
Al día siguiente de los hechos, la delegada de educación de Ciudad Real, Valle Fuentes, declaraba, según el propio Lanza, que consideraba “una conducta muy grave” la agresión. Gracias por su apoyo, jefa. Menos mal. Asimismo, el rotativo informaba: (la delegada)“asegura que su departamento apoyará la decisión que adopte el centro, que es autónomo en la materia para abrir expediente -en el que cabría la expulsión del adolescente-, en base al Decreto de Convivencia que permite a los centros escolares actuar por sí mismos en cuestiones disciplinarias”. El periodista, que no hace bien su trabajo porque no se informa realmente de cómo son las cosas, aunque es comprensible porque decide utilizar la razón y el sentido común cuando le explican las circunstancias de la cuestión, cosa que no se debe hacer ni en materia política en general, y menos en política educativa en particular, entiende que la expulsión a la que se refiere la delegación es del centro y definitiva. Pero no, señor, la expulsión sobre la que puede decidir el centro es únicamente temporal, de máximo un mes, y luego si te he visto (me has pegado una leche) no me acuerdo (o sea que como te descuides te doy otra).Esta percepción del periodista se refuerza cuando en otro artículo donde da noticia del comunicado de uno de los sindicatos de enseñanza, dice: “considera que la Delegación de Educación en Ciudad Real “debe proceder al inmediato cambio de centro del alumno agresor” (la delegada Valle Fuentes ha declarado a este periódico que será el centro quien decida)”. Meeeeeec, error. ¿Quién le ha dicho a él que el centro decidirá si cambiar al alumno de centro?. Si yo le entiendo, no creáis, el hombre piensa “expulsión”. Claro, que le echan del centro, ¿no? Pues no. Es sólo “expulsión temporal”, es decir, en términos balonmanísticos, más bien un “exclusión”. Son los intríngulis propios de la jerga ed

Además, otra cuestión que a lo mejor sorprende a los que no están familiarizados con los entresijos de la docencia, ahí tenemos a nuestros (modo irónico on) preocupados y trabajadores (modo irónico off) sindicatos como siempre remando en la misma dirección. Aquí lo vemos: “El sindicato de profesores AMPE ha asegurado hoy que los profesionales de la enseñanza no pueden permanecer callados ante las agresiones de las que vienen siendo objeto, mucha de las cuales, dicen, "están siendo silenciadas". El presidente regional de AMPE, Juan Carlos Illescas, en declaraciones a EFE, ha señalado que la agresión física de la que fue objeto un profeso

Continuemos con las declaraciones del STE. Dicen que reclaman a la administración las medidas para evitar este tipo de agresiones (“Desde el STE reiteramos nuestra petición a la administración educativa para que tome las medidas que son necesarias para prevenir estas conductas violentas y para intentar acabar con las conductas disruptivas que impiden en muchas ocasiones el desarrollo normal de las clases en nuestros institutos”). Vale. Muy bien. ¿Y cuáles son? Ojo: “reducción del número de alumnos existentes en las aulas, la dotación del personal de orientación psicopedagógica necesario, la potenciación de los programas de atención a la diversidad y el desarrollo de los programas de convivencia en los centros”.Eso es.

Con eso estaba solucionado el problema de la violencia. ¿Qué no? Hombre, si hay menos alumnos en la clase tienes menos posibilidades de que te casquen. Pura matemática. Y como dice un compañero, si el orientador nuevo que incorporan está cachas, igual te defiende (o no). Siempre puedes ir a terapia con él, que para eso son psicólogos. En cuanto a los programas de atención a la diversidad, pues sí, oye, creando alguno para atender decentemente a los matones: no sé, poniéndoles un profesor masoca, que les anime “dame más, dame más” mientras le están zurrando. Por último, claro, el desarrollo del programa de convivencia de los centros. Sip. Así cuando agredan a un profesor/a igual se puede considerar violencia doméstica. Pues nada. Éstos son los que nos “defienden”. Claro que tampoco tiene ellos la culpa: la mayoría lleva años sin pisar una clase, ellos qué sabrán, los pobres. Lo de pedir una legislación educativa que le devuelva (o le dé) algo de autoridad al profesor y al centro, eso no. ¿A quién se le puede ocurrir que a un alumno que agrede al profesor se le pueda expulsar definitivamente de un centro? Lo suyo es que se tome unas vacaciones, y luego otra vez al “cole” (y luego decían los del STE que no se cumplen los programas de convivencia… ¿Cómo que no? ¡A más no poder!). ¿Por qué no hacen lo mismo con las mujeres agredidas por sus maridos o compañeros? (y por supuesto no comparo tamaño drama con esto, que siempre hay alguien de mente estrecha por ahí) Un mesecito fuera de casa y luego otra vez a convivir, verás como ya no hay problema. ¿Ah, no? Vaya, vaya, así que la “solución” no parece tan útil y civilizada, respetuosa de los derechos del agresor (no del agredido, claro, al fin y al cabo, desde que le han breao a toyas, ya los ha perdido), en todos los casos. Hmmmm, ¿da que pensar? Oh, no, no, ¡Vade retro, Satanás! ¡Pensar, reflexionar, aplicar el sentido común sin prejuicios ideológicos irracionales! ¡Eso es inmoral, impensable, horrible crimen en este “Estado de derecho” ! Perdón, perdón, pido clemencia por tamaña herejía.
Por cierto, os cuento un caso en primera persona. En mi centro había

Es lo que tiene no escribir los artículos “del tirón”. Ya ha salido la “sentencia”. Para el Consejo Escolar del centro (representantes de profesores, PAS, padres y alumnos) agredir al director, con premeditación, por cierto (le estaba esperando a la salida, es decir, no es un “acceso de ira”) simplemente se salda con quince días. Ya está. Dos semanitas de vacaciones y arreglado. Punto pelota, y que pase el siguiente “punching-ball” docente. Por cierto, que han sido quince días por haberle atizado al director, que si llega a ser un profesor sin más (yo mismo por ejemplo) el castigo igual es copiar tres veces en la pizarra “no pegaré a los profesores” y al agredido le suspenden de empleo y sueldo por que el “niño” se ha dañado la muñeca al soltarle la leche.
Otra cosa. Tanto la consejera como algún sindicato (STE en este caso) se han preocupado mucho de señalar que “es un hecho aislado”. Mentira. Si esto es un hecho aislado, los atentados de ETA también lo son, con lo que nos deberíamos preocuparnos, ¿no? Es decir, si hablamos de frecuencia, las agresiones a profesores son muy frecuentes, lo que ocurre, y lo digo con conocimiento, es que los centros y la consejería los “tapan”. Los “ocultan”. Así de claro. Su táctica es como la de la antigua Iglesia con las mujeres maltratadas: “algo habrás hecho”,” hay que aguantar”, “esto son cosas domésticas, que no deben salir a la luz”, etc. Muchos compañeros sienten (les hacen sentir) vergüenza ante estas decisiones y finalmente se olvidan (los agredidos no, que bien presente lo tendrán para toda su vida). Y así es como se actúa. Pero ojo, aviso a navegantes. Ocurre exactamente igual cuando un alumno o alumna es agredido por otro. Así que ya no es un problema sólo del profesorado. Cuando la violencia es “entre iguales” (entre alumnos, se entiende) también se oculta. Así que no estén ustedes tan tranquilos. Porque absolutamente todos los alumnos que agreden a un profesor, anteriormente han agredido, amenazado o abusado de algún compañero/a, o de muchos. La solución fácil es echarle la culpa al profesorado “porque no han hecho nada”. ¡Pero si ni siquiera podemos defendernos nosotros! Al final, por ridículo que parezca, casi es lo único que me queda por pedirle a la administración: ¡que nos dejen defendernos! Porque si repeles una agresión ya sabes que tu carrera está en juego… bueno, en juego no, literalmente perdida. Así que por lo menos, eso, que podamos defendernos. Yo por si acaso ya estoy yendo al gimnasio para ponerme “cachas”.
Otro caso de hace poco fue el del alumno que lanzó huevos contra la fachada de una profesora en Sonseca. En primera instancia, se le condenó a siete días de trabajo comunitario. Sin embargo, esta decisión del Juzgado de Instrucción fue revocada por la Audiencia de
Pues nada, que no va a ser la última, ¿eh? Cuando se me pase el “calentón” (mente limpia, queridos lectores, mente limpia) igual me da por analizar las declaraciones de hace un mes de nuestro brillante y agudo ministro. Pero ahora me da pereza, la verdad.
Ojala pudiera decir que ésta es la gota que colma el vaso, que a partir de ahora se van a tomar medidas para que el respeto a profesores y compañeros sea un derecho real y no una frase hueca que aparece en todos los documentos y en todos los discursos, pero me temo compañero que la medida del aguante ya no es un vaso sino un bidón con fisuras de manera que ya pueden ir echando agresiones, insultos y vejaciones porque no se va a llenar nunca, solamente se llenará el “carné de baile” de cada individuo de manera que cuando cada cual lo tenga completo que abandone de la pista de baile antes de que lo saquen en camilla y no es una metáfora.
ResponderEliminarY lo peor de todo no son estos “pequeños” dramas particulares sino la gran tragedia de tantos y tantos buenos chicos/as que en la medida de sus posibilidades intentan aprovechar su tiempo y su vida y que ven como sus propios compañeros les restan oportunidades de aprender más, no ya matemáticas, historia o ciencias, sino a pensar y a debatir, a tener opinión propia, porque están convirtiendo a los profesores en cuidadores de probables delincuentes, analfabetos e iracundos que pasarán por el mundo sin dejar huella en nadie porque no tendrán nada que ofrecer salvo egoísmo y violencia.
Reconozco que me has engañado con lo de "Venga, vamos a reírnos un poco" y me lo he chupado entero. Menos mal que cuando se va haciendo cuesta arriba, metes un par de chistes.
ResponderEliminarAquí todo empieza a tomar unas dimensiones no aptas para alumnos de ESO. ¡Hasta los comentarios!
Es triste pero es así. No es que piense que no se pueda hacer nada, pero mientras que la base de lo que es la educación en España no cambie radicalmente, seguiremos como estamos.
ResponderEliminarA mi modo de entender, la educación es como una pirámide donde la base la debe estar en la familia (apoyo y valores que nos sustenten), y conforme subimos en ella todos aquellos que nos enseñan, que no educan, y que nos perfilan.
Me parece apropiado y muy oportuno una cita de Gabilondo, que aunque no comparta a veces su opinión, en esta ha dado en el clavo:
http://www.youtube.com/watch?v=EXqe_m1nJcs
Mientras llega el séptimo de caballería (o no) tu sigue yendo al gimnasio a hacer musculito para poder defenderte, ya iré yo a verte a Herrera de la Mancha cuando algún niñato/a te azuce a sus padres porque considere que hacer un comentario de texto es trabajo de la NASA y tu intentes rebatirle con tu angelical vocecilla. Además piensa en la pasta que podemos sacar si luego voy al Diario de Patricia, etc., etc.,
ResponderEliminarY ojo que una gran parte de culpa la tenemos los propios docentes, una profesión donde la falta de solidaridad, la envidia, el compadreo malsano, la hipocresía y las puñaladas traperas están a la orden del día. Sólo hay que ver la actuación de los sindicatos, más preocupados de tirarse los trastos a la cabeza que de defender a los profesores. Bueno, y pasarse por algunas salas de profesores, donde se escuchan cosas increibleblebles.
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