Para inaugurar las entradas de este blog voy a abordar un tema bastante serio y que me toca muy de lleno: la educación. Y, en concreto,
la educación en Castilla La Mancha. Si al profesorado se nos ha venido ninguneando desde la administración central (bueno, la verdad es que se nos ha denostado desde todos sitios, claro que así le va a este país, renegando de los que tienen que educar a sus jóvenes)... decía que si se nos ha ninguneado desde la administración central, más aún se ha hecho desde la autonómica. Siendo como somos para ellos los
“sospechosos habituales” (vagos que no quieren trabajar, malvados fascistas que quieren imponer un régimen autoritario en las aulas, tardofranquistas que suspenden a los alumnos como una forma de satisfacción perversa de sus reprimidos deseos sádicos…), han venido haciendo
leyes, decretos y circulares (sí, sí, circulares, quien no se dedique a esto se podrá sorprender, pero es así, en la educación de CLM una circular tiene casi más rango que una ley) pasando absolutamente de la opinión de los que se supone que somos los “profesionales de la educación” (luego me pararé a reflexionar sobre esta expresión, en próximos artículos). Así, desde la LOGSE (ley no del todo mala, pero que en la balanza entre lo bueno y lo malo que aportó, por desgracia tiene mucho más peso lo segundo) hasta la última LOE, ambas de carácter estatal.
Ahora la administración castellano-manchega se plantea la elaboración de una ley propia puesto que ya se sabe que en este país hay que hacer las cosas dos y tres veces aunque el sentido común te diga que con una es suficiente (“más triste es de pedir”, podrán justificar los que viven de esta
“mimetización obtuso-administrativa”); ya sabéis, al Estado le sobra el dinero (a los ciudadanos que lo sustentan no, curiosamente, pero a la administración sí; genios de la economía que tenemos, oigan). El caso es que en el proyecto presentado se vuelven a
repetir todos los errores en los que se viene cayendo desde hace más de quince años, y que han traido el sistema educativo que tenemos actualmente y sus resultados (si usted no se dedica a esto y piensa que la educación en España está mal no sabe lo que dice… se está quedando muy, muy corto).
Palabrería vana y sin contenido, incoherencia (valorar el esfuerzo pero sin valorar los contenidos ni los resultados), falta de objetivos concretos, ausencia de instrumentos reales para favorecer una educación de calidad (o buena simplemente, que nos conformamos con eso, hasta con regular), prejuicios que impiden ver la realidad de las aulas, etc. Pero vamos, que si no se lo creen, les presento unos ejemplos, sacados del título de la propuesta “El futuro de nuestros ciudadanos y ciudadanas”:
“es necesario convertir las aulas en un espacio de permanente respeto, de práctica de un esfuerzo responsable, de comunicación e intercambio a través del diálogo entre el profesorado, el alumnado y los contenidos de la enseñanza, y en un laboratorio de convivencia, de trabajo y de cooperación”
El cómo de todo esto, que parece muy bonito, aunque si se lee bien
es una cursilada insoportable, es otra cosa, de eso no se habla. Parafraseando a Superratón, “no se vayan todavía, aún hay más”:
“La sociedad nos demanda que les enseñemos a todos y todas sin discriminación para construir, con ello, una sociedad cohesionada. Se trata, por tanto, de actuar con las personas, sea cual sea el alcance de las diferencias, en un entorno normalizado y escasamente restrictivo, facilitando los medios necesarios para que sea posible una respuesta inclusiva”.
« Normalizado y escasamente restrictivo »
¿Y para qué sirven las normas sino es para restringir? ¿Me lo explica? Éste que ha escrito esto que se meta en un 2º o 3º de la ESO, que se va a enterar lo que es un entorno “normalizado”, jejeje. ¿Y lo de la respuesta inclusiva? ¿Ezo qué é lo que é? ¿Pero usted para quién legisla? Ah, que todos deben estar dentro del sistema… Si no digo yo que no, pero no todos en el mismo aula, y a la vez.
“Los entornos homogéneos dificultan que el alumnado con peores resultados académicos disponga de los modelos más adecuados para su avance y desarrollo, contribuyendo con ello, aun sin pretenderlo, a reproducir diferencias sociales.
Las prácticas cooperativas y su desarrollo en contextos naturalmente heterogéneos constituyen una fórmula más adecuada para asegurar la formación de personas competentes socialmente, activas y solidarias, sin que ello suponga una renuncia a la exigencia del esfuerzo individual y al fomento de la motivación, del hábito del trabajo y de las ganas por aprender.”
¿Mande? ¿Lo cualo? Je ne comprend pas, monsieur ; I don´t understand. ¿Recordáis lo que decía de los prejuicios? Mirad el primer párrafo. Ahora preguntadle a la mayoría de profesores. Contra, que esto
lo escriben los mismos que han creado la Diversificación o el Currículo Adaptado (dos de las cosas buenas que han hecho). Ejemplo de apriorismo, de dogma de Fe ideológica (uy, qué cosas tan feas estoy diciendo a unos señores tan laicos) que
impide una correcta aplicación de los medios para alcanzar el verdadero objetivo: la educación y la formación de cada alumno partiendo de unos objetivos comunes y ampliándolos según las capacidades e intereses (subrayo esto último) de cada uno. Hay casos en que los entornos homogéneos son positivos, y al revés. Punto. Deberían ser los que están en el día a día con los alumnos los que deben decidir sus agrupamientos. Al menos es lo que dice el sentido común. Pero claro, estos señores (políticos, asesores “especializados” que hace años no pisan un instituto para dar clase y mucho menos un aula de la ESO, gurús ideológicos… espero tratar sobre ellos algún día), éstos, digo, desde sus despachos y su visitas programadas a los centros, ya saben ellos de antemano lo que hay y lo que no hay que hacer.
Atentos al final del segundo párrafo “sin que suponga una renuncia a la exigencia del esfuerzo individual…” ,
¡pero si ni siquiera se pueden poner ceros! (sí, sí, querido neófito en estas lides, en CLM no se pueden poner ceros) ¡Si un alumno sin sacar el libro siquiera, qué leche, sin ir a clase, ya tiene un uno!. ¿Qué esfuerzo se exige?
Atención también a lo de “personas competentes socialmente, activas y solidarias”.
¿Competentes socialmente? Pero si ni siquiera logramos que no tiren los papeles al suelo, que están toas las calles guarrismas y los institutos peor. O que no escupan en la calle, que lo han puesto de moda los futbolistas. O que digan buenos días. O que no nos rompan los tímpanos con la música de las “discotecas-móviles” y sus chaspún-chaspunes (ojo, que éste es el sueño de muchos de nuestros jóvenes de 14 a 18 años, pasearse así por el centro de una ciudad… eso es ambición y lo demás son tontás), que parecen empeñarse en que todo el mundo se entere del mal gusto musical que alguno tiene. Si con eso nos conformamos, y no somos capaces de ello, ¿qué quieres decir con “competentes socialmente”? Si de verdad quieres conseguir objetivos de
respeto a los demás, enuméralos tal cual, aunque parezca ridículo:
1. las papeleras son de todos, no les des patadas;
2. No tires los papeles al suelo, o el barrendero/a (¿véis? Yo también soy políticamente correcto), que debería limpiar sólo lo que es inevitable que se ensucie, te meterá el palo de la escoba por el…;
3. No escupas en la calle, o serás exiliado para convivir en los Andes con tus congéneres las llamas.
Y así, muchas más.
No digamos ya si tratamos asuntos más serios y peligrosos como
la violencia (en general, que una de las cosas estúpidas que se está haciendo en este país es compartimentar la violencia, y así nos va, que crece día a día), las drogas (aunque esto creo que sólo lo vemos como un problema real algunos gilipollas como yo), la falta de formación, etc.
Aunque había pensado que iba a seguir analizando y comentando el texto de la ley, de momento lo aparco, ya que está en trámite (se acabó el plazo para hacer alegaciones), y además como me tomo esto demasiado en serio, no tengo ganas, de momento, de que me salga una úlcera, que bastante tengo con el "Madrí". Eso sí, me negaré a comentar nada del apartado sobre
la formación del profesorado puesto que lo dicen los que obligan a un profesor que puede llevar, digamos, diez años dando clase como interino, a hacer cuando aprueba la oposición un curso de formación inicial para el profesorado impartido a menudo por esa gente que hace tiempo que no pisa un aula (o son el hazmerreír de sus alumnos). Con eso está todo dicho.
Agradezco igualmente a todos
mis compañeros del IES Eduardo Valencia el apoyo que han dado al texto que redacté como alegación a la propuesta de ampliación a 18 años de la edad de permanencia obligatoria en el Sistema Eduacativo.
Hala,, que tengo que colgar una barra de la pared de la cocina y bajar la alfombra pal salón, que hace frío. Y mañana poner el Belén y el árbol, que ya casi estamos en Navidá.
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