Vamos a centrarnos ahora en las películas que trataban las relaciones sociales en los centros educativos. Vamos, lo que se solía llamar de “instituto” o de “universidades”. Lo primero es que estas películas americanas fueron pioneras en demostrar una afirmación que con el tiempo se ha hecho realidad en nuestro país: los centros educativos son en realidad centros de ocio y diversión. El apartado académico es lo de menos y lo importante son las interacciones entre los miembros de la comunidad educativa y lo que se puede sacar de ellas. Como digo, esto, que ahora es una realidad a la orden del día, ya se mostraba en aquellas películas. Algunas tenían un objetivo únicamente de entretenimiento mediante un humor fácil y “grueso”, caso de, por ejemplo, Los albóndigas en remojo, Regreso a la escuela, La revancha de los novatos o los míticos Porky´s, claros antecedente de películas actuales, como la “saga” de American Pie. Cabe destacar que a pesar de sus escasas intenciones más allá de hacer pasar un buen rato, también aportaron algo de descubrimiento para los espectadores preadolescentes de la época: eran cintas donde uno podía apreciar por primera vez los pechos desnudos de las chicas, junto a las de Esteso y Pajares, claro, aunque en éstas últimas las que enseñaban pechuga más que chicas eran ya señoras.
Había otras que sin renunciar a ser cine de entretenimiento, optaban por presentar también cierta moraleja. Un ejemplo son las que alertaban de la falsedad del sueño americano juvenil de la época, la traducida aquí por “popularidad”, como se puede apreciar en No puedes comprar mi amor o La chica de Rosa. En todas ellas se presenta a la elite “popular” (sin referencias políticas, ¿eh?) como segregacionista y carente de sentido, algo que comprenden los protagonistas, que a menudo son lo que por allí llaman nerds (que podríamos traducir por “empollones”), cuando consiguen entrar en ella. Protagoniza una de ellas, La chica de Rosa, Molly Ringwald, actriz paradigmática de este tipo de cine, y con un aspecto muy alejado de los estándares de belleza que los EEUU exportaban desde hacía más de medio siglo pero atractiva al fin y al cabo, para la época al menos. La susodicha tampoco hizo muchas películas pero sí muy significativas: La chica de Rosa, El Club de los Cinco, Dieciséis velas, y algunas más. A menudo se trata de reinterpretaciones del Romeo y Julieta shakesperiano, pero cambiando la dicotomía Capuleto/Montesco por empollones/populares, medio urbano/medio campesino, clases adineradas (para los que entonces se acuñó el término “pijos”)/clase trabajadora, etc. También en algún caso, como en La chica de Rosa, y hablo de memoria (hará más de quince años que vi esta película), se podría relacionar el argumento con la obra maestra de Bardem, Calle Mayor (ahora después voy a confesarme por la blasfemia, no os preocupís). En La que hemos armado, la Ringwald interpretaba a una chica adolescente que quedaba embarazada, afrontando el film así uno de los temas tabú hasta entonces, ya tocado en España con acierto y valentía más de tres lustros antes por Manolo Summers en su Adiós, cigüeña, adiós. Éstas películas gustaban mucho más a las chicas, claro, o al menos así lo expresaban ellas, aunque a nosotros, la verdad, también nos gustasen. Por supuesto declarábamos como muchísimo mejores las comentadas en el primer párrafo, pero a éstas tampoco les hacíamos ascos, reconozcámoslo. En mi caso he esperado quince años para reconocerlo. No pasa nada, no es como salir del armario, en todo caso de un cajón de la mesita de noche. Animo a todos a hacerlo, sobre todo desde que se lleva eso de que los hombres expresemos nuestros sentimientos. Argh.
El gran gurú de este tipo de cine adolescente, pues sus filmes del género se han convertido en objeto de culto, fue sin duda John Hugues. Precisamente tocó el tema del embarazo adolescente, aunque dentro del matrimonio (eso se llama ser políticamente correcto) en La loca aventura del matrimonio, con Kevin Bacon. Alcanzó sus mayores cotas de popularidad por ser el escritor de Solo en Casa, el megataquillazo de 1992 protagonizado por el ahora desdichado MacAulay Culkin (versión americana de Joselito, al fin y al cabo). Como decía, y a pesar de escribir y dirigir la nunca suficientemente ponderada Solos con nuestro tío (y es que ésta me encanta, con el desaparecido John Candy y de nuevo el Joselito americano), de él destacan dos de los títulos más ilustrativos de este tipo de cine, la ya comentada La chica de Rosa, y el film de culto El club de los cinco. Ésta última es una película que trata la relación que entablan cinco chavales (dos chicas y tres chicos) durante un sábado por la mañana en el que están castigados en el instituto. Dos son miembros de esa elite “popular”, los interpretados por la ínclita Molly Ringwald y un adolescente Emilio Estévez (hijo del gran actor Martin Sheen), otro es el típico empollón (nerd), la otra chica una “rarita” con problemas para relacionarse con los demás, y finalmente el típico chico malo de chupa de cuero. A lo largo de la peli, y desde un inicio donde no se soportan, se van conociendo y derribando las estúpidas barreras que la sociedad ha puesto entre ellos, puesto que al fin y al cabo tienen las mismas preocupaciones e inquietudes como adolescentes que son. El final es más bien pesimista pues asumen que al lunes siguiente volverán a ser las mismas personas encasilladas en sus propios roles dentro de la sociedad estudiantil y no se atreverán a subvertir las normas sociales que les prohíben relacionarse. Debido al intento de acercamiento algo más serio y profundo que el resto de filmes a los problemas y vicisitudes de la juventud de la época, éste título se ha convertido en el más recordado y a menudo venerado de este tipo de cine. Aunque también para los más viciosillos es la peli donde la Ringwald enseñaba las braguitas. Allá cada uno considerando qué aspecto es más importante.
También dirigió John Hughes una película mucho más divertida y alocada, aquí traducida como Todo en un día y protagonizada por Mathew Broderick; una suerte de Jó, qué noche de Scorsese pero de temática juvenil. Genial.
No quiero terminar esta parte sin recordar una peli que tiene que ver con todo esto un tanto tangencialmente. Es Teen Wolf, protagonizada por Michael J. Fox, donde se entremezclaban el baloncesto y el cine fantástico con esta temática adolescente. Vaya mezcla, ¿eh¿ Nada más que por esto era normal que me gustase. Por supuesto, no se me ocurre volverla a ver, porque seguro que cambiaba mi opinión.
PD: al hilo de este post, me he encontrado con las divertidas y a menudo arbitrarias traducciones de los títulos originales al castellano. En el caso de la última peli de la que hablo, y que he nombrado por su título original, es un ejemplo que nos viene "que ni al pelo" (jejeje); hay que tener en cuenta que aquí se llamo De pelo en pecho. Teen Wolf = De pelo en pecho. Total ná. Otros casos de los aparecidos por aquí serían, así a bote pronto, La que hemos armado (She´s having a baby), Solos con nuestro tío (Uncle Buck), Los albóndigas en remojo (Up the creek), El club de los cinco (The Breakfast Club)... Anuncio la futura aparición de un profundo estudio sobre este "toco-mocho tituleril" tan habitual en nuestra querida piel de toro en la web de mi colega de elengendromecanico. Estaremos atentos a él. Ya sabéis, la dirección en la lista de enlaces de la derecha.
PD (II): acabo de descubir que en la web viruete.com ya se realizó hace bastante tiempo este ejercicio histórico-nostálgico que estoy llevando a cabo, eso sí, en el caso de la otra web bastante más completo y profundo; más "currao", vamos. Os invito a visitarla aquí.
(Continuará…)
Mucho mejor este formato de blog y muy bien la incorporación de fotos, incluso las del hogar.
ResponderEliminarDe esa época han salido algunos buenos actores como el padre del chico en esa película que se van los dos a pasar un fin de semana de acampada y son testigos de como Morgan Freeman se escapa de la policía y tienen que huir por las montañas...., pues ese. Sin embargo otros se han echado a perder como Rob Love, o han desaparecido ¿alguien sabe que fue de Ralph Macchio?
Ya me has chafado la mitad de los títulos de uno de mis posts (el de teen wolf y el de los albóndigas), pero te lo perdono aunque a mi las únicas películas que de verdad me importaban eran las de Suarsenaguer y Estalone.
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