Han pasado ya dos semanas, y aunque en los comentarios de la entrada sobre el 22 de mayo ya se ha hecho referencia al resultado de las elecciones, por completar el asunto diré algunas cosas, pocas y concisas, aquí. Primero, y con el pasar de los días, se da cuenta uno del mal perder que tienen los que son "más de lo suyo" que demócratas. Se han tenido que oir cosas como "el pueblo se ha equivocado", que, aunque uno lo pueda pensar (yo creo que se equivoca mucho, y a menudo), siendo político mejor te lo callas, porque seguramente se haya equivocado más aún cuando ha elegido a los propios autores de esas palabras. Segundo, y con las dudas sobre el futuro que planteo en el artículo pasado ya referido, lo que se ha de reconocer es el triunfo de Cospedal, que tenía como rivales a batir más allá de los otros candidatos y partidos, enemigos de más enjundia. El primero, a una oligarquía político-económica fuertemente imbricada con el pueblo castellanomanchego durante casi 30 años, que ha dado lugar una campaña de comunicación en su contra de unas dimensiones poco conocidas, para lo cual esa oligarquía se ha servido del control de los distintos medios que mantienen desde hace años, ya sea vía subvención o vía publicidad. Mérito, desde luego, tiene mucho. Y el segundo, una reforma y consecuente ley electoral escandalosa, que podía haber dado el poder a un candidato con 55.000 votos menos que el contrario. Se le ha dado poca importancia a esta circunstancia porque el resultado ha sido el que ha sido, pero de haber sido decisiva la ley electoral para el resultado final de las elecciones, se podría haber hablado de un pucherazo legal en toda regla. Desde luego, la suposición de la honradez y la buena fe del PSOE de CLM para mí al menos se ha ido por el retrete al comprobar los efectos que podía haber tenido esta reforma que sacaron adelante únicamente con sus votos en el parlamento castellanomanchego con evidentes intenciones egoístas y de malversación de la voluntad popular. Y aún hay por ahí impresentables que dicen que el PP ha ganado, "por los votos de unos cuantos madrileños"; claro que con estas palabras se retratan.
Pues nada, "Cospe", ahora a trabajar, y que por el bien de todos (sobre todo eso, que recuerde que es por el bien de todos, no de unos pocos), tenga fortuna y buen criterio y le salgan las cosas bien, que querrá decir que todos salimos favorecidos de ello. Y a los perdedores, que se reinventen, que se acostumbren a la oposición, que también es bueno, y hagan desaparecer los "tics" caciquiles que tras tantos años en el gobierno ya casi eran seña de identidad para convertirse en una alternativa seria y eficiente.
Bueno, y ahora que si está la Junta en bancarrota (verosímil), que si destruyen papeles, que si tal, que si cual. Han terminado las elecciones y siguen a la gresca. Creo que todo el mundo es consciente de que la Junta debe muuuucho dinero, pero también creo que el PP podía hacer las cosas de otra forma para no crear alarma social, y, sobre todo, financiera. Pero nada, seguimos igual. No comulgo mucho con el movimiento 15-M (a grandes rasgos creo que se ha convertido en un escaparate de clásicos disparates socio-económicos populistas alimentados por envejecidos nostálgicos de una revolución que nunca han vivido, y desengañados del zapaterismo más progre, aliñado todo ello con uan estética perriflauta y mucha, mucha sandez pseudoprogresista) pero en lo de la clase política, razón llevan aunque soluciones no den porque no se ponen de acuerdo ni ellos mismos (ver este magnífico artículo para comprender en qué está derivando y que tipo de gente conforma o se ha apoderado de la base del movimiento). Mientras, los ciudadanos a seguir tragando con políticos irresponsables e ineptos (los más), corruptos (quiero creer que los menos) y acampadas ilegales en las plazas (¿porqué a estos señores no se les puede aplicar la ley? claro, que proclaman que están por encima de ella, incluso llegando a anunciar que "la soberanía no está en el congreso, sino aquí"; y encima quieren dar lecciones de democracia...) Eso sí, todos, los unos y los otros, sólo son síntomas de una enfermedad que se llama España. Como siempre, tenemos lo que nos merecemos.
Es curioso que habiendo ganado un determinado partido por mayoría, el sentimiento general, lejos de ser de alegría o alivio, lo percibo de tensión e incluso de agravio, como si se hubiese invertido el orden natural de las cosas por el castigo de un Dios vengativo y no por la voluntad de las urnas.
ResponderEliminarYo, particularmente, me siento aliviada porque la gestión de los recursos de CLM, como poco, no era la adecuada y no había visos de que lo fuesen a reconocer ni por tanto rectificar.
Pero tampoco estoy dando saltos de alegría. No puedo dejar de preocuparme en vistas al traumático traspaso de poder que se prevé. Está claro que todo lo malo que se encuentren los del pp será culpa de los del psoe: superestructuras, cargos múltiples, agujeros económicos… ¡ya lo sabemos! ¡Por eso se ha producido un cambio de gobierno! Así que déjense de ponernos mal cuerpo y métanse en faena por favor.