domingo, 6 de noviembre de 2011

La jueza Ángela Murillo y esta mierda de sociedad

Quiero ser muy breve con esta entrada. En los últimos días se ha creado cierta polémica por las palabras "robadas" por un micrófono indiscreto a la juez Ángela Murillo cuando mientras la viuda del concejal de UPN Juan José Múgica, asesinado por ETA, narraba al tribunal el sufrimiento vivido por ella y su familia, los imputados por tal asesinato, presentes en la sala, se reían y hacían chascarrillos entre ellos sin mostrar ningún tipo de empatía ni respeto. "Y encima se ríen estos cabrones", le dijo la jueza a un compañero. Todos los bienpensantes papanatas de esta mierda de país, donde hay que soportar que existan medios mafiosos colaboradores de la violencia como el Gara, que tituló esta noticia como "La jueza Murillo insulta a cuatro vascos", han salido a la palestra para criticar a la magistrada, quien por cierto no es "una cualquiera", pues fue la primera mujer en llegar a la Audiencia Nacional y la primera, igualmente, en presidir una de sus salas. Todos estos memos indecentes prefieren la frialdad, hipocresía y leguleya injusticia de esos grises jueces progres que dictan sus fallos desde su asumida superioridad moral, habitualmente aumentando el dolor de las víctimas y el regocijo de los criminales ante las leyes indignas y pervertidas que nos gobiernan, como podemos ver estos días en los juiciosn contra etarras o en el de Marta del Castillo. Éstos malsanos imbéciles prefieren jalear a jueces estrella que se saltan los derechos de los acusados instruyendo los casos como les viene en gana, o abriendo investigaciones más propias de historiadores que de jueces, eso sí, en el tiempo que le permiten sus bienpagados viajes por el extranjero. Como he prometido ser breve, dejo aquí la palabra al periodista Luis del Val, cuyo artículo del 6 de noviembre en La Razón, titulado "Almas bajo la toga", resume mi pensamiento sobre este asunto en sus líneas finales:

"el legalismo olvida que impartir justicia no es la aplicación de un sistema parecido al métrico decimal, sino la salvaguarda de unos valores que nos permitan mantener sociedades dignas (...) Una sociedad, sin ambigüedades, donde todos sepamos que bajo la toga hay un alma, y dentro del que se ríe de sus fechorías un jodido cabrón"

Y por muy cabrones que sean, estoy seguro que esta jueza con sentimientos, nueva villana de los políticamente correctos y de los anti-sistema (curioso que en sus criticas a la magistrada tanto en radio, prensa e internet, ambos grupos vayan de la mano, lo cual me reafirma en mi respeto y admiración por ella) en el caso de que las pruebas no fueran las suficientes como para inculparles, les dejaría en libertad. Seguramente otros, menos espontáneos y más maquiavélicos, forzarían el fallo para dictarlo a su gusto o entender, riéndose de la ley, de la justicia y del pueblo, como a menudo han hecho y están haciendo, aunque luego se les escapen "los malos" de verdad, precisamente por instruir torticeramente los procesos, mientras les joden la vida a acusados inocentes pero condenados por la opinión pública que manipulan sus palmeros. Aunque haya decidido retirarse de las deliberaciones, decisión que la honra aunque no comparto, pues es de alguna manera admitir que no se puede juzgar un caso objetivamente (al menos todo lo objetivamente posible) aún teniendo sentimientos, tiene todo mi reconocimiento. Pues sus palabras fueron palabras de madre, de hija y de esposa, palabras de mujer, palabras del pueblo, que ha de recordarse a los bobos mercachifles que es el soberano. Enhorabuena, magistrada, por haber expresado el sentimiendo de los españoles biennacidos (y porqué no, por haber "herido" a los ruines y falsarios, verdadero cáncer de nuestra sociedad, más dañino que los propios criminales).

En este caso sí que se puede citar al ilustre don Alonso: "ladran, luego cabalgamos"

Ah, y se me olvidaba... Sorpréndeme tanta indignación de la progredumbre en defensa de la imparcialidad de la justicia ¡Como si los jueces de este país, y sobre todo los de más alta posición como los del Supremo, fuesen imparciales! ¡Ay, que me troncho!¡Pero si se definen muchos de ellos como "progresistas" y hasta han tenido cargos políticos! Pero claro, es el diccionario que manejan: parcial y fascista= el que no está de acuerdo conmigo; imparcial y justo= el que está de acuerdo. Uuuuuuda al corral.

Y al final, como siempre, ni breve ni leches. ¡Si es que me enciendo!

2 comentarios:

  1. Muy bien encendido.
    Este pais, como durante casi toda su historia se va a la m.
    Muchas gracias por tus reflexiones.

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  2. Gracias a tí por tu visita y tu comentario. Un saludo

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