Un artículo para huir de demagogias sobre ricos e impuestos, que descubre con datos muchas cosas que o desconocemos o no nos hemos parado a pensar y que incide en una de las cuestiones a las que somos más sensibles los ciudadanos de a pie y, por ello, más fácilmente manipulables. Ante la vuelta a la demagogia de "que paguen los ricos" por parte de alguien que declara tener en su cuenta más de 600.000 € (¿Quién es rico? ¿Dónde ponemos el nivel de "ser rico"? Si lo ponemos muy alto, ¿de qué sirve que unos pocos paguen más impuestos?, si lo ponemos bajos, ¿no estaremos dañando en realidad a la clase media que tiene que crear riqueza?), creo que es muy clarificador leer estas línea que os enlazo aquí
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domingo, 11 de septiembre de 2011
sábado, 3 de septiembre de 2011
Condena para los sospechosos habituales: dos horas más
Pues nada nuevo bajo el sol. Tras la victoria del PP en las elecciones regionales albergué esperanzas de que algo cambiaría en la educación de CLM, pero no era este precisamente el cambio que esperaba. Dejo claro desde el principio que no me parece muy gravoso impartir dos horas lectivas más desde el punto de vista docente, siempre y cuando sea algo extraordinario y se hubiese pedido de una forma adecuada dada la situación que atravesamos en la región. En cambio, es un verdadero drama en lo laboral para más de 3000 personas que se quedan en la calle (algunas ya se quedaron con recortes más velados, pero conocidos por los que nos dedicamos a esto, con la anterior administración). Pero ni siquiera esto, y que me perdonen los afectados por mi poca sensibilidad, me parece lo más importante. Lo que me parece lo básico de la nueva medida de la presidenta Cospedal es que, de nuevo, los docentes somos los sospechosos habituales, como lo éramos para la administración Barreda (si bien esta consideración la ponía en práctica de puertas adentro, obviando las opiniones de los profesores para cualquier reforma y actuando en contra del docente en cualquier conflicto con el resto de la comunidad educativa, mientras se gastaba millones en publicidad diciendo lo buenos que éramos y la magnífica educación que teníamos en CLM).
Como decía, otra vez se nos considera unos vagos caprichosos, acomodados y con demasiadas vacaciones. Y por eso se nos hace pagar los platos rotos de la situación económica en que se encuentra la JCCM. Podrán aprobar leyes que nos conviertan en autoridad pública, si quieren, pero será como los anuncios de Barreda, actos de cara a la galería que nada tiene que ver sobre lo que piensan de nosotros de verdad. El problema no es tanto el tema de las dos horas lectivas, sino la demagogia con el que se defiende (bien es cierto que esto lo ha hecho sobre todo la Espe en Madrid) esta decisión, argumentando que veinte horas semanales siguen siendo muy pocas en comparación con el resto de trabajadores. Eso es demagogia de la peor calaña. Vamos a ver, ¿los taxistas entonces sólo trabajan cuando llevan pasajeros? ¿Los policías cuando arrestan a alguien? ¿Los actores cuando están sobre el escenario? ¿Y los políticos? ¿Sólo cuando están reunidos en algún organismo oficial? Porque entonces sí que son pocas horas.
Aparte de la imbecilidad patria de considerar el mejor trabajador al que más horas echa, algo impensable en países civilizados como Alemania o Dinamarca, donde prima la productividad y la solvencia sobre el tiempo trabajado (se ve con malos ojos, por ejemplo, a los que hacen horas extra porque se considera que si necesitan más horas es porque no hacen bien su trabajo), de nuevo poner en la picota al estamento docente demuestra que la clase política en particular, y la sociedad en general, no consideran realmente la educación como la base del progreso y el bienestar de una sociedad. Y ojo que en esto incluyo a los que hacen demagogia con la “destrucción del Estado del bienestar” ante esta medida, que es negativa pero no apocalíptica, salvo para los pobres interinos que se quedan sin trabajo. Como digo, más que la incidencia de la medida en sí, que tiene el pro de ahorrar dinero a las arcas públicas cuando parece que no hay mucho, y los contras de despedir a miles de trabajadores y cargar con algo más de trabajo a unos docentes que (no es mi caso, yo tengo suerte, pero sí el de miles de compañeros) a menudo están al borde del colapso por las condiciones en las que tienen que desempeñar su trabajo (carencias materiales, masificación en las aulas, falta de interés de alumnos y familias, negativa consideración social, agresiones verbales y físicas…), en el fondo, lo que demuestra es que éstos que han llegado tampoco se toman esto en serio, porque el lugar donde han decidido meter primero la tijera, ha sido precisamente en la educación. Éste es el sambenito que tenemos los funcionarios “docentes”, que el apellido nos pierde, porque los funcionarios de pata negra, los de verdad, los que se van a tomar café dos horas, los que nunca están y vuelva usted mañana, los que entre cinco hacen el trabajo de uno, a esos ni tocarles un pelo, que menudos son. Quizá es que son lo más parecido a los políticos, y entre bomberos no hay que pisarse la manguera (hablando de bomberos, ¿sólo trabajan cuando están extinguiendo incendios?)
Fíjense que otras medidas de ahorro me han parecido muy adecuadas, por los excesos estúpidos de la administración Barreda (no es importante gastar el dinero en educación, sino en qué lo gastas, y los anteriores gastaron mucho en estupideces y en colocar amiguetes lejos de las pizarras y de las aulas, dedicándose luego estos enchufados que llevaban años sin pisar un aula de verdad a decir a los maestros y profesores lo que tenían que hacer), como la reducción de los CPR (yo hubiera dejado uno por provincia, y no sólo uno regional, pero bueno) , la eliminación de la Oficina de evaluación de Alcázar, verdadero sanedrín de pedagogos demagogos idéologos de la LOGSE que llevaron durante veinte años a la educación a estar donde está, o, ya en general, y no sólo en el ámbito educativo, la reducción de liberados sindicales, lo que es hasta de sentido común en esta España donde cada vez hay menos gente trabajando (tendrían que crear la figura del parado liberado, que los parados no tiene quienes les defiendan y representen). Está claro que hay que tomar decisiones drásticas, de eso no hay duda, incluso el alcalde de Toledo García Page (próximo presidente de CLM a no mucho tardar) ha dicho que Barreda hubiera recortado también pero de forma distinta (desde luego con el control que tenía sobre los medios de comunicación y la legión de fundamentalistas nacidos tras 30 años de gobierno del PSOE hubieran sido alabadas y catalogadas de nuevo milagro de Fátima), pero ni el sector más afectado ni la forma en que se ha hecho son las más adecuadas, y denota que, para éstos también, la educación es simplemente un arma electoral, y no confían en la misma como el motor del cambio y del progreso de nuestra región.
En definitiva, este gobierno lo ha dejado claro, la educación es importante, pero sólo de cara a la galería, y los docentes, como siempre, sospechosos habituales.
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Como decía, otra vez se nos considera unos vagos caprichosos, acomodados y con demasiadas vacaciones. Y por eso se nos hace pagar los platos rotos de la situación económica en que se encuentra la JCCM. Podrán aprobar leyes que nos conviertan en autoridad pública, si quieren, pero será como los anuncios de Barreda, actos de cara a la galería que nada tiene que ver sobre lo que piensan de nosotros de verdad. El problema no es tanto el tema de las dos horas lectivas, sino la demagogia con el que se defiende (bien es cierto que esto lo ha hecho sobre todo la Espe en Madrid) esta decisión, argumentando que veinte horas semanales siguen siendo muy pocas en comparación con el resto de trabajadores. Eso es demagogia de la peor calaña. Vamos a ver, ¿los taxistas entonces sólo trabajan cuando llevan pasajeros? ¿Los policías cuando arrestan a alguien? ¿Los actores cuando están sobre el escenario? ¿Y los políticos? ¿Sólo cuando están reunidos en algún organismo oficial? Porque entonces sí que son pocas horas.
Aparte de la imbecilidad patria de considerar el mejor trabajador al que más horas echa, algo impensable en países civilizados como Alemania o Dinamarca, donde prima la productividad y la solvencia sobre el tiempo trabajado (se ve con malos ojos, por ejemplo, a los que hacen horas extra porque se considera que si necesitan más horas es porque no hacen bien su trabajo), de nuevo poner en la picota al estamento docente demuestra que la clase política en particular, y la sociedad en general, no consideran realmente la educación como la base del progreso y el bienestar de una sociedad. Y ojo que en esto incluyo a los que hacen demagogia con la “destrucción del Estado del bienestar” ante esta medida, que es negativa pero no apocalíptica, salvo para los pobres interinos que se quedan sin trabajo. Como digo, más que la incidencia de la medida en sí, que tiene el pro de ahorrar dinero a las arcas públicas cuando parece que no hay mucho, y los contras de despedir a miles de trabajadores y cargar con algo más de trabajo a unos docentes que (no es mi caso, yo tengo suerte, pero sí el de miles de compañeros) a menudo están al borde del colapso por las condiciones en las que tienen que desempeñar su trabajo (carencias materiales, masificación en las aulas, falta de interés de alumnos y familias, negativa consideración social, agresiones verbales y físicas…), en el fondo, lo que demuestra es que éstos que han llegado tampoco se toman esto en serio, porque el lugar donde han decidido meter primero la tijera, ha sido precisamente en la educación. Éste es el sambenito que tenemos los funcionarios “docentes”, que el apellido nos pierde, porque los funcionarios de pata negra, los de verdad, los que se van a tomar café dos horas, los que nunca están y vuelva usted mañana, los que entre cinco hacen el trabajo de uno, a esos ni tocarles un pelo, que menudos son. Quizá es que son lo más parecido a los políticos, y entre bomberos no hay que pisarse la manguera (hablando de bomberos, ¿sólo trabajan cuando están extinguiendo incendios?)
Fíjense que otras medidas de ahorro me han parecido muy adecuadas, por los excesos estúpidos de la administración Barreda (no es importante gastar el dinero en educación, sino en qué lo gastas, y los anteriores gastaron mucho en estupideces y en colocar amiguetes lejos de las pizarras y de las aulas, dedicándose luego estos enchufados que llevaban años sin pisar un aula de verdad a decir a los maestros y profesores lo que tenían que hacer), como la reducción de los CPR (yo hubiera dejado uno por provincia, y no sólo uno regional, pero bueno) , la eliminación de la Oficina de evaluación de Alcázar, verdadero sanedrín de pedagogos demagogos idéologos de la LOGSE que llevaron durante veinte años a la educación a estar donde está, o, ya en general, y no sólo en el ámbito educativo, la reducción de liberados sindicales, lo que es hasta de sentido común en esta España donde cada vez hay menos gente trabajando (tendrían que crear la figura del parado liberado, que los parados no tiene quienes les defiendan y representen). Está claro que hay que tomar decisiones drásticas, de eso no hay duda, incluso el alcalde de Toledo García Page (próximo presidente de CLM a no mucho tardar) ha dicho que Barreda hubiera recortado también pero de forma distinta (desde luego con el control que tenía sobre los medios de comunicación y la legión de fundamentalistas nacidos tras 30 años de gobierno del PSOE hubieran sido alabadas y catalogadas de nuevo milagro de Fátima), pero ni el sector más afectado ni la forma en que se ha hecho son las más adecuadas, y denota que, para éstos también, la educación es simplemente un arma electoral, y no confían en la misma como el motor del cambio y del progreso de nuestra región.
En definitiva, este gobierno lo ha dejado claro, la educación es importante, pero sólo de cara a la galería, y los docentes, como siempre, sospechosos habituales.
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