
El caso es que el chaval cada vez iba a peor. Le entró una manía persecutoria que le hacía ver enemigos por todas partes, y se hizo construir un libro de hierro para tirárselo a quien entrase en su habitación con aviesas intenciones.
A su locura se unía su gallardía y bien parecer. Fijaos en cómo lo describía el embajador austríaco: “No es un príncipe ancho de hombros, teniendo uno más alto que otro, ni de gran talla. Tiene el pecho hundido. A la altura del estómago presenta una pequeña giba. Su pierna izquierda es bastante más larga que la derecha, sirviéndose con menos facilidad de este lado que del izquierdo. Tiene los muslos fuertes, pero mal proporcionados, y es débil de piernas. Su voz es chillona, aguda, y al comenzar a hablar sufre viendo que las palabras salen con dificultad de su boca...”. Hermosismo tenía que ser.
A este aspecto le unía una casi segura impotencia: llegó a contratar a tres médicos que le ayudasen en su “primera vez” y ni así consiguieron que el chaval “cumpliera”, teniendo que pagar a la chica con la que pasó la noche para que no contase nada del episodio. De todas formas y como es normal, toda la Corte se enteró de los “problemillas” del príncipe. Como curiosidad se puede destacar que le buscaron dos novias con las que casarse, Isabel de Valois primero y Ana de Austria después. Pues bien, no se llegó a casar con ninguna de ellas; con ambas se casó ¡su padre, Felipe II! Precisamente la leyenda romántica de Don Carlos habla de amoríos incestuosos con su madrastra Isabel de Valois y de los celos de su padre ante este amor sincero que le llevarían a encerrar y posteriormente matar a su hijo. Ensoñaciones románticas muy alejadas de la realidad: el tal Don Carlos de Austria estaba como una regadera.
Para terminar, una locura más “bonita”. Federico Guillermo I de Prusia (1648-1740)se enamoró a los 20 años… de un busto de piedra que representaba a una antigua princesa. A partir de entonces la buscó durante toda su vida, sin encontrarla, claro.
Leer más...
Es el caso, por ejemplo, del rey británico Jorge III (1738-1820), tercer monarca de la casa de Hannover, que convirtió a Gran Bretaña en la mayor potencia marítima de la época y se convirtió en el principal enemigo, al final victorioso, de Napoleón. En su haber, la conquista de Canadá y la anexión de Irlanda a la corona; en su debe, la independencia de los EEUU de América y la consiguiente pérdida de las dichas colonias.
De este personaje se cuentan muchas cosas, entre ellas su afición a salir a cazar mariposas desnudo y los ataques de risa que le provocaba escuchar a su caballo haciendo aguas mayores cuando salía a pasear a lomos del mismo, hasta el punto de tener que descabalgar absolutamente desternillado. Además, era extremadamente locuaz y hablaba sin ton ni son para poner la cabeza loca a cualquiera. Fue capaz, según cuentan las crónicas, de hablar durante más de 50 horas seguidas. Eso sí, todo lo que decía era incoherente y no había por donde cogerlo, aunque todo el mundo tenía que seguir su charla como pudiera: no contestar al rey si éste te dirigía la palabra era castigado con la muerte.
Otra de sus locuras, que no admitirían ahora los ecologistas y amigos de los animales, era su fijación con los patos. Jorge III hablaba con ellos en los parques de palacio, y les ordenaba que le siguiesen en sus paseos. Si esto no ocurría, cogía a uno de los patos “insumisos” por el pescuezo y le metía la cabeza debajo del agua para ahogarlo. Luego exponía su cuerpo al resto de patos para que supiesen qué les podía pasar si no le obedecían.
Igualmente solía hablar con un castaño que había en uno de los jardines al que confundía con el Rey de Prusia (¿!). Incluso se daba por muerto a sí mismo y se ponía de luto. Pero su locura, para mí, más divertida, es que estuvo años terminando todas sus frases con las palabras “Pavo Real”.
Otro ejemplo de personaje histórico “pa llá” fue el hijo de Felipe II, don Carlos (1545-1568). Al final terminó sus días confinado por su propio padre, harto de sus locuras y desvaríos. La historia de Don Carlos es uno de los elementos principales de la “Leyenda Negra” española, urdida por los enemigos de la monarquía hispana, especialmente holandeses y británicos. Su figura ha protagonizado diversas obras, entre ellas un drama de Schiller y una ópera de Verdi, donde se presenta al joven don Carlos como un valiente y romántico príncipe dispuesto a denunciar las injusticias que comete su opresor padre. Nada más lejos de la realidad.
Si no era muy espabilao, el hombre, el hecho de ser príncipe digamos que agravó su estupidez supina, cuyo origen podría ser una mezcla de varios factores: la genética (había antecedentes familiares de locura), la endogamia (tan habitual entonces; sus padres eran primos) y un embarazo y parto “complicados” (su madre no estaba aún muy desarrollada para dar a luz y además los médicos le provocaron una anemia que hizo que muriera cuatro días después del parto).
Desde pequeño sus caprichos sembraban el asombro y la preocupación en todo el palacio. Por ejemplo, a los siete años se enfadó con un paje y exigió que fuese ahorcado. Como no le hicieron caso, se puso en huelga de hambre (a esto le cogió afición y algunos piensan que fue su posterior causa de muerte) y para que al niño se le pasase la barraquera, ahorcaron en su presencia a un muñeco que se parecía al paje, quedando entonces ya contento (ya digo que no debía ser mu espabilao, porque no ser capaz de distinguir entre un muñeco y una persona…).
Cuando su primo el rey de Portugal le regaló un elefante, al niño se lo tenían que subir a su habitación para que jugase con él. Imaginad cómo quedaba el palacio cuando el enorme animal “visitaba” las habitaciones del niño.
Sus “locuras” empeoraron cuando contando 17 años se cayó por las escaleras y se golpeó la cabeza. Su estado fue tan grave que se le dio casi por muerto, aunque al final volvió en sí y se sometió a diversos tratamientos. Entre ellos, meterle en la cama la momia del fallecido fraile Diego de Alcalá, hecho que fue la causa, para casi todo el mundo, de su salvación. Y después que si era él el que estaba como las maracas de Machín. La realidad fue que Vesalio, el médico más destacado del siglo XVI, le realizó una trepanación al estilo doctor House que quizá le salvó la vida pero empeoró su estado mental.
Otro de esos episodios de crueldad y enajenación mental fue cuando paseando por la capital le cayó un cubo de “agua” (de ésos de “agua vá”, ya sabéis) lanzado desde una ventana, y ordenó que fuesen muertos todos los habitantes de la casa y el edificio quemado hasta que no quedase nada. Menos mal que no le hicieron caso. Igualmente, cuando ordenó que le arreglasen unas botas que le estaban estrechas y el mayordomo tardó, según él, demasiado en venir a recogerlas, obligó a éste hombre a cortar las botas en trocitos, cocerlas, y comérselas en su presencia. Al principio quería tirarle al foso, con lo que aún tuvo suerte el pobre hombre.
El caso es que el chaval cada vez iba a peor. Le entró una manía persecutoria que le hacía ver enemigos por todas partes, y se hizo construir un libro de hierro para tirárselo a quien entrase en su habitación con aviesas intenciones.
A su locura se unía su gallardía y bien parecer. Fijaos en cómo lo describía el embajador austríaco: “No es un príncipe ancho de hombros, teniendo uno más alto que otro, ni de gran talla. Tiene el pecho hundido. A la altura del estómago presenta una pequeña giba. Su pierna izquierda es bastante más larga que la derecha, sirviéndose con menos facilidad de este lado que del izquierdo. Tiene los muslos fuertes, pero mal proporcionados, y es débil de piernas. Su voz es chillona, aguda, y al comenzar a hablar sufre viendo que las palabras salen con dificultad de su boca...”. Hermosismo tenía que ser.
A este aspecto le unía una casi segura impotencia: llegó a contratar a tres médicos que le ayudasen en su “primera vez” y ni así consiguieron que el chaval “cumpliera”, teniendo que pagar a la chica con la que pasó la noche para que no contase nada del episodio. De todas formas y como es normal, toda la Corte se enteró de los “problemillas” del príncipe. Como curiosidad se puede destacar que le buscaron dos novias con las que casarse, Isabel de Valois primero y Ana de Austria después. Pues bien, no se llegó a casar con ninguna de ellas; con ambas se casó ¡su padre, Felipe II! Precisamente la leyenda romántica de Don Carlos habla de amoríos incestuosos con su madrastra Isabel de Valois y de los celos de su padre ante este amor sincero que le llevarían a encerrar y posteriormente matar a su hijo. Ensoñaciones románticas muy alejadas de la realidad: el tal Don Carlos de Austria estaba como una regadera.
Para terminar, una locura más “bonita”. Federico Guillermo I de Prusia (1648-1740)se enamoró a los 20 años… de un busto de piedra que representaba a una antigua princesa. A partir de entonces la buscó durante toda su vida, sin encontrarla, claro.
lunes, 1 de junio de 2009
Yo sí estuve allí: hombre de poca fe.
Quizá a algún lector de este humilde blog le sorprenda la presencia de este artículo (al que me conoce personalmente seguro que no), pero he de aclarar que está perfectamente justificado y es coherente con la temática del mismo. Si a la vista de las entradas se puede apreciar que la mayoría son las relacionadas con la historia, lo que escribo pertenece a la misma temática. Porque lo que presencié ayer es historia. Incluso he de decir que simplemente es un paso más, uno de los más brillantes, es cierto, pero sólo un paso más, en la historia que está escribiendo esta ciudad y su equipo de balonmano.
Ayer sobre las 20:15 horas me encontraba derrotado, cansado, frustrado. He de reconocerlo y me avergüenzo. Hundido en mi asiento del Quijote Arena mientras el Kiel daba una lección de balonmano al BM Ciudad Real y el portero Thierry Omeyer sentaba cátedra y se erigía como el mejor del mundo, mis pensamientos oscilaban entre la conformidad con lo conseguido (la liga Asobal este año, multitud de títulos en las últimas siete temporadas, entre ellos dos Champions League) y qué ver en la tele por la noche para que se me pasase el disgusto. Faltaban veinte minutos para el final del partido, y el Ciudad Real, que debía ganar por cinco para alzar la copa, perdía por cuatro goles y, lo que es peor, no había señales de poder dar la vuelta a la situación.
Casi no me quedaban fuerzas para animar. Seguía dando palmas, pero de mi garganta ya no salía ningún sonido. De nuevo quien me conozca se sorprenderá de ello, porque suelo ser bastante vehemente en mis palabras y gestos cuando asisto a los partidos, pero en este caso la decepción podía conmigo. La afición seguía animando, eso sí, e incluso Rian, a mi lado, acostumbrada a soportar distraidamente y en silencio mis enfervorecidas reacciones, continuaba animando y gritando en apoyo del equipo. Me miraba y me animaba, "venga- me decía- que no pasa nada, que aún se puede, anímate, hombre". ¿Conocéis la sensación de vivir con una persona que siempre tiene razón, que incluso cuando todas las probabilidades están en contra de que lo que dice se vaya a cumplir o de que su punto de vista sea el atinado, finalmente tienes que reconocerle que estaba en lo cierto? Yo llevo tres años y medio así, y aún soy lo suficientemente ignorante (y cabezón) para desafiar a lo que parece una verdad científica y llevarle la contraria. Pero una vez más, Rian, tenías razón.
Tras un gol de Karabatic, el mejor jugador del mundo, Hombrados, que había hecho un buen trabajo, era sustituido por Sterbik, que en los diez minutos iniciales no estuvo a la altura del que se supone es el mejor portero del mundo y cuya consideración como tal estaba asaltando el portero del equipo germano, Omeyer. En otra ocasión hubiera sido injusto quitar a JJ, pero se trataba de una situación desesperada, agónica, y había que intentar que si no ya con su cuerpo, Sterbik parara con su imagen los lanzamientos de los jugadores teutónicos. Se trataba de que éstos recordaran cuando le viesen el muro en que se convirtió el año pasado en Kiel en la vuelta de la final de la Champions 2007-2008, y que llevó al Ciudad Real al título humillándoles en su propia casa. Y funcionó. Al principio parecía que todo seguía igual, pérdida del Ciudad Real en ataque, contra rápida del lateral Kim Andersson ante la que Arpad nada puede hacer, y gol. Otro más. Ciudad Real más lejos del título; el Kiel lo tiene agarrado por un asa y está posando su mano sobre la otra. Yo sigo repantingado en mi asiento. Vergüenza me debería dar. ¿Recordáis lo que dije de Rian? Pues lo mismo vale para el BM Ciudad Real. Una y otra vez me demuestra que no se rinden nunca, que son capaces de remontar lo irremontable, de vencer lo invencible, de alcanzar lo inalcanzable, y yo, como Santo Tomás, sigo sin tener fe ciega en ellos. Al final, como siempre, los hechos me quitan la razón. Y ojalá siempre, como en este caso, el estar equivocado me llenase de tanta felicidad.
Jerome Fernández, otro fichaje en el que yo no creía porque pensaba que había suficientes laterales izquierdos y que ha hecho una grandísima temporada (¿Adivináis de quién es el jugador preferido? Sí, de Rian), recortaba la diferencia a tres goles. Y entonces surgió Arpad. Es increíble que ese hombre tan grande, con pinta de bonachón indolente, que se mueve a cámara lenta y que "corre", por decir algo, de una forma muy cómica sin doblar las rodillas (parece un saltimbanqui, como si llevase zancos) sea el mejor portero del mundo. Sí, sí, cuando le ves dar con la punta del pie en el larguero de la portería ya te lo explicas más, pero así a primera vista... Sin embargo, lo viene demostrando año tras año, y ya son... Ha dado lecciones de ser imbatible, como en la ida de la final de Champions 2005-2006 en Pamplona contra el Portland parándolo todo, pero también de ser un gran portero, el mejor, parando como decía el gran Lorenzo Rico, "cuando tiene que parar". Así ocurrió en la semifinal del año pasado en Hamburgo, rechazando un disparo a bocajarro de Bertrand Gille con el reloj casi a cero que hubiera privado a su equipo de la posterior victoria en la Champions. Y así lo hizo ayer en unos últimos veinte minutos donde sólo permitió siete goles por los dieciséis que logró su equipo.
A partir del despertar de Sterbik, el resto de los compañeros se entonaron. Ya Omeyer no parecía insuperable, porque acababan de recordar que el guardameta imbatible en realidad jugaba en su equipo. Chema Rodríguez, el torete, como Rian le ha apodado, comenzó a correr la cancha como un poseso recortando la diferencia. Kallmann, desafortunado en el lanzamiento hasta ese momento, volvió a ser el de siempre metiendo lo difícil, porque ya antes, como es habitual, había fallado lo fácil. Jerome siguió atacando la defensa alemana con bravura y esta vez encontrando porteria, y Rutenka se siguió peleando en los seis metros como un enorme jabato logrando superar a sus defensores en varias ocasiones.
El Ciudad Real empató y ya se creía en el milagro. Viran Morros, esforzado en defensa, logró robar un balón y marcar el contragolpe. Ya entonces yo me había incorporado, y en mi mente se estaba empezando a dibujar la idea de que estaba a punto de asistir a algo extraordinario. Miro a mi lado y veo a Rian aplaudiendo y riendo enfervorecida. Pero cuando vuelvo la vista de nuevo al campo, veo otra vez a Viran Morros culminando un contraataque. ¿La repetición? No, hombre, si esto no es la tele, estás en el campo, en directo. Morros acaba de robar otro balón del saque de centro del Kiel y pone al CR a tres goles de la gesta. Es entonces cuando Talant sustituye a un cansado Stefansson por Metlicic, que se batió el cobre en defensa todo el partido y aunque en ataque es inferior al genio islandés al poco de salir logró un gol importantísimo. 26-23.
Todo el campo grita "Sí se puede", siguiendo la pancarta colocada en uno de los laterales que "adaptaba" el lema de la campaña de Obama al idioma quijotesco: "Yes, We Qan". Y el rostro de los alemanes refleja preocupación, impotencia, miedo. Y yo, tras haber metido el dedo en la llaga, tras hacer acto de contrición por mi falta de fe, me doy cuenta de que llevo cinco minutos creyendo en el milagro. Y sigo animando. Y Arpad sigue parando. Y Chema corriendo. Y Abaló, ese jugador de dibujos animados, logrando goles imposibles. Y finalmente Olafur Stefansson, el genio islandés, el filósofo deportista, el perfecto desgarbado cuya camiseta llevo puesta en los partidos importantes, logra el gol definitivo. 33-27. No, el partido no ha terminado. Pero los alemanes se han rendido. Tras una nueva pérdida de balón han bajado los brazos. Queda un minuto y han tirado la toalla. La presión ha podido con ellos. La presión ejercida por un equipo, el mejor equipo del mundo, que les ha demostrado que nunca se rinde, y por un pabellón y una afición que siempre ha creído en el milagro. Al menos la mayoría. Y mi mente entiende entonces los rostros serios de los jugadores y el entrenador alemán en la ida tras haber ganado por cinco goles. Porque a pesar de la diferencia sabían que esto podía pasar. Sabían que iba a pasar. Sabían que se enfrentaban con el BM Ciudad Real, a estos jugadores de todas partes del mundo imbuidos del espíritu del pueblo manchego al que Tomás Roncero define como "jornaleros de la épica que la hacen cotidiana". Quizá los del condado de Schleswig-Holstein habían escuchado la jota manchega:
"Y si vas a a La Mancha,
no te alborotes,
porque vas a la tierra
de Don Quijote"
... y sabían lo que les venía encima.
Yo me giro a Rian, la abrazo y la beso. Y prometo mentalmente no volver a poner en duda jamás sus palabras, ni a desconfiar de este equipo. Pero estoy cruzando los dedos, maldita sea. Da igual, es la hora de disfrutar, de gozar con el mejor equipo de balonmano del mundo, el equipo de un lugar de La Mancha que se llama Ciudad Real. El BM Ciudad Real, el equipo culipardo, otra vez Campeón de Europa. Y lo que queda...
Ahí van dos vídeos, uno de homenaje al Ciudad Real y otro de despedida de Olafur Stefansson, ambos procedentes de la magnífica página bmciudadreal.net.
Leer más...
Ayer sobre las 20:15 horas me encontraba derrotado, cansado, frustrado. He de reconocerlo y me avergüenzo. Hundido en mi asiento del Quijote Arena mientras el Kiel daba una lección de balonmano al BM Ciudad Real y el portero Thierry Omeyer sentaba cátedra y se erigía como el mejor del mundo, mis pensamientos oscilaban entre la conformidad con lo conseguido (la liga Asobal este año, multitud de títulos en las últimas siete temporadas, entre ellos dos Champions League) y qué ver en la tele por la noche para que se me pasase el disgusto. Faltaban veinte minutos para el final del partido, y el Ciudad Real, que debía ganar por cinco para alzar la copa, perdía por cuatro goles y, lo que es peor, no había señales de poder dar la vuelta a la situación.
Casi no me quedaban fuerzas para animar. Seguía dando palmas, pero de mi garganta ya no salía ningún sonido. De nuevo quien me conozca se sorprenderá de ello, porque suelo ser bastante vehemente en mis palabras y gestos cuando asisto a los partidos, pero en este caso la decepción podía conmigo. La afición seguía animando, eso sí, e incluso Rian, a mi lado, acostumbrada a soportar distraidamente y en silencio mis enfervorecidas reacciones, continuaba animando y gritando en apoyo del equipo. Me miraba y me animaba, "venga- me decía- que no pasa nada, que aún se puede, anímate, hombre". ¿Conocéis la sensación de vivir con una persona que siempre tiene razón, que incluso cuando todas las probabilidades están en contra de que lo que dice se vaya a cumplir o de que su punto de vista sea el atinado, finalmente tienes que reconocerle que estaba en lo cierto? Yo llevo tres años y medio así, y aún soy lo suficientemente ignorante (y cabezón) para desafiar a lo que parece una verdad científica y llevarle la contraria. Pero una vez más, Rian, tenías razón.
Tras un gol de Karabatic, el mejor jugador del mundo, Hombrados, que había hecho un buen trabajo, era sustituido por Sterbik, que en los diez minutos iniciales no estuvo a la altura del que se supone es el mejor portero del mundo y cuya consideración como tal estaba asaltando el portero del equipo germano, Omeyer. En otra ocasión hubiera sido injusto quitar a JJ, pero se trataba de una situación desesperada, agónica, y había que intentar que si no ya con su cuerpo, Sterbik parara con su imagen los lanzamientos de los jugadores teutónicos. Se trataba de que éstos recordaran cuando le viesen el muro en que se convirtió el año pasado en Kiel en la vuelta de la final de la Champions 2007-2008, y que llevó al Ciudad Real al título humillándoles en su propia casa. Y funcionó. Al principio parecía que todo seguía igual, pérdida del Ciudad Real en ataque, contra rápida del lateral Kim Andersson ante la que Arpad nada puede hacer, y gol. Otro más. Ciudad Real más lejos del título; el Kiel lo tiene agarrado por un asa y está posando su mano sobre la otra. Yo sigo repantingado en mi asiento. Vergüenza me debería dar. ¿Recordáis lo que dije de Rian? Pues lo mismo vale para el BM Ciudad Real. Una y otra vez me demuestra que no se rinden nunca, que son capaces de remontar lo irremontable, de vencer lo invencible, de alcanzar lo inalcanzable, y yo, como Santo Tomás, sigo sin tener fe ciega en ellos. Al final, como siempre, los hechos me quitan la razón. Y ojalá siempre, como en este caso, el estar equivocado me llenase de tanta felicidad.
Jerome Fernández, otro fichaje en el que yo no creía porque pensaba que había suficientes laterales izquierdos y que ha hecho una grandísima temporada (¿Adivináis de quién es el jugador preferido? Sí, de Rian), recortaba la diferencia a tres goles. Y entonces surgió Arpad. Es increíble que ese hombre tan grande, con pinta de bonachón indolente, que se mueve a cámara lenta y que "corre", por decir algo, de una forma muy cómica sin doblar las rodillas (parece un saltimbanqui, como si llevase zancos) sea el mejor portero del mundo. Sí, sí, cuando le ves dar con la punta del pie en el larguero de la portería ya te lo explicas más, pero así a primera vista... Sin embargo, lo viene demostrando año tras año, y ya son... Ha dado lecciones de ser imbatible, como en la ida de la final de Champions 2005-2006 en Pamplona contra el Portland parándolo todo, pero también de ser un gran portero, el mejor, parando como decía el gran Lorenzo Rico, "cuando tiene que parar". Así ocurrió en la semifinal del año pasado en Hamburgo, rechazando un disparo a bocajarro de Bertrand Gille con el reloj casi a cero que hubiera privado a su equipo de la posterior victoria en la Champions. Y así lo hizo ayer en unos últimos veinte minutos donde sólo permitió siete goles por los dieciséis que logró su equipo.
A partir del despertar de Sterbik, el resto de los compañeros se entonaron. Ya Omeyer no parecía insuperable, porque acababan de recordar que el guardameta imbatible en realidad jugaba en su equipo. Chema Rodríguez, el torete, como Rian le ha apodado, comenzó a correr la cancha como un poseso recortando la diferencia. Kallmann, desafortunado en el lanzamiento hasta ese momento, volvió a ser el de siempre metiendo lo difícil, porque ya antes, como es habitual, había fallado lo fácil. Jerome siguió atacando la defensa alemana con bravura y esta vez encontrando porteria, y Rutenka se siguió peleando en los seis metros como un enorme jabato logrando superar a sus defensores en varias ocasiones.
El Ciudad Real empató y ya se creía en el milagro. Viran Morros, esforzado en defensa, logró robar un balón y marcar el contragolpe. Ya entonces yo me había incorporado, y en mi mente se estaba empezando a dibujar la idea de que estaba a punto de asistir a algo extraordinario. Miro a mi lado y veo a Rian aplaudiendo y riendo enfervorecida. Pero cuando vuelvo la vista de nuevo al campo, veo otra vez a Viran Morros culminando un contraataque. ¿La repetición? No, hombre, si esto no es la tele, estás en el campo, en directo. Morros acaba de robar otro balón del saque de centro del Kiel y pone al CR a tres goles de la gesta. Es entonces cuando Talant sustituye a un cansado Stefansson por Metlicic, que se batió el cobre en defensa todo el partido y aunque en ataque es inferior al genio islandés al poco de salir logró un gol importantísimo. 26-23.
Todo el campo grita "Sí se puede", siguiendo la pancarta colocada en uno de los laterales que "adaptaba" el lema de la campaña de Obama al idioma quijotesco: "Yes, We Qan". Y el rostro de los alemanes refleja preocupación, impotencia, miedo. Y yo, tras haber metido el dedo en la llaga, tras hacer acto de contrición por mi falta de fe, me doy cuenta de que llevo cinco minutos creyendo en el milagro. Y sigo animando. Y Arpad sigue parando. Y Chema corriendo. Y Abaló, ese jugador de dibujos animados, logrando goles imposibles. Y finalmente Olafur Stefansson, el genio islandés, el filósofo deportista, el perfecto desgarbado cuya camiseta llevo puesta en los partidos importantes, logra el gol definitivo. 33-27. No, el partido no ha terminado. Pero los alemanes se han rendido. Tras una nueva pérdida de balón han bajado los brazos. Queda un minuto y han tirado la toalla. La presión ha podido con ellos. La presión ejercida por un equipo, el mejor equipo del mundo, que les ha demostrado que nunca se rinde, y por un pabellón y una afición que siempre ha creído en el milagro. Al menos la mayoría. Y mi mente entiende entonces los rostros serios de los jugadores y el entrenador alemán en la ida tras haber ganado por cinco goles. Porque a pesar de la diferencia sabían que esto podía pasar. Sabían que iba a pasar. Sabían que se enfrentaban con el BM Ciudad Real, a estos jugadores de todas partes del mundo imbuidos del espíritu del pueblo manchego al que Tomás Roncero define como "jornaleros de la épica que la hacen cotidiana". Quizá los del condado de Schleswig-Holstein habían escuchado la jota manchega:
"Y si vas a a La Mancha,
no te alborotes,
porque vas a la tierra
de Don Quijote"
... y sabían lo que les venía encima.
Yo me giro a Rian, la abrazo y la beso. Y prometo mentalmente no volver a poner en duda jamás sus palabras, ni a desconfiar de este equipo. Pero estoy cruzando los dedos, maldita sea. Da igual, es la hora de disfrutar, de gozar con el mejor equipo de balonmano del mundo, el equipo de un lugar de La Mancha que se llama Ciudad Real. El BM Ciudad Real, el equipo culipardo, otra vez Campeón de Europa. Y lo que queda...
Ahí van dos vídeos, uno de homenaje al Ciudad Real y otro de despedida de Olafur Stefansson, ambos procedentes de la magnífica página bmciudadreal.net.
Leer más...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)